Cuba: El ya fallecido Arzobispo Pedro Meurice Estiú con estas memorables palabras de hace un cuarto de siglo le hala las orejas al Papa Francisco usurpador de la silla de San Pedro por intrigas y conspiraciones vaticanas
Palabras de Bienvenida de Pedro Meurice Estiú ante Juan Pablo II en Santiago de Cuba
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Nota del blogguista.
La Iglesia cubana, y en particular su jerarquía, tendrán que responder en un futuro a la Historia , al pueblo de Dios y a nuestro Señor por su actuar en este casi medio siglo. Han sido pocos los que ante el ¨ ¿ Quo Vadis ? ¨ de nuestro Señor han rectificado su actuar y han retomado su misión, que como bien les apunto Juan Pablo II Magno a todos los obispos cubanos en su visita Ad Limina, a las fuentes de nuestra fe, que la Cruz forma parte del camino de Cristo y de sus discípulos. Veamos:
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/2001/documents
/hf_jp-ii_spe_20010706_ad-limina-cuba_sp.html
En 4 se lee.
¨ Ustedes son bien conscientes de su responsabilidad de transmitir el mensaje de Cristo como "verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores" (Christus Dominus, 2). Este mensaje ha de ser proclamado en toda su integridad y belleza, sin dejar de lado sus exigencias y teniendo presente que la cruz forma parte del camino de Cristo y del que recorren sus discípulos. Guiados por el único Maestro que tiene "palabras de vida eterna" (Lc 6, 68) los hombres y mujeres de Cuba han de saber encontrar un sentido renovado y trascendente para sus vidas, acogiendo el amor divino y viendo cómo se abren ante ellos tantas posibilidades de realización personal y social. ¨
y en 6 se lee :
¨En todo el mundo los derechos humanos son un proyecto aún no perfectamente llevado a la práctica, pero no por eso se debe renunciar al propósito decidido y serio de respetarlos, pues provienen de la especial dignidad del hombre, como ser creado por Dios a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26). Cuando la Iglesia se ocupa de la dignidad de la persona y de sus derechos inalienables, no hace más que velar para que el hombre no sea dañado o degradado en ninguno de sus derechos por otros hombres, por sus autoridades o por autoridades ajenas. Así lo reclama la justicia que la Iglesia promueve en las relaciones entre los hombres y los pueblos. En nombre de esa justicia dije claramente en su País que las medidas económicas restrictivas impuestas desde el exterior eran "injustas y éticamente inaceptables" (Discurso de despedida 25.1.1998, 4) Y lo siguen siendo aún. Pero con esa misma claridad quiero recordar que el hombre ha sido creado libre y, al defender esa libertad, la Iglesia lo hace en nombre de Jesús, que vino a liberar la persona de toda clase de opresión.
Cuando Ustedes, como Obispos católicos de Cuba, reclaman justicia, libertad o mayor solidaridad, no pretenden desafiar a nadie, sino que cumplen su misión, propiciando para el pueblo cubano una vida sólidamente basada en la verdad sobre el hombre. Por ello, les animo a continuar en el trabajo paciente en favor de la justicia, de la verdadera libertad de los hijos de Dios y de la reconciliación entre todos los cubanos, los que viven en la Isla y los que se hallan en otras partes, no ahorrando esfuerzos conciliadores que permitan ampliar siempre el trabajo caritativo de la Iglesia en la promoción humana del pueblo. ¨
La Iglesia cubana, y en particular su jerarquía, tendrán que responder en un futuro a la Historia , al pueblo de Dios y a nuestro Señor por su actuar en este casi medio siglo. Han sido pocos los que ante el ¨ ¿ Quo Vadis ? ¨ de nuestro Señor han rectificado su actuar y han retomado su misión, que como bien les apunto Juan Pablo II Magno a todos los obispos cubanos en su visita Ad Limina, a las fuentes de nuestra fe, que la Cruz forma parte del camino de Cristo y de sus discípulos. Veamos:
http://www.vatican.va/holy_father/john_paul_ii/speeches/2001/documents
/hf_jp-ii_spe_20010706_ad-limina-cuba_sp.html
En 4 se lee.
