LA CUBA QUE ROBÓ Y DESTRUYÓ EL CASTRISMO: Instalaciones y servicios de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana
Tampoco debemos olvidar; en 1958 había aproximadamente 97 unidades hospitalarias públicas o estatales, es decir: gratuitas, de ellas, 47 prestaban servicios en zonas rurales (Abreu, 40), y 52 casas de socorro municipales además de alguna que otra instalación a cargo del estado y 242 clínicas mutualistas, de ellas 96 en la capital (Anuario Estadístico, 565 y 566 y Álvarez, 2). Las clínicas mutualistas, uno de los representantes de la salud rentada (la otra representante eran las consultas particulares o privadas), eran instituciones que por una módica mensualidad se tenía derecho a consulta, ingreso y cirugía así como a medicamentos; las había de poco más de 2 pesos mensuales, que eran la mayoría, hasta algunas de 10 pesos. En los años cincuenta, aproximadamente millón y medio de personas estaban asociados a las clínicas mutualistas:
¨ Desde la primera mitad del siglo XIX comienzan a fundarse casas de salud privadas y, en la segunda mitad, las asociaciones regionales españolas de ayuda mutua fundan, también, casas de salud mutualistas; ambas consolidan su labor en el presente siglo. Estos dos llamados sistemas de salud (privado y mutualista) tendrían a su cargo, con el SNS estatal (Sistema Nacional de Salud), la atención médica de la población cubana ..." (Álvarez Sintés ,2)
Una de esas asociaciones regionales españolas de ayuda mutua fue la de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana
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ASOCIACIÓN DE DEPENDIENTES DEL COMERCIO
La “Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana” tuvo su palacio en los número 205, 207 y 209 del Paseo del Prado, haciendo esquina a la calle Trocadero. Ocupó un área de 3,871 metros, de los que 45.12 son al frente, por Prado, y 89 de fondo. Su arquitectura, inspirada en el Renacimiento Italiano, recuerda especialmente el famoso Palacio de Vendramin - Calergi (1509) del Arquitecto Pietro Lombarda. La construcción del edificio, de tres plantas, fue proyecto del arquitecto Arturo Amigó quien en su construcción empleó el entonces novedoso hormigón armado aunque en su lujoso aspecto hay gran profusión de mármoles.
Pero la historia de este Centro comienza el 11 de Abril de 1880, día en que se reunieron los dependientes del comercio de la Habana y se constituye la asociación con 500 miembros. Su fundador, un joven de origen asturiano llamado Félix García, promovió la idea de crear este tipo de organizaciones, impulsado por el movimiento social que experimentó la colonia a mediados del siglo XIX. Los dependientes del comercio decidieron constituir sus primeras organizaciones, con el objetivo de mejorar sus condiciones de vida y protegerse mutualmente en caso de accidentes o desempleo. El día 12 de Octubre fue aprobado el primer Reglamento social.
Para cumplir uno de sus propósitos, el 3 de Agosto de 1881, coincidiendo con la fecha de la salida de las naves que descubrieran América, se inaugura la Casa de Salud "La Purísima Concepción", con su primer pabellón. El 18 de Diciembre de ese mismo año, la directiva de la sociedad alquila por dos años el local que había pertenecido al Ateneo de La Habana, ubicado en Prado 85, y fundan el “Ateneo del Comercio”. Se inaugura el Centro de Instrucción y Beneficencia con el título de "Ateneo del Comercio". En enero de 1882 se matriculan 153 asociados para recibir clases de gramática, aritmética, teneduría de libros e inglés.
En 1888, logran que fuesen declarados con validez académica los títulos que expedía la “Escuela de Comercio” y consiguen además tener una representación en el “Congreso Económico” que se reunía en Barcelona con motivo de la Exposición Universal.
No fue hasta el 4 de agosto de 1907 que se inaugura el nuevo edificio y lo hace con una misa solemne a la que asistió el Sr. Obispo de la Diócesis de La Habana. La dirección del coro y la orquesta estuvo a cargo del Maestro Gaspar Agüero y el Ave María fue interpretado por la cantante Sofía Zorrilla. En la noche se celebró un concierto cuyo programa recogía una variada y selecta música.
