sábado, mayo 20, 2017

Cuba, 115 aniversario de la instauración de la República de Cuba el 20 de mayo de 1902

 Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En el documental  ¡Viva la República! , del director de cine  Pastor Vega (conformada mediante documentales robados a principios de la Robolución al afamado cineasta Alonso ) se vilipendia a la República de Cuba; uno de los guionista de ese documental fue Jesús Díaz.  quién posteriormente funda en España la revista Encuentro de la Cultura Cubana. Años después de escribir el guión de dicho documentalJesús Díaz cambió totalmente su perspectiva sobre la República de Cuba y eso  se puede verificar en el número 24 de dicha revista que es un homenaje a la República de Cuba por su centenario. Un fragmento escrito por Jesús Díaz dice:

¨Más allá de sombras, contradicciones y tensiones cuentan los resultados. Y locierto es que la República partió de una realidad terrible en 1902 y que, como prueban varios de los trabajos que publicamos, en 1959 la Cuba republicana estaba situada no solo entre los primeros países de América Latina en muchos de los principales indicadores de desarrollo económico, social y cultural, sino que tam- bién superaba en algunos de ellos a países europeos como España, Portugal, Gre- cia o la propia Italia. La Cuba republicana era una nación que acogía inmigrantes —españoles, chinos, judíos, árabes, italianos, jamaiquinos, haitianos—; la Cuba actual, en cambio, es desde hace años y años una fuente inagotable de exiliados que emigran hacia los más diversos países con la esperanza de encontrar en ellos lo que el nuestro les niega¨
 En el libro La verdadera República de Cuba, escrito por el Dr. Andrés Cao Mendiguren,  uno de los  mejores libros sobre la república cubana (1902-1958 ) que se ja escrito (quizás el mejor de los que  he leido en mi vida),  incluyendo la monumental obra en 10 tomos Historia de la Nación Cubana, aunque este último incluye el período colonial y llega hasta el año 1952, se lee:

 ¨Cabe decir que aquellos pensamientos de 1913 expresaban una realidad  porque esa nación  se alcanzó muy pronto  en décadas posteriores,  aunque en 1959  fue demolida por los que  usurparon el poder, y ha sido vilipendeada  por una oleada de intelectuales comprometidos o  mediocres. El testimonio de ello es que Cuba ocupaba  las primeras posiciones  en todos los renglones de los anuarios de las Naciones Unidas  para la América Latina. Y hay que reconocer que estos logros  tan destacados  no se hubieran podido conseguir  si nuestros gobernantes, y a pesar de sus errores,  no hubieran tenido interés  y acierto para  resolver los problemas de la sociedad cubana, si nuestros legisladores no nos hubieran  dado una legislación avanzada  y moderna, o si el  pueblo cubano no hubiera estudiado  y trabajado  para superarse. El pueblo cubano era exigente  y siempre aspiraba  a lo mejor, pero tenemos  que acusarnos  de un pecado,  y es que  cuando no lo lográbamos plenamente, en vez de analizar  los fallos  y aplaudir lo logrado, prodigábamos una crítica irresponsable.¨ (Cao, 2008, p. 87)


Lo que sucedió en Cuba fue lo que ya había advertido la Comisión Truslow en las conclusiones de su informe al hacer un estudio, a petición del Presidente Prío Socarrás, para la dinamización de la economía cubana; veamos:

En 1950 la Misión Truslow, comisión internacional solicitada al Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) por el gobierno presidido por el Dr. Carlos Prío Socarrás para que hiciera un diagnóstico de la economía cubana y recomendara medidas para dinamizarla, planteó, entre otras cosas, que Cuba debía diversificar su economía teniendo al azúcar como punto de partida y que Cuba poseía los recursos humanos, financieros y materiales necesarios para ello salvo el combustible; alertó que la prosperidad bélica (II Guerra Mundial y Guerra de Corea) había propiciado nuevos niveles de vida para muchas personas y que el actual crecimiento económico no satisfacía las necesidades de su creciente población y que si la economía era incapaz de sostener ese nivel en tiempos menos prósperos, sobrevendría una gran tirantez política (Zuaznábar, 19 y 20). Como elemento conclusivo planteó:

