domingo, octubre 30, 2022

29 de octubre 2022. Video de Mario J. Pentón. Tres desaparecidos y cinco personas murieron tras el hundimiento de una lancha de Miami por el impacto de una lancha guardafronteras Castrista cerca del poblado de Bahía Honda

AmericaTeVeCanal41
31 de octubre,2022

EXCLUSIVA: Hablan desde Cuba sobrevivientes del hundimiento de lancha en Bahía Honda


AmericaTeVeCanal41
31 de octubre,2022

Desgarrador testimonio de padre que perdió a su hijo en la lancha que hundieron militares cubanos




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Mario J. Pentón

30 de octubre 2022

Actualización sobre el hundimiento de una lancha por el régimen cubano

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Bahia Honda despide a cubanos asesinados  en intento de salida ilegal


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Tomado de https://www.cibercuba.com

Mueren cuatro adultos y una menor tras hundimiento de una embarcación por parte de guardafronteras de Cuba

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La embarcación procedente de Miami intentaba sacar de la isla a más de 20 cubanos, según medios oficiales

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Redacción de CiberCuba

29/10/2022

Cinco personas, entre ellas una menor de edad, murieron tras el hundimiento de una embarcación proveniente de Miami por el impacto de una lancha guardafronteras cubana en el poblado de Bahía Honda, Artemisa ubicado en la costa norte occidental de Cuba. 

La embarcación transportaba 23 personas y se volcó tras el impacto de la lancha guardafrontera. Como resultado, murieron un hombre, tres mujeres y una niña.

La colisión se produjo al norte de Bahía Honda, Artemisa. La lancha procedente del sur de Florida "violó el mar territorial de Cuba en una operación de tráfico de personas", indicó la tarde de este sábado una nota informativa en la televisión cubana.

Las autoridades cubanas culparon a Estados Unidos por "la política hostil y cruel" y la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano , que "estimula las salidas ilegales desde Cuba".

Solo en el mes de octubre, la Guardia Costera ha interceptado a más de 1000 cubanos intentando cruzar el estrecho de Florida, según datos oficiales.

La escasez de alimentos y medicinas, el incremento de la represión política, el encarecimiento de la vida y la falta de libertad para cambiar la realidad que viven, no le deja a los cubanos más alternativa que la migración.

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Canal Caribe

29/10/2022

Nota informativa del Ministerio del Interior en Cuba


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PERO ....

AmericaTeVeCanal41

2016

Víctimas mortales  en  el horrendo hundimientp del remolcador 13 de Marzo


Desgarrador testimonio de hombre que perdió 14 familiares en el remolcador 13 de Marzo,  el 13  de julio de 1994



"VOCES DE CUBA" - TESTIMONIOS DEL HUNDIMIENTO DEL REMOLCADOR 13 DE MARZO



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. Publicado en Baracutey Cubano en julio del 2009 -



6 de julio del 2007, Summit, New Jersey.


Entre las flagrantes atrocidades cometidas por el régimen castrista en su larga historia de abusos, se destacan dos incidentes –la Masacre del Río Canímar y la del Remolcador 13 de marzo, ambas ocurridas en el mes de julio. Estos sucesos no dejan duda sobre el profundo desprecio del liderazgo cubano por la vida humana y su cruel trasgresión al derecho de los ciudadanos cubanos a salir de su país.

El 6 de julio de 1980 tres jóvenes se apoderaron de una recién inaugurada embarcación de excursiones, el “XX Aniversario,” que navegaba a lo largo del pintoresco Rio Canímar, desembocando en la bahía de Matanzas. Los sorprendidos pasajeros gritaron de alegría cuando supieron que se dirigían a los Estados Unidos, pero el guardia de seguridad se resistió, disparándole a los jóvenes. Estos lo hirieron con pistolas llevadas a bordo, obtenidas en su servicio militar obligatorio. Preocupados por el estado del herido, lo enviaron a tierra junto a un pasajero que rehusaba partir.

Alertadas las autoridades, ordenaron una persecución. Lanchas de alta velocidad de la Marina cubana alcanzaron la nave y dispararon a mansalva contra los pasajeros. Al no poderla hundir, pronto apareció un avión de la Fuerza Aérea, que también abrió fuego sobre el “XX Aniversario.” Finalmente, un barco especializado en trabajos industriales pesados entró en escena, embistiendo la sólida nave hasta que se hundió. La mayoría de los heridos y que habían logrado escapar sanos hasta el momento se ahogó. Aunque el barco tenía capacidad para 100 pasajeros, sólo sobrevivieron diez personas. El número preciso de víctimas quedó en secreto, pero se cuentan al menos 56 conocidas, incluyendo niños de 3, 9, 11, y 17 años. No se les entregaron los cadáveres recuperados a sus familiares y se prohibió la realización de funerales comunitarios. El gobierno cubano declaró que había sido un accidente y amenazó a los sobrevivientes con prisión para exigir su silencio, manteniéndolos bajo vigilancia por años.

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Archivo Cuba have un llamado a los gobiernos mundiales, a las organizaciones internacionales, y a todas las personas de buena voluntad a que hagan al gobierno cubano responsible de sus crímenes y a que exijan que se respeten los derechos fundamentales de los cubanos a la vida, a la seguridad y a la libertad de salir de su país por voluntad propia.

