viernes, marzo 22, 2019

Francisco Almagro Domínguez sobre Cuba: Visa para un insomnio. La puja en torno a la embajada, oficina de intereses o sección consular tiene tantos años como la llamada “Revolución”


Visa para un insomnio

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La puja en torno a la embajada, oficina de intereses o sección consular tiene tantos años como la llamada “Revolución”
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Por Francisco Almagro Domínguez
Miami
21/03/2019 4:13 pm


Buscando visa, la razón de ser
Buscando visa, para no volver
Juan Luis Guerra
Visa para un sueño

Probablemente el edificio situado en Calzada entre L y M, en el municipio habanero de El Vedado, sea uno de los sitios de mayor peregrinaje y oraciones de todos los credos en los últimos sesenta años. Hasta las cercas de la ahora Embajada de Estados Unidos de América en la capital cubana han llegado hombres y mujeres de todas las edades y religiones pidiendo que en la entrevista con el funcionario consular se les conceda la visa de turista o aprueben su solicitud de residente.

Hay episodios simpáticos, pintorescos, como el del creyente de las religiones afrocubanas que tiró un polvo en las escaleras —cascarilla— y los yanquis cerraron la instalación por temor a que fuera un ataque terrorista con ántrax.

Como en las sociedades totalitarias los ciudadanos votan con los pies, la policía cubana tuvo que ingeniársela durante un buen tiempo para contener, organizar, a cientos de diarios potenciales viajeros. El lugar escogido para retener a los cubanos que “luchaban” la visa tuvo un sublime simbolismo: el parque frente a la funeraria de Calzada y K, antigua Rivero. El gracejo popular decía que del infierno podían pasar al paraíso en solo unos metros.

Cuando el régimen tomó un segundo aire con la llamada “Batalla de Ideas” y el regreso del Niño Elián, construyeron una enorme plazoleta frente al edificio; una osada estructura de metal en el aire le daba al lugar un toque de modernidad del que carecían las consignas y los discursos que allí se sucedían día y noche. La gente común llamó a aquella argamasa de metal y humanos enardecidos por gusto, protestódromo. Los gringos, tan creativos, respondieron poniendo leads en los pisos superiores de la entonces Oficina de Intereses. Los titulares no eran ofensivos. Solo decían lo que el pueblo no podía leer en la prensa oficial. Pero el agravio fue demasiado para el Extinto en Jefe.

Como el Difunto Comandante nunca pudo “quedarse dado”, sembró frente al edificio decenas de banderas que tapaban, literalmente, los cintillos colocados por los funcionarios norteamericanos. Era un horroroso espectáculo no solo por su anti-estética y precipitada factura, sino porque al ondear banderas negras, recordaban una banda de tiñosas revoloteando sobre uno de los sitios más bellos de la ciudad.

La puja en torno a la embajada, oficina de intereses o sección consular tiene tantos años como la llamada “Revolución”. Este autor no olvida las manifestaciones a finales de los años 60 por la “liberación de los pescadores del Alecrín”. Nada tenían que ver los “americanos” con la captura, por los venezolanos y en sus aguas territoriales, de un supuesto barco pesquero con armas. El niño que yo era —y muchos adultos, además—, creímos ciegamente que los responsables, cobardes, se escondían detrás de aquellos cristales nevados. Del episodio del Alecrín solo quedó la frase “suelta los pescadores” cuando el pantalón quedaba corto y en el setenta no había ni calzoncillos que ponerse.

Pero el premio al choteo cubano se lo lleva el cartel que el régimen colocó poco después de cara al edificio. Puede haber sido en los días del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en 1978. Tiene aún una frase ridícula y psicoanalíticamente reveladora: “señores imperialistas, no les tenemos absolutamente ningún miedo”. Debajo, un genio de la riposta, escribió: “No, lo que les tenemos es tremenda envidia”.

Cuentan quienes vienen de la Isla que hoy el edificio rectangular a un lado del malecón parece desierto. No hay molotes que perturben el recato —y el achicharado café— de los dolientes en la funeraria de Calzada y K. Desde hace meses las visas para turismo, visitas y reunificación familiar hay que “lucharlas” en otro país, con el sacrificio en dinero y recursos logísticos que eso requiere. Por si fuera poco, Mara Tekach, encargada de negocios de la Embajada de Estados Unidos en La Habana declaró que a partir del día 18 de marzo las visas B2 ya no se darán por cinco años sino por tres meses, con una sola entrada.

Inmediatamente el “gobierno revolucionario” ha respondido como si le hubieran insultado la progenitora. No es muy halagüeño perder cientos de miles de dólares por pasaportes emitidos y dinero libre de impuestos, provenientes del Norte. En declaraciones oficiales el régimen ha defendido el derecho de los ciudadanos cubanos a viajar “en ambos sentidos de manera regular, ordenada y segura”. Cuando desde esta orilla se leen semejantes cosas, por respeto mínimo hacia uno mismo se elude la respuesta.