¨Si los líderes se han descuidado en prever esta posibilidad, la opinión pública los inculpará. Y si ello ocurriera, el control podría pasar a manos subversivas y engañosas, como ha ocurrido en otros países donde los líderes no se han dado cuenta de las corrientes de estos tiempos. ¨ (Zuaznábar, 20)

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 Máximo Gómez  izando la bandera cubana, a su lado Leonardo Wood, en la azotea del antiguo Palacio de los Capitanes Generales, que era la sede del gobierno interventor; gobierno donde habían muchos cubanos pues uno de los objetivos de ese gobierno era entrenar a los cubanos para que  se autogobernaran pues ya la Resolución Conjunta (Joint Resolution o Enmienda Teller) ¨ del Congreso de los Estados Unidos  expresaba que ¨Cuba es y de derecho debe ser libre e independiente¨. El Presidente William McKinley y el gobernador Leonardo Wood deseaban personalmente la anexión de Cuba a los EE.UU. pero no podían oponerse  a esa Resolución Conjunta imponiendo la anexión; así funciona la democracia norteamericana  con su  check and balances que controla y limita para que ninguno de los tres poderes (Ejecutivo, Legislativo y Judicial)  sea superior al de  los otros dos. .
 
 La bandera cubana ondea en el techo del Palacio de los Capitanes Generales el 20 de mayo de 1902
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El 20 de mayo y la Enmienda Platt

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La Enmienda Platt fue solo un corolario de la Doctrina Monroe: dicha enmienda fue establecida para evitar que Cuba cayera bajo el dominio europeo
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Por Ariel Pérez Lazo
 Miami 
22 de mayo de 2012


Acto de izar la bandera cubana el 20 de mayo de 1902. Observen la alegría al izarse la bandera cubana. Ambas fotos fue en El Castillo de los Tres Reyes del  Morro de La Habana. Aclaro un error muy repetido: Máximo Gómez izo la bandera cubana (realmente se izaron dos, pues Leonardo Wood quiso llevarse la primera)  en el antiguo Palacio de los Gobernadores Militares de España en Cuba,   no en  el Castillo de los Tres Reyes del  Morro de La Habana; en el izaje de la bandera cubana en  dicho  castillo  participaron el General Emilio Núñez y varios destacados miembros del Ejército Libertador y en particular mutilados de guerra; uno de ellos fue el Teniente Coronel del Ejército Libertador Rafael Izquierdo Triana. Fotos y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano.


 
Fotos de la  ceremonia de traspaso de poderes al mediodia del 20 de mayo de 1902  en el antiguo Palacio de los Capitanes Generales. Fotos y comentarios añadidos por el Bloguista de Baracutey Cubano.


El 20 de mayo de 2012 se conmemora el aniversario 110 de la independencia cubana. La pregunta que se impone frente a esta fecha es: ¿Por qué Cuba es el único país del mundo que no celebra su independencia? Este absurdo más de la vida nacional merece al menos un sobrio comentario.

No voy a profundizar en el clásico debate sobre la Enmienda Platt. Yo no creo que sobre el tema exista dentro de la Isla la opinión más certera, en todo caso prefiero asumir los criterios de Ramiro Guerra en El camino de la independencia que la visión corriente de la misma. Según Guerra, uno de nuestros más profundos historiadores, la Enmienda Platt fue solo un corolario de la Doctrina Monroe: dicha enmienda fue establecida para evitar que Cuba cayera bajo el dominio europeo (recordemos el intento de intervención alemana e inglesa en Venezuela en 1901) y para garantizar el respeto a las vidas y haciendas norteamericanas. Es por eso que Enrique José Varona escribió el 28 de abril de 1902:

“Dentro de breves días (…) habrá una república más en América. Cuba ascenderá definitivamente al rango de nación (…)

“Los Estados Unidos vinieron a Cuba como los campeones de nuestra independencia; y se retiran de Cuba dejando asegurada nuestra naciente república contra toda agresión externa. La noble idea por la que derramaron su sangre tantos mártires cubanos, ha florecido en la victoria también regada por sangre americana (…) el poder de los descendientes de Washington y Lincoln la ha hecho encarnar en la realidad, y arraigarse en nuestro suelo en la forma de las instituciones, bajo cuyo amparo nos organizamos para vivir la vida de la libertad y del derecho.” (De la colonia a la República)

