Alberto Roteta Dorado: Día Internacional de los Trabajadores. ¿Festividad comunista?
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En nuestros tiempos el homenaje a los hombres de Haymarket va quedando como elemento cada vez más simbólico y carente de sentido práctico toda vez que las necesidades de los trabajadores – que era el principal motivo por el cual se reunían y marchaban con pancartas y proclamas– se tratan de resolver por otras vías y otros medios más eficaces y acorde a estos tiempos.
Santa Cruz de Tenerife. España.- Este día en muchos países del mundo se está celebrando – porque es una celebración festiva a pesar de los sanguinarios hechos que dieron lugar a esta efeméride– el Día Internacional de los Trabajadores.
Lamentablemente en la actualidad estamos inmersos en una rara sensación, mezcla de apatía política, ignorancia, trivialidad, y lo peor, en un dogmatismo acérrimo que conduce a muchos a ver sombras de posibles enemigos políticos con pretensiones de dominar al mundo con una expansión que, a modo de plaga se difunde por todas partes, llevándolos a adoptar posturas enfermizas con un permanente estado defensivo que los torna coléricos y agresivos.
Cuando se llega a la decepción generalizada, estado más allá de situaciones concretas aisladas, sin que seamos capaces de identificar la verdadera causa de nuestros males, entonces surge de manera cuasi refleja un mecanismo defensivo que consiste en culpar a otros, y esto nos hace caer en estados de delirio en los que el enemigo imaginario nos asecha continuamente.
Dejando a un lado aspectos conceptuales sobre globalización, populismo, izquierdismo, centro-derechismo, tendencias progresistas, etc., detengámonos en unas pocas ideas para no hacer extremadamente extenso este comentario y no apartarnos demasiado de su idea eje en torno al primero de mayo.
Vivimos en un mundo polarizado desde el punto de vista político, y aunque algunos filósofos y teóricos de nuestros días consideran que el gran dilema socialismo versus capitalismo perdió su vigencia, no creo que esto sea cierto. La polarización se mantiene. La instauración de gobiernos de tipo socialista en varios países latinoamericanos a pesar del conocido fracaso del antiguo bloque socialista europeo y el desmoronamiento de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, así como las tendencias actuales para hacer renacer el socialismo en algunas naciones de dicha región, lo demuestran.
Recientemente Daniel Innerarity, catedrático de Filosofía Política e investigador Ikerbasque en la Universidad del País Vasco, con sobradas razones expresó: “La política ha entrado desde hace algún tiempo en una zona de señalización insuficiente como cuando un conductor se adentra en una ruta desconocida, en transformación o en lugares no transitados antes por nadie. A partir de ese momento las señales binarias confunden más de lo que orientan, donde antes había una evidencia ahora tenemos una paradoja, aumentan las zonas sin cartografiar, proliferan las cosas que no son lo que parecen y todo se llena de efectos secundarios”.
En medio de la incertidumbre política, y con esta tendencia a ver la sombra enemiga por todas partes, es lógico que nos preguntemos entonces: ¿Es una festividad comunista el día de los trabajadores?
Muchos podrán responder afirmativamente a esta interrogante, en su mayoría aquellos que suelen dar opiniones de todo y sobre todos sin conocimiento de causa, y asumiendo las cosas muy a la ligera.
Lo primero que se impone para tener una idea clara y precisa acerca del primero de mayo – fecha de carácter universal toda vez que en una gran cantidad de países se celebra el día del trabajo en esta fecha– es ir no solo a los orígenes de esta efeméride, sino a algunos de sus elementos precedentes. Esto nos permitirá comprender el porqué se le ha asociado a aquello que tenga que ver con ideas de tipo socialista como enfrentamiento de clases sociales, reformas proletarias, Internacional Comunista, entre otras cosas, que de manera un tanto superficial algunos suelen encasillar dentro de las modalidades de este tipo.
Es cierto que los movimientos socialistas tuvieron a través de los años una participación muy activa en relación con esta festividad, lo que no significa precisamente que este día sea una celebración comunista, aunque todo parece indicar que de manera inevitable se le seguirá asociando a estas corrientes.
El hecho de que la exigencia de una jornada de trabajo no superior a las ocho horas fuera propuesta veinte años antes de los hechos de Haymarket – acciones de protestas protagonizadas por trabajadores estadounidenses el primero de mayo de 1886 en Chicago, los que terminaron con una gran represión, y con la aplicación de la pena de muerte a cinco de sus líderes, cadena perpetua a dos de ellos, mientras que otro se suicidó en prisión– por el Congreso de la Internacional celebrado en Ginebra en 1866, y repetido en 1889 por el Congreso Obrero de París, no significa que el sentido de esta fecha sea eminentemente comunista.
