Roberto Álvarez Quiñones sobre Cuba: Cumple 64 años de edad el mayor embuste del siglo XX en Occidente. La 'revolución' fue una farsa desde sus orígenes y su hacedor, el mitómano compulsivo jefe Fidel Castro, fue él mismo una gran mentira.
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
En el libro La verdadera República de Cuba, escrito por el Dr. Andrés Cao Mendiguren, uno de los mejores libros sobre la república cubana (1902-1958 ) que se ha escrito (quizás el mejor de los que he leido en mi vida), incluyendo la monumental obra en 10 tomos Historia de la Nación Cubana, aunque este último incluye el período colonial y llega hasta el año 1952, se lee:
¨Cabe decir que aquellos pensamientos de 1913 expresaban una realidad porque esa nación se alcanzó muy pronto en décadas posteriores, aunque en 1959 fue demolida por los que usurparon el poder, y ha sido vilipendeada por una oleada de intelectuales comprometidos o mediocres. El testimonio de ello es que Cuba ocupaba las primeras posiciones en todos los renglones de los anuarios de las Naciones Unidas para la América Latina. Y hay que reconocer que estos logros tan destacados no se hubieran podido conseguir si nuestros gobernantes, y a pesar de sus errores, no hubieran tenido interés y acierto para resolver los problemas de la sociedad cubana, si nuestros legisladores no nos hubieran dado una legislación avanzada y moderna, o si el pueblo cubano no hubiera estudiado y trabajado para superarse. El pueblo cubano era exigente y siempre aspiraba a lo mejor, pero tenemos que acusarnos de un pecado, y es que cuando no lo lográbamos plenamente, en vez de analizar los fallos y aplaudir lo logrado, prodigábamos una crítica irresponsable.¨ (Cao, 2008, p. 87)
El periodista Salvador Díaz Versón quién había ocupado un alto cargo policial en uno de los gobiernos auténticos ( fue el jefe de la Inteligencia Militar del gobierno de Carlos Prío Sicarrás hasta el 10 de marzo de 1952) tenía en su poder los expedientes de la Liga Anticomunista donde estaban depositados muchos años de investigación sobre los comunistas en Cuba y fuera de Cuba. El expediente A-943 correspondía a Fidel Castro Ruz y en él se reflejaba que Fidel Castro había comenzado a trabajar para la Unión Soviética en 1943 y que en su reclutamiento y entrenamiento había desempeñado un importante papel un diplomático supuestamente llamado Gomer Bashirov, En el expediente también habían fotos y documentos que que evidenciaban su conexión con Moscú. Después del triunfo de la Revolución y concretamente tan cercano como el 23 de enero de 1959 se requisaron los archivos que estaban, si mal no recuerdo haber leido, en la casa de Salvador Díaz Versón en Cojimar. Una carta de Fidel Castro dirigida a Abelardo Adán en Praga que fue interceptada por Salvador Díaz Versón decía: ¨ Nuestro amigo me dijo que me mantiene reservado para mayores esfuerzos y que no debo quemarme viajando ahora. Ellos tienen un plan en el cual yo seré el eje que se implementara muypronto. Es posible que entonces volvamos a vernos sin temor al imperialismo yanqui¨. La información de casi todo lo que está en este párrafo están en las páginas 777 y 778 del excelente libro (aunque no coincido en algunas interpretaciones que aparecen en él) titulado La Verdadera República de Cuba , del Dr.Andrés Cao Mendiguren.