Es cierto que muchos compatriotas van a sufrir, y sus familiares solo podrán venir de la Isla, acaso, una vez al año. Las últimas medidas van en la dirección de aniquilar los privilegios que hemos tenido los cubanos en seis décadas, y Estados Unidos tiene todo el derecho a hacerlo. Estas, y otras medidas que posiblemente vendrán son políticas y económicas. El “imperialismo yanqui” comienza tratar a Cuba como lo que siempre ha sido: su enemigo declarado, confeso, pertinaz —en realidad, fue juramento hecho por el exlíder a Celia Sánchez en la Sierra Maestra.

Ser enemigo de Estados Unidos está en el ADN de la Revolución cubana. Los norteamericanos comienzan a comprender que al enemigo no se le regalan veinte mil visas anuales. En Cuba casi no se publica sobre los avances económicos, científicos y culturales norteamericanos; en cambio, gastan chorros de tinta en denostarlo, aunque sea mintiendo. Por decencia o simple cálculo de riegos, no deberían seguir pidiendo el levantamiento del embargo. Pareciera que toda la felicidad y la prosperidad de la Isla dependen de la sanción norteamericana, no del esfuerzo de los mismos cubanos. Los comunistas cubanos deberían abstenerse de rogar por la inversión de empresas yanquis; según su prensa y sus manuales, lo único que hace el capitalismo “salvaje” es saquear y robarse los recursos del Tercer Mundo. A los malos “ni un tantico así”.

Miami se ha convertido en la factoría de medio millón de personas que alimenta once millones de cautivos, y terminan siendo, los de acá, también presos del régimen; nadie quiere dejar a su madre, hija o hermanos sin alimentos ni ropas que vestir. Pero, aun así, las autoridades cubanas abusan de quienes, incluso, agachan el cérvix por necesidad: la aduana es corrupta, maltrata al viajero, bordea la inhumanidad. Para colmo, solo pueden llevar la “jaba” —la más cara del mundo— a la Prisión-Hacienda aquellos apalencados que no osen alzar la voz “en el monte seco y pardo”. Y según un vicepresidente cubano, la “jaba” debe ser bien revisada y pesada: hay que comprar lo que oferta la Prisión-Hacienda.

La Visa USA era de las pocas salidas temporales, oxigenantes, que quedaban a los cubanos de la Isla. Pero el gringo ha tapado una de las últimas válvulas que aflojaban el caldo interior. Y todo apunta a que la asfixia será total. Otro éxodo marítimo sería una declaración de guerra, y el plan de contingencia norteamericano está bien estudiado y ensayado. Esta vez no hay protestódromo, Niño Elián ni Alecrín que entretenga, confunda. Lo que si hay es todo un pueblo gritando: “señores imperialistas, les tenemos, absolutamente, tremenda envidia”.

© cubaencuentro.com
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Históricas Revelaciones sobre Captura del pesquero Alecrín por Armada Venezolana (Video)
Por  Oscar Suarez
17 de mayo, 2013

Lo que fue calificado como un secuestro de un indefenso bote pesquero en la prensa cubana de entonces, resultó una acción de defensa de la Armada Venezolana ante un intento de desembarco de guerrillas procedente de Cuba.

El Capitán de Navío (r) Bernardo Jurado reveló a Universo Increíble, que fue su padre el Teniente de Navío Bernardo Jurado Toro, quien llevó a cabo la misión de interceptar 3 naves de bandera cubana que navegaban en aguTeniente de Navío Bernardo Jurado Toroas territoriales venezolanas en noviembre del 1968.

En un amplio reportaje en video se muestra un amplio reporte de los diarios de la época sobre todas la maniobras para la captura del Alecrín, tripulados por supuestos pescadores que no se comportaban como tales.

A continuación el reportaje especial de Universo Increíble sobre este evento, que nunca se publicó en la prensa cubana, cómo realmente ocurrió.

La captura del barco cubano Alecrín en Venezuela impidió nuevas incursiones guerrilleras

 Published on May 16, 2013

La captura del motopesquero cubano Alecrín en aguas de Venezuela en 1968 por la Armada venezolana impidió la continuación de las incursiones guerrilleras de Castro en Venezuela.








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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

En CRÓNICA INCOMPLETA DEL CASTRISMO DE LOS CASTRO CONTRA VENEZUELA ... pueden leer muchos más hechos de LA INJERENCIA de los Castro contra Venezuela.  

Bernardo Jurado escribió el artículo  El Ejército de ocupación cubano donde, entre otros hechos, escribe sobre la captura de la motonave  Alecrín.
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Las Guerras Secretas de Fidel Castro

Por Juan F. Benemelis

LA LUCHA CLANDESTINA

Los cubanos iniciaron un amplio esquema de captación en las universidades y en el ejército. El aparato cubano invadió con propaganda las instituciones oficiales y universitarias, desatando una campaña paralela que fue abrazada por la juventud, donde se exhibía a la llamada izquierda tradicional del continente (Figueres, Bosch, Muñoz Marín, Arévalo, Victor Raúl Haya de la Torre, Cárdenas, etcétera) como un obstáculo que frenaba el inevitable proceso de cambios.

El reciente ejemplo en Perú, donde el joven Luis de la Puente Uceda, con gran explosión de gloria había cortado sus lazos con el partido de Haya de la Torre y se había internado en las selvas bajo el grito de guerra lanzado en La Habana, tuvo resonancia en Venezuela; tanto, que la izquierda optó por retirarse del gobierno suscitando una crisis en el gabinete de Betancourt.

