ME GUSTAN LOS ADVERSARIOS AMARGADOS
Por Esteban Fernández
19 de febrero, 2020
“Sore Losers” -perdedores adoloridos- son los demócratas y esa es Nancy Pelosi. Y NO ME ESTOY QUEJANDO porque a mí me encantan los contrarios echando chispas.
Lo que me molestaría era verlos actuar tranquilos y ecuánimes como actué yo cuando ganó Obama y perdimos todos los que detestamos a Obama.
A mi me encanta ver a mis adversarios y enemigos bravos y deprimidos. Ver a “la Pellejosi” rompiendo endemoniada el discurso de Trump lo disfruté a plenitud.
La cosa más odiosa del mundo es contemplar a un enemigo feliz y contento de la vida. Mientras más bravo se mantiene el contrincante más contento yo estoy.
Nunca le perdoné a Hugo Chávez que -hasta poco tiempo antes de morir- el tipejo parecía vivir súper divertido. Haciendo gracias y chistes. Eso me caía como una patada en el hígado. Y detesto que Nicolás Maduro lo imita en la pujonería.
Por eso nunca veía “Sábado Gigante” ni veo al Gordo de Molina porque son dos que me caen muy mal y se pasan la vida de graciosos haciendo pujos y actuando como si estuvieran contentos.
Sin embargo, “Bola de Churre” se pasó 90 años de braveza en braveza. Resentido lo mismo en la derrota como en la victoria. Y yo brincando de alegría cada vez que lo veía encabritado.
Genioso, gritando, tratando y regañando a sus subalternos como un chulo celoso maltrata a sus rameras, malencarado siempre, sin jamás lanzar una sonora carcajada.
Ni un gesto de cariño para su bruja esposa Dalia ni para sus malcriados hijos los cuales con temor tenían que dirigirse a él como “Comandante” para evitar sus continuos berrinches.
¿Alguien vio al tirano bailando un “Cha cha chá” o arrollando en una conga, o haciendo un simpático chiste? Era dueño de una Isla, pero siempre transitando por el camino de la amargura. Lleno de pesadumbres constantes.
Nada me gusta más que ver a la aflijida cacatúa Hillary Clinton siendo entrevistada en la televisión. Esa es el prototipo de las amargadas. Destila hiel.
Se ha pasado más de tres años -con cara de lechuza con tos ferina- sufriendo la gota gorda y presentando excusas de cien mil motivos por las cuales perdió. Y cuando lanza una innecesaria risotada suena como una hiena en celo. Disfruto de verla pasando un verdadero calvario.
Los mercachifles de las estaciones de televisión CNN y MSNBC durante la pasada semana victoriosa de Donald Trump parecían que estaban en un velorio. Nunca las sintonizo, pero dediqué media hora a disfrutar de la tristeza, duelo y desaliento que denotaban sus patibularios rostros izquierdistas y socialistas.
Para resumir, yo me siento eufórico y feliz cuando veo los adversarios pataleando y malhumorados. Me molesta una crítica agresiva de un comebola contento y burlón, me río del que me escribe irritado y cabreado . Desde luego, bloqueo a los dos. ¡Vaya!
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