martes, septiembre 03, 2019

Alberto Roteta Dorado: Latinoamérica, cuidado con el retorno de la izquierda.


Latinoamérica, cuidado con el retorno de la izquierda.


Por Dr. Alberto Roteta Dorado.-
1 de septiembre de 2019

Santa Cruz de Tenerife. España.- La izquierda está debilitada. Pensar que los movimientos de tendencia socialista volverán a ocupar un espacio significativo en la sociedad y la política mundial es una utopía. La caída definitiva del llamado Campo Socialista en los inicios de la década del noventa representó la sepultura simbólica de esta modalidad política que alcanzó su clímax a mediados del pasado siglo XX. 

La renuncia de los gobiernos de Rusia y de un grupo de naciones de Europa Oriental y Central al socialismo, así como la no existencia de movimientos, al menos fuertes, en dichas naciones con pretensiones de revocar el nuevo orden político, constituye un ejemplo sólido para afirmar que el socialismo jamás salió de una fase experimental que, cual efímera prolongación de sus disparatados conceptos en el orden teórico, no logró echar raíces profundas capaces de sostener sus endebles estructuras. 

La serie secuencial de fracasos dan fe de que la famosa dictadura del proletariado, la aparente repartición equitativa de los bienes materiales, y los medios de producción nacionalizados y en manos de las masas proletarias no tuvieron razón de ser en el contexto de la sociedad del pasado siglo – donde logró implantarse en gran parte de Europa–, ni en el actual contexto del siglo XXI, donde se intenta restablecer en ciertos países de América Latina. 

No obstante, cuando ya creíamos que las modalidades izquierdistas se extinguirían definitivamente – los caos de China y Cuba son excepciones dentro de la regla general que contradicen el curso normal del devenir histórico–  el dictador cubano Fidel Castro encontró lo que tanto buscó durante años. La figura del venezolano Hugo Chávez Frías con sus rasgos histéricos y su egocéntrica personalidad, lo aproximaban al “eterno comandante” cubano, y esto le vino como anillo al dedo.

En lo adelante la historia es bien conocida, de ahí que me limite a precisar solo dos aspectos que el viejo dictador cubano tuvo muy presentes para comenzar sus andanzas con Chávez. 1. Venezuela podía aportar a Cuba lo que ya no recibía del bloque socialista centroeuropeo y de la URSS, con lo que el parasitismo del régimen de La Habana podía prolongarse, esta vez con un nuevo aliado mucho más cercano. 2. Venezuela podía ser el foco primario del socialismo de “nuevo” tipo, esto es, el Socialismo del siglo XXI como lo acuñó definitivamente Chávez, aunque como algunos saben no es una invención suya sino del sociólogo alemán radicado en México Heinz Dieterich, con quien Chávez tuvo amistad.   

Así las cosas, el nuevo engendro castro-chavista logró metástasis rápidas en varios países de Latinoamérica, los que se convirtieron al Socialismo del siglo XXI. Dicha tendencia en realidad lo único que tuvo de socialista fueron las grandes violaciones de los derechos humanos, la represión marcada, el empobrecimiento de sus economías, el enriquecimiento material de sus líderes, y ante todo, una marcada corrupción que llevó a sus principales exponentes a graves escándalos – unos perseguidos, otros pendientes de sentenciar, y otros tras las rejas–. Téngase en cuenta que el “paradigma” socialista de la nacionalización de los medios de producción no tuvo lugar de  generalizada en estas naciones a pesar de los esfuerzos de sus mandatarios por lograr apropiarse de todo el sector privado. 

Brasil, Argentina, Chile, Uruguay, Ecuador y Bolivia, amén de Venezuela, el foco primario del nuevo engendro comunista, integrarían el nuevo bloque socialista, esta vez con sede en América Latina y no en Europa como su predecesor movimiento del pasado siglo XX. De manera similar al desastre de la URSS y Europa Oriental, en breve se logró extinguir el socialismo en estos lares, exceptuando países como Bolivia y Venezuela, cuyos regímenes dictatoriales se empeñan en hacer perdurar lo cuasi inexistente. 

