miércoles, enero 04, 2006

NO SOMOS SUIZOS Y PARA LO QUE NOS OCUPA, AUN SEGUIMOS SIN SERLO

Tomado de: http://www,cubademocraciayvida.org

No somos suizos y para lo que nos ocupa, aún seguimos sin serlo.

Rigoberto Carceller Ibarra

Dejándome arrastrar por la magnifica y siempre oportuna reflexión que en este caso viene de la mano de un gran pedagogo cubano, maestro de varias generaciones e incansable luchador por la democracia en Cuba, el profesor Reinaldo Cosano Alen, me surge la inquietud irresistible de ahondar sobre el titulo de la misma “¿Por qué Cuba no pudo ser la Suiza de América?”.
Antes de continuar y queriendo evitar interpretaciones erróneas, ya que todos sabemos como abundan las buenas intenciones y los que “defienden” nuestra honra a nuestras espaldas, quiero dejar bien claro y por adelantado, que sobre el brillante articulo de mi noble amigo personal no hago mas que tomar o utilizar la oportunidad que nos brinda - después de asimilar la lección que nos ofrece- para intentar ahondar sobre la reflexión que sintetiza su titulo.
Es triste y doloroso ver que aun después de cien años de aquella amarga y larga lucha por una vida independiente de Cuba y de los cubanos, los mismos años que se le atribuyen también al pronunciamiento de esa interrogante -del derrame de tanta sangre inocente, de miles de años cumplidos en amargas celdas castristas; sobreviviendo por todo el planeta sin patria y sin familia, con un país prostituido, arruinado y endeudado- sigamos aun los cubanos sin ver la esencia de nuestro problema fundamental y por lo tanto sin trabajar efectivamente sobre el epicentro de este y en nosotros, a pesar de tener la gran capacidad incluso para ver la paja en el ojo de América, sin llegar a descubrir la propia en el nuestro, que como bien citan los evangelios, llega a ser mas grande que una enorme viga. También se escribió en estos mismos evangelios que el que tenga ojos para ver que vea y oídos para oír que oiga, aunque al parecer ante nuestra historia y nuestra cultura demostrada, es preferible vivir atrincherado en la indiferencia y el egoísmo personal, hasta que el tsunami del hambre y las miserias humanas invadan toda nuestra existencia individual y nacional, como nos viene pasando en Cuba, ya que el tirano Castro, ni nos cayó del cielo, ni es fruto de nuestras virtudes nacionales. Esto es vital que lo entendamos los nuevos lideres políticos cubanos, porque un tirano y un sistema que se instauró en el poder absoluto con y por la violencia, solo lo derrumbaremos o por el mismo método por el que llegó - que continuaría siendo perjudicial para Cuba- o por el contrario, damos un salto enorme en la virtud personal y por lo tanto nacional.
Que fácil es apartar de nosotros mismos y de nuestras responsabilidades como promotores que somos de una nueva sociedad democrática, muchas de las razones que conspiran y que nos tienen donde estamos y por lo que verdaderamente hoy todos como nación y como personas independientes continuamos sufriendo cárceles, golpizas, destierro, expropiaciones, miserias materiales y espirituales.
Que fácil es echarle solo la culpa a Batista de nuestros males pasados, que la tiene también y mucho, pero pienso que no tan solo él y me basta con recordar aquella frase tan pronunciada en la república que rezaba “que se vaya el negro, aunque venga el caos”. Bien, el negro huyó, ahora simplemente tenemos al diablo blanco.Que fácil es echarle la culpa a Moratinos y a Zapatero, quienes han llegado hace tan solo dos años a este circulo vicioso -desde el que no hemos sabido salir encauzando realmente a Cuba hacia una transición democrática y sepamos que la responsabilidad es nuestra, antes que de nadie-, para asistir quieran o no, al entierro de una tiranía que lleva ya 47 años oprimiendo a nuestro sufrido pueblo. A estos señores no disculpo por su falta de la solidaridad tal y como nos gustaría recibirla los cubanos. Que fácil es buscar la culpa en la Unión Europea, en los países de la América Latina y sus cumbres iberoamericanas o en los Estados Unidos tras su traición en Bahía de Cochinos, o su Embargo Comercial contra la tiranía castrista.Que fácil es echar la culpa a cualquiera, menos mirar hacia dentro de nosotros mismos, buscando lo que hemos hecho mal o estamos haciéndolo aún hoy día, como personas y también como nación.Pero es mejor