El nuevo Centro disponía de espaciosos salones con capacidad para sus socios, que ya en diciembre de 1907 ascendían a 26, 269 personas, según consta en la Memoria de ese año, de la ADCH. En 1915 contaban con 24,185 asociados; en 1918, con 37,366; y para 1921 ya alcanzaban la cifra de 47,250. Todos los socios disfrutaban de iguales derechos y tenían los mismos deberes, con una cuota común de dos pesos al mes, que daba derecho a todos los servicios.
El edificio disponía del mejor gimnasio de la capital, sala de armas, espacioso salón de billares, biblioteca con más de 3,900 libros y salón de lectura con revistas ilustradas y técnicas de todas las naciones de Europa y de América. Su salón de fiestas tenía capacidad para más de 5,000 parejas.
Además disponía de Academias de dibujo, de canto, de música, de inglés, francés, esperanto, taquigrafía, mecanografía, etc. No faltaban las clases de danzas españolas, literatura y gramática castellana, entre otras disciplinas. La enseñanza de solfeo y piano y de música coral, ocuparon un lugar destacado. De sus aulas se graduó en música Gonzalo Roig en 1907. Además, tuvo como Abogado Honorario de dicha Asociación a Don Fernando Ortiz.
Desarrollaban también actividades culturales, como la exposición esperantista realizada en 1920 y en sus salones los maestros públicos hicieron un homenaje a José de la Luz y Caballero y a los maestros desaparecidos. Como órganos de prensa dispusieron de “El Progreso Mercantil” y posteriormente de “El Progreso Comercial e Industrial”.
En 1922 se entrenaron, en su sala de armas, los esgrimistas cubanos que participarían en la Competencia internacional que tuvo lugar en el “Atletic Club de Nueva York”. Entre ellos se encontraban Ramón Fonts, Silvio de Cárdenas, David Aizcorbe y Eduardo Héctor Alonso que combatian en las tres armas: florete, espada y sable. En este mismo lugar, en el propio año se fundó la Federación de Esgrima de Cuba.
En cuanto a opciones deportivas, disponían también de una Casa de Botes o Casa de mar en las márgenes del río Almendares, con varios botes a disposición de los jóvenes asociados organizados en un equipo náutico. Tanto en la historia de las regatas, de remo y en la de los juegos de basket-ball, base ball y otros, ganaron un buen número de trofeos deportivos que se encontraban expuestos en una vitrina del salón presidencial de la asociación.
Para la época fue una institución de avanzada, pues además de la instrucción y formación que facilitaba a sus miembros, también recibían atención médica en la casa de salud “La Purísima Concepción” que contaba con un cuerpo de facultativos capacitados y con excelentes edificios construidos con las donaciones de los comerciantes más acaudalados. Todos los asociados eran vacunados gratuitamente contra la viruela y sus familiares disponían de ayuda en caso de enfermedad o muerte.
Esta Asociación agrupó los intereses del sector comercial en Cuba, desde las capas más humildes hasta las más altas esferas del poder económico.
CUBA EN LA MEMORIA 28/05/2014
Quinta de la salud La Purísima Concepción:
Ubicado entre las calles Alejandro Ramírez al oeste, Agua dulce al este, Buenos Aires al sur y Avenida 10 de Octubre al norte, en un terreno de 100 000 metros cuadrados de exuberante flora tropial, se encuentra la antigua quinta de salud "La Purísima Concepción" (también conocida como “Quinta Dependiente” por ser el centro fundado para la atención de salud de los miembros de la Asociación de Dependientes del Comercio de la Habana), constituyendo además el primer centro de salud regional de su época, comenzó su construcción en el año 1883.
CENTRO DE DEPENDIENTES EN CUBA. SALÓN DE BAILE DEL CENTRO DEPENDIENTES 1925
Al caminar por Prado en dirección al mar vemos, entre Trocadero y Colón, un edificio cuya arquitectura tuvo como inspiración al palazzo Loredan- Vendramin Calergi, en Venecia.
