Robert Alonso: Luis Posada Carriles y Teodoro Petkoff. Luis Posada Carriles: Luis Posada Carrile: MI TRABAJO
Luis Posada Carriles y Teodoro Petkoff.
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Luis Posada Carriles: ¡Qué en paz descanse!
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Por Robert Alonso
Nov 3, 2018
¿Uds. han escuchado o leído a un líder de esa vaina que mientan “oposición”, lamentar la muerte de Luis Posada Carriles? ¿Verdad que no? Bueno… Posada Carriles fue uno de los cubanos anti-castristas que combatieron al COMUNISTA-CASTRISTA Teodoro Petkoff y que ayudaron a evitar que Venezuela cayera en las manos depredadoras y destructivas de los Castro durante las décadas de los 60’s y 70’s: ¿qué tal?
Luis Posada Carriles eliminó, como jefe de la División 54 de la DISIP, las guerrillas urbanas en una confrontación armada conocida como “La Batalla de La Victoria”, en el pueblo de La Victoria, en el estado Aragua, donde vencieron a los guerrilleros COMUNISTAS de “Bandera Roja”. Además, evitó – EN NUMEROSAS OCASIONES – que los cubanos castristas se asentaran en el territorio en reclamación del Esequibo… hoy ya perdido, gracias a los chavistas de mierda. Por cierto, la Division 54 es o era la división de contra-inteligencia y de resguardo de las fronteras venezolanas.
Posada Carriles, recientemente fallecido, HIZO POR VENEZUELA. Teodoro Petkoff luchó por entregársela a los Castro. Nadie, en Venezuela, lloró la muerte de Posada: ¡todos (con honrosas excepciones) lloraron la muerte de Petkoff! ¿Cuándo carajo creen Uds. que Venezuela se va a liberar del narcocastro-estalinismo internacional? ¡Cuando todas las ranas y sapos del planeta echen pelo!
Miami 2 de noviembre de 2018
Robert Alonso
MI TRABAJO
Sin embargo, una idea fija ocupaba mi mente: combatiría hasta el final a los enemigos de mi patria, en aquel tiempo, los cubanos castristas y sus aliados los rusos., Con la capacidad operativa y financiera que me daba mi alta posición en el Cuerpo (léase DISIP) pude desarrollar operaciones de captura contra Arnaldo Ochoa Sánchez y Leopoldo Cintra Frías, contra Tomassevich, en la actualidad general y contra otros cubanos que habían penetrado al país y que, junto a los guerrilleros venezolanos, esparcieron el odio, la sangre y el terror tratando de derrocar al gobierno legalmente constituido. Mandé interceptar los teléfonos de la agencia de noticias cubana Prensa Latina, de su director y agente de la DGI (Dirección General de Inteligencia cubana), un chileno de apellido Pineda y pude clasificar a algunos periodistas venezolanos que le hacían la corte al régimen de La Habana.
También trabajé con intensidad contra los rusos, recién instalados en el país. Bajo mi control estuvieron las operaciones que se efectuaron contra el oficial; de inteligencia de la embajada, Gravichenko. Este oficial estuvo penetrado por un agente nuestro por más de dos años. Por esta penetración pude saber la petición de información de mis actividades y un estudio sobre mis costumbres que le hicieron al ruso los servicios de inteligencia cubanos: éste se lo transmitió a nuestro agente venezolano, quien a su vez me lo transmitió a mí. Solamente hay una razón para que un servicio de inteligencia como el cubano solicite información sobre la “rutina” o “costumbres” de determinada persona: una “operación castigo”, es decir, una atentado con miras a la eliminación física.
Muchos esfuerzos había puesto Cuba en el entrenamiento e infiltración del grupo subversivo Punto 0.
Poco duró la esperanza cubana, cuando sus efectivos fueron muertos o encarcelados al enfrentar nuestras fuerzas con la consecuente eliminación de la unidad guerrillera. Ahora Cuba pretendía pasarme el recibo de mi actuación en esos sucesos, atentando contra mi vida.
La DISIP se estructuraba en Divisiones; el Cuerpo se hacía más efectivo y cada vez las operaciones eran más profesionales. También el enemigo había mejorado. Las guerrillas eran más reducidas, y, por lo tanto, más difíciles de detectar. Su arma principal era la emboscada a las fuerzas del ejército y operaciones con fines económicos, como los secuestros de ganaderos. Los principales jefes guerrilleros como Douglas Bravo y Carlos Betancourt, bajaron de las montañas a las ciudades. (De su libro: “Los Caminos del Guerrero”)- Publicado en Nuevo Acción en la edición del martes 23 de enero del 2007)
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