viernes, julio 28, 2017

Blanquito, te estás derritiendo. Blanca Acosta Rabassa sobre El peculiar sentido del humor o “chispa” de los cubanos


Blanquito, te estás derritiendo

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El peculiar sentido del humor o “chispa” de los cubanos
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Por Blanca Acosta Rabassa
St. Louis, MO
28/07/2017

A la memoria de Héctor Zumbado

Hay muchas cosas que me enorgullecen de mi suelo natal; una de ellas su muy peculiar sentido del humor, “chispa” en este caso. La guasa ya ha sido estudiada por personas notables, por lo que no me referiré al choteo. Otro aspecto que extraño de la tierra que me vio nace es la ausencia de “incomodidad racial”. No digo que no haya racismo en Cuba, pero por no ser nada “politically correct” los españoles y los africanos como los puritanos de la Mayflower, por no tener Cuba el horrendo pasado de linchamientos, segregación y otras desgracias de Estados Unidos, el cubano es libre de hacer una broma sobre la raza; si sucede en mi Matria la empalan.

CE es ejemplo de muchas observaciones agudas y simpáticas, por supuesto, no me refiero a las soeces expresiones que en ocasiones nos embadurnan.

Esta breve crónica solo se tratará de algunas anécdotas cuyo recuerdo aún “me perfuma la sien”

Para poner un ejemplo particular, cuando al principio del verano una amiga mía negra[i] y yo nos íbamos a la playa, en bikini como Eva María.

—Amiga, estás más pálida que una salamandra.

—Y tú al final de la temporada de noche vas a tener que reírte para no perderte en la oscuridad.

Esto no es un tratado, porque ya se han hecho y muy buenos.

En el cine, este humor se desborda, desde Guantanamera, La muerte de un burócrata, hasta el antológico animado Vampiros en la Habana. Los “muñequitos” también son hilarantes… excepto el sangrón Elpidio Valdés, que no puede competir con el simpático Resoples.

Voy a comenzar por “los profesionales”, nomber guan es, por supuesto, Zumbado. Cuando comenzaron a poner en cubano los términos del béisbol, Héctor se preguntó:

—¿Y ahora cómo van a decir? “¿La jarra está salvaje?”

Esos chistecitos no le gustaban a la oficialidad que prefería “críticos” como Carlos Ruiz de la Tejera o Virulo, mansitos, soft crítica social. De Zumbado, ustedes conocen su obra, no me voy a referir a ella, es también: “bisutería es una tienda de hacer bisutas”.

(Héctor Zumbado)

Cuba tuvo un comentarista deportivo fuera de serie, Boby Salamanca (su hijo Geovanni es hoy también comentarista deportivo en Florida), otro humorista sin hacer esfuerzos. Aunque soy fan de los Yankees y los Industriales, nunca me he podido disparar nueve innings (mejor dicho “entradas”) frente a un TV, por lo tanto, no recuerdo muchas de las genialidades de Salamanca. Quizás alguien más beisbolera pueda aportar memorias.

Eran pocos los humoristas profesionales[ii], de sabrosa cubanidad; no se puede hacer humor con mordaza; hay que poder burlarse del pinto de la paloma.

Pero esos humoristas profesionales llevaban el gene “chispa” de los cubanos, hijos de los inefables españoles y los agudos africanos.[iii] Si los mexicanos son los reyes del pun, los cubanos de la salida humorística inesperada; eso hace a Tres tristes tigres una obra que solo poda haber sido escrita por alguien nacido, criado en Cuba, con el gen de la “chispa”.

Antes aclaré que esto no es un tratado; solo algunas anécdotas ilustrativas.

Cuando mi hermano era estudiante de medicina siempre cogía la guagua para Girón conducida por un asere, Venancio de nombre; por supuesto, el título oficial de mi hermano era “veterinario”.

Se monta un día en la guagua abarrotada como de costumbre con una compañera de estudios muy bonita y muy tímida. Venancio a la carga, para que todos los apretujados pasajeros lo oyeran:

—¡Ahh, veterinario, no me digas que tú puedes estudiar con esa blancaaa!

Todos los ojos se dirigieron a la infeliz “blanca”.

Yo tenía una compañera de trabajo de piel cual alabastro, ash blonde y de ojos grises como el Báltico…pero como todos somos satos, por alguna parte había heredado la lordosis lumbar[iv] de la mayoría de las mujeres de la raza negra, por lo que no solo tenía un trasero abundante, sino que es culiparada.