En la mañana del 4 de agosto de 1907 se inauguró en la planta baja de este edifico, el Centro, sede social de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana, con una Misa solemne cantada a la que asistió el Sr. Obispo de la Diócesis de La Habana. La dirección del coro y la orquesta estuvo a cargo del Maestro Gaspar Agüero y la cantante Sofía Zorrilla interpretó el Ave María. En la noche, engalanados sus salones, se celebró la velada inaugural con un concierto cuyo programa recogía una variada y selecta música.
Con la creación del nuevo Centro se tenía como propósito atender, desde sus espaciosos salones, a los socios que en diciembre de 1907 ascendían a 26 269 personas, según consta en la Memoria de ese año, de la ADCH. Esta cifra de asociados en los primeros años del siglo XX,
-expresión del significativo flujo migratorio desde España hacia Cuba-, eran en su mayoría empleados en el comercio, bien como dependientes o como pequeños comerciantes.
La Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana surgió en 1880 y en sus inicios estuvo integrada principalmente por españoles, con una alta participación de asturianos, le seguían montañeses y gallegos. Según consta en las Memorias de la Asociación, en sus estatutos fundacionales se recoge, entre los objetivos, la unión de los dependientes para su mejoramiento moral y material por medio de la instrucción en Academias que se establecerían en el local del Centro ... veladas y reuniones familiares para el grato, ameno y solaz y esparcimiento.
El primer local de su sede como Centro de Instrucción y Recreo, fue inaugurado en diciembre de 1881 con el nombre de Ateneo del Comercio, pero al siguiente año cambia por el nombre de Centro de la Asociación de Dependientes del Comercio. El lugar sede del Centro tuvo varias direcciones a lo largo de los últimos veinte años del siglo XIX, incluso en los inicios del XX. No obstante, logró propiciar de manera creciente las celebraciones festivas, en las cuales las danzas y la música de España ocupaban un lugar cimero, asidero sociocultural invaluable de aquéllos emigrantes que querían preservar sus, fiestas, tradiciones, comidas y modos de relacionarse con sus lugares de origen.
La Asociación de Dependientes tuvo en su varios cambios de concepciones; pero desde su espacio asociativo priorizó áreas muy vinculadas al bienestar y al desarrollo humano; y su obra repercutió favorablemente en un amplio sector de la población.
Las artes, la cultura popular, la enseñanza y la salud fueron el eje existencial de la Asociación. En consonancia también fueron creadas para los asociados la Casa de Salud “La Purísima Concepción” en 1884, el más antiguo del país-, y ya avanzado el siglo XX, la Escuela de enseñanza hasta nivel secundario, que se halla ubicada actualmente en la avenida Buenos Aires y Consejero Arango, ambas en el Cerro.
La construcción del edificio que sería el Centro de Dependientes, con sus tres plantas, su gran profusión de mármoles y luces y que como curiosidad fue donde se empleó por primera vez en Cuba el hormigón armado, destinó sus salones al dibujo natural, las danzas españolas, la literatura y la gramática castellana, entre otras disciplinas. La enseñanza de solfeo y piano; y de de la música coral, ocuparon un lugar destacado. De sus aulas se graduó en música Gonzalo Roig en 1907.
La Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana desempeñó un singular papel en la sociedad habanera de finales del siglo XIX y en varias décadas de la República. Su proyección social, sus renovados estatutos y su aporte sociocultural se inscribían en el espíritu de una época de una corriente modernizadora.
La Asociación agrupó los intereses del sector comercial español en Cuba, desde las capas más humildes hasta las altas esferas del poder económico. El estudio de esa época no debe hacerse sin tomar en consideración su existencia, ella dejó una huella imborrable en la sociedad cubana, en la habanera en particular, y su legado espiritual y material forma parte de la identidad y cultura cubana.
*Memorias de la Asociación de Dependientes del Comercio de La Habana. Varios años : 1905, 1906 y 1907.
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