Roberto Jesús Quiñones Haces sobre Cuba: No se trata de cambiar funcionarios y leyes, sino el sistema
Tomado de https://www.cubanet.org
No se trata de cambiar funcionarios y leyes, sino el sistema
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Sabemos que Félix Duarte Ortega, quien ahora va a dirigir a los campesinos cubanos, no ha sido enviado a la ANAP para que los escuche, sino para que trate de imponer los ucases del PCC.
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Por Roberto Jesús Quiñones Haces
4 de marzo, 2024
HARRISONBURG, Estados Unidos. – Mijaíl Gorbachov tenía fe en las ideas socialistas, pero también suficiente inteligencia para aceptar que el modelo creado por Vladimir Lenin y continuado por otros líderes de la antigua URSS era desacertado porque se afianzaba en la imposición.
Lejos del pragmatismo de Gorbachov, Fidel Castro fue renuente a reconocer con acciones concretas esa verdad histórica, demostrada por el más abultado expediente de crímenes que haya registrado la humanidad. Al “Comandante” lo que le importó siempre fue el poder, y aunque varios años después reconociera ante el periodista estadounidense Jeffrey Golddberg que el modelo cubano ya no funcionaba, ese fue el refrendado por su hermano al sustituirlo en el poder y es el mismo que defienden los líderes de la llamada “continuidad”, que no es otra que la prolongación de la falta de libertades y del fracaso económico.
Con la desaparición de la URSS, Cuba inició la crisis más prolongada de su historia. Apagones, sostenida inflación, devaluación de la moneda nacional, deterioro de los servicios de educación, salud y transporte, carencia de alimentos y medicinas y una ostensible declinación de los éxitos deportivos y de la credibilidad del pueblo en quienes lo dirigen sin su consentimiento, unidos al aumento sostenido de la pobreza y de la represión, son algunas de las características de esa crisis, agravada por la pandemia de COVID-19.
La expresión más contundente del rechazo popular a la “política de la continuidad” que proclama el gobernante Miguel Díaz-Canel Bermúdez fueron las multitudinarias protestas ocurridas en julio de 2021 y las que han continuado produciéndose en diversas partes del país.
En vez de apostar por una posición realista y escuchar los reclamos del pueblo, los comunistas cubanos aplican sistemáticamente su política de terrorismo de Estado contra todo disenso, algo que ha convertido a Cuba en el segundo país con mayor tasa carcelaria a nivel mundial, según un informe del sitio World Prison Brief.
Aunque desde hace más de una década se incumplen anualmente los planes de construcción de viviendas, de producción de arroz, las zafras azucareras, tabacaleras y cafetaleras, los planes de producción de carne de res y de cerdo y los de viandas, frutas y vegetales, los líderes de la “continuidad” siguen pidiéndole resistencia al pueblo y culpando al embargo estadounidense de la situación económica del país, eslóganes infaltables en su discurso.
La reciente solicitud de ayuda al Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas ―algo que no se había hecho en 65 años― demuestra cuán hondos son los efectos de esta crisis.
La dictadura no dedica suficiente dinero para las necesidades de los cubanos y por eso ya no puede garantizar siquiera el pésimo pancito que vende al pueblo, ni la leche para los niños de hasta siete años. A esto se suman los atrasos en la distribución de los productos cuya venta es controlada por la libreta de racionamiento.
En vez de decidirse a “cambiar todo lo que debe ser cambiado”, los comunistas cubanos continúan defendiendo lo ineficaz y apostando por los cambios… de funcionarios y leyes.
Hace algún tiempo fue defenestrado Marino Murillo Jorge, quien creó la fracasada “Tarea Ordenamiento” y estuvo al frente de la política económica del país por más de 10 años. Hace pocos días la dictadura destituyó a los ministros de Economía e Industria Alimentaria y el domingo 3 de marzo sustituyó a Rafael Ramón Santiesteban Pozo al frente de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).
Es opinión de la alta dirección del país que los campesinos cubanos no están trabajando bien. Recientemente Manuel Marrero Cruz, primer ministro del régimen, reconoció el fracaso de una ley diseñada para “garantizar producciones de alimentos, fomentar sistemas alimentarios locales, soberanos y sostenibles y movilizar los recursos financieros, tecnológicos y alianzas que posibiliten la implementación de sistemas alimentarios soberanos y sostenibles”. El dirigente se refería a la Ley No.148 de 2022, “Ley de Soberanía Alimentaria y Seguridad Alimentaria y Nutricional”, un nombre muy largo para resultados muy cortos.
Recientemente el periódico oficial Tribuna de La Habana informó que el pasado año las empresas agropecuarias estatales funcionaron apenas al 30% de su capacidad y cumplieron solo el 66% de la entrega de carne en el 2023. “No podemos venir a repetir lo mismo, que no se avanzó, no se hizo… Hay un pueblo que está esperando por nosotros”, dijo Luis Antonio Torres Iribar, primer secretario del PCC en La Habana, quien también afirmó que un número considerable de tierras de cultivo están subutilizadas y otras completamente inactivas y que, en 2023, en La Habana, murieron más vacas que las que nacieron principalmente por hambre.
Desde hace más de 10 años los campesinos reclaman cambios profundos en la agricultura cubana. Libertad para la producción y distribución de sus productos, para fijar los precios de acuerdo con el mercado, para importar y exportar directamente, así como la eliminación de los impuestos por 10 años a productores y procesadores de alimentos y que se entreguen títulos de propiedad a todos los productores agrícolas son algunos de esos reclamos.
¿Y a quién ha puesto ahora la dictadura al frente de la ANAP? ¡Pues nada más y nada menos que a Félix Duarte Ortega, quien hasta el pasado domingo era el jefe del Departamento Agroalimentario del PCC! El individuo se graduó como ingeniero en Mecanización de la Producción Agropecuaria pero no ha ejercido la carrera pues ha sido siempre dirigente político. Es, además, máster en Cultura Económica y Política, al igual que el defenestrado Santiesteban Pozo, lo que pudiera sintetizarse en esta frase: “Algunos estudios, ningún resultado”.
Sabemos que Félix Duarte Ortega, quien ahora va a dirigir a los campesinos cubanos sin haber trabajado jamás en el campo, no ha sido enviado a la ANAP para que los escuche, sino para que, desde allí, trate de imponer los ucases del Partido. También sabemos que cosechará como respuesta el mismo desinterés de los productores y el continuo desabastecimiento de los mercados.
No hay peor ciego que aquel que no quiere ver.
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En el mencionado librito y en el Cuadro No. 20 se muestra el consumo doméstico, producción nacional e importaciones de los principales productos alimenticios en el período 1954-1956 donde se observa que la cantidad y el valor (en porcientos) del consumo doméstico de producción nacional fueron el 81% y el 71% respectivamente, mientras que la cantidad y el valor del consumo doméstico de importación fueron 19% y 29% respectivamente. En ese cuadro, cuya relación de alimentos bien serviría como ejemplo objetivo de cual era la canasta básica del cubano promedio de aquellos tiempos, muestra datos interesantísimos como el hecho de que el 98% de la cantidad y el 92% del valor de los productos lácteos consumidos por la población cubana era de producción nacional.
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