¨ Ustedes son bien conscientes de su responsabilidad de transmitir el mensaje de Cristo como "verdaderos y auténticos maestros de la fe, pontífices y pastores" (Christus Dominus, 2). Este mensaje ha de ser proclamado en toda su integridad y belleza, sin dejar de lado sus exigencias y teniendo presente que la cruz forma parte del camino de Cristo y del que recorren sus discípulos. Guiados por el único Maestro que tiene "palabras de vida eterna" (Lc 6, 68) los hombres y mujeres de Cuba han de saber encontrar un sentido renovado y trascendente para sus vidas, acogiendo el amor divino y viendo cómo se abren ante ellos tantas posibilidades de realización personal y social. ¨
y en 6 se lee :
¨En todo el mundo los derechos humanos son un proyecto aún no perfectamente llevado a la práctica, pero no por eso se debe renunciar al propósito decidido y serio de respetarlos, pues provienen de la especial dignidad del hombre, como ser creado por Dios a su imagen y semejanza (cf. Gn 1,26). Cuando la Iglesia se ocupa de la dignidad de la persona y de sus derechos inalienables, no hace más que velar para que el hombre no sea dañado o degradado en ninguno de sus derechos por otros hombres, por sus autoridades o por autoridades ajenas. Así lo reclama la justicia que la Iglesia promueve en las relaciones entre los hombres y los pueblos. En nombre de esa justicia dije claramente en su País que las medidas económicas restrictivas impuestas desde el exterior eran "injustas y éticamente inaceptables" (Discurso de despedida 25.1.1998, 4) Y lo siguen siendo aún. Pero con esa misma claridad quiero recordar que el hombre ha sido creado libre y, al defender esa libertad, la Iglesia lo hace en nombre de Jesús, que vino a liberar la persona de toda clase de opresión.
Cuando Ustedes, como Obispos católicos de Cuba, reclaman justicia, libertad o mayor solidaridad, no pretenden desafiar a nadie, sino que cumplen su misión, propiciando para el pueblo cubano una vida sólidamente basada en la verdad sobre el hombre. Por ello, les animo a continuar en el trabajo paciente en favor de la justicia, de la verdadera libertad de los hijos de Dios y de la reconciliación entre todos los cubanos, los que viven en la Isla y los que se hallan en otras partes, no ahorrando esfuerzos conciliadores que permitan ampliar siempre el trabajo caritativo de la Iglesia en la promoción humana del pueblo. ¨
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Tomado de https://www.panamaamerica.com.pa/
¿Cuáles son los objetivos de la jerarquía católica cubana? (I)
Por Manuel Castro Rodríguez
Publicado: 27/6/2010
El 30/7/1953, cuatro días después de que Fidel Castro asaltara el cuartel Moncada, el arzobispo de Santiago de Cuba, monseñor Enrique Pérez Serantes, le pidió garantías al jefe militar para ir a buscar a los asaltantes que habían logrado escapar, “con el nobilísimo fin de que depongan las armas y vuelvan a la normalidad”. El 3/1/1959, dos días después de producirse el triunfo revolucionario, monseñor Pérez Serantes alertó mediante una circular arzobispal: “Queremos y esperamos una república netamente democrática, en la que todos los ciudadanos puedan disfrutar con plenitud la riqueza de los derechos humanos”.
Las tensas relaciones Iglesia-castrismo alcanzaron su clímax el 17/9/ 1961, cuando el Obispo Auxiliar de La Habana y otros ciento treinta sacerdotes fueron expulsados de Cuba por disentir de la incipiente tiranía.
Desde la realización del Encuentro Nacional Eclesiástico Cubano en 1986, se observa un cambio en la actitud de la jerarquía católica: prácticamente se limitó a reprocharle al castrismo que había institucionalizado el ateísmo, promovido el derecho al aborto y obstaculizado las celebraciones religiosas, y buscó insertarse en la sociedad totalitaria. Una de las honrosas excepciones fue monseñor Pedro Meurice Estío, arzobispo de Santiago de Cuba desde 1970 hasta 2007.
Monseñor Meurice dijo en la homilía que pronunció el 24/1/1998, dirigiéndose a Juan Pablo II: “Deseo presentar en esta Eucaristía a todos aquellos cubanos y santiagueros que no encuentran sentido a sus vidas, que no han podido optar y desarrollar un proyecto de vida (…) Le presento, además, a unos cubanos que han confundido la Patria con un partido, la Nación con el proceso histórico que hemos vivido en las últimas décadas, y la cultura con una ideología”.
Un año después, monseñor Meurice declaró: “Mientras el pueblo sufra alguna injusticia o limitación, por pequeña que sea, la Iglesia debe hacer de esas necesidades y dolores de su pueblo un punto cardinal del contenido de sus relaciones con el Estado. De lo contrario, la Iglesia solo reclamaría lo que pudiera ser considerado como sus derechos institucionales o concernientes a su vida interna, pero, para los seguidores de Jesucristo, estas demandas nunca pueden estar separadas de los derechos de la gente”.
