Nota del Bloguista de Baracutey Cubano
Tomado de https://patriademarti.com/
¿Por qué van los cubanos a Ucrania?
Por Julio M. Shiling
01 Septiembre 2023
Los soldados y reclutas cubanos están oficialmente presentes en la región euroasiática. Su misión es habitual, dado el papel que ha desempeñado el comunismo cubano desde 1959. En esta ocasión, debido a la invasión ilegal e inmoral de Ucrania por parte de Rusia, están proporcionando carne de cañón al régimen de Putin. Aunque esto no debería sorprender, es importante que Occidente y, en particular, los Estados Unidos comprendan plenamente las implicaciones del mercenarismo cubano en este genocidio contra Ucrania.
Desde el primer día, Cuba comunista, como un Estado marxista-leninista comprometido, ha participado con entusiasmo en guerras mundiales y campañas terroristas. Muchos de estos conflictos armados y operaciones subversivas, que buscaban derrocar gobiernos legítimos o ayudar a regímenes marxistas a permanecer en el poder, contaron con la ayuda y el apoyo intelectual de La Habana. Hay razones que explican este patrón de comportamiento. Algunos han atribuido este aventurerismo que ha costado miles de vidas, tanto de cubanos como de latinoamericanos, africanos, asiáticos y estadounidenses (y otros), a compromisos ideológicos de principio. Bajo el disfraz de la “liberación”, los cubanos comunistas han librado indiscutiblemente una guerra brutal, por lo que etiquetaron como descolonización, antiimperialismo, antirracismo, anticapitalismo, etc.
La lógica detrás de la obsesión del comunismo cubano con la intromisión internacional ha sido estratégica, reactiva y fundamentalmente innata a sus objetivos de supervivencia. El activo más importante de Cuba, desde que cayó bajo el dominio marxista, es su voluntad de involucrarse en los asuntos de otros países. Este compromiso activo en estrategias de ruptura sociopolítica, y/o solidaridad socialista, ha establecido un lugar para Cuba comunista en la mesa de los actores globales. Esta proclividad, ejercida también en la esfera de la inteligencia, ha incrementado enormemente la influencia de los comunistas de la isla. Cuba no posee recursos naturales muy codiciados. En cuanto a la producción industrial y tecnológica, el régimen castrista ha retrocedido en algunos aspectos hasta la época colonial, si se compara históricamente. Lo que sí tiene son bienes inmuebles. Su proximidad a Estados Unidos ha convertido a la isla en una mercancía para los malhechores del mundo.
Fidel Castro era un asesino de masas, pero no era estúpido y entendía la geografía, la tendencia de las democracias a ser sensibles al desarrollo de una crisis dados los patrones electorales, y la necesidad de forjar lazos profundos con países influyentes. América Latina, África, Asia y Oriente Medio fueron testigos de la presencia de tropas y/o personal militar cubano, no solamente para extender o preservar el comunismo. Sangre, inteligencia, apoyo logístico y táctico han sido elementos prescindibles utilizados como inversiones, siempre con la vista puesta en la longevidad del régimen. El castrocomunismo ha sido como un capo de poca monta con alarde de bravura, que ha usado esta mística para amplificar la protección de mafiosos de mayor envergadura.
Con una completa red de herramientas represivas, un terror de Estado despiadado y la estructura de un régimen totalitario bien cuidado, la dictadura cubana ha sido capaz de retrasar su decadencia. Sin embargo, comprendiendo bien la importancia primordial de los factores internacionales a la hora de determinar la durabilidad de un régimen no democrático, el castrocomunismo empleó desde el principio su capacidad bélica y de generación de terror como palanca para su supervivencia. Durante un corto periodo de tiempo, Estados Unidos pareció comprender la amenaza que representaba un régimen marxista-leninista hiperactivo a 90 millas de su costa y actuó en consecuencia. Sin embargo, el traicionero revés de John F. Kennedy en Bahía de Cochinos y el infame Pacto Kennedy-Khrushchev, que aseguraba la neutralidad estadounidense y la vigilancia de los intentos de liberación armada del exilio cubano, envalentonaron las misiones internacionalistas de la dictadura comunista. Fue la luz verde que señaló el establecimiento de una fracasada política estadounidense de tolerancia de una sede para una amplia gama de actividades subversivas y desviadas, perjudiciales para Occidente y, especialmente, para Estados Unidos.