Sabido es, a propósito del famoso derecho de intervención dado a los EEUU con dicha Enmienda, que la ocurrida en 1906 pudo haber sido evitada si ambos bandos contendientes en una de nuestras primeras guerras civiles republicanas, liberales y conservadores, no la hubiesen solicitado. Recuerdo como Leland H. Jenks ( disculpe el lector que cite de memoria ) en su obra Our cuban colony, escrito precisamente para demostrar la injerencia norteamericana en aquella primera república cubana, narraba los días trágicos previos a la segunda intervención, con el incidente de que el Congreso discutía la sucesión presidencial tras la renuncia del presidente Tomas Estrada Palma —había realizado un bochornoso fraude en las elecciones donde buscaba su reelección y cada uno de los posibles sucesores se apresuraron a negarse a sustituirlo, dejando el vacío de poder que permitió dicha intervención. Decia Jenks: “cualquiera que hubiera pasado delante del Congreso pudo haber sido nombrado presidente en aquella hora”.

Finalmente con los Catorce Puntos de Wilson, escritos para enfrentar el imperialismo alemán en la Primera Guerra Mundial, la idea de limitar la soberanía de los pequeños estados quedó afectada (algo que en su tiempo notara el entonces congresista cubano Fernando Ortiz) y los medios diplomáticos sustituyeron poco a poco a la intervención norteamericana directa para evitar guerras civiles que amenazaran las inversiones norteamericanas y extranjeras.

Si pesar de estas evidentes fallas de la teoría de que el 20 de mayo de 1902 no hubo independencia, aceptáramos que Cuba no la alcanzó a causa de la entrada en vigor de la Enmienda Platt: ¿Cuál es entonces la fecha en qué debemos celebrarla? La Enmienda Platt fue abolida el 29 de mayo de 1934. ¿Por qué no se ha escogido la fecha de su abolición como la de independencia a raíz de la revolución de 1930, (calificada por los historiadores cubanos como antiimperialista) o tras la revolución de 1959? Aquí se descubre el verdadero sentido del problema. Si el motivo para no celebrar el 20 de mayo fuera la Enmienda Platt, se celebraría el día de su derogación.

Como la historiografía oficial (no la de algunos académicos inquietos) supone que luego de la abolición de la Enmienda los EE.UU aplicaron un nuevo mecanismo de dominación neocolonial: la posible suspensión de la cuota azucarera, se presupone que hasta el 1 de enero de 1959 no fuimos realmente independientes. De hecho, el 1 de enero es la única fecha asociada con la soberanía nacional (esta vez los mambises entraron en Santiago de Cuba, decía enardecido Fidel Castro en 1959, cuando la gran masa del pueblo lo tenía como líder nacional) que se celebra en Cuba.

Evidentemente es el 1 de enero la fecha que quiere aparecer como sustitución de la del 20 de mayo: es el mejor modo de fijar en la conciencia colectiva la idea de que la revolución de 1959 significó la independencia de Cuba. Es este uno de los rasgos que emparenta ideológicamente a la revolución de 1959 con lo ocurrido en Europa Oriental, donde cada país del otrora bloque soviético hizo tabula rasa de sus tradiciones, haciendo prácticamente comenzar la historia nacional en la fecha en que ocurrió el fin del régimen capitalista. Si bien Cuba conservó su bandera y no vio incorporado el término socialista a su nombre oficial, como la mayoría de aquellas naciones este-europeas, el 20 de mayo fue borrado como celebración.

La doctora Ana Cairo en su libro 20 de mayo: ¿fecha gloriosa? considera que el 10 de octubre sustituyó a la fecha tradicional de celebración de la independencia. Sin embargo, el 10 de octubre no es festejado por el pueblo de Cuba. El aparente sustituto del 20 de mayo no arraigó en la conciencia nacional pues lógicamente ese día Cuba inició la primera de sus tres guerras pero no se alcanzó la independencia. Es hora de que los cubanos volvamos a tener una fiesta nacional.

