lunes, septiembre 08, 2025

Cuba: Sobre el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre y la declaración de uno de los que hallaron esa imagen en la bahía de Nipe

DE LOS ARCHIVOS DE BARACUTEY CUBANO

NO ES LEYENDA EL HALLAZGO DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD DEL COBRE



Por Pedro Pablo Arencibia Cardoso

A más de 30 años de encontrarse las pruebas históricas de cómo fue el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, todavía tenemos que que oir y leer fuera de Cuba, expresiones como ¨la leyenda ¨del hallazgo de dicha imagen; expresiones que no asombrarían si se dijeran en la Cuba atea, y ahora laicista, de los Castro y cómplices, pero que solamente reflejan una gran e inexcusable ignorancia sobre el tema cuando aquellos que las dicen son profesionales de los medios masivos de comunicación. Antes de hablar de un tema se debe investigar sobre el mismo y si no se quiere hacer esa investigación con una decorosa profundidad, entonces lo mejor es no abordarlo o usar expresiones menos categóricas...

Fue el gran historiador y geógrafo cubano Leví Marrero, condenado en Cuba al ostracismo,  fallecido en Puerto Rico en 1995, el que encontró en el Archivo de Indias, España, la declaración de Juan Moreno ( ¨El negrito de la Caridad¨) sobre lo acontecido ese día que encontraron flotando en la Bahía de Nipe la imagen de Nuestra Señora del Cielo, conocida con la advocación de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

( Archivo de Sevilla )

Durante cientos de años estuvo perdida esa declaración que formó parte del proceso canónico que se siguió con relación a esta santísima imagen. La declaración íntegra de Juan Moreno y una relación de los primeros milagros asociados a esta imagen pueden ser leidos en el tomo V página 92 y siguientes de la monumental obra Cuba: Economia y Sociedad del mencionado historiador, la cual consta de 15 tomos. Aquí solamente diré el primer milagro: La imagen, hay tres hipótesis diferentes sobre su origen, después de una gran tormenta estaba flotando en el agua y sus vestidos no estaban mojados, estaban totalmente SECOS.

He aquí un fragmento del relato de Juan Moreno, dado en 1687, cuando tenía ochenta y cinco años"...habiendo ranchado en cayo Francés que está en medio de la bahía de Nipe para con buen tiempo ir a la salina, estando una mañana la mar calma salieron de dicho cayo Francés antes de salir el sol, los dichos Juan y Rodrigo de Hoyos y este declarante, embarcados en una canoa para la dicha salina, y apartados de dicho cayo Francés vieron una cosa blanca sobre la espuma del agua, que no distinguieron lo que podía ser, y acercándose más les pareció pájaro y ramas secas. Dijeron dichos indios "parece una niña", y en estos discursos, llegados, reconocieron y vieron la imagen de Nuestra Señora la Virgen Santísima con un Niño Jesús en los brazos sobre una tablita pequeña, y en dicha tablita unas letras grandes las cuales leyó dicho Rodrigo de Hoyos, y decían: "Yo soy la Virgen de la Caridad", y siendo sus vestiduras de ropaje, se admiraron que no estaban mojadas. Y en esto, llenos de alegría, cogieron sólo tres tercios de sal y se vinieron para el Hato de Barajagua..."
A continuación un fragmento de la conferencia "Los esclavos y la Virgen del Cobre", brindada por el Dr. Leví Marrero en 1979 en el evento "Re-encuentro cubano", celebrado en los EE.UU. y que fue publicada íntegramente por primera vez en Cuba, en el segundo número de la revista Vitral, revista socio cultural todavía existente del hoy ya desaparecido Centro Católico de Formación Cívica y Religiosa de la Diócesis de Pinar del Río. La revista puede leerse en Internet en http://www.vitral.org/


1607: HALLAZGO DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD.

La comunidad de Santiago del Prado, que hacia 1607 sumaba poco más de 200 individuos, de los cuales un 70% eran esclavos y algunos indios, asistiría a un acontecimiento impreso para la eternidad en la historia religiosa de Cuba: el hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad por Juan Moreno, esclavo del Rey, de 10 años de edad, y sus dos acompañantes indocubanos: Rodrigo y Juan de Joyos, enviados desde el hato de Barajagua a Cayo Francés, en la bahía de Nipe, a ranchear sal para preservar carne destinada a los trabajadores de las minas.

 Declaración de Juan Moreno.)