Su capacidad para rechazar el neutralismo, desarrollar una trayectoria de activismo belicoso de base ideológica y evitar las repercusiones sistémicamente desafiantes del líder del Mundo Libre ha proporcionado a la dictadura cubana muchas cosas que necesitaba para perdurar en el poder. Ha ganado favores y concesiones de países como la URSS/Rusia, China, Irán, Corea del Norte, cuasi-colonias como Venezuela, Nicaragua y Bolivia, y gobiernos y movimientos revolucionarios de izquierda en todo el mundo. Al mismo tiempo, el comunismo cubano descubrió que sus violaciones descaradas y su conducta incivilizada no eran respondidas con políticas serias y discordantes. Al contrario, el imperialismo cubano ha conseguido intimidar a los gobiernos democráticos y a sus instituciones financieras, que se han mostrado genuflexos y han aceptado aberraciones morales clave como los crímenes sistemáticos de lesa humanidad y su apoyo a actos de terror, además de su implicación en el narcotráfico. En lugar de castigar el comportamiento criminal de La Habana, Occidente la ha recompensado con créditos, inversiones, subvenciones, condonaciones de deuda y un respetado asiento en los foros internacionales.
Durante la década de 1970, cuando el régimen cubano estaba abiertamente implicado en graves conflictos bélicos en numerosos países de los continentes africano y americano, Estados Unidos aplacó a la dictadura marxista con concesiones y reconocimiento. Gerald Ford, en 1975, suavizó el embargo estadounidense contra el gobierno de Castro, permitiendo a las filiales estadounidenses comerciar con Cuba. En 1977, Jimmy Carter facilitó los viajes a la isla y abrió secciones de intereses en La Habana y Washington, preludio del restablecimiento de relaciones. La actividad beligerante del castrocomunismo se vio recompensada por sus sangrientas empresas intervencionistas.
Cuba comunista es miembro de la Unión Euroasiática. Esta alianza estructural, política y económica, creada en 2015, incluye a Rusia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Armenia y, como miembros observadores, Moldavia y Uzbekistán. Se trata de un grupo paralelo que sigue el modelo de la Unión Europea. El régimen cubano es un aliado incondicional de la dictadura rusa. La red de espionaje cubano-rusa está bien definida. El “síndrome de La Habana” ha sido uno de sus proyectos favoritos. Los bancos de Putin han servido como uno de los mecanismos más activos de blanqueo de dinero y evasión de sanciones de la isla. Era de esperar que los militares castristas aparecieran, en algún momento, rumbo a Ucrania.
Los comunistas cubanos no susciten en las obras de caridad. Putin, sin duda, remunerará generosamente a La Habana por la sangre de sus súbditos. Además de quedarse probablemente con entre el 75 y el 92% de lo que pague Rusia, saben que esto les unirá más estrechamente a Putin y, consecuentemente, a China, un aliado clave de Rusia. Dado que Estados Unidos y la Unión Europea han adoptado disposiciones moralmente impotentes respecto a los vínculos no tan secretos de Cuba con el putinismo, la dictadura cubana confirmará la esterilidad de las políticas de búsqueda de la libertad apoyadas por Washington. Dondequiera que la democracia se vea amenazada, pueden apostar a que el castrocomunismo estará presente de alguna manera. Si Estados Unidos cree de verdad que lidera el Mundo Libre y quiere librarse de un grave problema para su seguridad nacional, debe ayudar a derrocar la atroz dictadura de seis décadas al sur del Estrecho de Florida.