La consolidación del eje Habana-Moscú preocupó sobremanera a Betancourt, que se sabía enemigo público número uno de Castro. Luego de una recepción de Raúl Castro en la URSS, se decide la convocatoria de un congreso de juventudes latinoamericanas en La Habana, para unificar fuerzas radicales continentales y dar al traste con el gobierno caraqueño.

Comenzaron las tensiones Caracas-La Habana y la expulsión de agentes cubanos, detención de conspiradores, incautación de alijos de armas. A mediados de 1960, se trasladó a La Habana un extraño grupo, para ser instruido en acciones clandestinas comando, integrado, entre otros, por Simón Mérida, dirigente del MIR, la actriz Astrid Fisher y el libanés Miguel Tanus.

En julio, es desenmascarado el proyecto cubano que trataba de crear dificultades a la Iglesia venezolana, para precipitarla al ruedo político. Los detenidos por el asalto a la catedral de Caracas, confesaron que el gobierno de Castro era el instigador de los hechos. El 26 de julio de 1960, el diplomático cubano, Guillermo León Antich, encabezó una manifestación en Caracas. La Catedral fue apedreada y las estupefactas autoridades caraqueñas pudieron comprobar quién había sido el autor de estos disturbios. El 24 de agosto, descubren a León Antich, con las manos en la masa, cuando entregaba $400,000 a elementos de la oposición para fomentar una revuelta contra Betancourt.

Ello no fue óbice para que Castro decidiera continuar con sus rocambolescos escándalos contra Betancourt. En noviembre, la policía venezolana, en una ronda de rutina, detiene nada menos que a dos miembros de la inteligencia cubana, Francisco Chacón y Natalio Pernas, en plena faena subversiva dentro del país. En diciembre, cunde la alarma en la administración Betancourt, cuando la vigilante atención de la seguridad venezolana da con un cuantioso cargamento de armas, originario de Cuba, introducido por varios puntos de las llanuras costeras venezolana y por un aeródromo abandonado.

La consolidación de los vínculos de Cuba con los focos comunistas y radicales venezolanos se fortalecían a través de su poderosa embajada en Caracas, nutrida de agentes especiales que manipulaban capillas estudiantiles, sostenían periódicos y servían de enlace con el Partido Comunista, el MIR y con las flamantes guerrillas.

El 11 de enero de 1961, en plena Sierra Maestra, Castro consumó una reunión confidencial con un conglomerado de dirigentes latinoamericanos, para analizar la forma de precipitar una cruzada bélica en todo el continente, partiendo de un foco venezolano. El juicio de Castro consistía en alistar una brigada internacional, al estilo de la que se instituyó en la guerra civil española.

El conjunto era una mezcolanza de guatemaltecos, guadalupeños, sindicalistas paraguayos y demás, despuntando entre ellos los comunistas colombianos Tancredo Errante y Luis Sánchez, el costarricense Carlos Luis Falla, que había conducido la guerra en 1948 contra el ex presidente Figueres, y un nutrido grupo de venezolanos, entre ellos Simón Mérida y Manuel Marcano. Un voluminoso contingente de latinoamericanos formó el famoso Batallón-331 de milicias al mando del guerrillero cubano Dermidio Escalona, que participó en los combates de Bahía de Cochinos y en la batida contra los grupos armados anti-castristas en la Sierra del Escambray.

Castro decide desatar su flamante plan Camilo Cienfuegos en Venezuela. En abril de 1961, el país se estremece ante los pronunciamientos en las unidades militares en Caracas, Maracaibo y Cumaná, los cuales son aplastados sangrientamente. El papel de la embajada cubana en estos disturbios salió rápidamente a la luz. Para colmo, en junio de ese año, las fuerzas de seguridad venezolana incautan un voluminoso cargamento de ametralladoras de manufactura checoslovaca, enviado tranquilamente desde Cuba, por vía aérea, al estado Zulia.

En noviembre, el gobierno de Betancourt, mostrando a la prensa internacional innumerables pruebas de la ingerencia directa de Castro en la desestabilización del país, rompe relaciones diplomáticas con Cuba, con el propósito además de terminar con la labor de espionaje cubana. Ya en 1962, el PC de Venezuela, prácticamente bajo tutela de La Habana, había propuesto la idea de la insurrección armada.

En momentos que se debatía en un asfixiante duelo económico con Estados Unidos, y entraba en una relación peligrosa con la URSS, Castro necesita una Venezuela marxista a ultranza, que le propicie la ayuda petrolera requerida y la posibilidad de negar estas cuencas de hidrocarburos a Washington. Para ello, había llegado a un pacto oculto de no-agresión con el dictador dominicano Trujillo, acuerdo que fue negociado en La Habana por el general trujillista Arturo Espaillat.

Trujillo y Castro recién habían sido expulsados de la OEA, y la prensa oficial dominicana tronaba contra el "imperialismo norteamericano" y comenzaba a coquetear con un ideario socialista a la cubana. Betancourt se hallaba al corriente de esta alianza, que prometía ser problemática para su gobierno.