© cubaencuentro.com

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Tomado de  http://www.cubaencuentro.com

República imperfecta, pero república innegable

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Nació el 20 de mayo de 1902. El castrismo comenzó a liquidarla desde 1959
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Por Eugenio Yáñez
Miami
19/05/2016

No puede haber sido tan inapropiada aquella república que el castrismo llama “pseudo república” o “neocolonial”, si el generalísimo Máximo Gómez la celebró junto a Tomás Estrada Palma, primer presidente cubano, electo por cubanos en elecciones libres (lo que nunca han hecho los hermanos Castro).

Lastrada con la Enmienda Platt, sí, por más de tres décadas. Pero es falaz asegurar que Estados Unidos nos robó la independencia. Los mambises combatieron heroicamente durante 30 años, pero en 1898 no tenían condiciones militares para derrotar a España.

La correlación de fuerzas no favorecía a los cubanos. Por eso los heroicos mambises, pensando más en Cuba que en intereses y glorias personales, pidieron a EEUU intervenir en la contienda, para evitar mayores calamidades a los cubanos.

La “reconcentración” impuesta por el Capitán General español Valeriano Weyler había provocado muertes, hambre, insalubridad, destrucción y miseria en toda la Isla. Daño emulado en Cuba en el siglo XX por Fidel Castro con su “período especial” para mantenerse en el poder, sin que hubiera guerra.

Contrariamente al alboroto castrista, a EEUU no le interesaba inmiscuirse en nuestra guerra. Entonces estaban coronando su frontera del Atlántico al Pacífico. La insistencia mambisa inclinó a los americanos, con el criterio que sería leit motiv desde entonces hasta hoy: que Cuba estuviera tranquila y no presentara riesgos (militares, económicos, sanitarios, poblacionales, delictivos, sociológicos) para la nación del norte.

De manera que Estados Unidos entró en la guerra y junto con los mambises destrozó las fuerzas militares españolas en Cuba. Cuatro años de la llamada Primera Intervención Americana (1898-1902) supusieron una contribución a la Cuba naciente que nunca sería realmente valorada en su verdadera magnitud. Aunque no fuera por otra cosa, el aporte a la sanidad pública y la desinfección del territorio nacional, y la creación de infraestructuras y condiciones imprescindibles para subsistir como país independiente, fueron contribuciones más que suficientes para agradecer a la gran nación americana, que “antiimperialistas” de pacotilla en todo el mundo se niegan a reconocer por rencores y envidias.

Lastrada, cargada de imperfecciones, caudillos y oportunistas, la república nacida en 1902, desnaturalizada con la Enmienda Platt, venía de una Constitución de 1901 que nunca el decadente castrismo podrá superar. Surgió un país dirigido por “generales y doctores”, que durante casi 30 años fue testigo de intentos reeleccionistas, politiquería y golpistas en ciernes, pero que logró llevar al país desde las desgracias dejadas por la criminal “reconcentración” hasta la prosperidad, limitada, parcial y no universal, es cierto, pero en una sociedad libre, democrática y orgullosa de su independencia.

Cuando un general obtuso empeñado en reelegirse provocó una sublevación que en 1933 lo sacó del poder, y un grupo de irresponsables estudiantes junto a un demagogo y cínico profesor universitario jugaron a la revolución deponiendo y nombrando presidentes, los cubanos supieron reconstruirse, mostraron sabiduría, valentía y civismo para dejar atrás posiciones irreconciliables y acometieron una asamblea constituyente que culminó en la llamada Constitución de 1940.

Tan importante como esa Constitución fue el proceso donde participaron, electos limpia y democráticamente, delegados a la asamblea constituyente provenientes de disímiles partidos y diversas posiciones políticas, que fueron capaces —aunque no resultó nada fácil— de discutir respetuosamente criterios y opiniones divergentes y encontrar consensos suficientes para entregar finalmente a los cubanos un documento que entonces resultaba uno de los más avanzados del continente. Proceso que puede resultar ejemplar para cualquier país del mundo civilizado

La república que volvió por sus cauces en 1940 continuó cargando con graves males, corrupción, gangsterismo, fraudes electorales, clientelismo, abusos, pero también durante doce años siguió siendo un país donde existía sociedad civil, se respetaban las instituciones y las libertades individuales, de propiedad y de empresa, y se celebraban periódicamente comicios para los cargos de elección popular, donde participaban todos los partidos que cumplieran los requisitos establecidos por la ley. Era, de nuevo, una república imperfecta, pero república al fin, no feudo particular de ninguna familia.

