miércoles, octubre 31, 2018

HUMOR. Esteban Fernández: Manual del hombre infiel.

anual del hombre infiel.


 Por Esteban Fernández
30 de octubre de 2018

Una de las cosas más difíciles y pesadas del mundo es la infidelidad. Sobre todo, porque eso requiere mentir y las mentiras siempre son como unas bolas de nieve bajando una montaña, que cada vez se hacen más grande. Y bien dice el refrán que “más fácil se coge a un mentiroso que a un cojo”

Todos mis lectores y amigos son hombres decentes y fieles pero he hecho una recopilación de informaciones con un montón de descarados y caras de guantes que han cometido adulterio. Por sus actos los conocerá y ellos mismos se delatarán.

Uno de ellos le dice a su esposa: “Mi amor te voy a llevar a un nuevo Night Club en Hialeah que dicen está buenísimo”. Entran, se sientan y la esposa dice: “Ay, me estoy haciendo pipi, voy a averiguar dónde está el baño”. Y el marido dice: “Joan, mira chica, después que pases la barra, dobla a la derecha y ahí está”. Y la mujer dice: “Oh, obviamente tú has estado aquí antes y ¿quién carajo es Joan?”

“Pepe, ¿tú conoces a una tal Josefina de la Caridad Palenzuela que viven en Pembroke Pines?” “No, mi amor, no me suena ese nombre ¿por qué?”, “Oh, porque en nuestro baño vi una revista Vanidades que tu trajiste de la calle y está dirigida a ella”.

Me contaba otro que “No hay cosa más embarazosa que ir con la novia a IKEA para comprar el ajuar para la boda y de pronto escapársele decir: “Mi corazón, vamos a comprar un par de almohadas como esas, son iguales a las que tiene Sofía en su alcoba”.

Otro tremendo fallo, un despistado le dice a su esposa delante de todo del mundo: “A ver vieja, cuéntales mi vida, cuéntales lo buena que estuvo la película ‘A Star is Born’ con Lady Gaga” – ¿Qué ‘Star is born’ ni que Lady Gaga ni un carajo, yo nunca he visto esa película contigo”?

Palabras que son prácticamente una confesión: “Mi china, he decidido bajar de peso, ir al gimnasio, y acabo de comprarme una docena de calzoncillos de seda nuevos, ya boté todos los viejos de algodón, y mira este perfume que me compré que me costó 110 dólares”.

Leí en la página de Facebook de una amiga llamada María Isabel Pérez que la mujer recibe un mensaje en su teléfono: “Mi amor, acabo de tener un grave accidente, Paula me trajo al Hospital, estoy muy grave, me van a tener que cortar una pierna”. Y la esposa responde: “Y ¿quién coño es Paula?”

Dicen lo que saben de eso que la llevadera de ropa al ‘cleaners’ es peligrosísima. Eso de la mujer metiendo las manos en los bolsillos de los pantalones y encontrarse un recibo de hace un mes de una docena de blúmes de todos colores de Victoria Secret que ella no ha recibido es síntoma inequívoco de que los abogados van a hacer la zafra.

¿Usted nunca ha escuchado a un descarado diciéndole a su mujer: “Ay chica, TÚ ESTÁS LOCA, si esa muchacha puede ser mi hija, vaya, casi mi nieta”?”

Sí, no hay un solo hombre infiel en el mundo que no le haga creer a su cónyuge que “está loca y viendo visiones” y que la chiquita del frente -que está hecho un trueno- él la ve como si fuera su nieta.

Y para terminar me cuenta un experto en  la materia que si el infiel es un apestoso no debe cambiar sus hábitos de higiene personal, ni ponerse a bañar dos veces al día, ni echarse mucho talco en los huevos. Eso es tabú.