Es un blog diario digital conformado con los artículos, opiniones, ensayos, etc. del Catedrático universitario Lic. Pedro Pablo Arencibia Cardoso sobre diferentes temáticas de la problemática cubana, actual e histórica, así como por noticias y artículos de otros autores que se consideran de gran interés para profundizar en la realidad cubana.
viernes, diciembre 23, 2022
Maikel Mederos Fiallo: Cómo fue la primera Nochebuena republicana en Cuba, año 1902. Artículos de Pedro Pablo Arencibia y de ugenio Yáñez titulados: Algunos de mis recuerdos de la Nochebuena en Cuba
El Consorcio (ex integrantes de Mocedades)- Navidad
Noche de paz con letra
Villancicos tradicionales españoles (Coral Cordobesa de los Pedroches)
DOS NAVIDADES"-Carlos Oliva y Los Sobrinos del Juez
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Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Este artículo lo escribí a petición de mi amigo Eugenio Yañez, hoy fallecido, entonces director y editor del relevante sitio Cuba Análisis, un respetable Think-Tank de asuntos cubanos; al final de este post publicaré lo que escribió Yañez sobre sus recuerdos de La Nochebuena. Esos recuerdos de Yañez, y los de otros muy conocidos y reconocidos cubanos, pueden leerse haciendo click en el enlace de donde se tomó lo escrito por Yañez, al cual felicito no sólo por las Navidades sino también por la idea de recopilar todos esos recuerdos.
Algunos de mis recuerdos de la Nochebuena en Cuba
Por Pedro Pablo Arencibia
20 de diciembre de 2018
¡Qué entusiamo! ¡qué alegría! ¡Qué fiesta santa y amena! Falta lo mejor: la cena; ¡La gran cena de este día!
De la mesa en derredor
Donde todo se concilia,
Está toda la familia
Llena de dicha y amor.
¡Oh delicia de esta cena!
¡Oh familia venturosa!
¡Noche alegre! ¡Noche hermosa!
¡Noche santa! ¡Noche buena!
Estrofas tomadas de la poesía Noche Buena*
de Juan de Dios Peza
Los recuerdos de Las Nochebuenas, Las Navidades, Año Nuevo y Día de Reyes de mi niñez y adolescencia están entre los recuerdos más felices de mi vida. El preámbulo a esas fechas lo eran, para mi alegría, las blancas ¨flores de aguinaldo¨, pues en la entonces nueva urbanización donde mi padre construyó nuestras casas (construyó dos en diferentes etapas debido al crecimiento de la familia) en los años 50 del siglo XX, habían unos solares yermos donde con la llegada del invierno florecían esas campanillas blancas que en un libro de lectura para la escuela primaria, escrito si mal no recuerdo por el Dr. Carlos de la Torre y Huerta, llamaban la nieve de los campos de Cuba. Los villancicos en la escuela pública, en la televisión y en la radio, así como los anuncios navideños y los arbolitos de Navidad con sus nacimientos, eran junto con el relativo frio del invierno cubano un marco ideal e inolvidable para disfrutar de la magia de las festividades navideñas, cuya razón de ser es Cristo.
En nuestras casas siempre, antes y después de 1959, se celebró La Nochebuena de manera abierta y sin ninguna ¨escondedera¨ cómo nunca tampoco se escondió el Corazón de Jesús ni la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre; hasta la estatua de la Santa Bárbara siempre estuvo en su castillo mirando para la calle en nuestra casa en el reparto habanero nada exclusivo de El Calvario. Sin embargo, a la Nochebuena no le dábamos un significado religioso, aunque lo conocíamos. La Nochebuena para nuestra familia (como para la gran mayoría de las familias cubanas) representaba la gran cena anual de la unión y la reunión familiar de nuestra familia en cuya mesa un lechón asado, matado y adobado en casa, no podía faltar, así como el potaje de frijoles negros, la yuca con mojo, plátanos maduros fritos, tostones, la ensalada de lechuga y tomates, los diferentes turrones españoles y cubanos, las nueces, las avellanas, los dátiles y higos así como los exquisitos dulces de cascos de guayaba y de naranja agria, el dulce de coco rallado, los buñuelos de yuca, etc. que preparaba mi madre, todo esto acompañado de agua, vinos, refrescos y alguna que otra cerveza sólo para los mayores, pues en la casa no se tomaban, salvo en fechas excepcionales como esa, bebidas alcohólicas, las cuales se tomaban en cantidades muy moderadas. También en la mesa estaban presentes latas de conservas en almíbar de mitades de pera, de melocotón y de coctel de frutas, todas procedentes de Estados Unidos.