Hasta que en 1952 un innecesario golpe de Estado ejecutado por quien había sido anteriormente tanto golpista como presidente constitucional, complicó las cosas. Y aunque posteriormente el golpista intentó regresar el país a “la normalidad” y restableció libertades y derechos conculcados, ya se habían desatado los perros de la guerra en la Isla, y las cosas llevarían, tras guerrillas, levantamientos, sublevaciones, exilios, huelgas y luchas urbanas, hasta aquel victorioso primero de enero de 1959 donde casi todos los “revolucionarios” y sus simpatizantes tenían como primer objetivo el restablecimiento de la Constitución de 1940 y el ejercicio pleno de las libertades proclamadas en ella.

No por gusto Fidel Castro comenzó a desmantelar las instituciones republicanas desde el primer momento, despreciando las fechas patrias cubanas y sustituyéndolas por las de “su” revolución. Desde enero de 1959 comenzó a enterrar definitivamente la Constitución de 1940, sustituyéndola por monsergas jurídicas al servicio de la dictadura durante los siguientes 17 años, donde imperó la siniestra imposición de “elecciones, ¿para qué?”, hasta que se proclamó la llamada Constitución Socialista en 1976, copiada de modelos soviéticos, donde continuaron invisibles las libertades y derechos de los ciudadanos.

Desde 1959 hasta hoy, 57 años de represión, privaciones, miserias, familias divididas, economía en ruinas, infraestructura nacional destruida, insalubridad, desinformación, retraso tecnológico, exilio, historia falseada, grandezas nacionales ocultadas o ignoradas, educación cívica y urbanidad prácticamente desconocidas por la mayoría de la población, entre muchos otros males.

Además de haber actuado realmente como “república colonial” al servicio de los designios imperialistas de la Unión Soviética. Y permitir que se destruyera el país con el “período especial”, cuando ya había quedado absolutamente demostrado que el comunismo no era más que un mito sanguinario y cruel sin otro resultado posible que el más rotundo fracaso.

De manera que en los 57 años desde 1902 a 1959 tuvimos una república imperfecta, pero innegable. Y desde 1959 hasta hoy ni siquiera ha existido una república imperfecta, porque “la revolución” convirtió a Cuba en finca particular de los hermanos Castro.

Mil veces mejor aquella república imperfecta del 20 de mayo de 1902 que la del castrismo y su “perfeccionamiento”.

© cubaencuentro.com
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ENMIENDA PLATT Y REPÚBLICA

(Fragmento)

Sabiduría vs imposición

La República nació con su independencia y soberanía limitadas en cuanto a principios se refiere; eso es un hecho innegable en nuestra historia. Los cubanos más preclaros se decidieron por la opción de aceptar por el momento la mencionada enmienda ante la alternativa de la ocupación indefinida de Cuba por las tropas norteamericanas y que la misma pudiera desencadenar una inútil guerra de guerrillas contra el Gobierno Interventor norteamericano que destruyera, más aun, al ya devastado país. El Mayor General Calixto García después de concluida la Guerra Hispano Cubana Norteamericana había dicho:
"Yo creo que los Estados Unidos no faltarán a su palabra empeñada; pero si así fuera siempre habría tiempo para morir, ya que no para vencer" ( Rodríguez, 44 y 45)

La sabia estrategia planteada desde los mismos inicios de la República por Don Juan Gualberto Gómez, y otros patriotas, y que está expuesta en las siguientes palabras, demostró ser la más adecuada para la joven república.

"Declaración solemne del propósito de que mientras ese tratado esté vigente, será escrupulosa y lealmente observado por el pueblo cubano y por su gobierno; sin perjuicio de que el Gobierno de la República de Cuba aproveche cualquier oportunidad favorable que pueda presentarse en el porvenir para influir cerca del Gobierno de los Estados Unidos, a fin de obtener por mutuo acuerdo, la modificación de aquellas cláusulas del Tratado en que el pueblo cubano encuentra limitada su independencia y mermada su soberanía." (Ibarra, 245)

Los contenidos más lesivos de la Enmienda Platt en contra de la plena soberanía cubana fueron abrogados en 1934.