Hace nueve años, el 6/7/2001, Juan Pablo II les dijo a los obispos de Cuba en visita ‘ad limina’: “Me complace saber que desde entonces han mejorado algunas cosas de particular valor para Ustedes como son, por ejemplo, la recuperación de la fiesta de la Navidad, la posibilidad de realizar algunas procesiones -que forman parte de la rica piedad popular-, una mayor participación de los católicos en la vida del País (…) Hay, sin embargo, otros aspectos que aún no han obtenido un resultado satisfactorio (…) quiero recordar que el hombre ha sido creado libre y, al defender esa libertad, la Iglesia lo hace en nombre de Jesús, que vino a liberar la persona de toda clase de opresión (…) Cuando Ustedes, como Obispos católicos de Cuba, reclaman justicia, libertad o mayor solidaridad, no pretenden desafiar a nadie, sino que cumplen su misión (…)
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Tomado de https://www.panamaamerica.com.pa/
Punto de Vista ¿Cuáles son los objetivos de la jerarquía católica cubana? (II)
Por Manuel Castro Rodríguez
Publicado: 04/7/2010
Escribo el 23/6/2010, cuando Oswaldo Payá -Coordinador del Movimiento Cristiano Liberación y Premio Sájarov del Parlamento Europeo-, declaró: “tampoco es justo con el pueblo de Cuba, ni con la fiel y sufrida Iglesia en Cuba, que es parte de pueblo, que algunos pastores acepten el papel de ser interlocutores únicos del gobierno aquí en Cuba, aceptando y practicando así la condición de exclusión que impone el propio gobierno, en el momento en que los cubanos queremos cambios con transparencia, derechos y que se le respete al pueblo lo que es del pueblo: la libertad. Esa que Dios da y que nadie puede quitarnos”.
Miles de cubanos han perdido la vida porque no se resignaron a carecer de libertad. El último fue el preso de conciencia Orlando Zapata Tamayo, a quien el régimen dejó morir el 23/2/2010, después de una huelga de hambre que duró 85 días. En varias oportunidades las Damas de Blanco fueron arrastradas, golpeadas y retenidas (http://www.youtube.com/watch?v=BikTMfYr0Xs&feature=related)
Todo esto provocó el repudio internacional, unos cincuenta mil ciudadanos de todo el mundo firmaron una carta abierta ‘Por la libertad de los presos políticos cubanos’ (http://orlandozapatatamayo.blogspot.com/) y amplios sectores de la izquierda condenaron a la gerontocracia estalinista cubana.
El castrismo estaba contra las cuerdas, necesitaba ganar tiempo y disminuir el rechazo internacional; acudió a la jerarquía católica: Raúl Castro se reunió con el cardenal Jaime Ortega el 19/5/2010. De los doscientos opositores pacíficos encarcelados, sólo se ha logrado la liberación condicional de Ariel Sigler -está paralizado de la cintura hacia abajo-, y casi desapareció la presión internacional. Hace treinta y dos años se efectuó un diálogo entre el castrismo y la comunidad cubana en el exterior: se obtuvo la liberación de ¡tres mil seiscientos presos políticos!
Del 16 al 19 de junio se celebró la X Semana Social Católica, con el objetivo de promover el diálogo entre los cubanos. “Los invitados y delegados son laicos que trabajan en la Pastoral de sus respectivas diócesis”, declaró Orlando Márquez, portavoz del arzobispado de La Habana. No explicó porqué participaron varios especialistas de las instituciones oficiales gubernamentales, pero ni uno solo de los católicos residentes en la patria que disienten públicamente del castrismo. ¿Qué tipo de diálogo promueve la jerarquía católica?
La Organización Mundial Contra la Tortura le envió una carta abierta a Raúl Castro en que “manifiesta de nuevo (…) que estas deplorables condiciones de detención y la ausencia de una atención médica adecuada en las cárceles cubanas constituyen un ejemplo de tratos crueles, inhumanos y degradantes”. ¿Por qué la jerarquía católica cubana no ha constituido algo similar a la Vicaría de la Solidaridad creada en Chile durante la dictadura de Pinochet, que documentaba e informaba de las violaciones de los derechos humanos que ocurrían durante el régimen militar chileno?
Juan Pablo II expresó en su homilía realizada en Santiago de Cuba: “La Iglesia está llamada a dar su testimonio de Cristo, asumiendo posiciones valientes y proféticas ante la corrupción del poder político o económico”. ¿Las asumirá la jerarquía católica cubana?
Etiquetas: Arzobispo, Conferencia de Obispos Católicos, cuba, DD:HH:, Derechos Humanos, entrevista, Juan Pablo II, palabras, Papa Francisco, Pedro Meurice, Santiago de Cuba
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