jueves, enero 25, 2024

Diego Santana: La Habana sin cines para un infante. A 45 años de la publicación de 'La Habana para un infante difunto', de Guillermo Cabrera Infante, es la ciudad la que merece el calificativo de 'difunta'.

 
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

PARA VER LA RELACIÓN DE  LOS CINES QUE HABIAN EN LA CIUDAD DE LA HABANA EL 31 DE DIC. DE 1958 Y LA CANTIDAD DE BUTACAS QUE HABÍAN EN ELLOS HACER CLICK AQUÍ. AL FINAL SE LEE:

Total 134 cines sin contar los que habían en el resto del municipio Habana, como  en Regla, Guanabacoa, Cojímar, Rancho Boyeros, Stgo. de las Vegas, Wajay, Chico, Arroyo Arenas, Jaimanitas, Santa Fé, Cotorro Cuatro Caminos, San José de las Lajas, Tapaste, Jaruco, Caraballo, Hershey, Jibacoa, Campo Florida y ademas en las otras ciudades de la Provincia.

Cubanos, este es otro mas de los innumerables motivos por el cual sentir gran orgullo por lo que era Cuba.. 

Para los que no son cubanos, este tipo de estadistica tal vez les ayude a comprender un poquito mejor a los cubanos cuando se refieren a "lo que era Cuba antes..."

Increible... mas que en New York o Paris.


Fotos de algunos de esos cines: en mejores tiempos

El complejo Duplex - Rex Cinema  fue desde antes de 1959  una de las primeras multisalas de cines de toda América Latina 


Después de robado se le puso el nombre de Yara; como cine Radiocentro fue pionero en América Latina en exhibir en él, el cine con la tecnología Cinerama. Se dice que después de la Robolución desmantelaron la tecnología Cinerama y la enviaron para la Unión Soviética; en caso de que eso sea cierto, quizás fuera para aplicarle ¨ingeniería inversa¨ y así los soviéticos robar y reproducir esa tecnología como hicieron, por ejemplo, con el antológico avión norteamericano B-29 (una fortaleza volante) para hacer el Tupolev 4.

Después de robado se le llamó Mella

El cine Atlantic fue durante décadas  el cine de la Cinemateca de Cuba; hoy se llama Chaplin si no me  equivoco. Ese cine está en el edificiio Atlantic  donde  desde hace décadas está la sede del ICAIC.

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Tomado de https://diariodecuba.com/c

La Habana sin cines para un infante

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A 45 años de la publicación de 'La Habana para un infante difunto', de Guillermo Cabrera Infante, es la ciudad la que merece el calificativo de 'difunta'.

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Por Diego Santana

Córdoba,España

24 Ene 2024

"Fui al cine de día, asistí al acto maravilloso de pasar del sol vertical de la tarde, cegador, a entrar al teatro cegado para todo lo que no fuera la pantalla, el horizonte luminoso, mi mirada volando como polilla a la fuente fascinante de luz", así describe Guillermo Cabrera Infante la primera de las tantas veces que fue a un cine de La Habana, la tan vertiginosa y contradictoria capital cubana de los años 50. Lo describe en esa aventura fascinante, de descubrimiento sexual e intelectual, que es La Habana para un infante difunto, una novela que este 2024 cumple 45 años de publicada. 

La obra, un caleidoscopio que enciende la melancolía, nos coloca en el epicentro de una Habana que ya no existe, en las butacas carcomidas de unos cines que ya tampoco están.

"El San Francisco fue un lugar ideal para la iniciación. Podía haber sido mejor el cine Los Ángeles, que no estaba muy lejos, o todavía mejor el Hollywood, al que nunca fui", escribió Cabrera Infante y hace años que ninguna película se proyecta en estos cines, como tampoco hay sala oscura, ni luneta ni pantalla en el Esmeralda, el Salón Regio, el Favorito, el Rex y el Dúplex, el Lara, el Alkázar, el Campoamor o el Majestic, ni en casi ninguno de los tantos que menciona a lo largo de la novela.

¿Cómo es posible que ahora, más de 60 años después, con muchas pasiones, agonías y escaseces a cuestas, solo queden ocho ―cinco como cines y tres como teatros― de los más de 40 cines mencionados por Cabrera Infante a lo largo de la novela?