Un día íbamos unas cuantas compañeras de trabajo, mujeres jóvenes entonces, a almorzar a La Romanita y pasamos por un grupo de aseres; ni cortos ni perezosos:

—Sso no e de blancaaaa.

Todas nos echamos a reír, menos la interpelada que se puso roja como un tomate.

Visitaba a una amiga a quien el gobierno le había dado la gracia de un apartamento en el Fanguito; llegando a su casa oigo a una mujer decirle al hijo:

—Te voa dar una patá que vas a necesitar un pan para el regreso.

En esa misma excursión, iba con mi hermano, Paseo arriba nos habíamos metido por una calle parecidas a los pueblos abandonados del Wild West. A cada lado de la calle burdajá de tipos que no tenían nada que hacer; en el medio de la calle, naciendo como la Venus de Botticelli, el flamboyán más bello que haya visto en mi vida;

—Mira, Carlos, qué exuberancia!

Inmediatamente uno de los industriosos señores me responde:

“Suberancia, ni suberanncia,” algo picado, vaya usted a saber si pensó que le estaba mentando todo su árbol genealógico.

Mi hermano:

—Cállate la boca, come m, que el piñazo viene pa mí.

Mi buena, dulce, hospitalaria, carismática, bellísima hija, está loca de atar. Le ha dado por ser vampiresa en Cuba sin vampisol[v] sale con un sombrero, espejuelos de sol, y nunca en las horas de sol peleón, y he de tenerla abastecida de loción de protección solar tan potente como un tanque. Tengo un viejo amigo (viejo porque los dos nos conocemos hace muchos años, por lo demás somos par de pepillos de pelo níveo) que vive cerca de mi hija, y, el infeliz, se pone en manos de esta orate. Un día se deja hacer mechas grises por Mónica en su pelo blanco…y un día se dejó convencer por mi hija de que con lo blanco que era, si no se protegía contra el sol, cáncer sin remedio, y se dejó untar la loción de PS, nada más y nada menos que antes de emprender una excursión al Agro de 21 y Paseo, a pleno sol, cual Alain Delon. Estaba comprando sus vituallas, cuando un asere no pudo más ante tamaño sufrimiento:

—Blanquito, vete pal aire acondicionado que te estás derritiendo.[vi]
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[i] Esta palabra, para mi asombro y disgusto, es tabú en mayami, lo cual apunta a racismo.

[ii] He olvidado del nombre, pero hay caricaturistas de leyenda, desde Tulio Raggi, hasta otro que no recuerdo su nombre, pero de quien, como traductora literaria, guardo un recorte de periódico con un chiste suyo. Hay una mujer leyendo una novela policíaca. Otra le pregunta:
—¿Quién es el asesino?
—El traductor.

[iii] Cuando digo “hijos” lo digo desde el punto de vista de identidad cultural, no racial. Soy caucásica por los cuatro abuelos, pero mi identidad es hispana/africana, ¡vaya que yo no me voy parecer a una alegre inca o maya!

[iv] Curva más pronunciada de lo normal en la región lumbar.

[v] La fórmula secreta de este es un mojito, y mi hija es abstemia.

[vi] Gracias a la crema que le había puesto mi hija.

© cubaencuentro.com
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, actual e histórica, así como por noticias y artículos de otros autores que se consideran de gran interés para profundizar en la realidad cubana.

miércoles, junio 08, 2016

Falleció en Cuba el humorista Héctor Zumbado. Premio Nacional de Humorismo en su primera edición, en el año 2000.


Comentarios en facebook de:
Alfredo Pong
Ha fallecido en La Habana el célebre escritor humorista Hector Zumbado, quien como dicen algunos ha tenido su segunda muerte, la primera a causa de un llamado "accidente" que en realidad fue un atentado para callarle en sus mejores momentos de lucidez. El llamado extraño accidente según se comentó por fuentes confiables, fue una paliza que le dieron unos agentes de la seguridad del estado porque Héctor cuando se pasaba de tragos daba unas charlas contra el regimen con todo su talento y buen humor. El hecho ocurrió a la salida del bar del hotel Riviera y la emboscada fue brutal los mismos agresores le dejaron tirado en la entrada de emergencias del hospital Calixto García y las secuelas fueron terribles en esa época trabajábamos juntos como profesores del ISDI en la calle Belascoain. Las secuelas fueron tan graves que pasada unas semanas aún no podía reconocer a muchos amigos. Hago esta historia porque ya no pueden hacerle más daño. Fue la epoca en que la Perestroika era una mala palabra. Que en paz descanse uno de los más grandes escritores de humor satírico de nuestro pais. Llegue mi más profundo pesame a su família.
Alfredo Pong
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Jorge Sotolongo Sr.
 