Una Nochebuena muy especial fue la celebrada en 1957 en la residencia que mi tio materno Ramón Cardoso le diseñó, construyó y regaló (con un auto Chevrolet de 1953 en el garaje) a mis abuelos y a sus hermanas solteras en la incipiente urbanización de clase media llamada Ciudad Jardín; urbanización frustrada y venida a menos después de 1959. Mi tío Ramón, uno de los ocho hijos de mi abuelo sastre con mi abuela, había sido un ¨guajirito¨ mulato de Unión de Reyes, Matanzas, que se ganó una beca para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios localizada en La Habana y después, trabajando y estudiando, se hizo arquitecto en la Universidad de La Habana; su ejemplo de superación y prosperidad no era un caso excepcional en la tan vilipendiada República de Cuba anterior al fatídico 1959, en la cual con esfuerzos, sacrificios y perseverancia para lograr un bien definido objetivo en la vida se podía salir adelante y alto en la vida personal y social. En esa pletórica Nochebuena todos los hijos e hijas, yernos, nueras y nietos de mis abuelos nos reunimos a cenar improvisando y uniendo varias ¨mesas¨ y dividiendo a los comensales en dos tandas: en la primera tanda cenamos los niños y en la segunda los mayores. Los niños no nos dábamos cuenta que éramos dichosos como nunca más lo fuimos en la vida, pues todos nuestros seres queridos conocidos estaban vivos y, para mayor felicidad, reunidos físicamente. Muy distinta esa Nochebuena a la de 1982 ó 1983 en la que dos o tres días antes de esa fecha yo llevé desde Pinar del Río, provincia donde yo residía, en un viaje de ¨llega y vira¨ un gran pernil de puerco para la casa de mis padres en La Habana sin que afortunadamente la Policía Nacional Revolucionaria parara el carro del ¨botero¨ en que yo lo llevaba, pues estaban registrando y decomisando toda la carne de cerdo que fuera para La Habana. En esa ocasión mi madre un tanto triste y apenada me preguntó cuando yo le entregué la carne: Pedro ¿Puedo enviarle un pedazo a tus tías? Yo le respondí: ¡Claro que sí Mima, lo que tú quieras!; fue su última Nochebuena en Cuba.
No deseo terminar este escrito sin señalar que el 24 de diciembre de 1969, es decir: el día de Nochebuena de ese año, en el restaurant El Cochinito, restaurant especializado en platos con carne de puerco y localizado en la famosa y céntrica calle 23 de El Vedado, lo que se les ofreció ese día a todos los comensales fue BACALAO. Señalo y enfatizo, para que se entienda en toda su magnitud lo inmediatamente antes señalado, que en aquella época ya todos los restaurantes, cafeterías, etc. tenían un sólo dueño: la tiranía Castrista, ladrona de haciendas, sueños... ¡ y VIDAS de todo un pueblo!
Las Nochebuenas que recuerdo eran la unión de toda la familia para cenar en grandes mesas que se colocaban en el patio de la casa de mi abuela, los mayores en una, los niños en la otra. La comida era muy sabrosa, pero el arroz, los frijoles, las viandas y ensaladas eran algo cotidiano en nuestras mesas durante todo el año, así como la carne, el pollo y el pescado (fundamentalmente los viernes). Lo peculiar en Nochebuena era el lechón asado, que se adobaba en la casa y se cocinaba en la panadería de la esquina, así como vinos (solamente para los mayores) y turrones españoles, manzanas y uvas, nueces y avellanas.
En esa gran reunión había familiares liberales, batistianos, comunistas, ortodoxos, auténticos y no interesados en política, católicos y ateos, pero en Nochebuena y Navidad no se hablaba de esas cosas, sino solamente de amor, confraternidad, alegría, amistad, esperanzas, buena voluntad y mejores deseos. Todo al lado del arbolito y el nacimiento, con villancicos y música navideña, además de música cubana bailable. Cada familia cubana celebraba de acuerdo a sus posibilidades y recursos, pero ni odios ni rencores cabían en ese ambiente festivo: esas miserias humanas las introduciría más tarde el comunismo en nuestra patria.