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LA MASACRE DEL RÍO CANIMAR, PROVINCIA DE MATANZAS, CUBA

6 DE JULIO DE 1980

El Domingo 6 de Julio de 1980, establecido como el Día del Niño, un sinnúmero de personas mayores de edad, y algunos llevando a menores de edad, abordaron en el Centro de Recreo Caminar la embarcación adaptada para excursión "XX Aniversario".

El barco comenzó a navegar lentamente por las aguas y cuando llevaban un corto tiempo en la travesía, los hermanos y miembros del Servicio Militar Obligatorio: Sergio Águila Yanes de 19 años de edad, con el arma de fuego que portaba, y Silvio Águila de 18 años de edad, conminaron al capitán de la embarcación y a los dos tripulantes (custodios, y uno tenia un arma), que el "yate" pusiera rumbo a los EE.UU. En esta decisión de escapar de Cuba, también los acompañaba Roberto Calveiro de 15 años de edad. Otro joven que estaba en el plan a última hora decidió no participar en el escape. (Debido al hermetismo que siempre ha adoptado el régimen comunista cuando algo no le conviene, se desconoce si otros ocupantes excursionistas estaban en el plan).

Cuando el Capitán bajo esa premisa giró la nave, y puso proa hacía el norte, el custodio armado a un descuido de Sergio debido a la confusión que se había formado entre los excursionistas, sacó su pistola y Sergio le disparó hiriéndolo (versión: "un miliciano que participó en los hechos, comentó que el custodio se había lanzado al agua y llegó nadando a la orilla" otros ciudadanos afirmaron "que el custodio fue muerto por el disparo que le impacto en el pecho", y en las versiones también se exponen: "que el custodio fue herido y puesto en una lancha de pescadores que estaba cerca, o en un bote pequeño que llevaba remolcando el barco excursionista").


Pero bien, aunque es lamentable si el custodio fue herido y murió, lo trascendental de este caso del Río Canimar, es la masacre que perpetuó el régimen en su arrogancia criminal, y por supuesto, basado también que sus asesinatos a niños, mujeres, y ancianos eran impune, no tenían ninguna repercusión adversa en el ámbito internacional, aunque si en el plano nacional, pues continuaban manteniendo el terror implantado en la población.

Los hechos según Radio Martí.

De acuerdo a una investigación de Radio Martí que fue trasmitida en un programa de más de media hora el jueves 5 septiembre de 1985 y titulado "La Matanza del Río Canimar", y la cual fue basada en entrevistas a unas 20 personas residentes en Cuba, y de las cuales varias fueron pasadas en el programa sin decir sus nombres por razones obvias, reseñamos lo siguiente:

Que el 6 de julio de 1980 cuando los sucesos del llamado éxodo marítimo del Mariel, una embarcación de recreo llevando entre 70 y 100 pasajeros de paseo por el Río Canimar, fue tomada por unos tres o cuatro jóvenes militares armados que a punta de pistola amenazaron al capitán del barco para que pusiera rumbo a los Estados Unidos, y en ese momento un miembro de la Seguridad del Estado que iba en el barco sacó su pistola y fue muerto por los secuestradores.

Al entrar el barco turista en la Bahía de Matanzas, y los guardafronteras percatarse de lo que sucedía, mandaron una patrulla marítima, la cual le hizo varios disparos de advertencia, pero la nave no se detuvo. Pasado unos minutos otra lancha de los guardafronteras apareció en la escena y un avión, y como la embarcación turística seguía su curso norte, las patrullas del régimen comenzaron a dispararle directamente. Aunque la andanada de balas era intensa por parte de los guardafronteras, el XX Aniversario no se detenía, y fue en ese momento que se apareció una draga y envistió al barco turístico provocando su hundimiento, y por consiguiente la perdida de vidas de un indeterminado número de personas.

En las entrevistas realizadas por R. Martí, algunos dijeron que ese día habían mucha movilización de militares en Matanzas, y que las funerarias velaban a un inusual número de cadáveres. Este programa lo repitió varias veces Radio Martí dando más detalles de la masacre..

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Algunos de los masacrados: Sergio Águila Yanes; Mirta de Armas Naranjo; Onelia Quintana; Delio Gómez González; Marisol Martines Aragonés (menor); Osmany Rosales Valdés (menor); Juan Domínguez Alfonso; Vicente Fleitas Cabrera; Lilián González López (menor); Marisel San Juan Aragonés (menor); José San Juan;

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El 11 de septiembre de ese año 1985. el periodista Tomás Regalado que en ese tiempo trabajaba para el periódico en español del Miami Herald, saca un articulo titulado "Más para Radio Martí", de donde tomamos los siguientes párrafos:

(Tomás Regalado, hoy comisionado y aspirante a Alcalde de la ciudad de Miami )

