Jarros de agua fría. Rubén Cortés sobre Cuba: Porque a la esperanzadora semana de las visitas de Obama y los Rolling Stones siguió en el país caribeño un mazazo de escolástica comunista de tablarroca
Por Rubén Cortés
Apagados los últimos sonidos del concierto de los Rolling Stones en La Habana, a los cubanos les espera más para los días que vienen los acordes del trovador Carlos Varela (“estoy sentado en el contén del barrio como hace un siglo atrás”) que la euforia de Mick Jagger en Satisfaction.
Porque a la esperanzadora semana de las visitas de Obama y los Rolling Stones siguió en el país caribeño un mazazo de escolástica comunista de tablarroca, peor que el registrado hace 16 años tras el caso del balserito Elián, sellado en la historia reciente de la Isla como “batalla de ideas”.
En cambio, los cubanos no tendrán problemas con eso: están acostumbrados desde hace seis generaciones al fatalismo de no poder ser responsables ni siquiera de sus propios infortunios, sometidos desde 1959 por un Estado que desprecia al ciudadano.
En los años recientes vieron pasar por su tierra a tres “representantes de Dios en la Tierra”, discursos en vivo de Jimmy Carter en la radio y la TV oficiales (bueno, no hay otras) alabando la democracia y exigiendo respeto a los derechos humanos, juegos de pelota de los Orioles de Baltimore…
Pero nada superó las realistas estrofas de Carlos Valera:
—Estoy sentado en el contén del barrio como hace un siglo atrás/a veces me pasan en la radio/a veces nada más (“Memorias”).
—Mojas el pan en el plato vacío y apagas la televisión/Abres la ventana y miras afuera, la ciudad te espera en algún lugar/Sales a la calle y te vas al muro donde acaban todos, donde empieza el mar/Cuentas los pasos regresando a casa y prendes la televisión (“El muro”).
Seguirán huyendo de la Isla de moda hoy en los medios de comunicación del mundo: sólo a Miami llegaron unos 50 mil de manera legal o ilegal en el último año, un aumento de casi la mitad en relación con el año anterior. ¿Por qué? Porque saben que Cuba no cambiará por un largo tiempo.
Así que el problema será en los próximos meses para quienes, en la última semana, tan de buena fe se entusiasmaron (como El País, de España) hasta pronosticar que “Obama llega a Cuba para acelerar la transición democrática”.
Pasado el ardoroso frenesí, debemos observar todo lo “histórico” de la semana pasada con el sempiterno realismo de los cubanos: pudo haber quedado sembrada una semilla libertaria que, si fructifica, tardará más de lo razonablemente esperado.
Semilla sembrada en terreno político infértil: la Constitución establece que ningún derecho puede ser “ejercido contra la decisión del pueblo cubano de construir el socialismo y el comunismo: esto es irrevocable”.
Así que para los optimistas sobre Cuba vienen innúmeros jarros de agua fría. Muchos.
ruben.cortes@razon.com.mx
Twitter: @ruben_cortes
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