DISCURSO ANTIJUDIO EN EL DISCURSO OFICIAL VENEZOLANO
Tomado de: http://www.cubaliberal.org
Contra las alusiones antisemitas en el discurso oficial venezolano
Nosotros, escritores y artistas, profesores e investigadores, intelectuales venezolanos de diversa formación y credos, tanto creyentes como agnósticos, independientemente de nuestra posición respecto de la política del Estado Israelí, hemos visto con asombro y consternación la aparición de ciertas alusiones antisemitas apenas encubiertas en el discurso del Presidente de la República, tal como lo acaba de denunciar ese siempre vigilante Centro Simón Wiesental que desde el fin de la Segunda Guerra Mundial ha estado, con el aplauso de la opinión pública mundial, persiguiendo implacablemente los criminales de guerra nazis que lograron escapar de la justicia de Nürenberg; así como denunciando las manifestaciones de un racismo nunca enteramente muerto.
Las palabras pronunciadas por el Presidente el 24 de diciembre del año 2005 en el llamado Centro de Desarrollo Endógeno “El manantial de los sueños”, contienen dos viejos tópicos antisemitas: el de “los que crucificaron a Cristo” (lo cual ya dejó de ser versión oficial de la Iglesia Católica) y que luego, a lo largo de los siglos, han acumulado la riqueza en detrimento, se supone, de los gentiles.
Que a medio siglo apenas del Holocausto haya un gobernante en el hemisferio occidental capaz de repetir esos lugares comunes que serían ridículos sino estuviesen manchados con la sangre de millones de seres humanos de toda edad y condición, ya sería alarmante. Pero por desgracia, no se trata de una declaración aislada del Presidente, como fácilmente puede constatarse en otras manifestaciones del discurso ideológico del régimen. Es bien sabido que, durante un tiempo, el hoy Presidente estuvo asesorado por el aventurero Norberto Ceresole, que se jactaba de no ser antisemita, ni oponerse sólo a la política del Estado de Israel, sino de ser “antijudío”, o sea, enemigo “de un pueblo cuya vocación traidora se remonta a su huida de Egipto”. Por primera vez en quinientos años de historia, alguien se atrevía a hacer propaganda antisemita en Venezuela.
Como si fuera poco, un fundamentalista fanático, hoy Presidente de la República Islámica de Irán, que pretende que el Holocausto sea una mentira de la propaganda judía y que, además, se deba borrar del mapa al Estado de Israel, anuncia con entusiasmo su solidaridad con un eventual “eje del bien” en América Latina. Acto seguido, el gobierno venezolano anuncia su intención de invitarlo a nuestro país.
Se trata de signos ominosos orientados hacia el intento de integrar a Venezuela (cuyo orgullo era el de ser uno de los países más tolerantes del mundo en materia racial y religiosa) en un “eje” racista e intolerante.
Estas peligrosas tendencias deben ser denunciadas y combatidas antes de que se pierda la condición humana en nuestra sociedad, antes de que sea demasiado tarde. Es por eso que consideramos nuestro deber moral e intelectual alertarlo ante Venezuela y el mundo.
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