martes, mayo 14, 2019

Marlene Azor Hernández: La dictadura estalinista cubana «normalizada» contra su pueblo

Tomado de https://www.cubaencuentro.com/3

La dictadura estalinista cubana «normalizada» contra su pueblo

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La crisis humanitaria de 10 millones de venezolanos necesitados de ayuda urgente para no morir recibe la respuesta del gobierno cubano de aumentar la represión interna en Cuba
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Por Marlene Azor Hernández
Ciudad de México
14/05/2019

Las tensiones financieras del país son crisis endémicas en Cuba desde la caída del Muro de Berlín porque el sistema de planificación centralizada y el control directo de todos los mecanismos económicos por parte del Partido y el Estado, implosionó en todos los países que impusieron este ineficaz sistema de dirección de la economía. El sistema no funciona. Esto lo sabe perfectamente toda la nomenclatura cubana desde el presidente de la República hasta el último funcionario municipal. Pero el estado sigue paralizado como un estado fallido y aumenta la represión contra las discrepancias con las políticas públicas del gobierno, verdaderos disparates en una gestión pública mínimamente eficiente. La dependencia cubana externa primero a la URSS y luego a Venezuela a partir del 1999, le ha permitido a la dictadura estalinista mantener una economía muy reducida, una miseria generalizada y una represión creciente y delincuencial contra todo pensamiento discrepante violando todos los derechos humanos económicos laborales, culturales, sociales, civiles y políticos, ninguno reivindicable ni justiciable en el país. “Hoy La Habana controla en Venezuela, el sistema de identificación y pasaportes, registros y notarías públicas, puertos, aeropuertos y puestos migratorios, y los sistemas informáticos del Gobierno, la policía y la petrolera estatal, PDVSA. El espionaje cubano, el G-2, tiene mando en plaza en los servicios de inteligencia venezolanos. Y los militares se reparten por los cuarteles y el Ministerio de Defensa”[1]. Cuba colonizó Venezuela a partir de 1999 y con la anuencia desvergonzada de Hugo Chávez.

Se ha “normalizado” a la dictadura estalinista cubana en el ámbito latinoamericano y europeo, al punto que la mayoría trata con absoluta condescendencia al gobierno cubano como si se tratara de una democracia más o un estado de derecho más en el concierto de las Naciones. Las causas de estas conductas son variadas, desde el alineamiento ideológico de la izquierda latinoamericana y europea que sólo cree en el discurso oficial cubano por conveniencia, fanatismo, e ignorancia, hasta los intereses extranjeros económicos creados en las relaciones con las empresas estatales-militares del estado cubano desde la década de los 90 en Cuba, por empresas extranjeras sobre todo europeas, aunque también latinoamericanas.

Estas empresas extranjeras se han hecho cómplices del gobierno en violar las 20 Convenciones laborales ratificadas ante la OIT por el gobierno cubano. No hay pronunciamiento de estas empresas contra los atropellos laborales del gobierno cubano contra los trabajadores en empresas mixtas ni en empresas 100 % de capital extranjero ni sobre “la esclavitud de batas blancas” que el gobierno impone a sus cooperantes en el extranjero. Mi pregunta a Europa: ¿Los intereses económicos están por encima de los derechos humanos universales? Según la Carta de Naciones Unidas es justamente lo contrario. Mi pregunta a los gobiernos latinoamericanos: ¿Van a seguir permitiendo la labor de penetración del gobierno cubano en los países democráticos para destruirlos como Venezuela y aumentar la desestabilización regional? Sólo la masiva emigración cubana y venezolana son factores de conflictos políticos, económicos y humanitarios para la región. La justificación de la apatía de Latinoamérica y Europa sobre Cuba, por el diferendo Cuba EEUU sigue siendo insostenible, porque culpan a un país extranjero de la crisis interna cubana resultado de las disparatadas leyes, instituciones, y políticas públicas puestas en marcha por la élite política y militar cubana durante los últimos 60 años. Es el gobierno cubano y no EEUU quien tiene que eliminar la represión interna y cambiar su ineficaz sistema que expulsa a los ciudadanos cubanos al exterior y los reprime por sus nefastas leyes, instituciones, y políticas públicas.

(Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro (Foto tomada de Havana Times))

