Marlene Azor Hernández: La deshonestidad intelectual y la represión política (V). Embrutecer y reprimir son las palabras de orden del PCC
La deshonestidad intelectual y la represión política (V)
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Embrutecer y reprimir son las palabras de orden del PCC
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Por Marlene Azor Hernández
Ciudad de México
29/01/2018
La obra de los filósofos cubanos Fernando Martínez Heredia y Pablo Guadarrama González son fuentes de enajenación y violación de los Derechos Humanos para Cuba y para Latinoamérica. No son los únicos intelectuales cubanos que, especializados en los “valores socialistas”, traicionan el consenso sobre los Derechos Humanos en Naciones Unidas y los dos Pactos fundamentales de la ONU, pero son los que más se utilizan por el PCC y los represores del pensamiento en Cuba, para atacar la discrepancia, a otros intelectuales y prolongar las violaciones económicas, laborales, sociales, culturales, civiles y políticas.[1]
En el caso del filósofo Martínez Heredia, no se encuentra en su obra un análisis de la realidad cubana, —lo mismo que la prensa cubana—, sino que se enaltece el pensamiento de Fidel Castro y el Che Guevara para justificar una “revolución cultural” al margen de la realidad y generadora de nuevas formas de dominación aún mayores que en el capitalismo periférico. Uno lee su obra desde los años 60s hasta su muerte en 2017, y no encontrará qué ha ocurrido en el país. Su propuesta permanente es que el individuo se olvide de sus necesidades materiales y espirituales cotidianas, no luche por mejorar y reivindicar sus derechos frente al Estado, sino que se enajene en la autoeducación de un “hombre nuevo” bajo la conducción de la nueva aristocracia “revolucionaria”, que es la vanguardia. Esta es su propuesta de “emancipación socialista” Por eso, no encontraremos en su obra una sola crítica al fracasado pensamiento económico del Che, ni la crítica a la visión de “soldado disciplinado” y no de ciudadano que propone Guevara para los cubanos, visión que deja fuera los Derechos Humanos individuales y colectivos. Tampoco una sola crítica a los disparates de la gestión pública de Fidel Castro en todos los órdenes, a pesar de haber sido reprimido en una época anterior. La represión cotidiana contra los derechos económicos, laborales, sociales, civiles, contra los intelectuales y artistas y contra todos los discrepantes cubanos está vergonzosamente ausente de su obra como también ausente de la obra de Pablo Guadarrama. Uno podrá encontrar en la obra de Martínez, los imperativos kantianos del tipo “el socialismo tiene que ser democrático” o, “la crítica es fundamental en el socialismo”, pero no logrará entender cómo se puede materializar la crítica y la democracia en Cuba bajo su propuesta de “adorar” y seguir a los líderes sin crítica, aunque todas las propuestas de esos líderes hayan sido fallidas 60 años después, para emprender el desarrollo, lograr la prosperidad, ser más libres como seres humanos, y aunque el sistema represivo cubano frene cualquier autonomía y creatividad ciudadana económica, social, cultural, cívica y política, sino ha recibido el visto bueno de un partido único negado a compartir el poder ni con la ciudadanía ni con otros partidos. Esta es la propuesta enajenante, delirante y represiva de este filósofo cubano.
En el caso del intelectual Pablo González Guadarrama, respetuoso de todas las represiones epistemológicas del discurso oficial cubano, oculta la situación de los Derechos Humanos en Cuba, y propone para Latinoamérica que se eduquen en las escuelas los Derechos Humanos[2]. La deshonestidad desvergonzada consiste en proponer para los demás lo que es incapaz de analizar y defender para sus compatriotas.
En el caso de estos dos intelectuales queda también la pregunta: ¿a cuántos jóvenes investigadores reprimieron y censuraron desde su posición de poder en tribunales académicos y en foros de discusión pública? En el sistema totalitario cubano, los intelectuales acríticos de la realidad cubana y aduladores del PCC como Fernando Martínez Heredia y Pablo Guadarrama, tienen poder de censura política, editorial y académica contra sus pares.
Novena represión epistemológica: prohibido discutir, informar y educar en los Derechos Humanos en Cuba
Diez años después de haber firmado los dos Pactos de Derechos Humanos, el Gobierno cubano sigue negado a ratificarlos. Sin embargo, el Gobierno de Cuba forma parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, situación gravemente contradictoria que merecería su expulsión de este órgano de Naciones Unidas.
El Gobierno de Cuba dice en Naciones Unidas que sí capacita a la población cubana en los Derechos Humanos universales y que da a su población la información sobre sus compromisos en la ONU, amén de insistir que en Cuba se respetan todos los Derechos Humanos y no existen violaciones.[3] Estas colosales mentiras son expresadas por el canciller de la república y por todas las delegaciones cubanas y representantes permanentes de Cuba en Naciones Unidas. Cuentan para ello, con la prohibición al interior de Cuba del PCC de informar, discutir en la opinión pública cubana y de investigar las violaciones de Derechos Humanos en Cuba por parte de la academia, periodistas o activistas de Derechos Humanos. El Gobierno cubano niega la posibilidad de crear una organización independiente de Derechos Humanos en Cuba y embrutece a la población sobre sus derechos, al no dar información, y prohibir la discusión de sus derechos, como Pablo Guadarrama embrutece a sus lectores latinoamericanos sobre la situación de información, difusión, educación y evaluación de las violaciones de Derechos Humanos en Cuba.
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