De cualquier modo jamás podrá separarse el hecho de que fuera durante la celebración de la Segunda Internacional, en 1889, que se estableciera el primero de mayo como Día de los Trabajadores por acuerdo del Congreso Socialista de dicha Segunda Internacional, y que esta última adoptara a partir de 1893 una orientación socialista y marxista toda vez que fueron expulsados los anarquistas de su seno. (Los líderes de las acciones de Chicago han sido ubicados dentro de la tendencia filosófica sociopolítica anarquista; aunque tal vez solo por el hecho de su rebeldía y no tanto por su verdadero sentido de militancia)
El ambiente de la Segunda Internacional estuvo matizado por el antagonismo entre sus dos polaridades más extremas. Por un lado su grupo más radical, compuesto por los marxistas ortodoxos que eran partidarios de una revolución como fórmula para destruir el capitalismo y cambiar la sociedad, lo que asumirían los líderes socialistas de la antigua URSS a partir de 1917 con el establecimiento del primer imperio socialista en el mundo.
Por otra parte se encontraba el grupo más conservador, cuyos integrantes eran partidarios de reformas sociales y políticas, de ahí que se les llamara revisionistas, por cuanto hacían especial énfasis en revisar algunos puntos de las teorías marxistas, entre los que se destacaban la lucha de clases y el materialismo histórico propuestos por el alemán Karl Marx. Su principal líder, Eduard Berstein, era partidario de poder llegar al socialismo a través de una vía pacífica con la participación de los trabajadores en el parlamento.
En 1890, Federico Engels destacó en el prefacio a Manifest der Kommunistischen Partei, conocido como El Manifiesto Comunista, a las fuerzas del proletariado, se refirió a un ejército de proletarios, y retomó la célebre frase “proletarios de todos los países están unidos”, (así de esta forma en que aparece escrita ahora) que en realidad no le pertenece ni a él, ni a Marx como se cree, sino al también alemán Karl Shapper: “Proletarier aller Länder, vereinigt euch!“, cuya traducción es “proletarios de todos los países uníos”, ahora como una exhortación y no como una referencia como la escribiera Engels en El Manifiesto Comunista.
Así las cosas, el primero de mayo está estrechamente vinculado al socialismo, por cuanto su proclamación oficial como festividad de los trabajadores fue hecha en un evento socialista y en medio de un ambiente de reclamos y proclamas de este tipo.
No obstante, ya los tiempos de Berstein, Luxemburgo y Marx pasaron, y lo cierto es que los que trabajamos y encontramos en el trabajo no solo la forma de ganarnos el sustento, sino la posibilidad de ser útiles y de cumplir con nuestro rol como entidades sociales, hemos de ser abiertos de mente y no rechazar dicha festividad, la que al fin de cuentas, se instauró – dejando a un lado la postura política de sus autores– en memoria de aquellos que defendieron una noble causa en beneficio de los representantes del noble mundo del trabajo.
¿Es que acaso no es justo que los trabajadores tengan un limitado número de horas dedicadas a la realización de sus labores, se acojan a seguros sociales que los beneficien cuando por enfermedad o accidente quedan incapacitados, o que existan campañas educativas para la prevención de accidentes laborales y enfermedades profesionales, entre otros tantos aspectos que pueden contribuir a su bienestar?
No se trata de ser capitalistas, socialistas, apolíticos, marxistas, materialistas, socialdemócratas, comunistas, ateos, o cualquier otra invención, sino de reconocer a aquellos que trabajamos y somos útiles, cada cual a su manera, como sabe y como puede hacerlo, aunque en nuestros tiempos el homenaje a los hombres de Haymarket va quedando como elemento cada vez más simbólico y carente de sentido práctico toda vez que las necesidades de los trabajadores – que era el principal motivo por el cual se reunían y marchaban con pancartas y proclamas– se tratan de resolver por otras vías y otros medios más eficaces y acorde a estos tiempos, en los que ese marcado antagonismo entre explotadores y explotados en el que insistieron los socialistas en el pasado ha ido quedando solo como leyenda, lo que no significa que en nuestros días trabajar sea el reino de los cielos, ni que todas sus necesidades estén resueltas, sino que las vías y métodos para su solución adquieren otras dimensiones en el contexto de nuestra contemporaneidad.
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