Sin embargo, los medios de difusión masiva en Latinoamérica y Europa y los gobiernos se dedican a la mirada geopolítica del diferendo Cuba-EEUU, EEUU-Europa y llenan muchas cuartillas, pero no ofrecen ninguna solución. Los ciudadanos observamos este conflicto viendo cómo los gobiernos se disputan pedazos económicos del pastel como concierto de aves de rapiña sobre nuestro territorio. Lejos de ser una política errada, la norteamericana, es la única que gestiona, denuncia y sanciona los atropellos del gobierno cubano. Siempre lo he dicho: Mañana se elimina el embargo y la Helms Burton y la dictadura estalinista se sentirá con más fuerza para continuar violando todos los Derechos Humanos en Cuba y manteniendo el país en la miseria generalizada y la represión, porque el foco está mal puesto por la comunidad internacional: “Es la dictadura estalinista, estúpido”[2], ninguna de sus leyes, instituciones ni políticas públicas facilitan el desarrollo, la independencia y la pacificación y bienestar de sus ciudadanos. Como botón de muestra, la reacción del gobierno cubano hacia el descongelamiento de las relaciones con el presidente Obama desde diciembre del 2014 a diciembre 2017. El gobierno incrementó la represión a casi 10 mil arrestos arbitrarios en 2016, la policía política difundió en Internet y en varias universidades cubanas dos libros contra la socialdemocracia y catalogó a todo demócrata de mercenario de la CIA, además, paralizó el trabajo privado en la isla. Esta experiencia nos demuestra que las dictaduras estalinistas no negocian, sino que sólo se flexibilizan y cambian por presión nacional e internacional. La contestación y la actividad cívica están brutalmente reprimidas dentro de Cuba, la dictadura se mantiene por las bayonetas.

En febrero de este año, el gobierno impuso una nueva constitución estalinista con un mega fraude institucional y estructural del referendo como de todas las elecciones anteriores, por ley electoral y unidad de poderes. No hay una sola cifra gubernamental que tenga algún sentido, más que ser el resultado de un fraude endémico a puertas cerradas. Así pasa con todas las cifras que produce el gobierno y las instituciones del estado. Todas son fabricadas a puertas cerradas sin control independiente ciudadano y por eso todas cambian de un día al otro o de un año al siguiente sin ninguna explicación plausible. El fraude en Cuba y el ocultamiento de la información es una actividad cotidiana del gobierno. Por lo tanto y para empezar, la comunidad internacional no puede aceptar los datos gubernamentales cubanos como si estos fueran ciertos. No lo son.

La comunidad internacional debe cambiar su “naturalización” de la dictadura estalinista cubana porque el caos y la desestabilización no se detienen con las bayonetas, sino con leyes, instituciones y políticas públicas sensatas, ilustradas, eficientes y transparentes que pacifiquen un país que vive en guerra latente y real de una dictadura estalinista contra un pueblo inducido a la miseria y sin derechos.

El Grupo de Lima ha propuesto recientemente que el gobierno cubano aporte soluciones al brutal conflicto venezolano. Es un primer reconocimiento internacional de que el gobierno cubano es la parte más medular de la crisis humanitaria y política en Venezuela. Sin la presencia de la inteligencia cubana en las Fuerzas Armadas venezolanas ya Juan Guaidó hubiera realizado la transición hacia unas elecciones libres y democráticas y la liberación de todos los presos políticos venezolanos. Consenso existe en la sociedad venezolana Pero otro ángulo del problema es sancionar y denunciar masivamente a la dictadura estalinista cubana que no cambia, ni quiere cambiar y no garantiza de hecho las inversiones extranjeras ni nacionales y obstruye las posibilidades de estabilizar y desarrollar un país caótico y miserable en su funcionamiento. No sólo una guerra civil genera el caos en un territorio y la prueba está en Venezuela y Cuba.[3]

Ha hecho bien el gobierno de EEUU en reducir a un tope las remesas familiares bajo el monopolio estatal- militar de la economía cubana y la prohibición de las PYMES en Cuba. Dejar las remesas sin límites es oxigenar las arcas del estado mientras reprime y asfixia toda actividad privada y cooperativa en la Isla, auspiciando las relaciones económicas delincuenciales y los atropellos ciudadanos. El orden de los factores si altera el producto.

La soberanía nacional de un estado no puede estar por encima de las violaciones a todos los Derechos Humanos Universales de cada pueblo. Es hora de quitar la venda sobre las causas reales de la brutal crisis endémica cubana desde 1990 y su expansión a Venezuela.

Marlene Azor Hernández es consultora del Observatorio Cubano de Derechos Humanos, con sede en Madrid. Doctora en Ciencias Sociales y Humanidades por la UAM, México.

[1] Maité Rico, “Cuba y Venezuela: morir matando” en 14ymedio.com, 9 de mayo de 2019.

[2] Frase atribuida a Bill Clinton en su campaña de 1992 contra George H.W. Bush. “Es la economía, estúpido”, que de manera deliberada he cambiado su contenido.

[3] En el caso de Cuba, son notorias las revueltas populares cotidianas para lograr comprar algo de comida en todo el territorio nacional, pedir el restablecimiento de la electricidad y el agua intermitentes en el territorio nacional, los tumultos frente al inexistente transporte público, y la represión a los intentos de hacer alguna marcha ciudadana pacífica por los derechos ciudadanos además de los atropellos cotidianos a los presos políticos, golpizas y arrestos arbitrarios a periodistas independientes, activistas de derechos humanos y opositores, allanamientos ilegales y con fuerza a las casa de los opositores, el robo de las autoridades a los recursos y bienes de los disidentes y la prohibición de salir del territorio nacional sin causa legal alguna. La población cubana vive una guerra latente cotidiana.

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