El saldo estremadamente negativo de estos 64 años de tiranía Castro-comunista está ejemplificado en: 1) la destrucción de la economía cubana (la industria azucarera entre ellas); 2) la destrucción de la cultura del trabajo y el espíritu empresarial en el pueblo cubano; 3) una deuda externa que pasó de 7 dólares por habitante a miles de dólares por habitante pese a las millonarias condonaciones como fue, por ejemplo. la llevada a cabo por Vladimir Putin del 90% de la deuda que la tiranía de Cuba tenía con la extinta URSS, la cual se había traspasado para Rusia; 4) enfermedades psicosociales inducidas por el miedo, ¨la doble moral¨ (que al decir del fallecido escritor, poeta y ex prisionero político Raúl Rivero es no tener ninguna), etc.; 5) la fuga o salida hacia otro país del recurso más importante de un país: su población y muy en particular su población joven; 6) el daño antropológico en el pueblo cubano que ha dañado significativamente al alma cubana, daño que no excluye a la parte del pueblo cubano que vive fuera de Cuba y que está reflejado en estas palabras del poeta Gastón Baquero en una carta de 1982 a Lydia Cabrera, la autora del libro ¨El Monte¨: ¨Lidia: hiciste muy bien en nacer un 20 de mayo. Eres lista prenatal. Naciste en el día del nacimiento de la República, y tú y yo sabemos a cuánta maravilla sabe la palabra República, la República. Lo que eso quiere decir para los cubanos con un poquitico de raíces criollas intactas, es difícil contarlo a los extraños. Ahora andan sueltos por ahí y por aquí, y por todas partes, algunos cubanitos comemierdas que dicen no sentir la patria, ni importarles nada su destrucción y su pena. Yo creo que adoptan esa pose, no por la cursilería de hacerse los europeos o los norteamericanos, sino porque les falta el valor de amar a Cuba, de querer a la patria, y estar lejos de ella. Para no sufrir, fingen no amar, no sentir nostalgia, ni echar de menos las raíces. Han hecho de la expatriación una despatriación, para que no les duela la diáspora, porque su egoísmo, su frivolidad y su hedonismo de quincallería les exige quitarse del corazón todo lo que pueda llevarlos al santo insomnio de Cuba.¨¨
En resumen: El saldo de estos 64 años es: un país destruido y el alma cubana grave y profundamente herida.
Tomado de https://diariodecuba.com/
Cumple 64 años de edad el mayor embuste del siglo XX en Occidente
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La 'revolución' fue una farsa desde sus orígenes y su hacedor, el mitómano compulsivo jefe Fidel Castro, fue él mismo una gran mentira.
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Por Roberto Álvarez Quiñones
Miami
01 de enero 2023
Quién nos lo iba a decir a los cientos de miles de cubanos, probablemente millones, que salimos a festejar en las calles la caída de la dictadura de Fulgencio Batista el día de Año Nuevo de 1959. Aquel domingo yo estaba en misa en la hoy catedral de Ciego de Ávila, situado al fondo del templo, y al oír gritos de "¡Batista se fue!", "Se fue Batistaaa…", y escuchar el sonar incesante de los claxon de los automóviles, salí, y más eufórico que nunca en mis 17 años, me sumé a la algarabía contagiosa que lo invadía todo.
Sí, hoy se cumplen 64 años de aquel primero de enero, génesis de lo que resultó ser el mayor embuste del siglo XX y lo que va del XXI en el hemisferio occidental: la "revolución cubana", versión latinoamericana de "la gran estafa", como llamó el peruano Eudocio Ravines al mundo comunista surgido en 1917 en Europa del Este y varios países de Asia.
A decir verdad, la "revolución" fue una farsa desde sus orígenes. Su propio hacedor, el mitómano compulsivo jefe Fidel Castro, fue él mismo una gran mentira. No era, ni de lejos, el héroe que lanzó al mundo el tonto de Herbert Matthews en el diario The New York Times.
Cuando Castro I llegó al cuartel Moncada y sonaron los primeros disparos, huyó sin avisar siquiera al resto de los asaltantes que se retiraran pues se había perdido el "factor sorpresa". Murieron 61 de sus compañeros. Seis en combate y 55 asesinados, masacrados cruelmente.