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ALAIN PAPARAZZI CUBANO
30 de agosto,2023
ÚLTIMO TESTIMONIO DE LOS CUBANOS EN RUSIA: LO PEOR PUEDE PASAR EN CUALQUIER MOMENTO😧
mericaTeVe Miami
31 agosto,2023
ALAIN PAPARAZZI CUBANO
29 agosto,2023
LA CUBANA QUE RECLUTA PARA EL EJÉRCITO RUSO YA SABEMOS QUIÉN ES Y COMO ES TODA LA OPERACIÓN
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Por Juan F. Benemelis
Guatemala fue uno de los proyectos prioritarios de Castro y Guevara,dado que éste país había sido cabecera de playa,de los cubanos exiliados,en la abortada invasión de Bahía de Cochinos (Playa Girón).
Pero la influencia de Castro en este país,se venía ejerciendo desde antes de su ascenso al poder.Carlos Castillo Armas, que siguiendo órdenes de los Estados Unidos había derrocado al régimen pro-marxista de Jacobo Arbenz Guzmán, fue asesinado en 1957. En aquel momento no se supo de donde había partido la orden del atentado,pero más tarde se develaría el misterio: El 4 de Mayo ,Guatemala solicitó la extradición de éste pèrsonaje,que fué el principal proveedor de armas de Castro,en la insurreción antibatistiana,y que junto con el cubano procastrista Alberto Canet Acosta habían sido partícipes en el crímen de Castillo Armas. Un día, Canet apareció ahorcado; atemorizado, Bonachea declaró que Canet había sido el ejecutor central del crimen por orientaciones de Castro, y que él era un mero agente del dictador dominicano Trujillo infiltrado entre los cubanos para conocer sus planes. Por supuesto, La Habana siempre silenció los pormenores de esta oscura historia.
Esto sería confirmado más adelante al conocerse el pacto secreto en 1959,entre el Che Guevara y el depuesto Jacobo Arbenz ,mediante el cual éste se comprometía a reestablecerlo en el poder . Los servicios secretos de Guatemala enteraron al entonces presidente Miguel Idígoras Fuentes de que el Che Guevara había ampliado el susodicho complot con los líderes comunistas Francisco Villagrán, Mario Chávez, Francisco Ponce, Luís Valcárcel y Edmundo Guerra Teinheimer.
Cubanos y guatemaltecos habían hecho arreglos para un golpe de fuerza en el año 1960. Desde abril comenzaron a sucederse las visitas y la entrega de equipos bélicos a viejas capillas comunistas de Arbenz, como la de José Manuel Fortuny. Así se fueron “alzando” las cuadrillas de insurgentes en las serranías del país, a cuyo frente se encontraba un antiguo camarada de Arbenz, el coronel Carlos Paz Tejeda.
En agosto de 1960, el gobierno de Idígoras hizo públicas las pruebas acumuladas sobre esta vasta conspiración dirigida por el Che Guevara y Castro. Un mes después, Juan Larcos, agente cubano detenido por los guatemaltecos, ratificó en su confesión el plan que se había delineado en su país. El 3 de octubre, la fuerza aérea guatemalteca atacó la goleta La Cubana mientras ésta trataba de realizar un desembarco en la costa atlántica. Al huir, la embarcación cubana embarrancó en Cozumel, y en Méjico estalló el escándalo.
De nuevo caen informes en manos del gobierno guatemalteco que develaban las intenciones específicas de Castro: desembarcos en Omoa y la Barra (Honduras) combinados con agresiones a Puerto Barrios, Cobán y Mazatenango; episodios de sabotaje en las principales ciudades, y el establecimiento de comunicaciones directas con La Habana mediante una estación de radio que se instalaba en Senahu.