...... para este propósito iniciar esta breve cronología, no en el litoral de Matanzas, sino en el teatro Atenas de la capital de la provincia. En horas de la mañana del 6 de julio de 1980, se iniciaba en el teatro Atenas la Asamblea de Renovación y Ratificación de Mandatos del Partido Comunista en la provincia de Matanzas; presidía la misma Julián Rizo Álvarez, entonces primer secretario del Partido en la provincia de Matanzas, y junto a él entre otros se encontraba el mayor Romelio Pérez León, jefe del Ministerio del Interior en la ciudad de Matanzas. Alguien se acerca a Julián Rizo y le dice algo, y éste airadamente toma el micrófono y grita: "Compañeros, queda suspendida esta actividad por motivos de una emergencia. Acto seguido, Rizo, Pérez León y mas de una veintena de funcionarios y ayudantes abordaron sus autos y se dirigieron a la ribera del río Canimar, casi en su desembocadura en la Bahía de Matanzas. Allí, en la posta de los guardafronteras, aun tirado sobre una pequeña chalupa, se encontraba el cadáver de un agente del Ministerio del Interior con un balazo en el pecho, y junto a el, sollozando, el capitán del barco de turismo del Canimar, quien contó lo que había ocurrido: Que minutos después de haber iniciado el viaje de turismo río arriba, cuatro personas, tres jóvenes reclutas del servicio militar y un sargento de tercera que habían logrado entrar como pasajeros en el barco ocultando cada uno una pistola Makarov y dos AKM-- habían asumido el control de la embarcación, un barco de ferro-cemento construido en los astilleros de Cárdenas y que había sido modificado, incluso mediante la colocación de asientos en el techo. El custodio extrajo un M-52 para hacer frente a los jóvenes, y estos le dieron muerte. Mas tarde le dieron permiso al capitán para que llevara el cadáver a la orilla en una pequeña chalupa que tenia el barco. Ya en esos momentos, el barco conducido por uno de los jóvenes, se dirigía hacia la bahía. Julián Rizo, dirigiéndose al mayor Pérez León, le grita: "De ahí no pueden irse", señalando hacia lo que se conoce como el bolso de la Bahía de Matanzas. En esos momentos una lancha que patrullaba el río San Juan llegó a toda maquina al lugar y minutos después una avioneta de fumigación agrícola hace dos pases sobre el barco, disparando contra la embarcación. La lancha patrullera hace también disparos y cae muerto uno de los jóvenes que habían asumido el control de la nave.

Llegan otras dos lanchas y hacen un cerco a la nave secuestrada que ya ha parado sus motores; los jóvenes ordenan que las mujeres y niños bajen a los camarotes. Rizo, histérico, repetía que no podían "salir de la bolsa de la bahía", y mirando una draga o arenera en el muelle, ordena que varios tiradores la aborden y "le partan para arriba al barco". Y así fue. La pesada draga golpea al barco, pero nada ocurre; el segundo golpe, sin embargo, fue fatal, el barco se parte en dos y se hunde en segundos; las lanchas patrulleras rescatan a ocho de los pasajeros y a los tres jóvenes, 11 sobrevivientes en total, se recogen unos 10 cadáveres; el resto quedo atrapado en los camarotes.
Al siguiente día, oculta en una pagina interior del periódico matancero Girón, se publica una nota de tres líneas donde se informa que se frustró un intento de salida ilegal del país; y nada mas.

Nota de CS: En el relato del capitán hay algunas incongruencias, como que los disparos hechos desde la avioneta o la lancha patrullera que llegaron primero a la escena, mataron a uno de los asaltantes.

Pero como expresamos con anterioridad, lo trascendental de este caso es la masacre que efectuó el régimen comunista contra niños y mujeres que eran en su mayoría los ocupantes del barco.

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Luego de estas trasmisiones de Radio Martí, y los artículos que aparecieron en los periódicos El Miami Herald, el San Francisco Chronicle, el Philadelphia Inquirer y otros medios de prensa en Estados Unidos, de Europa y Latinoamérica, fueron saliendo en forma esporádica más datos de la masacre del Canimar y que cubanos en el exilio daban a conocer.

Julián Rizo Álvarez quien era el secretario del Partido Comunista de Matanzas, y dio en la escena del crimen la orden del ametrallamiento (por supuesto previa confirmación con la jerarquía de la Habana), lo nombraron a los escasos cinco meses de los hechos, a la Secretaria del Partido Comunista a nivel nacional en el II Congreso del PCC (Diciembre 1980). Después en el III Congreso del PCC, por sus "meritos" dentro de la tiranía, a Rizo lo nombran miembro alterno en el Politburó, y en el IV Congreso del PCC continuó en el Politburó (octubre 1991).

Sobre el suicidio de Sergio Águila Yanes es más que cuestionable, pues en casos como este el régimen utilizando sus sofisticados medios para aplicar el terror psicológico, obliga a testigos declarar lo que desean aunque el testigo logre salir tiempo después al exilio; no obstante al transcurrir el tiempo, los años del testigo fuera de Cuba, puede que narre la verdad de lo ocurrido.. Un caso que refleja más o menos este terror psicológico, es el hecho ocurrido el 14 de julio 2003 en La Coloma, Pinar del Río, donde cuatro jóvenes procuraron apoderarse de una lancha para escapar de Cuba, y tres según las declaraciones a la prensa de Marquiel Montana de 17 años, sus compañeros se suicidaron. Ver en estas Historias individuales el video con voz y datos: Caso La Coloma.

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APORTES AL GENOCIDIO

Por Norberto Fuentes

El 6 de julio de 1980, el barco de río «XX Aniversario» salió del centro turístico Canímar Abajo, situado en las márgenes del río Canímar, en Matanzas, con más de 60 pasajeros. Sergio Aguila Yanes, de 19 años, sargento en el ejército cubano, reclutó a su hermano menor Silvio y a sus amigos Roberto y Humberto, y juntos habían planeado la fuga. Cuando el barco se alejó de los muelles, sacaron sus armas e intentaron tomar por sorpresa a los guardias. No pudieron y cuando uno de los guardias sacó la pistola, Sergio disparó primero y lo hirió. Pronto el barco estuvo bajo control de los muchachos, que ordenaron a su capitán que se desviara hacia hacia los Estados Unidos.

