sábado, septiembre 08, 2018

Esteban Fernández: PADRE MÉNDEZ Y ANTONIO NÚÑEZ JIMÉNEZ

PADRE MÉNDEZ Y ANTONIO NÚÑEZ JIMÉNEZ


Por Esteban Fernández
8 de septiembre de 2018


Si de algo yo estoy muy orgulloso en el mundo es de mis compañeros del Instituto de Güines.

Mientras famosísimos políticos, hacendados, intelectuales, artistas, estaban apoyando a la recién instalada dictadura un grupo de más de 100 muchachos estábamos demostrando públicamente nuestro repudio contra Fidel Castro y contra sus seguidores. En mi clase solamente una joven llamada Regla Noriega estaba apoyando aquella basura.

Hoy quiero recordar un par de visitas que definen la actitud asumida por nosotros: una mañana llegó el capitán Antonio Núñez Jiménez para intentar explicarnos lo que era la Campaña Nacional de Alfabetización.

Todos en la actualidad sabemos que Fidel Castro le daba tareas diarias a este capitán para mantenerlo alejado de su hogar. La mayoría del tiempo lo tenía haciendo investigaciones espeológicas encerrado en cuevas.

Prácticamente sin ponernos de acuerdo (no era necesario porque de antemano sabíamos cómo pensábamos todos) comenzamos a abuchearlo y a su alrededor gritar consignas en contra del castrismo.

Nos entregaron a cada uno de nosotros una planilla para integrarnos a la campaña nacional de adoctrinamiento colectivo.

A mí se me ocurrió una descabellada idea: les pedía a todos mis condiscípulos que subiéramos al primer piso mientras Núñez hablaba ante un micrófono.

Al estar allá arriba les pedí a todos que rompiéramos en pedacitos pequeños las planillas y cuando yo gritara “¡Ahora!” tirárselo por la cabeza desde la altura, como se tiraban los confetis durante los carnavales, encima de la cabeza de “Ñico Cuevitas”. Este se levantó encabronado y salió del plantel con sus escoltas gritándonos 20 insultos.

Una semana más tarde se apareció en el Instituto el Padre Enrique Méndez. Llegaba a recoger las calificaciones de sus alumnos del Colegio de los Curas, que estaban incorporados al Instituto.

Y de nuevo volvimos a reunirnos todos, pero esta vez fue para aupar y aplaudir al querido sacerdote. Más que apoyo a su persona estábamos enseñando nuestro repudio por el régimen que le estaba haciendo la vida imposible a los religiosos en todo el país.

Méndez lucía sorprendido y abrumado, él era un hombre extremadamente humilde, e impidió que los levantáramos en nuestros hombros como si fuera un boxeador que había ganado una pelea.

Recogió las notas de las manos del director en ese momento, Régulo Cuesta Báez, y se fue, mientras nosotros lo despedíamos con estruendosos gritos de “¡Viva Cristo Rey!”

Dos anécdotas, dos muy diferentes visitas que enseñan claramente nuestra posición desde el mismo inicio de la debacle.

¿Qué pasó acto seguido? Militarizaron el plantel del cual nos expulsaron y lo nombraron Preuniversitario Juan Borrell.

El padre Méndez fue querido eternamente por mis coterráneos y a Núñez lo enviaron a estudiar en Moscú alejándolo aún  más del camino del Comandante.