El deterioro prolongado, el desfase tecnológico y el poco interés estatal, así como la prohibición de que los cines sean gestionados por particulares o empresas privadas, son las causas que han dilapidado el circuito cinematográfico habanero. El control de las pantallas ha sido también una de las constantes del aparato ideológico cubano, por lo que la calidad de lo exhibido está, las más de las veces, supeditada a lo "políticamente correcto". Las censuras se cuentan por decenas y el cine independiente tiene escasa o nula distribución en las pocas salas que se conservan.

(En la foto Guillermo Cabrera Infante  como crítico cinematográfico de la revista Carteles, que firmaba sus artículos con el seudónimo ¨G. Caín¨. A su  lado el famoso actor Marlon Brando en una de sus visitas a Cuba antes de 1959. Fotos y comentarios añadidos al artículo  por el Bloguista de Baracutey Cubano) 

Cuando Cabrera Infante publicó La Habana para un infante difunto, en 1979, ya existía el Instituto Cubano de Arte e Industrias Cinematográficos (ICAIC) y, en diciembre de ese año, tuvo su primera edición del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. Tanto el ICAIC como el Festival han contribuido a robustecer lo que el crítico Juan Antonio García Borrero ha llamado "cuerpo audiovisual de la nación", pero también han contribuido, con la misma fuerza, a encasillarlo en el limitado espectro de la Revolución, despreciando todo lo que no se ajuste al molde, cuando ese "cuerpo audiovisual" es, a pesar de la propaganda y los propagandistas, mucho más rico que una consigna.

Hace años que el cine cubano vive la crisis más profunda de su historia, ya no es solo que no haya salas de exhibición, es que el número de películas ha sufrido una reducción considerable. Ya no existen los cines de barrio, imprescindibles para la distribución cinematográfica por toda la ciudad, y algunos de ellos, los que han logrado mantenerse en pie, conviven entre la desidia y un prometido, pero pospuesto y pospuesto y pospuesto, plan de restauración que prevé que en el futuro ―¿cómo el Gobierno es capaz de hablar de futuro sin ni siquiera puede gestionar dignamente el presente?― haya al menos un cine por cada municipio de la capital.

Existe en el ICAIC, institución encargada de la gestión de las salas, un cronograma, aprobado por el Consejo de Ministros, para llevar a cabo dichas restauraciones. El plan, trazado hasta 2030, solo ha permitido hasta ahora la reapertura del Cine-Teatro de Regla. Tanto la población como los miembros del gremio cinematográfico ven con escepticismo que, con la economía nacional en caída libre y con el pésimo estado actual de las salas, puedan llevarse a cabo las tardías reparaciones planteadas.

"Acudir como una alevilla a la luz del cine Actualidades, a sus luces y sombras a veces acompañadas por la nueva música americana, ese swing", escribió Cabrera Infante sobre el cine Actualidades, inaugurado en 1906 y de alto valor patrimonial. Su restauración se ha estudiado más de una vez, incluso existe (o existió) intención colaborativa por parte de la Delegación de la Unión Europea en Cuba, y la verdad es que, entre intenciones no concretadas y planes retrasados, el Actualidades, que llegó a tener 1.700 capacidades, sigue pudriéndose entre ratas y basura.

El América, por su parte, era "el más lujoso y el más caro y el que ofrecía mejores estrenos", escribió Cabrera Infante. A día de hoy ya no funciona como cine, y no es ni el más lujoso ni el más caro ni el que ofrece mejores estrenos. En condiciones constructivas incapaces de mantener, tal vez ni siquiera de imitar, el lujo que existió una vez, el América ofrece espectáculos de variedades y, en los próximos días, será una de las sedes del Festival Internacional Jazz Plaza.

A 45 años de la publicación de La Habana para un infante difunto, es La Habana la que merece el calificativo de "difunta". Los cines de la ciudad son testimonios de La Habana vibrante que existió y ya no existe. Son recuerdos indelebles en cientos de vidas, y ahí siguen, como la Isla toda, cayéndose a pedazos.

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