Balance controversial de la Enmienda Platt

El balance de la Enmienda Platt es muy controversial. Considero que sus consecuencias deben analizarse desde al menos dos perspectivas o ángulos diferentes. Una primera perspectiva nos dice que la mencionada enmienda:

1) Propició el aumento significativo de las inversiones extranjeras en un país totalmente destruido necesitado de las mismas. La mencionada enmienda garantizaba, en cierto medida, el ambiente de paz necesario para el desarrollo de las inversiones en el país.

2) Contribuyó grandemente para que no sucedieran en Cuba, largas y sangrientas guerras fratricidas similares a la ocurrida durante y después de la independencia en muchas repúblicas hispanoamericanas y en Haití, o como la ocurrida en los propios Estados Unidos con la guerra de Secesión.

3) Limitó significativamente la posibilidad de una agresión extracontinental por parte de las potencias europeas como la efectuada por Alemania, con la ayuda de Inglaterra, a Venezuela en 1901 mediante los bombardeos a La Guaira, Maracaibo y Puerto Cabello, por ésta no pagar las deudas adquiridas con un poderoso consorcio alemán. Anteriormente, en 1897, la marina alemana ya había realizado demostraciones de fuerza en Haití.

Una segunda perspectiva de la Enmienda Platt nos dice que:
1) Limitó en cierta medida, en cuanto a principios se refiere, la soberanía de Cuba, otorgándole a la república desde un punto de vista formal, una independencia restringida.
2) Creó una mentalidad de Patronato en ciertos segmentos del pueblo cubano mediante la cual, se esperaba que los norteamericanos fueran los que resolvieran nuestros problemas políticos. En otros segmentos de la población cubana, creó o acentuó un sentimiento nacionalista antinorteamericano.
La enmienda Platt nos privó de gozar de una independencia y soberanía total, pero también nos evitó grandes desastres y sufrimientos.

Manuel Sanguily como Ministro de Estado (responsabilidad que corresponde a la de Canciller o Ministro de Relaciones Exteriores en nuestros días) del gobierno de José Miguel Gómez, en su discurso en el teatro Polyteama, a poco más de una década de la imposición de la Enmienda Platt, expresó:
"Mantendrá el Gobierno las relaciones más cordiales en el orden diplomático y de los negocios, con las naciones amigas entre nosotros dignamente representadas, y sobre todo cultivará los grandes y vitales intereses que en franca y afectuosa correspondencia nos ligan a los Estados Unidos, no ya solo en consideración a las ventajas que deriva de ellos nuestra economía, sino por los incomparables servicios que el pueblo y el Gobierno americanos han prestado a la causa de la justicia, de la civilización y de nuestra nacional soberanía.

Y no os sorprenda esta sincera manifestación de quien siempre ha vivido inquieto y receloso en el temor de los grandes y los fuertes. Dos veces -una, por la ceguedad de nuestra vieja y orgullosa Metrópoli; otra por la ceguedad de enconos fratricidas-, vinieron aquí los americanos traídos por su fortuna o llamados por nuestras discordias, y siempre se retiraron de nuestro territorio, haciéndonos el doble beneficio de construir dos veces la república, y dejándonos en el corazón atribulado, desengaños y escarmientos; más en ambas ocasiones, motivos superiores de admiración y de gratitud por esa magnánima conducta que jamás en la historia habían observado los pueblos fuertes y triunfantes con los débiles, conturbados y decaídos" (Ibarra, 312)

He escogido esas palabras de Manuel Sanguily en el teatro Polyteama, y no las de otro cualquier patriota o ciudadano, por la posición vertical que siempre mantuvo Sanguily en su quehacer político:

Sanguily se opuso en un primer momento, como ya expresamos, a la imposición de la Enmienda Platt. Posteriormente, y ya en la República como miembro del Senado cubano, se opuso a la venta de tierras cubanas a capital norteamericano. En ese cargo de Secretario de Estado del Gobierno de José Miguel Gómez, se opuso de palabra y de hecho a la injerencia norteamericana en Méjico cuando el derrocamiento del presidente Francisco I. Madero y su sustitución por Victoriano Huerta, actitud que suscitó desavenencias con el gobierno norteamericano. Sanguily fue en su momento, él más fuerte y decidido opositor en el Senado cubano a la aprobación en 1903 del Tratado de Reciprocidad Comercial con los Estados Unidos (TRC). La verticalidad de Sanguily llegó hasta el punto de acusar públicamente de corrupto al gobierno de José Miguel Gómez (1909-1913), pese a pertenecer a su gabinete como Secretario de Estado.

