Pedro Pablo Arencibia Cardoso: LAS PRUEBAS QUE NO ES LEYENDA EL HALLAZGO DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE. EL TESTIMONIO DE JUAN MORENO ¨EL NEGRITO¨ DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD
Ermita de la Caridad Miami
8 de septiembre,2023
Solemne Eucaristia en Honor a Nuestra Sra. de la Caridad 8 de Septiembre del 2023
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NO ES LEYENDA EL HALLAZGO DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE
(Hallazgo de la imagen de la Caridad del Cobre en la Bahía de Nipe.Óleo sobre tela. Dennis Gallardo, 2001.)
El relato textual de lo ocurrido ofrecido por Juan Moreno, el negrito de La Caridad, ante el escribano eclesiástico Antonio González de Villarroel, cuando ya contaba 85 años, es un documento que conserva en su admirable frescura el milagro del hallazgo. Al descubrirlo en un legajo del Archivo General de Indias en 1973, cuando se creía ya definitivamente perdido, me deparó uno de mis más emocionantes momentos como investigador, porque lo que contaba con memoria prodigiosa el octogenario Juan Moreno, capitán retirado entonces de las milicias de El Prado, coincidía exactamente con datos recopilados en otros folios de al fría contabilidad de la empresa minera, que yo había encontrado y analizado en 1971. Moreno recordaba entre los primeros milagros de la Virgen la salvación del hermano Mathías de Olivera, sujeto a unas raíces en la boca de la mina, cuando iba a precipitarse en sus profundidades. Olivera, precisó Moreno, era el hermano que servía a la Virgen. En otro legajo del ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, en un documento de 1609, se hace referencia por Sánchez de Moya a un ermitaño de ejemplar vida, que guiaba cada noche a los esclavos en sus oraciones y a quién se daba una ración de casabe y de pescado, cuando lo había, porque no comía carne. En la glosa de una revisión de estas cuentas, incluida en otro documento -el tercero-, se recoge el nombre del piadoso ermitaño: Mathías de Olivera, a quien solo sostenía su fervor cristiano y un real diario del Rey. La confrontación de estos tres testimonios hace indudable la información proporcionada, muchos años más tarde, por Juan Moreno.
Archivo General de Indias, Audiencia de Santo Domingo, legajo 363 (copia en el archivo del autor). la historia del hallazgo de la Virgen de la Caridad en la bahía de Nipe, en una mañana luminosa (c.1607) y el nombre de los tres miembros de la comunidad de Santiago del Prado que lo realizaron, así como el relato de algunos de sus primeros milagros, fueron conocidos por los fieles cubanos desde 1829, fecha tardía en que fuera publicada la Historia de la aparición milagrosa de Nuestra señora de la Caridad del Cobre escrita en 1703 por el presbítero Onofre de Fonseca, capellán entonces de la Ermita. La versión del Padre Fonseca quedaría sujeta a dudas por algunos historiadores no católicos, ya que el proceso canónico del cual tomó Fonseca su información había desaparecido, víctima posible del clima y las polillas, en El Cobre. La versión de Fonseca sirvió de base, entre otros autores, a la Dra. Delia Díaz del Villar para su bella estampa incluida en La Enciclopedia de Cuba (vol.6, pág.262-65). En nuestra búsqueda sistemática de los documentos cubanos del período colonial en el Archivo General de Indias sevillano, hallamos el extenso proceso canónico sobre la aparición y milagros de la Virgen de la Caridad, el cual se consideraba prácticamente perdido. El historiador Dr. José M. Pérez Cabrera, profesor de la Universidad de Villanueva y presidente de la Asociación de Intelectuales católicos de Cuba, quien en su Historiografía de Cuba, IPGH, México, 1962 (Pág. 73-74) señala que el manuscrito original de Fonseca fue "analizado y expurgado por el presbítero don Bernardo Ramón Rodríguez, en 1782, y vino a imprimirse al fin en 1829". Y agrega: "el presbítero Fonseca basó su conocido relato en los procesos canónicos que, en 1688 se formaron ante el juez competente y que, en su tiempo, casi un siglo después del hallazgo, se conservaba en el archivo de la Santa Casa... Literatura de devoción más que labor propiamente historiográfica, la obra del entusiasta capellán de la Santísima Virgen, puede y debe ser estimada, sin embargo, como punto de partida y fundamento de toda la copiosa