( El autor y Fidel Castro; foto posteada por el blogguista )

El informe del tiroteo no tardó en llegar a Julián Rizo Alvarez, primer secretario del Partido en Matanzas, que inmediatamente convirtió un restaurante local en puesto de mando con teléfonos directos a la oficina central del Partido y a Fidel Castro, que le dio órdenes explícitas de que no se podía permitir que el barco se escapara. Fidel Castro subrayó a Rizo Alvarez «que pase lo que pase». Rizo despachó enseguida varias lanchas torpederas para que detuvieran el «XX Aniversario». Los barcos de guerra, más pequeños y más rápidos, se acercaron al barco e insistieron en que pararan y regresaran a Cuba. Los muchachos decidieron no obedecer las demandas del gobierno y siguieron hacia el norte. Después de que le notificaron por radio que las torpederas no podrían detener al «XX Aniversario», Rizo tomó una decisión. «Las órdenes fueron no permitir que el barco saliera de Cuba, aunque eso significara hundirlo». Como si supieran lo que iba a ocurrir, algunos de los pasajeros levantaron a sus hijos rogando a los barcos del gobierno que no dispararan. Rizo dio la orden de disparar y comenzó la masacre de los hombres, mujeres y niños que estaban a bordo del «XX Aniversario».

A pesar de que había dos barcos completamente armados atacando al «XX Aniversario» y a sus pasajeros, Rizo despachó otro patrullero más fuertemente armado y a un avión que empezó a circular encima. Los pilotos del avión empezaron el ataque justo antes de que el barco de río saliera de las aguas cubanas. Después que el avión hizo dos pases mortales, el barco estaba aún milagrosamente a flote, aunque sólo capaz de navegar en círculo. Para entonces, casi la mitad de sus sesenta pasajeros estaban ya muertos o heridos. Cuando se dio cuenta de las repercusiones internacionales que habría si el «XX Aniversario» se escapaba, Rizo tomó el mando del enorme «23 de Mayo» y le ordenó que interceptara y hundiera el barco de río, mucho más pequeño. La tripulación del «23 de Mayo» llevaron a cabo las órdenes de hundir el barco, embistiéndolo por el medio. Buscando su seguridad, Sergio había llevado a todas las mujeres y niños a la bodega para que estuvieran fuera del alcance de las balas. Aunque el primer golpe no hizo mucho daño al barco, las mujeres y los niños, ahora atrapados abajo, empezaron a gritar histéricamente. Segundos más tarde, el «23 de Mayo» embistió por segunda vez al barco y casi lo partió en dos. Al empezar a llenarse de agua el «XX Aniversario», Sergio le dijo a Roberto, el amigo de dieciséis años: «Perdóname, Papito» y fue a la cabina. Entre los frenéticos gritos de las mujeres y los niños de la bodega, Sergio sacó la pistola y le gritó a Roberto: «Los comunistas no me cogerán vivo nunca». Dirigió la pistola a la sien y se mató.

Roberto Calveiro aún recuerda que las aguas se enrojecieron alrededor de los cuerpos de los hombres, mujeres y niños balaceados. También fue testigo del ahogamiento de los que sobrevivieron la matanza inicial pero que no pudieron soportar la fuerza del mar y se hundieron sin volver a salir más. El propio Calveiro saltó al agua y empezó a nadar, pero cuando los patrulleros lo vieron le empezaron a disparar. Más tarde, cuando fue recogido en el mar por el cabello y golpeado en un patrullero, los guardafronteras que le dispararon le confesaron: «Chico, no sé cómo pudiste sobrevivir con todas las balas que te disparé». Cuando llegaron al fin a la costa, los guardias le dijeron a Roberto que se echara a correr. Roberto se negó, sabiendo bien que le dispararían. Aunque había salvado la vida, le esperaban muchas otras experiencias al muchacho de 16 años en los próximos doce años, que pasó en una cárcel cubana.

El régimen rescató sólo 11 de los cadáveres de los casi cuatro docenas de hombres, mujeres y niños masacrados ese día. El gobierno no le dio ninguna explicación a las familias de los desaparecidos, solo que habían muerto en el mar durante el «secuestro» de un barco. El gobierno no permitió entierros comunes. Antes de permitir a los diez sobrevivientes que regresaran a casa, les ordenaron no hablar con nadie sobre el incidente y no reunirse en grupos en que hubiera más de dos de ellos presentes. Durante los próximos dos años, tuvieron agentes del gobierno estacionados para monitorear sus actividades, mientras intentaban sobornar a los familiares de las víctimas, así como a los sobrevivientes, dándoles televisores, refrigeradores y otros equipos usualmente reservados para altos funcionarios del gobierno. "

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Castillo o Torreón de Cojimar

Nota del Bloguista de Baracutey Cubano sobre los casos de Cojimar y de Regla:


Los crímenes de Cojimar los conocí casi inmediatamente de primera mano por el relato que hizo Bárbara Manzini, y que fue transmitido por la emisora "La Voz del CID; años después, lo oí personalmente por boca de Bárbara Manzini,  quién presenció ese crimen. Esa fue la primera vez que "Las Avispas Negras" (determinadas fuerzas élites del régimen cubano) salieron públicamente a reprimir a la población cubana. Recuerdo que Raúl Castro Ruz explicó por televisión en esos días, que dado el ambiente de tensión en el país, muchachitos jóvenes del SMO se pusieron nerviosos cuando vieron la lancha y comenzaron a disparar. En la Isla sabemos que lo que estaba "de moda", y continúa estando, en los veranos cubanos son la salidas ilegales de personas pacíficas que lo que quieren, es irse de ese país. Loamis González Manzini hijo de Bárbara, de 16 años, fue uno de los asesinados. Su padre, entonces militar de la tiranía, no había permitido que Bárbara, se lo llevara para EE.UU. . Bárbara hizo que el padre vistiera el cadáver de su hijo asesinado.