En noviembre de 2017, encontrándome en Naples, Estados Unidos, escribí un pequeño ensayo con el título El socialismo, su total derrota no significa el fin de su existencia, que fue muy publicado por estos días, y aunque tal vez no se vea bien que un autor se cite a sí mismo, retomo unas líneas de dicho escrito:

“Decir que se extinguió definitivamente su llama resulta tan utópico como la propia idea de concretar con éxito su consumación como acto. Están latente, y de manera solapada sus defensores, cual espectrales sombras que se resisten a aceptar sus reveses, intentan hacer de las suyas. Revivirlo es su meta (…) el terrible enemigo aun está presente, sin fuerzas, desacreditado ante el mundo, inmerso en un terrible caos; pero está y desde las profundidades abismales sus defensores – que por desgracia no son pocos– pretenden resucitarlo, aun conociendo del fracaso de todo posible intento para el establecimiento de comunidades socialistas en el mundo”.

¿Por qué lo retomo y lo traigo de nuevo en esta ocasión? Porque resulta más vigente que nunca esta idea. Téngase en cuenta que en países de Europa como España, por solo citar un ejemplo del viejo continente, se impuso el socialista Pedro Sánchez como jefe de gobierno desde junio de 2018. El también secretario general del Partido Socialista Obrero Español desde 2017, tiene estrechos lazos con los dictadores comunistas de Cuba y Venezuela, por cuyos regímenes muestra admiración; y lo peor, que en el propio territorio estadounidense se hacen intentos para “desarrollar” un socialismo muy a su manera, pero al fin de cuentas, un socialismo que, como toda posible variante, jamás es democrático y a la larga se demuestra que de benéfico no tiene absolutamente nada. 

Pero para no salir de nuestro contexto latinoamericano citemos algunos ejemplos que demuestran que la total derrota de dicho sistema no significa el fin de su existencia, como afirmé hace ya algún tiempo. 

México. La toma del poder de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) no nos sorprendió. Se sabía de manera anticipada que el candidato por el Partido MORENA, de orientación 100% izquierdista, cuyo discurso eminentemente populista utilizó como herramienta no solo en los momentos de clímax de su sucia campaña, sino de manera previa cuando aun parecía una utopía que el socialismo pudiera implantarse en tierras aztecas, algo que no necesariamente se tiene que concretar como acto, por cuanto, como bien me confesó el destacado analista político Eugenio Yáñez, lamentablemente fallecido hace pocos días: “la estructura institucional de México no es tan frágil como las de Venezuela o Cuba, para que pueda romperse fácilmente por la simple voluntad de AMLO”. 

De cualquier modo AMLO está posicionado en México y tarde o temprano, como todo “buen” socialista, hará de las suyas. Por ahora ocupa posiciones un tanto neutrales y el grave conflicto migratorio a través de la frontera mexicana con Estados Unidos con el consiguiente asunto del muro fronterizo de Trump ocupan el centro de su existencia. Los mexicanos demasiado decepcionados de los gobiernos anteriores, amén del alto grado de corrupción de sus políticos, así como el bajo nivel educacional de su población, fueron factores que le permitieron a AMLO su inserción en la sociedad mexicana con esos aires de triunfo a partir de promesas y de proclamación de reformas.  

Argentina. El caso de Argentina es preocupante. El kirchnerismo está al asecho. La disparatada conducta de Cristina Fernández al asumir una candidatura como vicepresidenta en los próximos comicios demuestra sus pretensiones. Néstor Kirchner se las agenció para montar una estructura gubernamental que le permitiera hacer de las suyas durante su mandato, y no solo esto, sino que preparó las condiciones para que su sucesora y compañera en la vida las mantuviera como garantía de un continuismo no solo político, sino de inigualable corrupción. 

