miércoles, febrero 17, 2016

Los hipercríticos de la oposición cubana. Luis Cino Álvarez desde Cuba: Se ensañan con la parte de la disidencia que participa en reuniones en otros países y redacta documentos



Tomado https://www.cubanet.org

Los hipercríticos de la oposición cubana

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Se ensañan con la parte de la disidencia que participa en reuniones en otros países y redacta documentos
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Por Luis Cino Álvarez
febrero 15 2016

LA HABANA, Cuba.- Algunos analistas de los asuntos cubanos radicados en el exterior cada vez son más escépticos y críticos con la disidencia, ninguna de cuyas acciones –o falta de ellas- les parece apropiada.

Entre los que no escatiman las mofas y los dardos envenenados en sus análisis, se destaca Arnaldo M. Fernández, un mordaz señor que vive en Broward y escribe inmisericorde en Cubaencuentro. A él y otros cubanólogos hípercríticos  parece disgustarles que aun respire la oposición prodemocrática –la de verdad, quiero decir, no los sucedáneos de ella-,  que no ha logrado ser borrada del mapa  a pesar de sus desavenencias, sus errores y su evidente descolocación en el escenario actual.

Hay que admitir que resulta difícil rebatir a estos  hipercriticistas, porque básicamente, tienen razón en mucho de lo que dicen.

No podemos negar que la oposición parece anquilosada, aquejada por una artritis tan paralizante o aún mayor que la del régimen, que parece estar más advertido que la oposición de los riesgos que corre, y por eso es tan cuidadoso en sus movidas de un paso atrás y medio paso hacia delante.

Los hipercríticos se ensañan con la parte de la disidencia –o lo que últimamente se presenta como tal- que participa en reuniones en otros países y redacta documentos cuyo impacto real no rebasa los límites mediáticos, todos similares, donde el principal acuerdo –que no se logra- es que hay que ponerse de acuerdo.

(Arnaldo M. Fernández)

También critican a los que han creado agendas, foros y mesas de unidad que, en vez de complementarse y establecer concertaciones, lo que hacen es pugnar por convertirse en  parlamentos de la sociedad civil y no lo consiguen, sino que se dividen y subdividen. Y se culpa de ello al personalismo, la falta de autorregulaciones democráticas, etc. Y también a  los cizañeros enviados por  la Seguridad del Estado, que  han resultado ser más numerosos, eficientes y ubicuos  de lo que sospechábamos (¿también entre los cubanólogos?).

Los más atacados por los hípercríticos son las Damas de Blanco, los activistas de #TodosMarchamos y los opositores con discurso de barricada, cuyo martirologio a manos de los represores asusta tanto a la población que no quiere ni enterarse de lo que les ocurre. Y menos quiere darse por enterado un mundo que no se preocupa de otra cosa que no sea el dinero y los negocios.

Los gobiernos de Estados Unidos y la Unión Europea parecen decididos a ponerle la luz verde al capitalismo de estado militarizado, timbirichero y sin libertades políticas del régimen de Raúl Castro. Y esa actitud norteamericana y europea está teniendo consecuencias muy negativas. No solo porque permite el reacomodamiento del castrismo, sino también porque agravia, despecha y empecina a los opositores.

Últimamente, en contraste con la empalagosa babosería pro-norteamericana masiva que hay en Cuba luego del 17D, ciertos opositores, de tan adversos al ‘engagement’ de Obama, se muestran casi tan soberbia y empecinadamente anti-yanquis como Fidel Castro en sus buenos tiempos, cuando se enfrascó en aquel demencial enfrentamiento que anunciara en memorable carta escrita a Celia Sánchez en la Sierra Maestra, en junio de 1958.

Tanta intransigencia y tozudez distancia de los intereses de la mayoría de la población  al sector más radical de la oposición. Los pone casi a la par del sector más ortodoxamente inmovilista y retranquero del régimen. Ambos bandos, distantes de la realidad y en minoría,  se comportan cual si estuviesen en un campo de batalla. Y eso, a no muy largo plazo, resultará desastroso.

A mitad del camino debe andar la solución. Pero no es precisamente  la que propugnan ciertos personajes que se presentan como disidentes moderados de última hora, a los que se les pelan las rodillas en la búsqueda de acomodo en los muy angostos resquicios legales del régimen, los santones que hablan de dialogar y perdonar a quienes nunca han pedido perdón ni diálogo. De engañifas, simulaciones e hipocresía ya tenemos bastante.

luicino2012@gmail.com