Desde hace mucho, pero muchos años, en Cuba no se producen ataques de lanchas contra instalaciones militares del régimen y otros objetivos, como los que sucedieron en "Boca de Samá", Cayo Palo Quemado y Bolondrón en el que murieron y fueron heridos civiles. Los ataques e infiltración de las lanchas V-20 y otro tipos de embarcaciones que abundaron en la década de los sesentas, fueron disminuyendo hasta casi desaparecer en la primera mitad de los setentas producto del cambio de la estrategía de lucha contra el régimen cubano por parte del gobierno norteamericano ( como fue el desmantelamiento de la Estación CIA J.M. Waves, dada la prioridad que el gobierno de Lyndon Baines Johnson le dio a Vietnam sobre Cuba ) y la tesis de "La Lucha Por los Caminos del Mundo" llevada a cabo en esos años por las organizaciones cubanas más beligerantes contra el Gobierno Cubano. La Tesis Doctoral de José Luis Méndez, uno de los acádémicos del Centro de Estudios Históricos de la Seguridad del Estado, cuyo contenido fue básicamente expuesto en la Mesas Redondas por la Televisión Cubana, así lo demuestra numericamente.Es muy importante puntualizar que desde marzo-abril de 1959, el gobierno de Fidel Castro con sus invasiones a Panamá, Nicaragua, República Dominicana y Haití en el mismo año 1959, inició una desestabilización en el continente americano que se extendió rapidamente a otros continentes como Africa y Asia. Por otra parte, casi inmediatamente después del triunfo de 1959, Cuba pasó a ser un factor muy activo en la Guerra Fría . Hubo una relación simbiótica: Los soviéticos utilizaron al régimen de Fidel Castro como factor importante en parte de su estrategia de expansión del comunismo y Fidel Castro los usó a ellos en su estrategia personal motivada y dominada por su ego.

Los crímenes y las manifestaciones de protestas en la localidad de Regla, las oí por Radio Martí en boca de la madre del asesinado Luis Quevedo, y los hechos, narrados por Norberto Fuentes, coinciden con los expuestos por la desconsolada madre a la prensa independiente y a la prensa extranjera en esos trágicos días; también coinciden con lo que me comentó a los pocos días, una persona residente en Regla.

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Tomado de http://www.sigloxxi.org/
Justify Full
Por Norberto Fuentes

Aportes al gencidio


CASOS DE COJIMAR Y REGLA


CASO COJIMAR

El 1 de julio de 1993, un ciudadano americano y un residente cubano-americano recibieron disparos de las autoridades cubanas cuando intentaban recoger familiares y traerlos a los Estados Unidos. También mataron a tiros a tres cubanos cuando nadaban hacia el barco que esperaba. Rick Hoddinott y Hugo Portilla, que había escapado en una balsa en 1992, pensaba que no tenía otra opción sino regresar a buscar a su esposa, Lourdes, y a su hija de cuatro años, Monica. La embarcación, de 32 pies, fue vista fácilmente por los cubanos que esperaban en la costa. Hoddinott testificó más tarde que «lo próximo que vi fueron unas cuarenta personas que nadaban hacia el barco».

Entre los nadadores estaban el esposo y el hijo de Barbara Manzini. Barbara, una ciudadana americana que estaba de visita con sus familiares en Cuba, se quedó en tierra y vio desarrollarse los acontecimientos. El simple rescate de dos personas se haría caótico. No pasaría mucho tiempo antes de que atrajera la atención de los guardacostas cubanos estacionados a sólo tresciendas yardas. Hoddinott recuerda haber visto seis o siete guardias en la playa y luego a un barco del gobierno cubano. Los oficiales cubanos, que dijeron después que el barco encallado no estaba «cooperando con la demanda de detenerse», abrieron fuego de repente, aunque el esposo de Barbara Manzini, Rigoberto Hernández, gritaba desde el barco: «¡No disparen! ¡No disparen! El barco no se puede mover -está varado». Hoddinott fue alcanzado dos veces en la rodilla y una vez en el pie por las balas de los guardias que ahora disparaban desde la playa y desde el barco del gobierno. Varios cubanos que nadaban hacia el barco de rescate, indefensos y vulnerables, recibieron también disparos. Hoddinott recuerda haber escuchado los gritos de los niños y haber visto aguas ensangrentadas batir los blancos paneles del barco. Cuando terminaron las ráfagas del guardia, diez nadadores cubanos estaban seriamente heridos y tres de ellos, todos jóvenes, muertos.