El relato textual de lo ocurrido ofrecido por Juan Moreno, el negrito de La Caridad, ante el escribano eclesiástico Antonio González de Villarroel, cuando ya contaba 85 años, es un documento que conserva en su admirable frescura el milagro del hallazgo. Al descubrirlo en un legajo del Archivo General de Indias en 1973, cuando se creía ya definitivamente perdido, me deparó uno de mis más emocionantes momentos como investigador, porque lo que contaba con memoria prodigiosa el octogenario Juan Moreno, capitán retirado entonces de las milicias de El Prado, coincidía exactamente con datos recopilados en otros folios de al fría contabilidad de la empresa minera, que yo había encontrado y analizado en 1971. Moreno recordaba entre los primeros milagros de la Virgen la salvación del hermano Mathías de Olivera, sujeto a unas raíces en la boca de la mina, cuando iba a precipitarse en sus profundidades. Olivera, precisó Moreno, era el hermano que servía a la Virgen. En otro legajo del ARCHIVO GENERAL DE INDIAS, en un documento de 1609, se hace referencia por Sánchez de Moya a un ermitaño de ejemplar vida, que guiaba cada noche a los esclavos en sus oraciones y a quién se daba una 
ración de casabe y de pescado, cuando lo había, porque no comía carne. En la glosa de una revisión de estas cuentas, incluida en otro documento -el tercero-, se recoge el nombre del piadoso ermitaño: Mathías de Olivera, a quien solo sostenía su fervor cristiano y un real diario del Rey. La confrontación de estos tres testimonios hace indudable la información proporcionada, muchos años más tarde, por Juan Moreno.

Archivo General de Indias, Audiencia de Santo Domingo, legajo 363 (copia en el archivo del autor). la historia del hallazgo de la Virgen de la Caridad en la bahía de Nipe, en una mañana luminosa (c.1607) y el nombre de los tres miembros de la comunidad de Santiago del Prado que lo realizaron, así como el relato de algunos de sus primeros milagros, fueron conocidos por los fieles cubanos desde 1829, fecha tardía en que fuera publicada la Historia de la aparición milagrosa de Nuestra señora de la Caridad del Cobre escrita en 1703 por el presbítero Onofre de Fonseca, capellán entonces de la Ermita. 

La versión del Padre Fonseca quedaría sujeta a dudas por algunos historiadores no católicos, ya que el proceso canónico del cual tomó Fonseca su información había desaparecido, víctima posible del clima y las polillas, en El Cobre. La versión de Fonseca sirvió de base, entre otros autores, a la Dra. Delia Díaz del Villar para su bella estampa incluida en La Enciclopedia de Cuba (vol.6, pág.262-65). En nuestra búsqueda sistemática de los documentos cubanos del período colonial en el Archivo General de Indias sevillano, hallamos el extenso proceso canónico sobre la aparición y milagros de la Virgen de la Caridad, el cual se consideraba prácticamente perdido. El historiador Dr. José M. Pérez Cabrera, profesor de la Universidad de Villanueva y presidente de la Asociación de Intelectuales católicos de Cuba, quien en su Historiografía de Cuba, IPGH, México, 1962 (Pág. 73-74) señala que el manuscrito original de Fonseca fue "analizado y expurgado por el presbítero don Bernardo Ramón Rodríguez, en 1782, y vino a imprimirse al fin en 1829". Y agrega: "el presbítero Fonseca basó su conocido relato en los procesos canónicos que, en 1688 se formaron ante el juez competente y que, en su tiempo, casi un siglo después del hallazgo, se conservaba en el archivo de la Santa Casa... Literatura de devoción más que labor propiamente historiográfica, la obra del entusiasta capellán de la Santísima Virgen, puede y debe ser estimada, sin embargo, como punto de partida y fundamento de toda la copiosa bibliografía surgida alrededor del hallazgo y los prodigios realizados por la imagen venerada de la Patrona de Cuba, y extraviados o perdidos para siempre los procesos canónicos de 1688 -testimonios valiosísimos- y la obra del padre dominico Cristóbal de Sotolongo, constituye el relato más remoto y autorizado, y de ahí su indudable importancia, sobre el portentoso acontecimiento".

 Ha sido particularmente honroso para el autor el reconocimiento que le concediera por dar a conocer la existencia del proceso canónico en el Archivo General de Indias de Miami y Capellán de la ermita de la Virgen de la Caridad en el exilio, así como que por medio de la modestísima hoja semanal Vida cristiana que circula en Cuba como voz apagada de la Iglesia católica, se halla divulgado en la Isla (3-IX-1978) el testimonio textual de Juan Moreno, señalando el origen del hallazgo. la versión original del esclavo del rey sobre la aparición de la imagen en la bahía de Nipe aparece en las páginas 92-94 del volumen 5 de Cuba: economía y sociedad.
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Trío Matamoros - Mi Veneración (Virgen de la Caridad)


LOURDES MARÍA
canta
No permitas que tu pueblo sucumba


Virgen Mambisa



El himno de la Virgen Mambisa


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VIRGEN DE LA CARIDAD

 
Por Carlos Cabezas
5 de septiembre de 2018

Tres embarcaciones condujeron a los conquistadores españoles hasta el Nuevo Mundo. Una de ellas –la nao capitana llamada Santa María- jamás regresó al Viejo Continente, quedando destruida en la isla La Española. Tal parece con ello, que la Santísima Virgen nos simbolizó su deseo de permanecer para siempre entre nuestros pueblos, marianos por excelencia.