El socorro de Cuba a la insurrección en Venezuela se guiaba especialmente hacia el llamado Frente Chirinos que dirigían Fabricio Ojeda, Petkoff y el ex oficial Bravo. Existían otros focos guerrilleros, como el liderado por Juan Vicente Cabezas y el llamado Simón Bolívar, encabezado por Tirso Pinto y Germán Lairet. Castro recurre nuevamente al golpe militar, quizás ojeando que una lucha guerrillera en Venezuela no sólo tomaría largo tiempo, sino que era de dudoso resultado. Así fue cómo en mayo de 1962 se originaron los alzamientos castrenses en las bases de Carúpano, y luego en Puerto Cabello, dirigidos por elementos que respondían a Cuba, como Petkoff; pero nuevamente, ambas intentonas fueron aplastadas violentamente.

Si bien La Habana había logrado desatar la insurrección en Venezuela y se sucedían alzamientos, ataques contra cuarteles, sabotajes, asaltos, etc., los insurrectos pro-castristas pensaban en una victoria guerrillera relámpago al estilo de Cuba; pero el ejército no les daba tregua e impedía la extensión del foco en otras latitudes del territorio nacional.

En octubre de ese año, cayó en manos de las autoridades de Betancourt la prueba que Castro en persona había ordenado volar cuatro centrales eléctricas en el lago Maracaibo. A pesar de que la policía y las fuerzas armadas venezolanas estaban alertas, el 3 de noviembre, un comando venezolano preparado en Cuba, logra dinamitar dos oleoductos y un gasoducto en pleno puerto de La Cruz.

En enero de 1963, Betancourt le devuelve el golpe a Fidel con creces, al ser descubierto en Caracas el principal almacén de armas que Cuba disponía para los insurrectos venezolanos, así como una documentación comprometedora no sólo para La Habana, sino para las guerrillas y las redes urbanas clandestinas, lo que desató una recia batida de la tropa a los rebeldes castristas en la zona de Falcón.

Ante los golpes de las fuerzas armadas de Betancourt, Castro determinó unificar los divergentes frentes guerrilleros venezolanos en un mando central y comprometer secretamente al bloque soviético en tal insurrección. A mediados de 1963 se conforma el Frente de Liberación Nacional con sostén de Cuba y logística recibida, en menor escala, de China y la URSS. Era la época en que Ojeda, sumo pontífice de las FALN, Juan Vicente Cabeza, del Partido Comunista, Petkoff y Gregorio Lunar Márquez se destacan como los máximos caciques insurrectos.

El 25 de mayo de 1963, con un intento de asalto al aeropuerto de La Carlota, se inició un vasto proceso terrorista para festejar la fecha del 26 de Julio en el que fueron volados puentes mientras grupos guerrilleros atacaban poblaciones y se producían disturbios. En agosto fueron dinamitados el gasoducto de Arrecifes y el oleoducto de Ulcamay; se ocuparon armas, propaganda y un detallado plan cubano contra la vida de los presidentes de Venezuela y Colombia. En Falcón, fue sorprendido un agente cubano, José Alfonso, que dirigía un grupo terrorista. Anzoátegui, las fábricas Dupont, los almacenes Sears y otras propiedades norteamericanas fueron los próximos asaltos.
LA DERROTA

Pero la guerrilla comienza a confrontar una amarga realidad al no ver materializado el concurso del pueblo, por lo que a Castro no le queda más remedio que realizar constantes transfusiones de hombres y armas. El 4 de noviembre, el ejército de Venezuela sorprende un desembarco oriundo de Cuba, en la península de Paraguaná, donde se decomisó un alijo bélico de 3 toneladas. Semanas después, en varios encontronazos con los guerrilleros, se ocuparon armas de manufactura belga, con el escudo cubano.


Para fines de ese mes, en un lacónico discurso, el presidente Betancourt anunció que disponía de pruebas tan abrumadoras de la promoción de la violencia urbana y guerrillera por Castro, que sólo restaba a su país solicitar una reunión de emergencia de todos los países del continente americano para analizar las medidas a tomar, colectivamente, ante la constante violación de la soberanía venezolana por parte de La Habana. Las elecciones a finales de ese año, con el voto masivo popular y la victoria de Raúl Leoni, un protegido de Betancourt, demostraron el grado de aislamiento de la lucha armada y la incapacidad de Castro de sabotear el proceso democrático en Venezuela.

La consolidación democrática caraqueña había irritado a Castro y había desconcertado a la guerrilla y al PC venezolano. Por lo tanto, era de esperar la desgarradura que se provocó entre la militancia ortodoxa, encabezada por Pompeyo Márquez, Jesús Farías y Alberto Rangel, y los jefes guerrilleros pro-castristas, que aspiraban en ese momento a dirigir la organización política.

La tensión entre Caracas y La Habana amenazaba con llegar incluso a un choque bélico; Betancourt fortalecía su tropa, pero Castro era armado por el bloque soviético a niveles insospechables. Ante cada protesta venezolana, los cubanos respondían con una acción. El año 1964 se demostró políticamente desfavorable para Castro en todo el Hemisferio y se aguardaba que Cuba, ante la presión de todo el continente, desistiera de sus intentos intervencionistas. En enero de ese año, una pequeña flotilla de ocho pesqueros zarpó del puerto de La Habana, con banderas cubana y soviética, y vació armas no sólo en la Guyana británica y las islas Mujeres (que fueron luego portadas por las guerrillas venezolanas) sino igualmente en las costas de ese país.

