Miriam Leiva desde Cuba: Los panes y los peces de las mipymes. En Baracutey Cubano: Recordando lo que fue La Ofensiva Revolucionaria de 1968 y señalando a quienes se autoriza en Cuba a crear mipymes
Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Miriam Leiva escribe que las mipymes: ¨....resuelven las necesidades perentorias de la mayoría de los cubanos que estiran sus finanzas mensuales.¨, con lo cual no estoy de acuerdo.
Por otra parte: del siguiente video se podría inferir a que tipo de personas la dictadura Castrista les aprueba la creación de mipymes: persona de confianza para dicha dictadura. Le señalo a Miriam Leiva que en Latinoamérica eso no sucede con los gobiernos; de paso también le señalo que en Estados Unidos más del 70% del PIB lo aportan las pequeñas y medianas empresas.
Abanico Cubano
1 de abril, 202
Claudia Padrón revela los secretos del agente David y las Mipymes en #AbanicoCubano
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Tomado de https://www.cubanet.org/
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Las mipymes constituyen los sustentos fundamentales para evadir la miseria en países paupérrimos o son complementos de las grandes economías.
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Por Miriam Leiva
14 de Cuba, 2024
LA HABANA, Cuba. – Poco más de 11.000 mipymes han sido aprobadas, según información del Ministerio de Economía y Planificación de Cuba. La cifra es tan insignificante que no provocaría titulares en casi ningún país. Pero en la mayor de las Antillas todo se magnifica, quizás para demostrar la fuerza del poder y cuán difícil resulta todo.
En septiembre de 2021, las mipymes fueron autorizadas, como progresión del trabajo por cuenta propia, y limitadas en oficios y profesiones a ejercer, después de varios decenios de tira y encoge en las altas esferas del poder para impedir la supuesta penetración del capitalismo. Ellas aportan hasta el 13% del PIB, ocupan a 260.000 personas, según el MEP. Sus actividades principales son la gastronomía, la construcción, la producción industrial de alimentos y bebidas, y la comercialización de bienes nacionales e importados.
Mediante la Ofensiva Revolucionaria de 1968 el Gobierno prohibió e incautó todos los pequeños negocios y los oficios. Tuvieron que transcurrir 56 años para poder tener pequeños negocios de nuevo. Una gran novedad es que las mipymes privadas están financiando importaciones, fundamentalmente de alimentos como harina de trigo, huevos, pollo y arroz, con lo que constituyen un gran auxilio para el Gobierno, carente de liquidez hasta para pagar un barco que llegue con mercancías de primera necesidad a las aguas cubanas.
Las tiendecitas atendidas por diligente personal, en garajes y locales auxiliares climatizados, surtidas de carnes, huevos, enlatados, helados, yogur, dulces, pan y variedad de productos para el hogar y el cuidado personal con elevados precios, resuelven las necesidades perentorias de la mayoría de los cubanos que estiran sus finanzas mensuales.
Las mipymes constituyen los sustentos fundamentales para evadir la miseria en países paupérrimos o son complementos de las grandes economías. La mayoría de las empresas en América Latina son mipymes, dirigidas por familias que se las traspasan de generación en generación.
El primer ministro Manuel Marrero ha reiterado desde mediados del pasado año que se trabaja en la renovación de la lista de las actividades vedadas, la revisión de las normas jurídicas que rigen su funcionamiento, y la creación de dos entidades controladoras para atender el sector privado y el estatal, respectivamente. Pero la demora e indefiniciones lastran la disposición a invertir en un negocio muy incierto en las actuales condiciones económicas de un país quebrado.
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De los archivos del blog Baracutey Cubano:
La Ofensiva Revolucionaria comenzada el 13 de marzo de 1968 ha servido para demostrar que las grandes confiscaciones, intervenciones, nacionalizaciones, etc. de los tres primeros años después del 1 de enerro de 1959, en la que se robaron más de 1500 000 000 de dólares ( de aquellos tiempos) en propiedades, solamente eran la primera parte de la estrategia Castrista para asegurar el control político de la población cubana mediante el control económico a cargo de Papá Estado, el cual en un momento determinado llegó a controlar, como Patrón, el 97 % de la fuerza laboral cubana.
Muchos ¨analistas¨y periodistas parecen haber olvidado de que a partir de 1993 se llevaron a cabo con el visto bueno de Fidel Castro y la aprobación de Raúl Castro similares reformas económicas a la mayoría de las actuales que se le atribuyen al ¨bueno¨ y ¨pragmático ¨ de Raúl Castro y pese a la supuesta ¨retranca¨ de Fidel Castro , aunque es cierto que las llevadas a cabo en estos tiempos poseen un mayor alcance que frecuentemente esexagerado; años después, utilizando a inspectores estatales y otros métodos coercitivos, se limitaron grandemente la apertura de esas reformas. Esos ¨analistas: olvidan que bajo la tiranía directa de Fidel Castro se abrieron , cerraron y volvieron a abrir los Mercados Libres Campesinos, se crearon nuevos tipos de cooperativas, las BMAP, y hasta en los años 90s del pasado siglo se repartieron a particulares lotes de tierras sin cultivar para ser utilizadas como usufructo. En estos 54 años de tiranía el Castrismo se ha vestido de diferentes maneras según los tiempos, aunque su esencia totalitaria y represiva apenas haya cambiado.
El tirano en retiro Fidel Castro ha dicho que producto de la juventud y la inexperiencia él cometió algunos errores. En las décadas de los 70s, 80s, 90s y principios de la primera década de los 2000 siguió cometiendo errores y horrores y ya no era ni joven ni falto de experiencia, al igual que su cómplice hermano.