bibliografía surgida alrededor del hallazgo y los prodigios realizados por la imagen venerada de la Patrona de Cuba, y extraviados o perdidos para siempre los procesos canónicos de 1688 -testimonios valiosísimos- y la obra del padre dominico Cristóbal de Sotolongo, constituye el relato más remoto y autorizado, y de ahí su indudable importancia, sobre el portentoso acontecimiento". Ha sido particularmente honroso para el autor el reconocimiento que le concediera por dar a conocer la existencia del proceso canónico en el Archivo General de Indias de Miami y Capellán de la ermita de la Virgen de la Caridad en el exilio, así como que por medio de la modestísima hoja semanal Vida cristiana que circula en Cuba como voz apagada de la Iglesia católica, se halla divulgado en la Isla (3-IX-1978) el testimonio textual de Juan Moreno, señalando el origen del hallazgo. la versión original del esclavo del rey sobre la aparición de la imagen en la bahía de Nipe aparece en las páginas 92-94 del volumen 5 de Cuba: economía y sociedad.
Tomado de https://www.eniolapublishing.com/
Documento prueba hallazgo de la Virgen de la Caridad del Cobre y los Remedios.
(Dr. Leví Marrero)
Hace varios años, el ya fallecido historiador cubano Dr. Leví Marrero, encontró en el Archivo de Indias en Sevilla el documento que presentamos a continuación.
Durante siglos se consideró perdido.
Transcripción
En el lugar de las Minas de Santiago del Prado, en primero día del mes de abril de 1687, el señor beneficiado Juan Ortiz Montejo de la Cámara , cura rector de la Parroquia de este lugar, Juez Comisario por el señor licenciado Don Roque de Castro Machado, Juez Oficial Provisor, y Vicario General de la ciudad de Santiago de Cuba y su distrito, por su señoría muy Ilustre venerables señores Dean y Cabildo de la Santa Iglesia Catedral de dicha ciudad, a cuyo cargo está el gobierno temporal y espiritual de este obispado, sede vacante, para que conste de la aparición y milagros de la Santísima Virgen María Madre de Dios y Señora Nuestra de la Caridad y Remedios hizo parecer al Capitán Juan Moreno, del cual fue recibido juramento por Dios y una cruz, que hizo según forma de derecho, prometió decir la verdad de lo que supiere y le fuere preguntado. Se le preguntó lo siguiente: Fuele preguntado cómo se llama, de dónde es natural, qué edad, estado y oficio tiene. Dijo que se llama Juan Moreno, negro esclavo, natural de este dicho lugar, y que es de edad de ochenta y cinco años y casado, y esto corresponde.
Preguntado declare lo que sabe en relación de la aparición de Nuestra Señora de la Caridad y Remedios, dijo que sabe este declarante que siendo de diez años de edad fue por ranchero a la Bahía de Nipe, que es en el vanda del norte de esta Isla de Cuba, en compañía de Rodrigo de Hoyos y de Juan de Hoyos, que los dos eran hermanos e indios naturales, los cuales iban a coger sal y habiendo ranchado en Cayo Francés que está en medio de esta Bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar en calma salieron de dicho Cayo Francés antes de salir el sol los dos, Juan y Rodrigo de Hoyos, y este declarante. Embarcados en una canoa para la dicha salina y apartándose de dicho Cayo Francés, vi una cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podría ser, y acercándose más les pareció pájaro. Ya más cerca, dijeron dichos indios parece una niña, y en estos discursos llegados reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima , con un Niño Jesús en los brazos sobre una tablita pequeña, y en dicha tablita unas letras grandes las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos y decían: Yo Soy la Virgen de la Caridad , y siendo sus vestiduras de ropaje se admiraron que no estaban mojadas. Y en esto llenos de gozo y alegría cogiendo sólo tres tercios de sal se vinieron para el Hato de Barajagua donde estaba Miguel Galán, Mayoral de dicho hato y le dijeron lo que pasaba de haber hallado a la Señora de la Caridad ; y el dicho mayoral muy contento y sin dilación envió luego a Antonio Angola con la noticia de dicha Señora al Capitán Don Francisco Sánchez de Moya que administraba las minas de dicho lugar, para que dispusiese lo que había de hacerse, y mientras llegaba la noticia pusieron en la casa de vivienda de dicho hato un altar de tablas, y en él a la Virgen Santísima , con luz encendida.