Como todas las naciones de América también Cuba tiene una devoción especial por la Madre del Redentor. Todo comenzó en los albores del siglo XVII, cuando tres hombres bregaban después de una tormenta por la Bahía de Nipe en busca de sal. Un resplandor blanco que les pareció un ave, yacía sobre las aguas. Al acercarse hallaron una pequeña imagen de Nuestra Señora flotando sobre una tabla, con un letrero que decía: “YO SOY LA VIRGE DE LA CARIDAD”.

El hecho milagroso no fue el hallazgo de una imagen seca después que amainó la tempestad, la cual pudo ser lanzada al mar -como era costumbre en esa época- implorando protección ante el mal tiempo. El milagro consistió en que María decidió unirse para siempre con el pueblo cubano bajo el título de la Virgen del Amor, porque Caridad es Amor.

Pronto su culto se propagó y fue venerada, estando presente en todo el quehacer cubano. La devoción pasó a formar parte de los valores del pueblo, siendo el estandarte de las ansias espirituales de un país que daba los primeros pasos para convertirse en nación, buscando su independencia económica y 
libertad político-social. Su presencia en Cuba ha sido visible durante estos cuatro siglos como madre de todos.

María de la Caridad se fue a la manigua combatiendo junto a sus hijos al colonialismo español. Padeció con su pueblo –junto a los esclavos, prisioneros y la impedimenta mambisa- y murió con cada uno que ofrendaba la vida en aras del ideal patrio. Pero también resucito imbricada a la nueva república que, esperanzada y llena de ilusiones a pesar de sus sombras, hizo presente que el sacrificio no fue en vano.

Miembros del Ejército Libertador encabezados por el general Jesús Rabí, pidieron a la Santa Sede que declarara a esta Virgen Mambisa, Patrona de Cuba. Así surgió una nueva era en la pequeña nación de gran corazón. Pero la Virgen –cuyo palpitar late al unísono de sus hijos- vio venir días grises y difíciles, que desembocaron en una más que prolongada noche oscura.

El odio, antítesis del amor que ella predica, se apoderó del poder y luego de los hombres, para controlar sus mentes y acciones. Se entabló una batalla férrea entre las fuerzas del bien y del mal, se dividió a su pueblo utilizando la lucha de clases antagónicas motivada por el odio. Hubo separación geográfica en las familias, unas veces como escape para alcanzar la libertad personal y otras impuesta en un destierro vil forjando a los principales adversarios a vivir exiliados. El mar se convirtió en un muro divisorio, imagen de lo que acontecía dentro del archipiélago convertido en un gran Gulag.

Por momentos interminables, luego por años, los paredones de fusilamiento no pudieron ocultar el grito agónico y viril de sus hijos e hijas asesinados, dando vivas a Cristo Rey. Las cárceles crecieron tanto, que el terruño se convirtió en una gran prisión. El cubano ha sido perseguido, reprimido, golpeado y vejado, pero el manto de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre no deja de abarcar a uno solo, dándonos a todos sitio en su barca.

Desde su Basílica en El Cobre nos mira para ser bañados del amor que irradia, pero ella no permanece estática, se traslada a donde quiera que estemos. Lo mismo está junto a los héroes que murieron por la Patria, que en la cárcel con los opositores y prisioneros de conciencia. Ella marcha por las calles o templos codo a codo con las Damas de Blanco reprimidas y golpeadas. Pero también recibe en su antigua Ermita miamense, hoy Santuario Nacional, a los recién llegados de cualquier nacionalidad que buscan su consuelo.

Ella cura con su amor a disidentes y opositores que han sido hasta macheteados. Toma de la mano a opositores y damas de blanco muertos de manera sospechosa en un hospital o en un falso accidente de tránsito asesinados impunemente. Se une al balsero que llega a tierras libres y a los muchos que son presas de la mar endemoniada. Pero en especial, ella es el otro yo y estandarte de los combatientes que aferrados al fusil o al machete -en toda nuestra historia- le ofrecieron su sacrificio . Porque junto a la cruz lloró la muerte de su hijo y sintió el dolor de un puñal atravesándole el corazón, pero comprendió que esa sangre –la de su único hijo- fue necesaria para la salvación de todos.

¡Madre, mira a tus hijos que sufren de una tiranía cruel!, danos sitio en tu barca protegiéndonos bajo tu manto para ser junto a tí amor.






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