( Playa de Cojímar )

El más joven de las tres víctimas era Loamis González Manzini, de 16 años. Su madre Barbara, cuyo padre murió en 1961 también cuando intentaba escapar de la isla, fue arrestada después por protestar por la muerte de su hijo. Fue encarcelada como una supuesta «organizadora» de la fuga. Los guardias dispararon también contra el esposo de Barbara durante el desastre.

Una segunda víctima, Mario Horta Jr., tenía sólo 19 años. Su padre, que vive en Miami, ha dicho: «Nunca pensé que perdería a mi hijo a manos del mismo régimen criminal que mató a mi padre. Mi padre fue ejecutado por el gobierno por 'actividades contrarrevolucionarias'. Sólo quería un poco de justicia y libertad, igual que mi hijo».

La tercera víctima, Alfredo Evelio Marin, murió a los 26 años. En ese momento su madre, sin sospechar nada, estaba visitando familiares en Miami.

El tiroteo fue tan intenso que despertó a todo Cojímar. Varias casas cercanas a la playa recibieron disparos. Cientos de personas se reunieron en la playa y observaron la masacre. Cuando llegó la policía, el pueblo ya estaba indignado con lo que había visto. «Algunos empezaron a tirarle piedras a los carros de la policía y a gritar consignas contra el gobierno, y otros tiraban botellas», testificó Barbara Manzini. El régimen de Castro respondió enviando tres camiones llenos de tropas del Ministerio del Interior especialmente entrenadas alrededor de medianoche.

Hoddinott describe lo que vio después que ayudó a una muchacha y a su madre en tierra: «Cuando llegué al fin a tierra, había cientos de manifestantes, quizás mil, que gritaban y me aplaudían como si yo fuera un héroe». Como Hoddinott estaba perdiendo mucha sangre, dos mujeres lo pusieron en un taxi y lo enviaron a un doctor, donde fue localizado después por las autoridades cubanas y trasladado a un hospital. Aunque en el hospital comía arroz y frijoles, pescado y carne diariamente, enseguida se dio cuenta de que otros pacientes no eran tratados igual: «Creo que estaban tratando de impresionarme, para que cuando regresara (a EU), parecieran buena gente», dijo Hoddinott.


CASO DE REGLA

En la noche del 13 de octubre de 1993, Luis Quevedo Remolina, de 23 años, y siete amigos, lanzaron su rudimentaria balsa al mar. A las 7:00 p.m., los ocho jóvenes se subieron a un camión y se dirigieron a la costa. En algún sitio de la carretera entre Bacuranao y Tarará, los guardias vieron el camión y le dispararon. Mientras el camión se detenía, los jóvenes saltaron y corrieron en todas direcciones. Los guardias capturaron enseguida a todos menos a uno, que siguió eludiéndolos hasta que fue atrapado entre ellos y el océano. Luis Quevedo Remolina, gritó «No disparen» y se rindió. Los guardias no dispararon. En cambio, comenzaron a golpear a Luis Quevedo repetidamente con la culata de los rifles. Cuando se cansaron de golpearlo, su víctima estaba cubierta de sangre y apenas agarrado a la vida. El resto también fue golpeado y luego llevado a Villa Marista. Luis Quevedo fue llevado a un hospital donde murió. Su familia, después de buscar frenéticamente en las estaciones de policía, hospitales y morgues, fue informada al fin de su muerte 15 horas después. El gobierno cubano le dijo primero a Esther Remolina que su hijo había muerto instantáneamente, al recibir un disparo cuando intentaba escapar. Cuando fue a vestirlo para el funeral, sin embargo, se desmayó: no había disparos, sino contusiones y huesos partidos.

En un conmovedor testimonio grabado por el activista pro derechos humanos Ladislao Velázquez (que fue arrestado poco después), la madre de Luis describió las condiciones del cuerpo de su hijo: «Le aplastaron los testículos. Le rompieron la mandíbula, le rompieron toda la boca. Lo golpearon con las ametralladoras en el estómago. Dijeron después que había muerto de un disparo pero cuando fuimos a vestirlo en la funeraria vimos que no tenía ninguna herida de bala. Lo despedazaron. Son asesinos. Son fascistas. Son criminales.»

La noticia se regó rápidamente por el pueblo natal de Luis Quevedo, Regla. Cuando se supieron los detalles, la intranquilidad pública se convirtió enseguida en indignación, aunque la prensa gubernamental ....ni si quiera informó la versión gubernamental del caso. Mientras tanto, no se le permitía a amigos y familiares de los siete jóvenes detenidos en Villa Marista que los visitaran. Uno de ellos, Luis Abel Rodríguez Aguilera, estaba herido de gravedad por haber sido golpeado repetidamente con la culata de una ametralladora en la cabeza. Para evitar que su madre viera las heridas, los guardias de seguridad le dijeron que su hijo no quería recibir visitas.

En la tarde del 15 de octubre, unos 300 dolientes caminaban detrás del carruaje que llevaba el cuerpo de Luis Quevedo. Muchos más se unieron espontáneamente al atravesar el pueblo el cortejo. De repente se encontraron que la policía había puesto barricadas en la calle principal para desviar a la creciente multitud. Gritos pidiendo justicia y el fin de la dictadura de Castro empezaron a llenar las calles de Regla. «Asesinos, comunistas», gritaba la multitud. Lo que había empezado como una solemne marcha fúnebre se había convertido en toda una protesta pública contra la represión.