Y con la referida noticia, el dicho capitán, Don Francisco Sánchez de Moya, envió orden al dicho Mayoral Miguel Galán que viese una casa en dicho hato, y que allí pusiese la Santísima Virgen de Nuestra Señora de la Caridad y que siempre la tuviera con luz y para ello le envió una lámpara de Cobre, y se hizo la casa cubriendo de guano, cercada de tablas de palma, y puesta en su altar esta Divina Señora, dicho indio Rodrigo de Hoyos cuidaba de encender la lámpara, yendo de noche a reformar dicha lámpara, no hallaba a esta Divina Señora en su altar, y dando voces dicho Rodrigo de Hoyos al Mayoral y demás personas que venían, hasta veintiuna las personas que estaban en dicho Hato de Barajagua, les decía que la Virgen Santísima no estaba en su altar, y haciendo todas las diligencias, no la hallaban en su casa. Y al otro día por la mañana, volviendo a la casa la hallaron en su altar, los vestidos mojados, y esto sucedió por dos veces de cuyos milagros el Mayoral Miguel Galán dio aviso al Capitán Don Francisco Sánchez de Moya.
El cual luego que tuvo la noticia, dispuso que fuese al dicho Hato de Barajagua, el Padre Bonilla, religioso de San Francisco, y no se acuerda de su nombre; sólo sabe y se acuerda que estaba administrando el curato de este lugar en las Minas del Cobre, y con toda prevención de cura le despachó acompañado de toda la Infantería del Real de dichas minas, y mucha gente de su población, para que trajese a la Virgen Santísima como lo hizo en unas andas en procesión y la pusieron en un altar en la Iglesia Parroquial del lugar donde tenían esta Divina Señora de la Caridad , mientras te hacían una ermita y deseando fuese en parte de su santísimo agrado le encomendaron al Espíritu Santo y para ello le hicieron una fiesta de Misa cantada y sermón, y discurriendo hacer la Santa Ermita encima de una loma que llaman la cantera, se vieron tres luces arriba del terreno de la Mina , en derecho de las fuentes.
Y dichas luces aparecieron y vieron por tres noches continuas con admiración de todos, y luego desaparecían. Y por este milagro eligieron el lugar donde se veían las luces, para la ermita y Santa Casa de la Divina Señora de la Caridad que hoy está en dicho cerro, haciendo muchos milagros con los devotos que le llaman. Y muchos frecuentan esta Santa Casa, que vinieron a novenas, de la Ciudad de Santiago de Cuba que dista 5 leguas, poco más o menos, y de la villa de San Salvador de Bayamo que dista más de treinta leguas.
Preguntado diga los milagros que han llegado a su noticia de los muchos que esta Divina Señora de la Caridad ha hecho con los que invocan su divino favor desde que tiene su santa casa en el dicho Cerro de la Mina hasta el presente, dijo que son muchos los milagros que ha hecho y hace cada día esta Divina Señora; que hoy está en su Santa Casa como dos cuadras más al este de donde se hizo la primera casa sobre dicho cerro de la Mina , la cual se retiró por estar el terreno más capaz, porque en el de la primera casa estaba muy inmediato a la mina y arriesgado, como se vio que estando el hermano Matías de Olivera, que servía a la Virgen de la Caridad , arrimado a una cerca de palos que guarnecía la parte de la Mina a librar del peligro a los que viniesen a la primera casa, se despidió la cerca y cayó dicho hermano Matías de Olivera en dicha mina que es profunda y como sigue con el riesgo de que si alguno cae parece imposible escapar con la vida.