A diferencia de los jefes invasores independentistas Antonio Maceo y Máximo Gómez, ninguna de las columnas guerrilleras que bajaron de la Sierra Maestra a combatir, ni las que avanzaron hacia Occidente, fue encabezada por el jefe militar máximo. El comandante sin batallas permaneció dos años refugiado confortablemente en lo alto de la sierra, arropado por su cariñosa secretaria y confidente, Celia Sánchez. A Playa Girón llegó cuando los combates habían cesado y los brigadistas habían sido tomados prisioneros.
Desde las montañas prometió que acabaría con los latifundios y entregaría las tierras a los campesinos sin tierra, que se le construiría a cada familia necesitada una "vivienda decorosa", que se restituiría la Constitución de 1940 y habría elecciones 18 meses después del triunfo "revolucionario". Todo era mentira.
Cinco semanas después de entrar en La Habana, la versión cubana del Capitán Araña, al tomar posesión como primer ministro del Gobierno (16 de febrero de 1959) aseguró que lo hacía provisionalmente: "Yo no soy un aspirante a presidente de la República. No me importa ningún cargo público, no me interesa el poder", afirmó el caudillo.
"No soy comunista"
De visita en EEUU, en abril de 1959, Fidel Castro dijo en el Club de Prensa de Nueva York: "Que quede bien claro que nosotros no somos comunistas. Que quede bien claro". Y en Washington aseguró a los periodistas: "Yo no estoy de acuerdo con el comunismo. Cuba no nacionalizará ni expropiará propiedades privadas extranjeras y buscará, por el contrario, inversiones adicionales".
Ya en mayo de 1958, en la Sierra Maestra, había asegurado: "No he sido nunca ni soy comunista. Si lo fuese, tendría valor suficiente para proclamarlo". Y agregó: "Nunca ha hablado el Movimiento 26 de julio de socializar o nacionalizar la industria. Ese es sencillamente un temor estúpido hacia nuestra revolución".
¿Temor estúpido? Al mes siguiente, en mayo de 1959, el mitómano en jefe impuso su Ley de Reforma Agraria y expropió las tierras y fincas a sus legítimos dueños, hasta estatizar casi el 80% de todas las tierras cultivables de la Isla. Y el 13 de octubre de 1960 estatizó todas las empresas privadas grandes y medianas del país, cubanas y extranjeras. En abril de 1961 declaró el carácter socialista de la "revolución", y dijo que él era marxista-leninista desde hacía tiempo. O sea, que se había estado burlando de todos, todo el tiempo.
Sin cumplir ninguna de sus promesas, el tirano continuó mintiendo y haciendo promesas, burlándose de todos. En los años 60 y 70 prometió que Cuba produciría tanta o más carne per cápita que Argentina y más leche y queso que Holanda, gracias a sus enfermizas y nefastas vacas híbridas F-1; que el país de autoabastecería de arroz y exportaría sus excedentes. Lanzó su demencial plan de producir diez millones de toneladas de azúcar y realizar la "madre de todas las zafras del mundo", así como el Cordón (cafetalero) de La Habana, el Cordón Lechero, el Triángulo de Ceba de Camagüey, el Plan Alimentario, etc.
Absolutamente todos sin excepción fueron un rotundo fracaso que endeudaron como nunca al país y redujeron el ya muy precario nivel de vida de los cubanos.
Pero dejemos a un lado la cuasi infinita lista de engaños y vayamos al "tupe" mayor. Recuerdo muy bien que a fines de 1958 lo que querían los cubanos era que el dictador Batista se fuera y se restaurara de la Constitución de 1940. Y punto. Nunca escuché a nadie estar anhelando una revolución social en Cuba. ¿A santo de qué? ¿Para transformar qué, y cómo?
Sin embargo, el ególatra Castro I (recuerden que no estaba interesado en "ningún cargo público") para atornillarse en el poder ad infinitum, con dinero regalado por Moscú, fabricó su más exitoso mito: que en Cuba era necesaria una estremecedora revolución social a lo bolchevique para acabar con la pobreza y el atraso que causaban la explotación del imperialismo yanqui y el capitalismo criollo. Convirtió a Cuba en el pequeño David bíblico enfrentado al implacable gigante Goliat "yanqui". Y el mundo entero se lo creyó.
