martes, marzo 09, 2021

Emilio Morales escribe Moscú no cree en lágrimas (y China tampoco), ya que la dictadura Castro-comunista de Cuba ha perdido toda opción de encontrar financiamiento, incluido de sus socios políticos.


 Tomado de https://diariodecuba.com/

Moscú no cree en lágrimas (y China tampoco)

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El Gobierno cubano ha perdido toda opción de encontrar financiamiento, incluido de sus socios políticos.

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Por Emilio Morales

Miami

09 Mar 2021

Si el impacto del Covid-19 ha sido demoledor para la economía cubana, no menos alentador para el régimen ha sido el distanciamiento financiero que han tomado sus aliados políticos Rusia y China. La reciente suspensión de 50 proyectos de inversión rusa en la Isla por falta de pago, y la caída de las importaciones de productos chinos en un 75% en los últimos cinco años, así lo demuestran.

La señal enviada por Rusia y China a los octogenarios cubanos es un fuerte conteo de protección y un aviso directo de que las fórmulas parásitas de sustento, al estilo URSS y Venezuela, no son opciones aplicables a la relación comercial con ellos en el siglo XXI.

Tanto Rusia como China se han cansado de perdones y moras al Gobierno cubano, el que al parecer sigue sin tomar nota de la línea roja trazada por sus aliados políticos, de que no van a permitir que la Isla siga siendo un devorador de créditos y un eterno mal pagador.

En 2015, Rusia le perdonó a la Habana 29.000 millones de dólares de un total de 32.000 millones de la deuda que tenía con ellos desde los tiempos de la antigua Unión Soviética. De igual manera, China le perdonó 2.830 millones, lo que representó un 47.2% de la deuda de Cuba con Beijing, que era de 6.000 millones de dólares.

Posteriormente el Gobierno cubano logró sellar un acuerdo con el Club de París. La negociación con todos estos acreedores significó una reducción sustancial de la deuda externa cubana: de 51.556 millones de dólares fueron perdonados 42.089,9 millones, lo cual significó una reducción de 81.6% del total. El saldo de la deuda por pagar quedaba entonces en 9.466.1 millones de dólares, de los cuales 3.200 millones se adeudaban a Rusia y $ 2.600 millones correspondían a los deudores agrupados en el Club de París. Ver Tabla 1.

Por otra parte, los 3.200 millones de dólares que se acordaron pagar a Rusia se convertirían en capital de inversión para ejecutarse en la Isla. Para ello, se firmó un acuerdo que contemplaba la ejecución de 60 proyectos en diversos sectores de la economía cubana, entre los que destacaban el sector ferroviario, la industria siderúrgica, el sector de energía y la biotecnología entre otros.

Sin embargo, seis años después, el Gobierno ruso decidió suspender la mayor parte de sus convenios de cooperación con Cuba, debido a la inacción de las autoridades de la Isla y la falta de pago de la deuda negociada en 2015. Es decir, esta acción ha significado la cancelación inmediata de 50 de los 60 proyectos firmados, valorados en unos 1.000 millones de dólares.

Por otra parte, en los últimos cinco años las importaciones de productos chinos han caído un drástico 74.57%. De 1.900 millones reportados en 2015 declinaron a 483 millones en el 2020. Estos datos muestras cuan tensas se han puesto las relaciones financieras entre Beijing y la Habana. Ver Figura 1.

Esta realidad confirma que Cuba no es una prioridad para las inversiones chinas. El gigante asiático ha sido muy cauteloso a la hora de invertir en la Isla. Incluso en tiempos del deshielo entre los gobiernos de Cuba y Estados Unidos, el gobierno chino fue cauteloso. Las limitadas reformas económicas cubanas no fueron bien vistas por los inversionistas chinos. Siempre primó la desconfianza de que Cuba no era un lugar seguro para sus inversiones, como sí lo fueron otros mercados de América Latina, donde China ha invertido decenas de miles de millones de dólares en grandes proyectos de infraestructura, energía y otros sectores de la economía.

Si alguna lección aprendió China en estos últimos años fue que ni siquiera el deshielo de las relaciones entre los gobiernos de EEUU y Cuba logró crear condiciones atractivas para invertir en el mercado cubano. Por lo que el nuevo intento de deshielo que comienza a gestarse tampoco atraerá la atención de los inversionistas chinos.

Conclusiones

Las finanzas de La Habana son cada día más escasas, el impago de la deuda con los acreedores del Club de París, así como con sus aliados políticos China y Rusia, ha dejado prácticamente sin créditos a la irreformable economía cubana. Lo cual augura que 2021 será un año tan o más complicado que el 2020. Sobre todo, teniendo en cuenta que la tercera ola de la pandemia está ahora mismo en pleno ascenso, y ha sido la más impactante por la cantidad de casos y muertes que se han registrado, además de haber obligado al país a tener que regresar a las restricciones que impone la cuarentena, que entre otras cosas limita considerablemente la entrada de turistas y remesas.

La deuda externa se ha convertido en una soga que aprieta cada vez más el cuello del régimen, y al mismo tiempo repercute fuertemente en el bolsillo de los cubanos. Esta situación agravará aún más la crisis que hoy enfrenta el país. La falta de créditos impactará en un aumento del desabastecimiento en las tiendas en dólares y hará que los precios aumenten en el mercado informal. Por tanto, es previsible un aumento de la inflación y un alza considerable del costo de la vida.

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