Y al caer estaba una mata de magüey en aquella parte de la Mina , a las voces que daba acudió la gente del lugar, y le vieron asido a una penca de magüey, y de la dicha mata, estaba llamando a la Virgen Santísima de la Caridad y le sacaron echándole unas sogas de que se agarró y sólo por la providencia de esta Divina Señora pudo mantenerse en dicha penca de magüey siendo tan pequeña y dicho Matías de Olivera hombre corpulento, el cual dando muchas gracias a Nuestra Señora de la Caridad decía que así que se despidió la cerca, llamó a esta Divina Señora, y se halló en el aire mantenido en dicha penca de magüey.
Y supo por haberlo oído decir a dicho hermano Matías de Olivera y a otras muchas personas, que habiendo faltado la manteca para la lámpara, que sólo había la que estaba en dicha lámpara que era muy poca, yendo dicho hermano a reconocer dicha lámpara la halló llena de aceite, y se vio que duró dicho aceite dos días continuos hasta que vino manteca que se estaba aguardando de fuera del lugar.
Y oyó decir por muy cierto y notorio en todo este lugar, que por dos veces halló el hermano Matías de Olivera a esta Divina Señora de la Caridad no estar en su altar izquierdo, venía la hallaba todos los vestidos mojados, y oían los que estaban en el trabajo de la Mina que dicho Hermano decía: ¿De dónde venís Señora? ¿Cómo me dejáis aquí solo? ¿Por qué ensuciáis los vestidos si sabéis que no tenéis otros, ni dineros con qué comprarlos? ¿Cómo los traéis mojados? ¿De adónde venís mojada? Y que esto fue tan patente que se repartieron los vestidos en reliquias y en una ocasión fue tan grande la seca que hubo que se secó el río que pasa por medio de este lugar, y la fuente que nunca se seca se secó aquella vez, y pasaron mucho trabajo, yendo más de tres cuartos de legua a buscar el agua se dispuso hacer una rogativa a la Madre de Dios de la Caridad bajándola de su Santa Casa a la Iglesia Parroquial de este lugar y sacando a esta Divina Señora de su Santa Casa que habría caminado como dos leguas se levantó un gran viento y comenzó a llover tanto que volvieron a la Santa Casa y pusieron en su altar a la Virgen Santísima , y en un instante creció el río y cesó la seca.
Siendo los milagros que esta Divina Señora hace muchos, siendo la manteca de su lámpara general remedio para todas las dolencias, y que por muerte del Hermano Matías de Olivera, de allí a algunos días entró el hermano Melchor de los Remedios, el cual invocaba a la Virgen Santísima Señora Nuestra de la Caridad y Remedios, y así le llamarían en todas sus necesidades y en su Santísimo Rosario que rezan todas las tardes en su Santa Casa, le invocan Virgen Santísima, María Madre de Dios y Señora de la Caridad y Remedios todo lo cual es la verdad, y así lo afirma como cristiano.
Leyéndose de “verbo ad verbum” esta su declaración, dijo estar bien escrita, y se ratificó. No firmó porque dijo no saber escribir. Fírmalo su ministro de que doy fe. El Beneficiado Juan Ortiz Montejo de la Cámara. Ante mí Antonio González de Víllarroel, Notario Mayor Público.
* Este documento, perdido durante siglos, ha sido encontrado por el historiador cubano, Dr. Leví Marrero, en el Archivo de Indias, en Sevilla, bajo la signatura siguiente, “ Audiencia de Santo Domingo, Legado 363 ”.
Tomado de https://www.facebook.com
VIRGEN DE LA CARIDAD
5 de septiembre de 2018
Tres embarcaciones condujeron a los conquistadores españoles hasta el Nuevo Mundo. Una de ellas –la nao capitana llamada Santa María- jamás regresó al Viejo Continente, quedando destruida en la isla La Española. Tal parece con ello, que la Santísima Virgen nos simbolizó su deseo de permanecer para siempre entre nuestros pueblos, marianos por excelencia.
