Roberto Álvarez Quiñones: De la dinastía Castro Ruz y qué puede pasar en Cuba
Tomado de https://diariodecuba.com
De la dinastía Castro Ruz y qué puede pasar en Cuba
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'No pocos consideran que como la muerte del dictador coincidirá con un agravamiento de la crisis económica y social, el régimen responderá con más represión y empeorará la crisis nacional'.
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Por Roberto Álvarez Quiñones
Miami
12 uctubre 2025
En la Roma imperial, y luego con Iván El Terrible, Vlad Draculea de Valaquia (Rumanía) o Enrique VIII de Inglaterra, o con los monarcas absolutistas en la Europa anterior a la Revolución Francesa, la gente común deseaba la muerte del rey o emperador, con la esperanza de que su heredero no fuera tan malo y así poder vivir un poco mejor.
El monarca absoluto de hecho era como el Estado mismo, tal y como decía Luis XIV de Francia en el siglo XVIII: "L'État, c'est moi" ("El Estado soy yo"). Y lo era. Como monarca-Estado lo controlaba y poseía todo, y no existían derechos civiles, económicos, políticos y sociales.
Aunque aquel es hoy historia, al menos en el moderno mundo occidental, resulta que en pleno siglo XXI en el corazón geopolítico de Occidente hay un rezago de ello, que además cuenta con el apoyo cómplice o la indiferencia de la inmensa mayoría de los gobiernos del planeta.
En el siglo XXI los cubanos desean que el monarca desaparezca
Hablo de la dinastía Castro Ruz, encabezada por Raúl "El Cruel", y de millones de cubanos de dentro y fuera de la Isla que esperan que ese déspota desaparezca de la escena política a ver si se producen los grandes cambios que se necesitan desesperadamente en el país. Ello se evidenció recientemente cuando corrió el rumor de que el ¿general? había muerto o estaba muy grave de salud.
La pregunta aquí es por qué a estas alturas de la historia de la humanidad todavía todo un pueblo debe esperar a que muera el tirano para vivir mejor. O sea, no se trata de una metáfora, de una "manera de decir", sino de que a los efectos prácticos en Cuba hay una dinastía monárquica absolutista.
Y vale detenerse un instante en sus orígenes, a veces olvidados, pues eso ocurrió a mediados del siglo pasado. Hace casi 67 años, el 21 de enero de 1959, en medio de la efervescencia que había en Cuba luego del "triunfo de la revolución" (más bien de la huida de Batista presionado por Washington), Fidel Castro anunció tranquilamente que si a él le pasaba algo quedaría su hermano Raúl para continuar al frente del proceso "revolucionario".
Recuerdo bien que aquello no cayó bien a casi nadie, pues se pensaba que ese rol de segundo al mando en el país le correspondía al comandante Camilo Cienfuegos, el héroe guerrillero más destacado en la guerra antibatistiana, y por entonces jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, el segundo cargo más importante del país luego del de jefe del Ejército Rebelde que ostentaba Fidel.
Fidel destituyó a Camilo y formalizó así la dinastía absolutista
Unos días después, el 2 de febrero, Castro I volvió a sorprender y nombró a su hermano como segundo jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire de la República de Cuba. Y ocho meses después, el 16 de octubre de 1959, insistiendo en su descarado nepotismo, Fidel inventó el Ministerio de las Fuerzas Armadas y nombró ministro a su hermano.
Así el caudillo, no solo afincó a su mediocre hermano como el segundo hombre más poderoso de Cuba y encargado de su protección personal (de Fidel), sino que aquello constituyó de hecho la destitución de Camilo Cienfuegos, a quien de oficio le correspondía ese cargo, y así fue completada su separación ya oficial del alto mando de la "revolución".
Camilo era sumamente popular (tanto o más que Fidel) y, encima, era anticomunista. Políticamente resultaba peligroso para la incipiente dinastía dictatorial Castro Ruz. Y por eso, apenas 12 días después de su destitución, el comandante Camilo Cienfuegos "desapareció en el mar". ¿Casualidad?
O sea, no fue por méritos propios, sino gratias a fratre (gracias a su hermano), que el perrito faldero de Fidel fue ungido como heredero vitalicio al trono "revolucionario". Vale recordar que el nada aguerrido Raúl Castro apenas combatió en la guerra y no disparó ni un tiro en el asalto al cuartel Moncada.