Después de la cena, algunos iban a la misa del gallo, otros a bailar o pasear, y otros se quedaban en la casa con los niños que, naturalmente, no íbamos a bailar ni tampoco a la misa, por ser a una hora muy tarde para los menores de edad. Y todos comenzaban desde ese momento a pensar en las fiestas de año nuevo, mientras los niños soñábamos con los regalos de los Reyes Magos, confiados en que nos habíamos portado bien.
El totalitarismo nos quitó las festividades y las posibilidades materiales de realizarlas, pero no pudo arrebatarnos las ilusiones ni la buena voluntad entre cubanos, y tanto en la isla esclava como en el destierro, la Nochebuena continúa significando siempre ese gran encuentro familiar de cubanos esperando la Navidad y compartiendo la cena con lo que se pueda poner en la mesa, mientras nos deseamos lo mejor de lo mejor para todos, menos para los miserables que nos roban las ilusiones y el futuro.
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Cómo fue la primera Nochebuena republicana en Cuba, año 1902
Artículo de Maikel Mederos Fiallo.
El 24 de diciembre de 1902 Cuba celebró su primera Nochebuena libre del dominio colonial español y sin el Gobierno Interventor norteamericano. Hacía solo siete meses que el Presidente Don Tomás Estrada Palma, había tomado posesión en su cargo y poco más de cuatro años que la Guerra de Independencia había terminado.
En la Nochebuena de 1902 la economía cubana era bien modesta. Con una población estimada en 1 751 366 habitantes, las recaudaciones de impuestos para el presupuesto ascendieron a 17 306 523, un promedio de diez pesos per-cápita. El comercio exterior alcanzó la cifra de 124 914 000, con 71.32 pesos per-cápita y la zafra azucarera fue de 850 181 toneladas con un promedio casi aproximado de media tonelada por habitante.
Lo modesto de estas cifras contrasta en comparación a la década de los años 50 del siglo XX. Alrededor de cincuenta pesos de recaudaciones presupuestales per-cápita (unas veces más, otras menos); unos 200 pesos de comercio exterior por habitante y una zafra azucarera que llegó a más de una tonelada per-cápita.
Pero en 1902 los cubanos tenían una ventaja sobre sus descendientes de los años 50 del siglo XX, ni que decir de los tataranietos de hoy día, que compensaba lo modesto de la economía patria: si bajos eran los ingresos, bajos eran los gastos. En 1902 no hubo déficit presupuestal, hubo superávit. Los impuestos eran pocos comparados con los de 1950 y por supuesto, con los de ahora mismo. Los precios parecen sueños…
De la baratura de la comida tomamos al azar esta cena ofrecida por “El Jerezano” a sus clientes por solo ¡40 centavos!: almejas en salsa verde, vaca frita con mojo, postre, un vasito de vino de Rioja, pan y café.
Los alquileres estaban por los suelos. Una casa en la calle Chávez con sala, saleta, cuatro cuartos, cocina, baño, patio e inodoro valía seis centenes (30 pesos). Los juegos de cuarto se podían comprar desde 62 pesos, los de comedor, desde 42 pesos y los de antesala desde 28 pesos. Una camisa de franela, con cuello a la marinera (la moda entonces), costaba un peso plata.
Con semejantes precios los cubanos de 1902 podían celebrar tremenda Nochebuena pese a lo modesto de sus ingresos. Una cena costaba la tercera parte de lo que se pagaría en los años 50 y no tengo matemáticas para calcular lo que costaría hoy, a ver… vamos con los datos: dos libras de jamón en dulce, un pollo asado, dos libras de lechón asado, una libra de turrón, nueces, avellanas y castañas, una barra de pan, una botella de Jérez seco o dulce, dos media botellas de Rioja clarete alambrado y un pomo de aceitunas costaban cinco pesos plata. En los años 50 semejante pedido costaría de 13 a 14 pesos… No hay forma de estimar el costo actual amen de que buena parte de la mercadería no está disponible.
No se acostumbraba cenar en restaurantes, pero “El Jerezano”, a tono con la fecha, ofrecía el siguiente menú el 24 de diciembre: arroz con guinea, lechón asado, turrón, un vaso de vino Rioja, pan, café y hasta un buen consejo que decía textualmente: “No se meta con nadie”.