Trabaje con Zumbado en un documental que hice sobre el semanario humoristico DDT. Su ironia y agudeza al escribir o comentar cualquier tema eran proverbiales. Aun lo recuerdo en la barra del Hotel Varsovia bebiendo por las tardes con el periodista Fernando Campoamor. No entiendo por que se quedo en Cuba donde tantas cosas lo amenazaban. Oi decir que tenia una hermana que se dedicaba a la publicidad en Venezuela. Fue su decision quedarse en Cuba. Descanse en Paz.
Jorge Sotolongo Sr.
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Falleció el humorista Héctor Zumbado
Por Redacción Cafe Fuerte
7 junio, 2016
El humorista, periodista y publicista Héctor Zumbado Argueta, un artífice de la sátira costumbrista en Cuba, falleció este lunes en La Habana a los 84 años.
La muerte de Zumbado fue dada a conocer en la edición nocturna del Noticiero Nacional de Televisión, sin dar a conocer las causas del fallecimiento. Desde hacía años el escritor estaba retirado de la práctica periodística y la vida cultural a consecuencia de un accidente cerebrovascular.
(Héctor Zumbado)
A H.Zumbado -como firmaba sus artículos y libros- se le recordará como el escritor que revitalizó y sentó cátedra en el humorismo cubano a través de sus populares columnas en el diario Juventud Rebelde, en una época plagada por la censura, la mojigatería y los límites oficiales impuestos a los contenidos satíricos en los medios de comunicación de la isla.
Limonadas y Riflexiones
Sus columnas dominicales “Limonada” y “Riflexiones” abrieron un paréntesis de sátira y humor criollo en la prensa cubana, y algunas de ellas se convirtieron en monólogos teatrales de arrolladora popularidad, interpretados por Carlos Ruiz de la Tejera.
Nacido en La Habana el 19 de marzo de 1932, Zumbado cursó sus estudios de bachillerato en el prestigioso colegio Baldor hasta 1948, cuando fue enviado a Estados Unidos. En 1950 se graduó de high school y decidió irse a probar suerte a Venezuela como traductor de cartas comerciales.
Tras desempeñarse como auditor en Haití, regreso a Cuba en 1953, y laboró como empleado de seguros y redactor de publicidad hasta 1961.
Posteriormente fue jefe de Publicidad del ya desaparecido Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT) entre 1961 y 1963, e investigador de mercado de la Industria Alimentaria (1963-1968).
Aunque simultaneó desde entonces sus incursiones en el periodismo y la literatura, su actividad periodística profesional comenzó en el diario Juventud Rebelde, en 1968, desde donde saltó a la agencia Prensa Latina para fungir como subjefe de la Zona Norte ( Estados Unidos y Canadá), entre 1970 y 1971.

De los desastres cotidianos
Fue además jefe de redacción de la revista Cuba (1971-1973), de la página humorística de Bohemia (1986-1988) y editor del boletín La Hiena Triste, de la Unión de Artistas y Escritores de Cuba.
Pero su nombre realmente tomó notoriedad en la vida cubana como columnista de textos satíricos que fustigaban los desastres cotidianos en los servicios públicos, la gastronomía y las confecciones nacionales, así como de otras defornaciones del ser cubano que comenzaban a hacerse epidémicos en la sociedad. Sus aportes entroncan con un Miguel de Marcos en la mejor tradición costumbrista del humor cubano, pero a la vez están impregnados de una personalísima y cáustica visión sobre personajes y hechos de la época que le tocó vivir.
En los años 80 muchos de sus textos escalaron los espacios teatrales y el propio Zumbado se convirtió en libretista de producciones humorísticas con el Conjunto Nacional de Espectáculos.
Entre sus libros más conocidos figuran Limonada (1979), Amor a primer añejo (1980), Riflexiones (1980), ¡Esto le zumba! (1981), Prosas en ajiaco (1984) y Kitsch, kitsch, ¡bang, bang! (1988).
Recibió el Premio Nacional de Humorismo en su primera edición, en 2000.