Como todas las naciones de América también Cuba tiene una devoción especial por la Madre del Redentor. Todo comenzó en los albores del siglo XVII, cuando tres hombres bregaban después de una tormenta por la Bahía de Nipe en busca de sal. Un resplandor blanco que les pareció un ave, yacía sobre las aguas. Al acercarse hallaron una pequeña imagen de Nuestra Señora flotando sobre una tabla, con un letrero que decía: “YO SOY LA VIRGE DE LA CARIDAD”.
El hecho milagroso no fue el hallazgo de una imagen seca después que amainó la tempestad, la cual pudo ser lanzada al mar -como era costumbre en esa época- implorando protección ante el mal tiempo. El milagro consistió en que María decidió unirse para siempre con el pueblo cubano bajo el título de la Virgen del Amor, porque Caridad es Amor.
Pronto su culto se propagó y fue venerada, estando presente en todo el quehacer cubano. La devoción pasó a formar parte de los valores del pueblo, siendo el estandarte de las ansias espirituales de un país que daba los primeros pasos para convertirse en nación, buscando su independencia económica y libertad político-social. Su presencia en Cuba ha sido visible durante estos cuatro siglos como madre de todos.
María de la Caridad se fue a la manigua combatiendo junto a sus hijos al colonialismo español. Padeció con su pueblo –junto a los esclavos, prisioneros y la impedimenta mambisa- y murió con cada uno que ofrendaba la vida en aras del ideal patrio. Pero también resucito imbricada a la nueva república que, esperanzada y llena de ilusiones a pesar de sus sombras, hizo presente que el sacrificio no fue en vano.
Miembros del Ejército Libertador encabezados por el general Jesús Rabí, pidieron a la Santa Sede que declarara a esta Virgen Mambisa, Patrona de Cuba. Así surgió una nueva era en la pequeña nación de gran corazón. Pero la Virgen –cuyo palpitar late al unísono de sus hijos- vio venir días grises y difíciles, que desembocaron en una más que prolongada noche oscura.
El odio, antítesis del amor que ella predica, se apoderó del poder y luego de los hombres, para controlar sus mentes y acciones. Se entabló una batalla férrea entre las fuerzas del bien y del mal, se dividió a su pueblo utilizando la lucha de clases antagónicas motivada por el odio. Hubo separación geográfica en las familias, unas veces como escape para alcanzar la libertad personal y otras impuesta en un destierro vil forjando a los principales adversarios a vivir exiliados. El mar se convirtió en un muro divisorio, imagen de lo que acontecía dentro del archipiélago convertido en un gran Gulag.
Por momentos interminables, luego por años, los paredones de fusilamiento no pudieron ocultar el grito agónico y viril de sus hijos e hijas asesinados, dando vivas a Cristo Rey. Las cárceles crecieron tanto, que el terruño se convirtió en una gran prisión. El cubano ha sido perseguido, reprimido, golpeado y vejado, pero el manto de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre no deja de abarcar a uno solo, dándonos a todos sitio en su barca.
Desde su Basílica en El Cobre nos mira para ser bañados del amor que irradia, pero ella no permanece estática, se traslada a donde quiera que estemos. Lo mismo está junto a los héroes que murieron por la Patria, que en la cárcel con los opositores y prisioneros de conciencia. Ella marcha por las calles o templos codo a codo con las Damas de Blanco reprimidas y golpeadas. Pero también recibe en su antigua Ermita miamense, hoy Santuario Nacional, a los recién llegados de cualquier nacionalidad que buscan su consuelo.
Ella cura con su amor a disidentes y opositores que han sido hasta macheteados. Toma de la mano a opositores y damas de blanco muertos de manera sospechosa en un hospital o en un falso accidente de tránsito asesinados impunemente. Se une al balsero que llega a tierras libres y a los muchos que son presas de la mar endemoniada. Pero en especial, ella es el otro yo y estandarte de los combatientes que aferrados al fusil o al machete -en toda nuestra historia- le ofrecieron su sacrificio . Porque junto a la cruz lloró la muerte de su hijo y sintió el dolor de un puñal atravesándole el corazón, pero comprendió que esa sangre –la de su único hijo- fue necesaria para la salvación de todos.
¡Madre, mira a tus hijos que sufren de una tiranía cruel!, danos sitio en tu barca protegiéndonos bajo tu manto para ser junto a tí amor.
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