Los cuerpos de vigilancia secretos del área detectaron una actitud inusual en Cuba; fueron los mexicanos quienes dieron la alarma: Castro había prohibido los vuelos internacionales por encima de la provincia occidental de Pinar del Río; era allí, precisamente donde estaba acantonada la fuerza expedicionaria cubano-guatemalteca, lista para entrar en acción.
El 13 de noviembre estalló un complot en el aeródromo militar de Zacapa y en Puerto Barrios, donde figuraron los oficiales del ejército Rafael Sesam, Arturo del Cid y Marco Yong Sosa, quien sostenía los contactos con Cuba. Aparatos de la fuerza aérea cubana sobrevolaron la comarca aprovisionando a los rebeldes. El presidente Idígoras asumió personalmente la conducción de las operaciones militares y todo el continente se levantó indignado contra Castro. En Honduras fue sorprendida una columna capitaneada por oficiales cubanos que pretendía internarse en las montañas para prestar su concurso a los sediciosos. Al verse liquidado el levantamiento, Yong Sosa se encerró en las sierras con una tropilla de seguidores.
El delegado de Guatemala en las Naciones Unidas demandó una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU para debatir la intromisión cubana. Dwight D. Eisenhower, presidente de los Estados Unidos, aprovechó la oportunidad para lanzar una dura advertencia a La Habana, desplazando una flota de guerra cerca de las aguas jurisdiccionales cubanas. La Unión Soviética le pediría a Castro "moderación".
La cancillería guatemalteca expresó en todos los foros diplomáticos del continente que "el comunismo debería ser desalojado de Cuba mediante la acción armada, tal como se preveía en el Pacto de Río", agregando posteriormente que si no había acuerdo continental al respecto "Guatemala asumiría unilateralmente una acción positiva".
Dos años después, en febrero de 1962, Yong Sosa abriría el frente guerrillero en la Sierra de Minas tras recibir abundante logística militar de Cuba y lograr estructurar una red encubierta urbana de abastecimientos. Manuel Piñeiro Losada (alias Barba Roja) jefe de los cuerpos de inteligencia de Castro, había instituido en Cuernavaca, Méjico una armazón de ayuda logística a las tropas de Yong Sosa. El siniestro personaje cubano Julián López, de larga trayectoria en la región, fue sorprendido pasando armas abiertamente por la frontera mejicana, por lo que fue declarado persona non grata.
Desde Cuba, la radio trasmitía continuamente instrucciones a los sediciosos. El presidente Idígoras volvería a mostrar nuevas pruebas documentales que denotaban la violación de la soberanía guatemalteca por parte del gobierno de Cuba. En las ciudades guatemaltecas se desató una ola de considerable brutalidad. Ningún alto miembro del régimen de La Habana, ni siquiera el propio Castro, ocultó su participación con estos hechos. Todo lo contrario: La Habana gritaba a todo pulmón que había patrocinado un segundo frente de guerra: el de la FAR, bajo el liderazgo de Luís A. Turcios Lima.
Toda suerte de asaltos, actos de intimidación, atentados contra militares y figuras gubernamentales, secuestros, sabotajes con bombas, asaltos a caseríos y demás se escenificó entre 1962 y 1963. El 19 de diciembre de 1963 eran exhibidos ante la opinión pública del país seis miembros de la resistencia armada. Los detenidos detallaron la preparación recibida en Cuba, la cual había favorecido la instalación de pequeñas manufacturas caseras de explosivos en diversas localidades del país. Fue como un ensayo del método que luego se usaría en el Uruguay y en la Argentina cuando se implementa el apoyo a los Tupamaros, los Montoneros y a las Brigadas Rojas.
En febrero de 1965, la despotía militar de Peralta Azurdia decretó el estado de sitio ante la intensificación del violento impulso opositor. Durante la conferencia Tricontinental en La Habana, en 1966, Turcios Lima fue aclamado a viva voz como el representante legítimo de la insurgencia guatemalteca. Mientras su facción era alentada por el equipo de Castro, el Che Guevara mantenía su convencimiento de que las guerrillas de Yong Sosa, abigarrada de trotskistas debían también percibir socorro bélico. No obstante, Castro haría inclinar la balanza de la conferencia en favor de Turcios Lima.