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Se produce después de 46 años fracasando
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¿Recuerdan la ofensiva revolucionaria de 1968?
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Por Haroldo Dilla Alfonso
El 13 de marzo de 1968, Fidel Castro, en uno de sus kilométricos discursos, anunció al pueblo cubano lo que llamó “la ofensiva revolucionaria”. En realidad no había nada de revolucionario en ella, sino al contrario, fue una medida esencialmente contrarrevolucionaria dirigida a eliminar al sector de la pequeña burguesía urbana. Y con ello eliminar una de las pocas áreas de autonomía social que quedaba en el país tras la brutal estatización de todo lo que se moviera. Después de este paso solamente quedó fuera del sector estatal un área limitada de pequeños campesinos cooperativizados de diferentes maneras, que poseían el 30 % de la tierra y suplían algo así como el 70 % de los alimentos agrícolas de la población cubana.
La ofensiva revolucionaria fue un paso más en el control sociopolítico de la población y en la construcción de un régimen thermidoriano con aspiraciones totalitarias que se consolidaría finalmente sobre la base de los subsidios soviéticos. Fue también otro paso en la represión de todo aquello que parecía extraño a una nueva moral más parecida al ascetismo plebeyo de los movimientos campesinos medievales que a la propuesta marxista. Y que se llevó consigo a todo lo que resultaba diferente de la manera como los nuevos dirigentes percibían la dignidad: homosexuales, críticos, artistas irreverentes, peludos, religiosos, y, por supuesto, pequeños propietarios.
Y fue también un arrebato particularmente dañino del sentimiento anti-urbano, en la misma medida en que consideraban a las ciudades como viveros de manifestaciones amorales y al mundo rural como el espacio idóneo para cultivar las nuevas virtudes revolucionarias. Si alguna duda, lean este breve párrafo de un discurso tan homofóbico como antiurbano que pronunciara FC en marzo de 1963:
Y de aquí, obviamente, se derivaron prácticas como las movilizaciones agrícolas que nos azotaron por décadas, las escuelas al campo y en el campo que aterrorizaron a las familias hasta hace muy poco tiempo y las fatídicas UMAP que destruyeron vidas y sueños de miles de cubanos. Todo un intento de someter a una población caribeña a un status estoico y monacal del que, lógicamente, la nueva clase política escapaba reservándose íntimos espacios lúdicos dentro y fuera del país.
En estos días he revisado de nuevo el discurso que anunciaba la ofensiva revolucionaria. No había vuelto a él desde el día que lo oí, cuando era un adolescente, hundido en una muchedumbre que llenaba la calle San Lázaro. Y leerlo me ha servido para reafirmar mi convicción del valor de la democracia, del debate público y de la prensa independiente. Pues el informe presentado por Fidel Castro (FC) contra los pequeños negocios urbanos —en medio de una perorata de varias horas que incluía observaciones sobre la sequía, la lucha contra el imperialismo y la victoria de los 10 millones de toneladas de azúcar— constituyó una burda manipulación de la opinión pública que solo puede hacerse desde un poder incontestado.
El informe de FC se apoyó en un estudio aplicado sobre 6.452 negocios privados —friteros incluidos— y a 955 bares que nunca queda claro si se incluían en la cifra anterior o eran un racimo independiente. Fue realizado por los militantes del Partido Comunista de cada municipio con el apoyo de los frentes de vigilancia de los CDR, lo que obviamente determinó que los resultados fueran construidos de acuerdo con las conclusiones que se querían alcanzar para legitimar la operación. Y en particular aquellas conclusiones que mejor alimentaban las pasiones políticas de la coyuntura. De manera que en el estudio se brindan datos francamente infantiles como precisar que el 66 % de los clientes de los bares y el 72 % de sus propietarios eran “antisociales y amorales” desviados de los propósitos revolucionarios. Afirmaciones difícilmente comprobables, pero suficientes para identificar en los bebedores alegres a enemigos zigzagueantes de la revolución.
Por otro lado, en su discurso FC distorsionó la estadística de manera grotesca. Digamos, por ejemplo, que cuando solo un 28 % de los negocios no tenía registro legal, esto se presentaba como “casi un tercio”: o que cuando tuvo que explicar que el 51 % de los negocios tenían buenas condiciones higiénicas, el 40 % regulares y solo un 9 % malas; presentaba el dato como que casi la mitad tenía condiciones higiénicas “no buenas”. Y así sucesivamente, lo que convierte la lectura en una invitación a la risa si no fuera porque tras él se escondía una ola expropiatoria contra trabajadores, contra el “pueblo” que el propio FC definió en su alegato legal de 1953, y contra los pocos espacios remanentes de autonomía social.
Y digo expresamente trabajadores, porque hay algo que ni los afanes de los investigadores, ni la manipulación del orador pudieron ocultar: de los 6.542 pequeños negocios analizados en La Habana, el 72 % estaban registrados y pagaban puntualmente sus impuestos, el 88 % de los dueños trabajaban en los negocios y se apoyaban en trabajo familiar, y solo el 31 % de ellos tenían otros empleados. El 73 % de las familias propietarias no tenían otros ingresos, y la abrumadora mayoría tenía ingresos brutos diarios de menos de cien pesos.
Curiosamente, solo el 6 % de los propietarios de negocios había solicitado la salida del país.
En un país donde ya por entonces la única manera de expresar descontento era con los pies.
© cubaencuentro.com
Etiquetas: 1968, cuba, MIPYMES, Ofensiva Revolucionaria
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