El costo de todo lo anterior, consejo incluido, alcanzaba la cifra de ¡60 centavos!
Vamos a echar un vistazo a los precios de los artículos de Nochebuena en las tiendas de víveres de 1902, con las ofertas de las cuatro principales casas dedicadas a ese giro: “La Flor Cubana”, “Cuba - Cataluña”, “El Progreso del País” y “La Viña” (en los años 50 solo sobrevivía una de ellas):
Lechones asados a tres y cinco pesos; pavos asados a 1,50 pesos; pollos y guineas asados a cincuenta centavos; jamón en dulce desde un peso de plata. Turrones de Nieve (blanco, de almendra, con frutas en el centro), Mazapán, Fruta, Yema, Alicante y Crocante, de la mejor calidad, a cuarenta centavos la libra. El de Jijona (mi favorito) a sesenta centavos pues estaba escaso. La botella de vino moscatel a cuarenta centavos y el galón (cinco botellas) un peso plata. “Cuba - Cataluña” regalaba a los clientes que compraran por más de 50 pesos una preciosa ponchera de cristal.
* Poesía Noche Buena de Juan de Dios Peza (México, 29 de junio de 1852 - 16 de marzo de 1910) tomada de Cuba y América: Revista ilustrada ..., Volume 8, Issues 106-111. Revista editada por Raimundo Cabrera
Esta poesía, con algunas de sus estrofas ya formando parte de la tradición navideña cubana, fue condenada al ostracismo por el Castro-Comunismo, pues dos de los objetivos del Comunismo son eliminar las creencias religiosas y el papel fundamental de la familia. En el sitio de la Liga Internacional Comunista (Fourth Internationalis) se pueden leer en el artículo El enfoque marxista de la liberación de la mujer. El comunismo y la familia. Mujer y Revolución esos objetivos. No obstante, adelantaré algunos fragmentos de ese artículo en el que de manera explícita se leen esos objetivos del comunismo y de la izquierda radical.
La familia bajo el capitalismo es el principal mecanismo de la opresión de la mujer y de la juventud, atada por innumerables lazos interrelacionados con las operaciones básicas de la economía de “libre mercado”. La familia, el estado y la religión organizada conforman un tripié de opresión en el que se sostiene el orden capitalista. En los países del Tercer Mundo, el atraso y la pobreza arraigados, promovidos por la dominación imperialista, conducen a prácticas horriblemente opresivas como el velo, el precio de la novia y la mutilación genital femenina.
Remplazar la familia por instituciones colectivas es el aspecto más radical del programa comunista, y el que traerá los cambios más profundos y drásticos en la vida cotidiana, incluida la de los niños.
En la actualidad, la visión de una sociedad sin la institución opresiva de la familia ya no puede hallarse en la gran mayoría de los que dicen estar por el marxismo, el socialismo o la liberación de la mujer.
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Libro de Pedro Pablo Arencibia: Paradigmas Psicopedagogicos y caminos de la Investigacion Matematica en la Ensenanza de la Matematica Universitaria y Media
OPINIÓN SOBRE EL LIBRO:
Lo he ojeado, aqui y alla; es conmovedor. humano. Tardare en leerlo de tapa a tapa. Comprendo que es holistico, lo que me parece admirable, meritorio, politica, experiencia humana, Matematicas, Ciencias, y tambien ¨very scholar. Una combinacion unica. Gracias. B.M.
“Marco Rubio a Donald Trump: Te diré lo que es un buen acuerdo: que Cuba sea libre
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Licenciado en Matemática Pura en la Universidad de La Habana (UH) y Catedrático universitario con 24 años de experiencia en la docencia universitaria cubana; posee la Categoría Docente Principal de Profesor Titular universitario. Fue expulsado el 29 de enero de 1997 del Instituto Superior Pedagógico de Pinar del Río ( universidad de perfil formativo o pedagógico) por motivos políticos. Activo colaborador desde su fundación de la revista VITRAL y del Centro Católico de Formación Cívica y Religiosa (CFCR) de la Diócesis de Pinar del Río. Colaboró en Cuba con las organizaciones opositoras: Todos Unidos, Asamblea para Promover la Sociedad Civil en Cuba y con el Consejo Unitario de Trabajadores Cubanos (CUTC).
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COLABORADORES:
Paul Echániz
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