Un Instituto para contar la historia que muchos no quieren escuchar
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Conversación con Pedro Corzo y Enrique Ruano
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Por Vicente Morín Aguado
28/10/2019
El término contra historia circula con credenciales propias, se integra a la precisa definición de George Orwell: “la libertad es el derecho de un hombre de decirle a otro hombre lo que no quiere oír.” Por este derecho inalienable fue fundado en Miami, hace veinte años, el Instituto de la memoria histórica cubana contra el totalitarismo.
A continuación, fragmentos de una conversación con el periodista Pedro Corzo (PC) y su compañero Enrique Ruano (ER), dos ex presos políticos de la dictadura castrista, fundadores del instituto que está celebrando dos décadas de trabajo, avaladas por más de 200 conferencias públicas, 13 documentales y una veintena de libros.
Ustedes, que sufrieron años de cárcel, cuando la solidaridad exterior escaseaba y el aislamiento en su país era casi absoluto, seguramente priorizan los testimonios del presidio político, parte de sus biografías:
Pedro Corzo (PC): Aunque el haber estado preso es un honor, el mayor honor es haber luchado, seguir combatiendo a la dictadura. No hacemos distinciones, desde la lucha armada a la defensa de los derechos humanos, todo el que enfrenta a la dictadura tiene nuestro respeto, recogemos la historia de esa persona, y de la organización a la cual está relacionada.
La manipulación comunista acusa a este tipo de organizaciones de ser creaciones imperialistas, financiadas desde la Casa Blanca.
ENRIQUE RUANO (ER): Falso totalmente. Aquí donde conversamos, en la Casa del Preso, en la Avenida de los Mártires de La Pequeña Habana, todo lo que ves se hizo al pecho, con el esfuerzo de los sobrevivientes de años de prisión, de alzados en las montañas.
PC: Cuando fundamos el instituto no buscamos apoyo de agencias gubernamentales, tampoco fundaciones federales o estaduales, recibimos donaciones de personas solidarias, es un trabajo dirigido a la memoria histórica.
Veo a mi alrededor, por simple inspección, más de 500 fotografías del martirologio, una galería dedicada a las mujeres que sufrieron prisión, y también, conmovedor, a las madres de los presos, de los caídos, mártires también ante el sacrificio de sus hijos.
(Pedro Corzo (derecha) y Enrique Ruano.)
ER: Es solamente una parte, faltan muchos nombres. Esta lucha fue en condiciones extremas, le muestro aquí estos cuadros, son marcos de fotos sin rostro porque no se han podido encontrar las fotografías. Tal vez cayeron en el primer combate, otros provienen de familias divididas por la represión allá en Cuba. Hay desaparecidos también.
Ustedes hacen un trabajo metódico al recoger testimonios, hechos, personas, archivar la historia, escribirla, difundirla. Sabemos que fue una época violenta, allá en la Isla hay museos también, estas personas no aparecen, si algunos son nombrados, entonces les llaman terroristas, bandoleros, mercenarios.
PC: Denostar, descalificar al contrario es parte de la manipulación. Los combatientes contra la dictadura sufrimos un pecado original, enfrentamos un nuevo gobierno que había derrotado a un régimen de fuerza. El castrismo desde que llegó al poder estableció un patrón de conducta contrario a la democracia, los derechos ciudadanos. Patrón fundamentado en la discriminación y la violencia.
ER: No nos dejaron otra opción, venían de la violencia, implantaron la violencia en nombre de la revolución y los combatimos con la violencia.
Todo en nombre de la revolución, estamos ante un concepto central de ese pecado original que, como una sombra, les ha acompañado toda la vida.
PC: El castrismo ejerce un encanto amargo y sucio sobre muchas personas. Las revoluciones no son por sí mismo buenas. Los revolucionarios destruyen el orden existente, prometiendo crear algo diferente pero no necesariamente mejor. El instituto trabaja en ese sentido, demostrar que el totalitarismo es muchísimo peor a la época anterior, la de Batista.
En Cuba existía un culto hacia la palabra revolución desde los tiempos del frustrado proceso de 1933. Fidel Castro manipuló muy bien la idea, ganando simpatías por ello.
Según se demuestra ahora con Venezuela, la peligrosidad de las acciones emanadas desde la plaza de la Revolución, llega lejos. La visión actual de nuestro país es confusa, existe una considerable apatía, y hasta complicidad con el sistema comunista cubano.
PC: Desde 1959 comenzaron las operaciones en otros países, hay ese encanto del que hablé, y hasta temor porque los tentáculos de La Habana son de largo alcance. Puedo asegurar que, en toda la historia de nuestra nación, de Latinoamérica, no ha existido un régimen más oprobioso, negativo y destructivo que el castrismo.
Pasadas las justas conmemoraciones, el Instituto de la memoria histórica cubana contra el totalitarismo sigue adelante. ¿Nuevos objetivos?
PC: Nuestro último libro, titulado La Extinción de la República, señala ese camino.
ER: Seguimos mostrando la verdad, destruyeron a Cuba, quieren destruir a otros países de América, lo están haciendo. El mundo debe saber lo que pasó, la razón está con nosotros.
En el libro citado, de la autoría de Pedro Corzo, se lee al final: “La República cayó cuando sus ciudadanos la entregaron.” ¿Estamos ante el decir de los vencidos?
PC: La oposición fue derrotada pero no vencida. Han pasado sesenta años y hay gente en prisión. La lucha por los derechos humanos, las nuevas condiciones, van creando una sociedad civil, han surgido opositores emblemáticos que son muy importantes, porque en su momento se logrará una oposición coherente e integrada que ponga en peligro a la dictadura.
© cubaencuentro.com
Etiquetas: cuba, enrique ruano, memoria histórica, Pedro Corzo, totalitarismo
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