Quedó así instalada la dinastía Castro Ruz, que poco después recibió los toques finales, cuando Fidel nombró también a su hermanito como segundo secretario vitalicio del Partido Comunista, constitucionalmente la máxima instancia de poder en Cuba, según la Constitución comunista.
Lo de "Gobierno Revolucionario", el Consejo de Estado, Asamblea Nacional y el regreso al presidente de la República fue pura maqueta, sobre todo para la exportación.
Aquel acomplejado joven (ante la "genialidad" de su admirado hermano) nada inteligente, ni destacado en nada, y que muy probablemente tuvo que ver con el asesinato de Camilo (a quien envidiaba y odiaba), hoy con 94 años disfruta al hacer sufrir a los cubanos, ahora también con el título de "Líder Histórico de la Revolución", que evoca al "Rey Sol" de Francia, como se hacía llamar Luis XIV, quien escogió como emblema el sol como símbolo de autoridad absoluta.
Eso explica por qué en Cuba la abrumadora mayoría de la población desea ver depositados los restos de Castro II en el mausoleo que, cual faraón tropical, él ordenó construir para sí mismo en la Sierra Cristal.
Su apellido da nombre al totalitarismo castrista
Muchos cubanos albergan la esperanza de que con la salida de escena del ¿general? haya cambios profundos en el país. Porque, aunque ya no tiene cargos oficiales, la tiranía lleva su apellido y es él quien toma las decisiones importantes del Gobierno y el PCC. Miguel Díaz-Canel no decide nada si antes no lo aprueba el jefe máximo.
En cuanto a si habrá cambios luego de la muerte del dictador, son variadas las opiniones. Para algunos todo continuará igual y los mafiosos que hoy gobiernan el país intentarán perpetuarse con algunos cambios cosméticos engañosos.
Otros piensan que la ausencia de Raúl dejará al castrismo sin su símbolo, el régimen se resquebrajará y habrá pugnas internas por el poder y una descomposición de la dictadura. Y no pocos consideran que como la muerte del dictador coincidirá con un agravamiento de la crisis económica y social, el régimen responderá con más represión y empeorará la crisis nacional, lo cual podría generar una fractura en el alto mando dictatorial que conduciría a una lucha interna por el poder, o al fin del castrismo como lo hemos conocido hasta ahora.
En mi caso, me remito a lo que con toda razón me decía Carlos Alberto Montaner cuando hablábamos sobre el futuro de Cuba y qué podría pasar: "Roberto, en Cuba puede pasar cualquier cosa".
Pero como en el periodismo de opinión es casi inevitable lanzarse al futuro y proyectar escenarios posibles, yo no escapo de esa tentación y me atrevo a "vaticinar" que sí habrá cambios al salir de escena el último de los Castro Ruz.
Alternativa de poder unificado para evitar la "vietnamización"
Quizás no de inmediato, pero los habrá. Cuba ya totalmente en ruinas está soltando los pedazos, y los cubanos están entrando ya en una crisis humanitaria sin precedentes en América Latina si se exceptúa el caso de Haití, país al que Cuba se parece cada vez más.
histórica muestra que los posibles escenarios que se pronostican en materia político-social casi nunca se cumplen. Se imponen las sorpresas.Sin Castro Ruz ya no habrá castrismo ortodoxo fidelista, ni raulista. Pero, la experiencia
Y hablando de sorpresas me detengo en dos posibles, una buena, y otra mala. La buena: una explosión popular nacional e incontenible que lo cambie todo y evite que la mafia gobernante se perpetue en el poder. Pero para que eso funcione bien los cubanos deben antes tener una alternativa viable de poder unificado que pueda reemplazar al régimen actual encabezado por "El Cruel".
La sorpresa mala es que la mafia militar de GAESA y sus cayos adyacentes, ante la ausencia de una alternativa patriótica coherente y viable del pueblo cubano para gobernar, logre convertir al castrismo en neocastrismo corporativo, o decida "vietnamizar" a Cuba.
En fin, este tema da para especular mucho más. Y así lo haré próximamente, acerca de la necesidad de una alternativa de Gobierno provisional en la Cuba libre, y sobre los efectos nefastos de una posible "vietnamización" de Cuba.
Etiquetas: absoluta, absolutista, castrismo, Castro Ruz, cuba, cubana, dictadura, dinastía, fidel castro, monarquía, Raúl Castro, Revolución










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