En febrero de 1964 la OEA condenó al régimen de Castro en el caso de Venezuela, documentando las masivas remesas de propaganda subversiva, preparativos de guerrilleros y terroristas, costeo de actividades subversivas, introducción de pertrechos bélicos y la infiltración de espías cubanos. En mayo, el PC venezolano comienza a romper su cordón umbilical con la insurrección, mostrando interés por iniciar un diálogo con el gobierno, respaldado por algunos partidos comunistas latinoamericanos que no hacían causa común con el fovismo castrista.

La renuncia del ala ortodoxa comunista a la maquinación guerrillera, ratificada en el año 1965, suscitó una reacción virulenta de aquellos comunistas insurrectos, que como Bravo, estaban patrocinados desde La Habana. Esta ambivalencia del PC venezolano repercutió en las posiciones que Castro y el Che Guevara asumieron poco después en Bolivia, no confiando en el Partido Comunista boliviano de Mario Monje para fomentar el foco guerrillero.

Castro determinó arrogarse una mayor responsabilidad logística en la guerrilla venezolana y a tal efecto amarró los pormenores con Bravo y Ojeda. El primer fruto sería el desembarco combinado de cubanos y venezolanos en julio de 1965, con participación de Petkoff que auxiliado por un asalto terrorista haría estallar valiosos oleoductos de la Gulf Oil, Mobil Oil, Texas Petroleum y la Socony Oil en la región oriental del país.

El gobierno replicó ordenando el arresto de todos los miembros del Partido Comunista y del MIR. En agosto, la seguridad venezolana consiguió desarticular un amplio diseño conspirativo, que los cubanos conducían desde París, al detener a Silvia Agüero y Elsa Braun, sus contactos claves en Venezuela. En marzo de 1967 se produjo el asesinato del doctor Julio Iribarren, hermano del canciller venezolano, por un comando que sostenía relaciones directas con La Habana. Luego de cometido el crimen, el diario habanero Granma publicó las declaraciones del jefe guerrillero de las FALN, Elías Manuitt Camero, cuya organización se arrogaba la acción. El presidente Leoni expuso que la preparación del asesinato y de otros actos de violencia que le antecedieron se realizó con el consentimiento del gobierno de Cuba.

El ministro del interior de Venezuela, y luego presidente, Carlos Andrés Pérez declaró que la responsabilidad de toda esta situación la tenía Castro, con sus métodos en Venezuela; y anunciaba que era hora de que Venezuela y todos los países latinoamericanos se decidieran a hacer algo frente a Cuba9. Héctor Mujica capo del PC Venezolano condenó enérgicamente el crimen del doctor Iribarren y criticó la política cubana10. El punto prominente de la controversia entre Castro y los comunistas venezolanos tradicionales tuvo lugar en los momentos de la gran euforia habanera, resultado de las operaciones guerrilleras que el Che Guevara estaba desencadenando en Bolivia.

El 8 de mayo de 1967, el buque cubano Sierra Maestra zarpó del puerto de Santiago de Cuba descargando un dispositivo guerrillero en las ensenadas de Venezuela, en un lugar entre Machurrucutú y Jinarapo. La fuerza invasora cubana fue descubierta y aniquilada por unidades del ejército. En la pelea fueron hechos prisioneros los militares cubanos Antonio Briones Montoto, Manuel Gil y Pedro Cabrera, quien se suicidó en la prisión. Montoto pereció ahogado a manos de sus interrogadores, cuando era torturado. El gobierno venezolano acabó con lo que restaba de la infraestructura urbana de la guerrilla.

La tensión entre los estalinistas y castristas venezolanos fue un reflejo de las disparidades tácticas entre Moscú y La Habana referente a la toma del poder político. Castro acusó de traición a los comunistas venezolanos al no querer asistir a la reunión de la OLAS en La Habana. El descalabro del foco guerrillero en África y en Bolivia y la invasión de Estados Unidos a República Dominicana, determinó la suerte de los insurrectos venezolanos.

Castro comenzó a asumir una actitud internacional menos estridente y más condicionada por el Kremlin. Su aprobación a la invasión soviética en Checoslovaquia provocó el cisma definitivo con los guerrilleros latinoamericanos; y tanto el proyecto de Caamaño en República Dominicana como el de los rebeldes de Bravo fueron engavetados.

En junio de 1967, prestó declaración ante una comisión especial de la OEA el venezolano Marcano, quien daría pormenores de la subversión cubana en Venezuela. Marcano, entrenado por los servicios secretos cubanos, participó en numerosos actos de sabotaje y terrorismo contra su país. Según Marcano, Castro organizó dentro del ejército cubano, en los años 1960-1962, una unidad venezolana que participó en las operaciones en las lomas del Escambray contra los opositores de Castro. Los venezolanos, junto a otros latinoamericanos tomaron cursos en las escuelas de guerra cubanas.