El chofer del carro fúnebre se negó a pasar por la estación de policía. Los dolientes, sin embargo, estaban decididos a expresar su dolor. Eide Regosa Pérez rompió las ventanillas traseras del carro (por lo cual fue condenado a un año en prisión). Abrieron la puerta y sacaron el ataúd. Los dolientes corrieron, queriendo todos cargar la caja, y el ataúd fue levantado. La multitud lo colocó frente a la estación de policía. Los gritos de «Abajo Fidel! ¡Abajo la dictadura!» se hacían más fuertes mientras la policía amenazaba a los manifestantes: «Sigan, sigan, cuando esto se termine los vamos a golpear a todos». Más tarde cumplieron sus amenazas y muchos fueron heridos y llevados a clínicas.

En el cementerio, una multitud que esperaba se unió al cortejo fúnebre. Aunque la policía, que llegó alrededor del mediodía, trató de dispersar la multitud con amenazas y diciendo que no se permitiría ningún entierro ese día, la gente se negó a abandonar el lugar. A las 2:00 p.m. la policía llamó a las Brigadas de Respuesta Rápida y le dio instrucciones para que dispersaran por la fuerza a la multitud. Identificados con pañuelos amarrados en el brazo, empezaron a atacar a los manifestantes con palos y cadenas. Uno de los golpeados y arrestados fue Daniel Santana Quevedo, hermano del muerto.

Daniel, cuya herida en la cara necesitó después quince puntos, fue llevado al Departamento Técnico de Investigaciones. También llevaron a ese lugar a los hermanos Héctor y Eduardo Quevedo y a los hermanos Eduardo y Manuel Paz Quevedo, todos familiares del muerto. Aproximadamente unos 30 cubanos fueron arrestados en conexión con los acontecimientos de ese día.

El siguiente testimonio de la madre de Luis Quevedo REmolina, Esther, ilustra cómo la familia seguía siendo perseguida casi diez meses después del asesinato de su hijo. Esther habla de su encuentro con Jorge Rojas, periodista del gobierno, que intentó obligarla a decir que las acciones del gobierno estaban justificadas. Accedió a hablar porque Rojas le garantizó que la entrevista aparecería en la televisión cubana.

Ante las cámaras y micrófonos, Rojas me preguntó qué pensaba de la muerte de mi hijo. Le respondí que no era lo que yo pensaba, sino que lo que había ocurrido realmente, era que mi hijo había sido asesinado. Le expliqué cómo abrí el ataúd, revisé a mi hijo, le saqué el algodón de la boca y vi sus dientes rotos, sus pómulos rotos. Lo vi brutalmente golpeado. Entonces el periodista dijo que Luis había muerte de una herida de bala. ¿Qué bala? Yo no vi ninguna bala, y aunque eso fuera cierto, es un asesinato, porque las balas no caen del cielo. Yo vi los golpes y deformaciones que tenía mi hijo.

Entonces, Rojas dijo que si yo no cooperaba, mi otro hijo, Daniel Santana Quevedo, que ahora está encarcelado en el Combinado del Este, sería condenado a más años de prisión. Y que si yo decía otra cosa, Daniel recibiría una sentencia menor. Yo respondí que no importaba si la sentencia era de seis meses o de por vida, era injusta porque Daniel era culpable sólo de protestar por la muerte de suhermano. Nunca pasaron mi testimonio por televisión. Esa no era la verdad tras la cual estaban». Daniel, el hermano de Luis Quevedo, fue sometido a abusos físicos por lo menos en tres ocasiones. Durante la manifestación, agentes de Seguridad del Estados vestidos de civil lo golpearon hasta dejarlo inconciente con bolas de hierro metidas en el puño. Mientras era arrestado por «desafío», la policía cubana golpeó a Daniel de nuevo, pero esta vez en su propio hogar, en presencia de sus hijos, entre ellos su hija de siete años. Fue entonces trasladado al Combinado del Este, donde los guardias intentaron obligarlo a gritar «Viva Fidel». Cuando se negó, Daniel fue golpeado brutalmente hasta que perdió el conocimiento. La represión está lejos de haber terminado: los Quevedo están bajo vigilancia constante, los activistas que han luchado por informar al mundo lo que ocurrió esa noche de octubre en que fue asesinado el joven Luis han sido silenciados sistemáticamente por la policía política de Cuba.

Aquí en Cuba, se violan los derechos humanos. Yo misma estoy pasando algo inenarrable. Soy una muerta en vida. Asesinaron a mi hijo, un pelotón de fusilamiento asesinó a mi hermano en 1974, y tienen en prisión a mi hijo Daniel por protestar por el asesinato de su hermano. Quiero que el mundo entero escuche mi ruego. Quiero justicia para mi hijo Daniel que está encarcelado injustamente. Quiero que todo el mundo sepa que donde quiera que vaya, seguiré diciendo que ellos asesinaron a mi Luis. Y pido justicia, no sólo para mi hijo Daniel, sino para todos los jóvenes de Cuba.
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BARLOVENTO: The Massacre of Cuban-Chinese


by Agustín Blázquez and Jaums Sutton

Barlovento is a marina development that flourished before 1959 near Jaimanita Beach northwest of Havana.

When Castro was in need of U.S. dollars to prop-up his regime he converted that area into “Hemingway Marina” which became popular among rich and famous foreigners, including yachting Americans, all of whom find dubious amusements and business deals while spending the coveted U.S. dollars, to this day, oblivious that the blood of innocent civilians taint the waters.