¿Hacía falta una iconoclasta revolución social en Cuba?
¿Hacía falta una revolución transformadora de la sociedad en un país que, junto a Uruguay y Argentina, registraba el más alto nivel de vida en América Latina, según datos de la ONU, y cuyo ingreso per cápita duplicaba al de España y se acercaba al de Italia? Precisamente en 1958 había en la Embajada de Cuba en Roma 12.000 solicitudes de italianos deseosos de emigrar a la Isla.
Cuba se autoabastecía de carne de res, cerdo y pollo, pescados y mariscos, leche, frutas tropicales, viandas, hortalizas, huevos, café y tabaco. Y exportaba sus excedentes. Con más de 6,7 millones de cabezas de ganado vacuno, Cuba triplicaba el promedio mundial de 0,32 bovino por habitante según la FAO. Producía unos 1.000 millones de litros de leche fresca con la mejor ganadería tropical del mundo. Ocupaba el primer lugar en América Latina en consumo de pescado y el tercero en consumo de calorías, con 2.682 diarias. Son todos datos oficiales.
El salario industrial promedio en Cuba, de seis dólares diarios, era el tercero más alto en América, y el octavo mundialmente, detrás de EEUU (16.80), Canadá (11.73), Suecia (8.10), Suiza (8.00), Nueva Zelanda (6.72), Dinamarca (6.46) y Noruega (6.10). El salario agrícola cubano era de tres dólares, el séptimo más alto del mundo. Todas esas son estadísticas de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En 1956, Cuba fue reconocida por la ONU como uno de los países con menos iletrados en Iberoamérica y el mundo (23%). La mayoría de las naciones latinoamericanas, y España, rondaban el 50% de analfabetismo.
La Habana era un centro financiero de envergadura con 62 diferentes bancos extranjeros y cubanos, con unas 340 oficinas en toda la Isla. Cuba poseía la mayor cantidad de bancos de América Latina en proporción al tamaño de su población. Yo trabajé en The Royal Bank of Canada en La Habana, entonces uno de los diez mayores bancos del mundo.
Según datos de la Cámara de Comercio de Cuba, en 1957 la Isla tenía 142.742 automóviles, el triple que Chile (47.950), casi el doble que Colombia (84.500), 13 veces más que Costa Rica (10.985), y 17 veces más que Panamá (8.232). En total Cuba tenía 196.902 vehículos automotores, uno por cada 29 habitantes, el mayor promedio latinoamericano.
A Cuba habrá que llevarla primero a 1958 para poder edificarla
En fin, Cuba a fines de los años 50 avanzaba decididamente hacia lo que hoy se conoce como Primer Mundo. Empero, hoy la realidad cubana parece un cuento de horror de Horacio Quiroga.
Solo unos pocos datos al azar son harto elocuentes: la mitad de las tierras cultivables del país están abandonadas, ociosas, y las cultivadas registran los más bajos rendimientos quizás del mundo entero. Datos oficiales de abril de 2021 revelaron que en Cuba hay 6,4 millones de hectáreas cultivables, y hoy solo se cultivan 3,1 millones de hectáreas, el 49% del total.
Está vigente en el país la cartilla de racionamiento de alimentos más longeva de que se tenga memoria. Ocho millones de cubanos carecen de la "vivienda decorosa" que prometió Fidel. El extremo este de la Isla sigue conectado con el extremo oeste por la vieja Carretera Central estrechita construida hace 91 años, y por el ferrocarril terminado en 1908.
Para resumir gráficamente la desgracia cubana acudamos a la imaginación: un madrileño que de adolescente en 1958 visitó con su familia La Habana, entonces una de las urbes más bellas y exuberantes del planeta, visita de nuevo la ciudad fabulosa que conoció más de seis décadas atrás.
