Esteban Fernández: DE LEJOS ES DIFÍCIL
Por Esteban Fernández
6 de marzo de 201
Cuando yo critico al régimen opresor siempre sale algún lengua de trapo a decir “Sí, de lejos es muy fácil” No, lo fácil y lo que representa una cobardía es estando ya lejos todavía no tener el valor de echarles con el rayo a los que han destruido a la Patria. Y otros por temor a que se les eche a perder el viaje que tienen programado a Cuba.
Sí, porque uno de las diatribas que la tiranía ha lanzado eternamente contra el exilio beligerante es echarles en cara a los anticastristas que “de lejos es muy fácil atacar al régimen”. Y muchos le siguen la corriente a esa teoría errónea y mal intencionada.
Para comenzar le responderé a esa falacia que lo facilito es precisamente todo lo contrario: llegar al destierro y no hacer nada por Cuba, no condenar a la dictadura, no afiliarse a ninguna organización y no participar en actividades anticastristas. Ese siempre ha sido el verdadero jamón. Tanto es así, que desde el principio del éxodo hasta hoy, esa ha sido la posición del 90 por ciento de los expatriados.
Dedicarse por completo a lograr el bienestar personal y familiar, sin ningún tipo de compromiso con la causa cubana, es la vía más sencilla y cómoda que existe para los exiliados. Porque, permítanme decirles, que el que no se mete en nada, no recibe quejas de ningún tipo. Es más, puede vivir en el anonimato en Wyoming o Kansas despreocupado por completo de todo lo que ocurre en nuestra patria y ser muy feliz si su conciencia se lo permite.
Un buen ejemplo de esto es el Ingeniero Manolo Ray Rivero: cuando era un líder y activista en el MRP y la JURE, le llovían las críticas contra su persona; sin embargo, cuando se retiró por completo y se dedicó a su carrera, nadie lo atacó jamás.
Otro prototipo fue José Elías de la Torriente. Toda una vida tranquila y viviendo ilustremente, pero cuando participó en las gestiones en contra de la satrapía cubana, lo llamaron “ladrón” y hasta fue asesinado. Y así puedo enumerar a muchos otros casos.
Ah, qué ¿de lejos no hay peligroso? Eso pregúntenselo a Rolando Masferrer. Los que dicen eso es porque desconocen que las garras de la tiranía son muy largas. A lo mejor algunos no me lo creerán, pero yo le garantizo que si a los Castro se le mete entre ceja y ceja que usted debe morir, a usted lo matan; viva usted en Hialeah o resida en Denver, Colorado.
Y lo peor del caso es que a los asesinos no les pasa nada. Los recogen en una lancha en Cayo Hueso y los regresan a Cuba a reintegrarse a sus labores como Coroneles del Ministerio del Interior. Usted deme una lista de fusilados en Cuba durante los últimos 20 años, y yo le voy a devolver una lista similar de asesinados en el exilio. O ¿quiénes mataron a Aldo Vera?, ¿quiénes balacearon a Luis Posada?…Y eso ha pasado un montón de veces.
Periquito Pérez, que es un tipo “respetuoso” con la dictadura, que nunca se ha metido en nada, puede pasearse por toda Cuba sin problemas. ¿Cree usted que Guillermo Novo, Aldo Rosado, Luis Crespo, Zoé Valdés, o José Dionisio Suárez Esquivel pueden hacer lo mismo?
Los verdaderos motivos de salir de nuestra nación deben ser: buscar la libertad, escapar de la represión, y poder echarles con el rayo a los que han destruido a Cuba. Y eso no es fácil, eso es extremadamente complicado. Ese derecho, sobre todo el de poder maldecir y vociferar contra los genocidas cubanos, donde quiera que estemos, es lo que siempre han querido conculcarnos. Esa es la labor de los infiltrados y de los tontos útiles. Y todo esto sin contar que las autoridades norteamericanas no vigilan ni persiguen a los inactivos y apacibles miembros de la comunidad cubana en el exterior, sino solamente a los activistas.
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