Por Ramón H. Colás
18 de noviembre de 2017
La mentira, Lenin y Fidel
La mentira, puede convertirse en un arma revolucionaria, escribió Lenin. Fidel Castro, cuya interpretación del marxismo pasaba por un imaginario de incondicionalidad al líder soviético, lo demostraba todos los días y a todas horas. Nos acostumbraron a vivir en la apariencia. A ser cualquiera cosa, menos uno mismo. Y en ese proceso, de identidades aprendidas, se podía ser todo, menos lo contrario a un revolucionario. Al final, cuando la verdad impuso el curso de lo cierto, nos dimos cuentas que la mentira también había salvado a muchos del abismo.
Por fin Mugabe
Robert Mugabe, hoy con noventa y tres años, pudo haber sido el otro
Mandela africano, pero no pudo (mejor dicho, no quiso) Se obsesionó con el poder, de tal manera, hasta convertirse en un execrable dictador. Llegaba a revertir, en su gobierno, los métodos del adversario contra los que luchó. Su racismo cerval -contra colonos blancos-, al autoritarismo, el fraude, el culto a su personalidad y la venganza, contra todo lo que no provenga de él, lo han de llevar al lodazal de la historia. Treinta y siete años después, los suyos, aquellos que antes toleraban su intolerable maldad, le dan las espaldas y se niegan a concederle sus alevosos deseos de continuidad en la figura de su joven mujer. Han sido los militares, para suerte del país, quienes mejor han interpretado la hora cero del dictador Mugabe.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home