(Alberto Nisman)

Doña Cristina está acusada, entre otras cosas, de asociación ilícita y fraude en la concesión de obra pública, así como de encubrimiento a terroristas causantes de 86 muertes y más de 350 heridos en Argentina, el famoso atentado conocido como el caso AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina). Recordemos que hace más de 23 años, un coche bomba detonó frente a la sede de la AMIA, en el centro de Buenos Aires. Argentina acusó formalmente al Gobierno de Irán de planificar el ataque, y al partido-milicia chií libanés Hizbullah de la ejecución. Más de 20 años después, el fiscal federal Alberto Nisman apareció con un disparo en la cabeza, justo cuando solo faltaban unas horas para comparecer ante el Congreso, en lo que sería la denuncia que se había presentado contra Cristina Fernández de Kirchner por supuesto encubrimiento de los terroristas, y cuatro días después de haber hecho la acusación formal contra la entonces presidente de Argentina.

Fernández se ha mantenido muy activa en los últimos tiempos. Sus fuertes lazos con la dictadura cubana y su presencia temporal en la isla con el pretexto de visitar a su hija – ingresada en La Habana con sintomatología imprecisa y posible ¿linfedema asociado a estrés? – sugieren la presencia del régimen castrista en sus nuevas andanzas para reactivar el socialismo en un país desorientado políticamente, lo que constituye excelente caldo de cultivo para el resurgimiento de lo que definieron como Socialismo del siglo XXI. 

Bolivia. La ausencia de Evo Morales al XXV Encuentro del Foro de Sao Paulo (FSP), celebrado en Caracas, nos hizo pensar en una posible transformación del líder indígena – como ocurrió con Lenín Moreno, el presidente actual de Ecuador–. Sus aspiraciones de integrar el MERCOSUR y su encuentro con Bolsonaro, quien lo persuadió para que no fuera al evento de Venezuela, fueron señales de que algo podía suceder. 

Sin embargo, el ya legendario presidente andino vuelve a arremeter contra Donald Trump, y se deja arrastrar por su delirante idea de la “maldad” del “enemigo imperial”. Morales se prepara con fuerzas para su próxima campaña por un cuarto período al frente de Bolivia. Etapa que será tan ilegítima como la actual y la precedente, según lo establecen las leyes constitucionales de la nación andina. De modo que la llama del comunismo pudiera seguir por un tiempo en los lejanos parajes de los Andes, aunque como ya expresé otras veces, el papel de Bolivia es insignificante dentro del contexto regional. 

Colombia. Por último, y no por esto menos importante, aunque el propio presidente Iván Duque no parece estar muy preocupado al dar muestras de una seguridad sin igual,* vale la pena detenernos en los últimos sucesos de Colombia. La reactivación de una nueva guerrilla con disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) al mando de los narcoterroristas Iván Márquez, Jesús Santrich, Óscar Montero (El Paisa) y Edison Romaña, constituye una grave amenaza no solo para el territorio colombiano, sino para toda la región. 

De las sendas rondas de conversaciones que tuvieron lugar en La Habana entre octubre de 2012 y agosto de 2016 para poner fin al más extenso conflicto armado del hemisferio occidental solo conocemos la imagen que se hizo pública, esto es, la idea de que el régimen de La Habana intervenía y ofrecía sus instalaciones para los debates en pos de alcanzar la paz a partir de la deposición de las armas por parte de las FARC. El lado oculto del asunto jamás ha salido a la publicidad. El desgobierno castrista pudo tramar desde entonces la posibilidad de reactivar el foco comunista que sirviera para incentivar a la guerrilla de izquierda más antigua del hemisferio occidental, y también la más temible para el pueblo colombiano, sin que quede descartada la intervención de la narco-dictadura venezolana en el reinicio de la actividad de las FARC. 

En fin, mucho cuidado Latinoamérica. El socialismo sigue siendo una seria amenaza para la seguridad de la región. La capacidad del gobierno democrático de Colombia para detener el renacer de las FARC, y el discernimiento, o al menos el sentido común, de los argentinos para oponerse a la presencia de la multiacusada Cristina Fernández en la directiva de Argentina, será definitorio para impedir el fortalecimiento de la izquierda en la extensión continental que el sabio cubano José Martí definiera como Nuestra América. 

* “No estamos frente al nacimiento de una nueva guerrilla, sino frente a la amenazas criminales de una banda de narcoterroristas que cuenta con el apoyo y albergue de la dictadura de Nicolás Maduro”, expresó el pasado jueves, 29 de agosto, Iván Duque.