Marcano atestiguó que Castro en persona les expresó que era decisivo golpear en la zona de Maracaibo donde se hallaban los más grandes oleoductos, para crear dificultades al gobierno; asimismo, que era imprescindible volar los transportes de abastecimientos para dar la sensación de una situación incontrolable en el país. Marcano fue elegido para coordinar en Europa y América los corredores clandestinos insurreccionales.

En marzo de 1964, Marcano salió de Cuba con pasaporte falso a nombre de José Escobar, por la vía de Gander con destino a Praga, donde fue recibido por una checa, (con el seudónimo de María) que había trabajado por muchos años en la embajada de ese país en Uruguay. María sustituyó el pasaporte cubano de Marcano por uno boliviano. Marcano debía crear corredores en la frontera colombo-venezolana, porque los de Pompeyo Márquez estaban vetados. Los cubanos le organizaron un recorrido Praga-Roma, para crearle una leyenda; luego visita Turín, como ex-alumno salesiano, donde se hace de una carta que le posibilita visitar el Vaticano para solicitar unas indulgencias que debían ser consignadas al hotel Torquemada.

Siguiendo el plan cubano, Marcano fue a Madrid donde tomaría un vuelo Nueva York-Perú, ingresando luego como boliviano en La Paz. De Bolivia, Marcano pasó a Colombia, donde hizo contacto con una red de espionaje cubana administrada por el arquitecto Luis Espinosa y por el veterinario español comunista Paulino García, director del diario España Democrática. De regreso, emergió en México y de allí a La Habana.

Meses después, Marcano fue designado para llevar a cabo otra encomienda cubana, coordinada con el secretario general del MIR venezolano, Américo Martín. Marcano volvió a utilizar la misma ruta, acompañado de Stefan Nube Adler y de los secuestradores del Anzoátegui. De Praga pasó a Londres, hizo un corredor entre Ámsterdam y la capital británica, se desplazó luego a Jamaica, donde mediante soborno adquirió una visa colombiana. En Colombia, y siguiendo instrucciones de los cubanos, Marcano se puso en contacto con el contrabandista Luis Pérez Lupe, que tenía en sus manos casi todo el comercio ilícito de mercancías, armas y drogas en la costa atlántica. Luis Pérez aceptó trabajar para La Habana y propuso hacer un puente desde Aruba a las costas venezolanas, con el lanchero de bandera venezolana Nelson Sosa, que debía mover un fardaje de hombres y armas.

Luego de esto, Marcano entró en Venezuela por Maicao, empleando el famoso camino verde sugerido por la inteligencia cubana, y que era transitado por gente de toda calaña: contrabandistas, ladrones, traficantes de drogas y tratantes de blancas. Allí, Marcano alcanzó a instalar el primer equipo de comunicación con Cuba, en la zona del estado Miranda, con la artista Astrid Fisher. Sin embargo la operación fue paralizada porque los soviéticos, que auxiliaban estas comunicaciones, notificaron que la CIA las había detectado. Marcano señaló que para la fecha los cubanos habían constituido a lo largo de todo el Pacífico el coro marxista Espártaco, compuesto de chilenos y peruanos. Asimismo, detalló cómo La Habana había establecido grupos en Ecuador, Brasil y Bolivia.

A principios de 1965, los cubanos citaron en París a su agente venezolano. Piñeiro, jefe del espionaje castrista, le enviaba dinero e instrucciones para ampliar un aparato embrión de servicios secretos, ajeno al Partido Comunista, que pudiese controlar toda la frontera venezolana tras la toma del poder. Marcano destacó que los cubanos feriaban armas en el mercado negro que fluye del Amazonas hacia Manaos y que en esa región existía una fábrica clandestina de armamentos, donde incluso ensamblaban ametralladoras. Señaló que en la faja venezolana de Garabato, los cubanos colocaron una mini-fábrica de armamentos que luego fue descubierta por el gobierno venezolano.

El corredor de Aruba, utilizado a fondo por la Habana y controlado por Marcano, funcionó a la perfección. Por allí se evadió en un barco bananero el dirigente del MIR, Américo Martín, con rumbo al Point Charlie inglés en Berlín. Otro importante corredor clandestino creado por La Habana fue el de la costa atlántica colombiana, empleando patanas francesas que trabajaban en los bananares de Santa Marta, las cuales podían trasladar hasta diez personas y hacer un recorrido directo hasta Hamburgo; de allí, los infiltrados viajaban a Frankfurt, con una cobertura turística, para luego trasladarse a Berlín.

Los cubanos aprovecharon que el Point Charlie inglés en el Berlín Occidental era escasamente inspeccionado; el único requisito resultaba presentar el pasaporte y realizar el cambio de marcos federales por los de Alemania Oriental. Una vez en el Este, se utilizaba a la embajada Checoslovaca para obtener una visa a Praga y de allí volar a La Habana.

En 1966, Marcano fue designado oficial de información de la inteligencia cubana para ejercer su labor en el dispositivo internacional de espionaje cubano hacia América Latina. Se le instruyó que reclutara diplomáticos venezolanos en el exterior y fue puesto a cargo de una red que no sólo cubrió Venezuela, sino también a Chile y otros países del sur. En octubre de ese año, viajó a Méjico donde recibió de manos del agente cubano Reginaldo Cepeda, claves de comunicación secreta creadas por los soviéticos; documentación falsa para entrar en Venezuela e infiltrarse en los medios oficiales, para conseguir cartas tácticas de las costas venezolanas, como lugares estratégicos, bases del ejército y puntos militarmente vulnerables.

