Esteban Fernández: ¡TRES AÑOS DE LA MUERTE DE TITO RODRÍGUEZ OLTMANS !
Por Esteban Fernández
Julio 2 de 2017
Sin lugar a dudas Tito Rodríguez Oltmans fue uno de los más grande anticastristas que ha dado el exilio cubano. Era un látigo contra el régimen, contra los pacifistas, contra los que él llamaba “los “hijitos de papá paredón y mamá Comité”. La semana entera se la pasaba preparándose para barrer el piso con los enemigos de la causa cubana los sábados por las noches en su programa de Radio Mambí.
Pero bueno, eso creo que todo el mundo lo sabe, por lo tanto les hablaré unos minutos del Tito buen amigo, compasivo y con tremendo sentido del humor.
Número uno, como él trabajó durante años en una compañía farmacéutica sabía mucho de medicina y a los primeros síntomas de cualquier cosa yo llamaba a Tito para que me recetara. Ya en octubre comenzaba a pedirme que tomara mucha vitamina C. Me decía textualmente: “¡Tómalas es cantidades industriales!”
Tenemos un común amigo que ha tenido varios problemas de salud, esa era una eterna preocupación de Tito y me avisaba con antelación: “Ya tú sabes que mañana voy a pasarme el día con mi hija, cualquier problema con nuestro hermano de luchas me llamas al celular”.
Y como les dije: su sentido del humor era impecable. Y siempre tenía una respuesta rapidísima para quien tratara de burlarse de él o rebajarlo. Yo pudiera contarles cien anécdotas diferentes.
En California fuimos un grupo a cenar en el restaurante “El Criollo”. Como Tito llevaba la voz cantante hablando de Cuba se acercó a nuestra mesa el dueño, William Sera, para escucharlo, y yo para mortificar a Tito y dar a entender que era un ancianito le dije a William: “Oh, te presento a mi padre, acaba de llegar de la Isla”.
Sin inmutarse Tito respondió: “Si, este muchacho es mi hijo, él me hace caso en todo, en términos generales me ha salido bueno, la que me salió regular fue su madre, fíjense que a mí en La Habana me decían “El Venado” por culpa de ella”. Ahí no me quedó más remedio que decirle a todo el mundo que él no era mi padre y que estábamos bromeando.
Me llamaba y me decía: “Oye, dice Aldo Rosado que esta semana va a poner mi escrito en lugar del tuyo porque el mío está cien mil veces mejor”.
Hace como 15 años vino a California, se quedó en mi casa, compró una toalla nueva, al irse notó que la toalla azul no cabía en su maleta y la dejó colgada en el baño. Bueno, por lo menos una vez al mes me preguntaba por su toalla y me exigía que no la fuera a usar ni a botar. Actuaba como si estuviera molesto cuando le decía: “Chico, ya te dije que la piqué en pedazos y los uso para darle brillo a mis zapatos”.
Y siempre me demostró una simpatía extraordinaria, todos los que escuchaban sus programas saben que invariablemente me dedicaba unos segundos para decir que “Estebita me está escuchando desde California”. Al terminar, desde su carro, me llamaba y me decía cada sábado: “¡Te estoy haciendo más famoso en Miami que lo que te hizo Agustín Tamargo!”.
Y todavía viejo, con un bastón, con mil achaques, Tito seguía activo en la verdadera lucha contra el castrismo, al que crea que Tito era simplemente “bla-bla-bla” y que se conformaba con hablar por la radio yo puedo asegurarle categóricamente que fue -sin entrar en detalles porque no estoy autorizado para eso- hasta el último día de su vida un verdadero peligro para la tiranía. Le guardo un secreto combativo hasta nuevo aviso.
Lo que si les puedo asegurar es que en el lugar donde resida Tito actualmente allí estará ECHÁNDOLE CON EL RAYO A LOS MALOS, Y HACIENDO DISFRUTAR CON SU PATRIOTISMO A LOS QUE ÉL LLAMABA “LOS CUBANOS DECENTES”.
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