This is the area where U.S. fugitive Robert Vesco lived in luxury on his stolen U.S. dollars until he fell out of favor with Castro (perhaps because he ran out of dollars). He was put in jail under the pretext of some shady pharmaceutical deals with a visiting relative of the late president Richard Nixon who worked for one the powerful pharmaceutical companies in the U.S.

But today, Armando Lago, a Ph. D. in Economics from Harvard University, continues working on his book “CUBA: The Human Cost of Social Revolutions. The Black Book of Cuban Communism,” documenting the deaths caused by Castro’s regime from 1959 to the present. According to Dr. Lago’s ongoing research, the total currently ranges between 90,827 and 102,722 deaths (much higher than the 3,000 attributed to Chile’s Augusto Pinochet).

Every one of the deaths Castro has caused deserves to be documented and presented to the world for its review. But, unfortunately, very few are known to the American public because of the bias and censorship of the U.S. media and academia.

One of the individual incidents has been known only to the Cuban exile community and due to the lack of documentation seemed to be at risk of becoming mere folklore. Dr. Alberto Fibla in his 1996 book in Spanish “Barbarie” (Barbarism) describes this incident on page 36 for the first time. Dr. Fibla, was in prison in Cuba from 1962 to 1988 for opposing Castro’s tyranny.

But, in the course of his exhaustive research, Dr. Lago finally uncovered the documentation of that incident. It was thanks to former political prisoner Ela Castro. When about to be released from prison a fellow inmate gave her a copy of the court sentencing documents of the survivors for her to smuggle out. Ela Castro was then able to smuggle the document out of Cuba when she came to exile in the U.S.

As Dr. Lago worked on a chapter of his book that deals with the crimes perpetrated by Castro’s regime against unarmed civilians who attempt to escape Cuba in boats or makeshift rafts, he decided that now that the credentials are available the story should be told immediately, rather than wait for the release of his book. So he shared the details of the story with me, complete with the names of the victims.

So now, for the first time, the complete story.


On January 15, 1962, the Cuban Coast Guard, following Castro’s standing orders, massacred a group of 29 civilians whose terrible crime, so damaging to Castro’s revolution, was wanting to leave Cuba for the U.S. Among them were eight Cuban-Chinese from the town of Bauta and the neighborhood of Marianao, near that rich-man’s-paradise renamed “Hemingway Marina.”

On that winter night, the group went aboard the 31-foot rented boat “Pretexto” (Pretext) anchored at the marina.

But Castro’s Gestapo-type State Security (SS) was already very well prepared and because of its pervasive web of informants, knew of their plans well in advance and had time to organize a dramatic ambush, rather than peacefully apprehending the participants. Castro’s rule-by-fear depends on bloody spectacles as a deterrent lesson to repress others.

As the boat began to head out of the marina in Channel No. 1, the main deep-water channel, it was abruptly halted by a heavy steel chain that had been strung across the channel.

The refugees looked ahead and saw a Cuban Navy vessel anchored at the entrance of the channel that opened fire on them with 30-caliber machine guns. And from one side, more machine gun fire began, completing a multisided attack.

Since the “Pretexto” was unarmed, it was unable to defend itself.

The result of this cowardly and unjustified attack against 29 unarmed civilians was five dead, including three Cuban-Chinese.

According to the court documents Dr. Lago received, the 24 survivors of this crime were sentenced to 20 years in prison in the Judicial Docket (Causa) No. 60 of 1962 by the Revolutionary Tribunal of La Cabana Fortress. This episode came to be known in the Cuban-exile community as “The Chinese Massacre at Barlovento.”

The names of the five assassinated by Castro’s forces can now be given; they are: Amalia-Cora Corzo, Fernando Gil Garcia, both from the Marianao neighborhood and Cuban-Chinese Lee Suey Chuy, Guan Xi Lui and Yak Yim Pan, all from the town of Bauta.

In addition to Dr. Fibla’s book mention, the second source for Dr. Lago’s report is the Revolutionary Tribunal of the Revolutionary District of Havana; the Judge was Vicente Alvarez Crespo in Judicial Docket (Causa) No. 60 of 1962, July 4, 1962, pp 1-2.

This case at Barlovento Marina – now the bloody waters of the “Hemingway Marina” - was not the first or the last incident in the sad history. There are many more cases. Among the most infamous cases are at the Canimar River in the province of Matanzas on July 6, 1980 where 11 unarmed civilians died and the July 13, 1994 sinking of the "13 of March” tugboat outside the waters of the Bay of Havana in which 41 unharmed civilians (men and women) lost their lives along with 12 innocent children.

Dr. Lago, in his incoming book, will document these and other cases. Hopefully this book will not be ignored by the U.S. media and academia as they did with “THE BLACK BOOK OF COMMUNISM: Crimes Terror Repression” published in French in 1997 and translated to English by Harvard University Press (October, 1999). But it seems that while the Nazi crimes are still publicized to this day, the crimes of the communists are being systematically ignored.

It is very revealing indeed of the U.S. media and academia, but what can the purpose of their avoidance of the truth of Communism be? After Castro falls and Cuba hopefully becomes a free and democratic country, many of those guilty in this cover-up will have to answer.

The right to leave and return to any country is guaranteed by the United Nations Declaration of Human Rights. And Cuba is a signatory of this document. But, as usual, Castro’s signature means nothing since his regime has been systematically violating this right and so many others since 1959.



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