En su deposición, Marcano manifestó que en Méjico suministró dinero al periodista Menéndez, de la revista Sucesos, por varios reportajes favorables a La Habana y reveló cómo los cubanos costeaban la revista Política, así como un conjunto de publicaciones en Francia.

El último viaje de contacto de Marcano, para consultar con sus patrones, resultó una odisea y tuvo que trasladarse con rapidez de Madrid a París y de allí precipitadamente hacia Berlín, debido al acoso que los servicios occidentales mantenían sobre los agentes cubanos. En Praga, finalmente pudo entrevistarse con sus superiores de la DGI que le entregaron $250,000, dinero que Martín, del MIR, había solicitado a Castro. Este dinero había sido adjudicado a otra organización armada, el FLN, perteneciente al Partido Comunista; Castro, además, se comprometió con regularizar al MIR una ayuda de $25,000 mensuales.

Marcano aceptó una encomienda directa de Castro de trasmitir a los insurrectos en Venezuela de no recabar fondos en ningún país socialista europeo, puesto que Cuba resolvería cualquier necesidad financiera. Los servicios cubanos le exigieron que secuestrara al cabecilla de la contrarrevolución cubana exilada, Manuel Artime, que iba a menudo a Venezuela, y que lo trasladara a la guerrilla de El Bachiller para “ablandarlo” y luego transportarlo a la isla Margarita, y de ahí a Cuba bajo la acción de sedantes. Castro le solicitó igualmente que su dispositivo de inteligencia penetrase a los militares venezolanos que participaban en la Junta Latinoamericana de Defensa.

No obstante sus intentos, la subversión guerrillera castrista en Venezuela, si bien fue la de mayor envergadura en el Continente, no logró sus fines y el país, a partir de Betancourt, prosiguió por una vía electoralista.
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Segunda Nota del Blogguista de Baracutey Cubano:

Las fotos y sus comentarios fueron añadidos por este blogguista, los cuales fueron extraidos de Internet del artículo :

De cómo Fidel maneja a Chávez
Héctor Pérez Marcano * / Revista Zeta (Venezuela) - 03/03/08

El nombre de Tomassevich era Raúl Menéndez Tomassevich y años antes se había destacado en la lucha contra los alzados anticastristas de las montañas de El Escambray, siendo uno de los oficiales más renombrados de la Lucha Contra Bandidos, LCB; algo paradójico, pues Tomassevich había entrado a la Revolución en la lucha contra Batista después de ser liberado de la cárcel por la que cumplía condena por haber falsificado un abultado cheque con la supuesta firma del Alcalde de Santiago de Cuba. Años después de la aventura venezolana, Tomassevich fue a Angola para tratar, junto al Caballo de Mayaguara, de capturar a Jonas Savimbi, pero fue un rotundo fracaso.

Otra aclaración: Antonio Briones Montoto, pese haber estado en la escolta de Fidel Castro y haber sido el primer jefe de la Dirección General de Operaciones Especiales, DGOE, fue la persona de la cual Fidel Castro dijo mintiendo descaradamente y de manera reiterada:

"Si fuese cierta la noticia de que el joven cubano Antonio Briones Montoto cayó de dos balazos en la cabeza y yace enterrado a 60 metros de la playa en el cementerio de Machurucutu, por ayudar a los revolucionarios venezolanos, nuestro Partido y nuestro pueblo se solidarizan profundamente con su gesto altruista, revolucionario, internacionalista y heroico"

Omitiendo que eran casi dos decenas de militares cubanos invadiendo las costas venezolanas.
Hubo otros heridos en esa accion como Ulises Rosales del Toro y Arnaldo Ochoa; por cierto, Ochoa le salvó la vida a Rosales del Toro al que sacó herido del cerco . En 1989 Ulises Rosales del Toro sería el que dirigió el pelotón en el fusilamiento de Ochoa. Así son de perversos los Castro.

Se dice que Luis Posada Carriles tuvo que ver con esa acción llevada a cabo en Machurrucutu. También se dice que el director del Instituto de Geodesía y Cartografía, un ex capitán del Ejército Rebelde, conocido por un video posteriormente como ¨el espía Francisco ¨ , le había comunicado a la CIA las coordenadas del lugar exacto del desembarco: el Cocal de los muertos, el 8 de mayo de 1967. Antonio de la Guardia estaba en la embarcación en que navegaron los infiltrados o había planeado dicha infiltración; leí que había tenido que ver con ella.
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VENEZUELA, UNO DE LOS SUEÑOS DE FIDEL CASTRO
2009-07-21.

Por Pedro Corzo
Escritor, Editor y Periodista
(www.miscelaneasdecuba.net).- “Comprometámonos a seguir haciendo de la Patria el ejemplo que convierta a Los Andes en la Sierra Maestra del continente americano”. Fidel Castro, Santiango de Cuba. 26-07 1960.