Dando saltitos cual bailarín de ballet, el visitante va esquivando las aguas negras, basureros nauseabundos y montones de escombros que encuentra a su paso. Con cuidado para evitar ser aplastado por un ruinoso balcón, recorre calles de Centro Habana, La Habana Vieja y el Vedado.
Se tropieza colas gigantescas de gente enloquecida que grita improperios. Conversa con algunos, pero no logra descifrar lo que le dicen, guturalmente, mal articuladas las palabras, le resultan ininteligibles. Pasa por una escuela y lo estremecen gritos entre niñas de groserías y obscenidades inimaginables. Y habla con un funcionario del Partido Comunista que le pregunta qué le parece el avance social de Cuba desde que la visitó cuando era "explotada por el imperialismo".
El forastero, estupefacto, le responde: "Perdone, tío, pero usted me está tomando el pelo".
Y da en el clavo. La "revolución" fue y es una tomadura de pelo. Y trágica, tanto, que cuando ya no haya castrismo-comunismo habrá antes que reconstruir el país y llevarlo en el tiempo al 31 de diciembre de 1958 para entonces comenzar la edificación de la Cuba, moderna, próspera, democrática y libre que soñamos los que en buena hora allí nacimos.
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En mi libro La Historia de Cuba que te ocultaron y otros temas se lee:
Cómo vamos a decir: ésta es nuestra patria, si de la patria no tenemos nada?
Mi patria, pero mi patria no me da nada, mi patria no me sostiene, en mi patria me muero de hambre.
¡Eso no es patria! Será patria para unos cuantos, pero no será patria para el pueblo (aplausos).
Patria no solo quiere decir un lugar donde uno pueda gritar, hablar y caminar sin que lo maten; patria es un lugar donde se puede vivir, patria es un lugar donde se puede trabajar y ganar el sustento honradamente y, además, ganar lo que es justo que se gane por su trabajo (aplausos).
(Castro barks at an aide who forgot papers he wanted. This is during the stopover in Camaguey. From Life magazine - Castro in Triumphant Advance to Havana - January 19, 1959 )
Patria es el lugar donde no se explota al ciudadano, porque si explotan al ciudadano, si le quitan lo que le pertenece, si le roban lo que tiene, no es patria.
Precisamente la tragedia de nuestro pueblo ha sido no tener patria. Y la mejor prueba, la mejor prueba de que no tenemos patria es que decenas de miles y miles de hijos de esta tierra se van de Cuba para otro país, para poder vivir, pero no tienen patria. Y no se van todos los que quieren, sino los pocos que pueden. Y eso es verdad y ustedes lo saben (exclamaciones).
Entrevista con Carlos Franqui
Por Ricardo Cayuela Gally
30 Noviembre 2006
Etiquetas: aniversario, Batista, Castro, clandestina, comunista, cuba, cubana.castrista, embuste, engaño, estafa, Fidel, jefe, M-26-7, marxista, mentiras, radical, Raúl, Revolución, saldo, triunfo
2 Comments:
Pero, aunque es indiscutible que todo fue mentira, que los cubanos compraron gato por liebre a un precio tan alto que lo siguen pagando tras 64 años de desastrosa involución, prácticamente todo el mundo externo (y hablo del mundo "bueno") sigue como si la "revolución" fuera legítima, válida y hasta admirable. Por eso yo ya no respeto a casi nadie, aunque desprecio me sobra.
Ahora, Fidel Castro es bastante difícil de superar como farsante, ya que tenía no solamente la aptitud nata sino el poder para darse gusto mintiendo, algo que para él era tan natural como respirar. Y, por supuesto, tuvo siempre mucho público dispuesto a seguirle la corriente, aunque cuesta trabajo creer que su histrionismo, demagogia y ridiculez (como eso de no quitarse nunca el disfraz de militar que nunca fue) no resultaran harto sospechosos.
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