LA ESPIA DE DETROIT
En los primeros meses de 1959, el gobierno de Castro envió a Detroit, en un cambio de su consulado a la bella Margarita Quintana, de amplia experiencia diplomática. Además de cónsul, trabajaba para los servicios secretos de Castro,y se relacionó con el ingeniero norteamericano Robert Braun, especialista en el manejo de instrumentos electrónicos, dueño de un laboratorio que suministraba equipos especiales a la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos.
En plena luna de miel, Margarita y Braun desaparecieron de los Estados Unidos y se domiciliaron en Cuba, dejando preparadas para su envió a La Habana, todas sus pertenencias que sumaban 25 cajas y paquetes. En mayo y junio de 1960, el equipaje fue llevado al consulado cubano en West Palm Beach para ser reembarcado hacia Cuba, como rezaba en las franquicias. Durante la carga, uno de los bultos llamó la atención de los oficiales aduaneros e intervino el FBI que retuvo el equipaje pese a las airadas protestas del cónsul y de la cancillería cubana.
Tras una larga batalla judicial con los representantes cubanos, el 9 de agosto de 1961 se obtuvo la orden legal para realizar la inspección (Era un pequeño laboratorio atómico! Se ocuparon métodos de identificación semejantes a los usados por los Estados Unidos para reconocer aviones en pleno vuelo, un sistema de control para bombarderos B-52, instrumentos para reconocimientos aéreos y planos de equipos clasificados. Más sorprendente fue el hallazgo de documentos que relacionaban a la pareja con el espía de secretos relacionados con la energía nuclear Klaus Fuchs, así como las pruebas de que Braun sostenía contactos regulares en Detroit con el agregado comercial soviético, a través de su esposa.
El rompecabezas fue armándose y en febrero de 1964, se conoció del emplazamiento de bases subterráneas en la provincia de Pinar del Río, supervisadas por el director del programa electrónico de Castro, nada menos que el ingeniero Braun, quien en cooperación con un equipo de ingenieros cubanos y soviéticos, donde figuraba Nicolás Yepylev, laboraba en la instalación de equipos electrónicos muy adelantados para una estación de rastreo de satélites en Cuba. La agencia de noticias francesa France Press, ofrecía la noticia de que Cuba se había convertido en una potencia electrónica equipada para vigilar toda la navegación marítima y aérea del Caribe y la costa oriental de los Estados Unidos.
Los designios de Castro de reclamar las islas del Cisne, localizadas a mitad de camino entre Cuba y Honduras, no fructificarían en el continente y sólo dejarían recelo, incluso entre los aliados castristas en ese país. Castro quería obtener las Islas del Cisne y también Puerto Cortés, en Honduras; este último, utilizado históricamente por negociantes y aventureros cubanos para contrabandear cargamentos de madera y más tarde, transformado por Castro en un paraje para infiltrar guerrilleros, agentes y alijos de armas, aprovechándose de los cargueros que navegaban por el golfo de Honduras hasta Belice.
El propio presidente hondureño, Villeda Morales, realizaría en enero de 1961 una locución angustiada ante las amenazas de Castro "yo confieso que somos incapaces de dominar la influencia castrista en Honduras por nuestros propios medios. No podemos derrotarla solos ni puede hacerlo ningún otro país centroamericano. Necesitamos un esfuerzo colectivo. Los países deben abandonar su actitud pasiva".
Ya para 1963, Castro está experimentando reveses en sus esfuerzos por subvertir con guerrillas la América Latina, agravados por su sorda disputa con varios partidos comunistas. Sin penas ni glorias, comienzan a languidecer los grupos trotskistas peruanos de Hugo Blanco, los colombianos de Pedro Antonio Marín, las huestes brasileñas de Francisco Juliao y el MIR venezolano.
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