Su sentimiento mesiánico de redentor, su auto convicción de líder de lo que consideró siempre la verdadera independencia de América, se manifestó desde el primer año del triunfo revolucionario por lo que extendió su proyecto desestabilizador por todo el hemisferio, siendo Venezuela su principal objetivo y una especie de perla de la corona en su delirio de transportar el modelo soviético a América Latina.

Aunque fracasó en sus primeros intentos nunca abandonó el sueño, solo que como un hábil oportunista político supo ajustar sus estrategias y espero una circunstancia que le fue dada en la persona de Hugo Chávez.
( De izquierda a derecha, en el barco que los trajo a Machurucuto en mayo de 1967, Héctor Pérez Marcano, comandante Américo Silva, Raúl Tomassevich (Tomás), capitán cubano Silvio García y Moisés Moleiro (Foto cortesía de los autores) )
La subversión que conmocionó a Venezuela durante años y que dejó un alto saldo de pérdidas humanas y económicas tuvo el pleno patrocinio del dictador cubano. Castro apoyó la mayor parte de las fuerzas subversivas con armas y dinero. Entrenó y prestó apoyo político a muchos subversivos y alentó desde la isla a todo lo que en alguna medida pudiera afectar la democracia venezolana. Respaldó moral y políticamente a los enemigos de la democracia.
Repasemos párrafos de discursos de Fidel Castro en los que alentaba y expresaba su apoyo irrestricto a la subversión.
11-02-61: En La Habana.
Cuba se siente con derecho para estimular la Revolución en América Latina.
02-01-62: Plaza de La Revolución. La Habana.
En Venezuela se han reunido dos títeres, los dos farsantes: Rómulo Betancourt y Lleras Camargo… servidores miserables del imperialismo…y los imperialistas no podrán aplastar el movimiento revolucionario venezolano.
( De izquierda a derecha, en el barco que transportó a los guerrilleros para la invasión de Machurucuto en mayo de 1967, el dirigente del MIR Eduardo Ortiz Bucarán y el cubano Antonio Briones Montoto, capturado vivo por los cazadores en el Cocal de los muertos, cerca de Machurucuto, y asesinado en el Teatro de Operaciones de los cazadores de Cúpira (Foto cortesía de los autores) )

26-07-64: Santiago de Cuba.
Que el gobierno de Venezuela convoque al pueblo de Caracas, que convoque a los estudiantes, que convoque a los trabajadores y a los campesinos, que les dé fusiles y pregunte después cuánto dura ese gobierno… las gloriosas Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Venezuela, se hacen cada vez más fuerte, tiene numerosas bases guerrilleras, que no han podido ser aplastadas por el gobierno pro-imperialista y corrompido que sucedió al igualmente corrompido y pro-imperialista de Betancourt.
02=01-67: Conmemoración VIII Aniversario de la Revolución.
Nuestro mensaje de solidaridad a los heroicos combatientes Douglas Bravo, cuyo gesto firme y profundamente revolucionario contribuyó a salvar la revolución venezolana de la crisis; nuestro mensaje a Luben Petkoff, a Prado, a todos los combatientes de Falcón y el Bachiller.

( Comandante Arnaldo Ochoa y Luben Petkoff durante la travesía para desembarcar en las playas de Falcón en 1966.(Foto cortesía de los autores))

13-03-67: Aniversario del ataque al Palacio Presidencial de Cuba. La Habana.
Proclamamos una vez más nuestra simpatía y solidaridad sin vacilación alguna con los guerrilleros que combaten en El Bachiller, con los combatientes que en las ciudades desafían la represión y la furia de la tiranía……nosotros solo reconocemos como representante de los Pueblos a los revolucionarios nosotros solo restableceremos relaciones diplomáticas con gobiernos revolucionarios de esos países…Sabemos que algún día también Venezuela alcanzará su victoria y que se cumplirá esa heroica consigna de hacer –”la patria libre o morir por Venezuela” que es como nuestra consigna -de Patria o Muerte. Venceremos.
19-04-67. Acto conmemorativo del VI Aniversario de Playa Girón.
Y es lo cierto que el movimiento guerrillero crece en Venezuela y que ya hay algunos destacamentos fuertemente armados que inspiran miedo al régimen…y que en El Bachiller se mantienen firmes las fuerzas guerrilleras, pese a la ofensiva del ejército venezolano.

(Comandantes Arnaldo Ochoa (tercero de izq. a der., última fila) y Luben Petkoff (sexto de izq. a der., última fila) junto a los 15 cubanos que desembarcaron en julio de 1966 en las playas de Falcón para incorporarse al frente guerrillero comandado por Douglas Bravo (Foto cortesía de los autores)


Recordamos con claridad los ataques directos de todo tipo que patrocinó Fidel Castro contra Rómulo Betancourt y Raúl Leóni. Las expresiones contra la dignidad de esos dos mandatarios, la trato de convertir en caricaturas. Sus ataques contra Venezuela fueron muchos y profundos porque nunca perdonó ni entendió que Venezuela se diera una Revolución Democrática como la del 23 de Enero de 1958.
Los fracasos de su régimen, de la Revolución que traicionó han sido muchos. El totalitarismo Castrista ha fracasado en Cuba y en el exterior, y quizás su único logró fue descubrir a Hugo Chávez, que sin dudas ha sido su servidor mas fiel e incondicional.

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