El fundamento de la preocupación norteamericana por nuestra estabilidad republicana iba desde los más excelsos y enaltecedores sentimientos humanos de solidaridad, hasta la más fría y calculada preocupación por sus inversiones económicas y su seguridad nacional. En ese amplio espectro, es donde debemos situar los móviles que tuvieron las numerosas personalidades norteamericanas que intervinieron en la confección, aprobación y aplicación de la Enmienda Platt.

Un caso concreto de la aplicación de la Enmienda Platt

Por otra parte, debemos admitir que en general, en el caso cubano, los gobiernos norteamericanos no se inclinaron en hacer un uso indiscriminado o exagerado de la prerrogativa que les daba la Enmienda Platt. El proceder del presidente Teodoro Roosevelt durante "la guerrita de agosto" de 1906 así lo atestigua, pues tanto el presidente Estrada Palma como los alzados contra él, pidieron la intervención norteamericana y fue el presidente Roosevelt el que trató de que la misma no se produjera. La carta de Roosevelt al embajador cubano Gonzalo de Quesada del 14 de septiembre de 1906 y su telegrama a Estrada Palma del 25 de septiembre de ese mismo año así lo muestran. Algunos fragmentos de la mencionada carta son:

" Solemnemente conjuro a todos los patriotas cubanos a unirse estrechamente para que olviden sus diferencias, todas sus ambiciones personales, y recuerden que el único medio de conservar la independencia de su república es evitar, a todo trance, que surja la necesidad de una intervención exterior para salvarla de la anarquía y de la guerra civil.
Espero ardientemente que estas palabras de apelación, pronunciadas en nombre del pueblo americano, por el amigo más firme de Cuba y el mejor intencionado hacia ella que pueda existir en el Mundo, serán interpretadas rectamente, meditadas seriamente y que se procederá de acuerdo con ellas, en la seguridad de que, si así se hiciere, la independencia permanente de Cuba y su éxito como República se asegurarán." (Pichardo, 283)

En el telegrama de Roosevelt a Estrada Palma del 25 de septiembre, éste le escribe en un tono invocatorio y suplicante:
" Bajo su gobierno y durante cuatro años, ha sido Cuba República independiente. Yo le conjuro, en bien de su propia fama de justo, a que no se conduzca de tal suerte que la responsabilidad por la muerte de la República, si tal cosa sucediere, pueda ser arrojada sobre su nombre. Le suplico proceda de manera tal, que aparezca que Ud. por lo menos, se ha sacrificado por su país y que lo deja aún libre cuando abandone su cargo." (Pichardo, 285)

Estrada Palma permaneció intransigente y convocó al Congreso para renunciar pese a que los sublevados no pedían su renuncia. Se creó una comisión para convencerlo que retirara la renuncia pero el resultado fue negativo. No pudieron obtener arreglo alguno con Estrada Palma, el cual, para colmo, le pidió al Vicepresidente que también renunciara, dejando así acéfala a la república.
El país quedó sin presidente y con una sublevación en sus entrañas que deseaba también la intervención extranjera. La intervención se produjo y como la anterior intervención militar, no hubo oposición armada a la misma.

El Subsecretario de Estado Bacon, según el historiador Howard Hill, citado por Ibarra, le dijo contrito a Taft:
" Me avergonzaré de mirar a mister Root a la cara. Esta intervención es contraria a su política y a todo lo que él ha estado predicando en América del Sur" (Ibarra, 294)
Elihu Root, el padre de la Enmienda Platt, era en ese momento Secretario de Estado.

Según algunos historiadores cubanos de nuestros días, la renuencia del gobierno norteamericano a intervenir se debió a que podía afectarse la imagen del nuevo modelo neocolonial que se estaba experimentando en Cuba y que deseaba llevar a otros países latinoamericanos. Considero que esa explicación no es compatible con la imagen del gobierno cuyo presidente públicamente dio a conocer la política del Gran Garrote y de las Cañoneras. Esta ocasión no fue la única en la que el gobierno de los E.U. invocó la Enmienda Platt para intervenir en Cuba, pero sí fue la única en la que la intervención verdaderamente se llevó a cabo; las otras invocaciones (algunas veces precedidas de intentos por reconciliar a las partes cubanas beligerantes) se limitaron a amagos de intervención y a algún que otro desembarco en determinadas regiones lejanas del país, cercanas a la Base de Guantánamo o dentro de ella y en Santiago de Cuba, las cuales ayudaron a que se apaciguaran los ánimos de los cubanos que contendían entre sí. El artículo tercero de la Enmienda Platt se aplicó, o estuvo a punto de aplicarse, solamente en momentos en los que se habían producido enfrentamientos armados en el país y el gobierno democráticamente elegido había perdido o estaba perdiendo ostensiblemente el control del país. Esta situación se puede ilustrar también con el siguiente fragmento de la nota del Secretario de Estado norteamericano P.S. Knox, el 16 de enero de 1912, al Presidente José Miguel Gómez: "evitaran una situación peligrosa que pudiera obligar al Gobierno de los Estados Unidos, contra sus propios deseos, a considerar las medidas que debe tomar en función de sus obligaciones con respecto a las relaciones con Cuba"(Alzugaray, 29).

El artículo tercero de la Enmienda Platt nunca se aplicó cuando los objetivos políticos, sociales, obreros y de la mujer se buscaban pacíficamente. La anterior república cubana, pese a los defectos, deficiencias y males que tuvo, ocupó comparativamente una posición privilegiada en América Latina en cuanto a las conquistas políticas, sociales, laborales y de la mujer que en ella se alcanzaron.

No conozco que en esas intervenciones o amagos se haya producido algún enfrentamiento armado entre las fuerzas norteamericanas y alguna fuerza cubana.

Un hecho polémico no sujeto a esquemas

La intervención norteamericana en los asuntos cubanos en las postrimerías del antepasado siglo XIX y en los inicios del pasado siglo XX ha sido un hecho histórico muy polémico de nuestra historia. Para que se tenga una idea de lo controvertida que ha sido la apreciación cubana sobre la intervención norteamericana después de finalizada la guerra de independencia contra España diré, que en contra de todo esquema simplista, podemos encontrar desde burgueses cubanos admiradores de los E.U. opinar duramente en contra de ella, hasta a un destacado político de izquierda defender, en cierta medida y en la década del 40, la presencia norteamericana en los primeros años de independencia de España, pues esta aceleraba el desarrollo del capitalismo en Cuba y con ello, según la filosofía marxista clásica, la instauración del socialismo en Cuba.

La Enmienda Platt no fue abrogada en 1934 por poseer la república cubana en esa fecha, un gobierno fuerte que respondiera a los intereses del gobierno norteamericano, pues todos sabemos lo convulsa que fue en nuestro país la década del 30 del pasado siglo XX; tampoco se abrogó por ser una demanda del sentimiento nacionalista antinorteamericano que había en determinados estratos de la población cubana de los años veinte y treinta (también existían sentimientos antiespañol, antijudio, antihaitiano, antijamaicano, etc), sentimiento que después de 1940 y hasta 1959 disminuyó grandemente (Domínguez, 244). Fueron varios los factores que motivaron esa decisión entre los que, por supuesto, también se encontraban esa corriente y ese sentimiento nacionalista, pero no se pueden obviar tampoco: el trabajo paciente, tenaz y sabio de nuestros diplomáticos, las relaciones de amistad entre Cuba y Estados Unidos, la política del Buen Vecino de Franklyn D. Roosevelt, y finalmente, la percepción norteamericana de los cambios que se habían producido en las relaciones internacionales de las otras potencias con los países de nuestro continente.

Por último, deseo observar que el nuevo tratado sobre las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos que se firmó en esos años, nunca tuvo en su haber, un período norteamericano de ocupación de nuestro país pese a la inestabilidad política y de oposición armada que presentaron algunos gobiernos cubanos antes del primero de enero de 1959.