continuar con este entretenimiento y nuestra lucha de disidentes femeninos frente al espejo de la desgracia -de valientes luchadores a varios kilómetros del conflicto, paseando de escenario en escenario mientras contemplamos la profundidad de nuestro ombligo, seguimos gastando el dinero de los acreedores si en definitiva a ellos tampoco les duele porque no es suyo o practicando la disidencia de relevo hasta que obtengamos la visa humanitaria- antes que renunciar a nuestra patológica verdad absoluta y de tendencia suprema, alejando de nosotros cada día con nuestra actitud el día de la libertad, sin llegar a una Posición Común, Consenso Común, o como le queramos llamar pero eso si, cumpliendo dos principios fundamentales; Primero: Con todos -no basta con algunos, eso también lo supieron hacer Machado, Batista y Castro- y para el bien de todos. Segundo: Marcar una acción común que nazca de un proyecto nacional y que vaya mucho mas allá de una acción partidista y perdonen la redundancia; pero con sentido común también, convincente y ejemplarizante -no debemos empujar si no estamos dispuestos a darnos un golpe, la gran fuerza de Gandhi y de Martí estaba en su ejemplo, no en sus palabras y mucho menos en los símbolos que se lleva el viento. Nuestro problema y por lo tanto la solución del mismo, pasan por un proyecto de futuro, donde no es un parche momentáneo la solución necesaria. ¿Quién busca la posible culpa en nuestra falta de solidaridad en la construcción de un proyecto nacional?. Tal vez algunos piensan que se pueden salvar solos, o salvar a la nación sin los demás. ¿Quién busca la posible culpa, o su cuota de responsabilidad por pequeña que sea, en su indiferencia o empujando con incoherencia y deshonestidad desde su cómodo y seguro exilio, sin arriesgarse a darse ni siquiera un rasguño, o en su miedo y vida miserable dentro de la isla esclava sin hacer nada por transformar lo que a todos nos afecta? ¿Quién busca la culpa dentro de las zancadillas que nos ponemos los unos a los otros, las calumnias que nos hacemos, cuando le arrebatamos a los demás la oportunidad de hacer cosas buenas por Cuba o su prestigio personal, por miedo a perder el protagonismo enfermizo y desmedido? Quién busca la culpa en la falta de solidaridad y de madurez democrática que al parecer algunos no tenemos, cuando se le pide a alguien su apoyo para sacar un proyecto adelante, que no es fruto de su ego y te ofrece la indiferencia? ¿Quién busca la culpa cuando decimos cosas que no se ajustan a la verdad o levantamos falsas calumnias? Quién busca la culpa cuando fingen que se les cae una llamada para no comprometerse o simplemente no se ponen al teléfono -eso no es honesto señores disidentes-. ¿Quién busca la culpa cuando convierte a Cuba en una forma de vivir exclusivamente de ella sin ningún escrúpulo ni remordimiento, o cuando viviendo de ella miramos por encima y con desprecio a quienes no lo hacen? ¿Quién busca la culpa, no tan solo en los males del pasado, si no mas bien en lo que hoy está en nuestras manos y no lo solucionamos? ¿Quién busca la culpa cuando atacamos la integridad y la moral de las personas o nos prestamos a rumores sin ningún reparo?, etc, etc,…Propongo, si me lo permiten, en este nuevo año y sin alarde alguno de virtud que tal vez tampoco yo posea, hagamos todos un acto de revisión profunda en nuestro interior, porque esa libertad con la que todos soñamos, necesita imprescindiblemente un gran paso previo y personal, dejándonos fecundar de una profunda y sólida cultura democrática, para poder propiciar el gran parto de la transición hacia la democracia definitiva de Cuba, ya que tanto a la libertad como la democracia que todos queremos disfrutar, no le bastan con aparecer refrendadas en una constitución, ya que ellas son fundamentalmente de practica personal, cotidiana y básicamente de convivencia colectiva.Quiero también dejar muy claro que con esta reflexión pública y compartida no pretendo crear ningún mal ambiente entre cubanos -ni estoy pensando en nadie mientras la escribo, ni demerito lo que cada cual a podido aportar generosamente a esta causa de tantos años, ya que lo que realmente pienso es que aun no es suficiente nuestro aporte-, sino más bien lo que quiero es colaborar con una posible inversión en nuestro interior de madurez personal y colectiva, o tal vez únicamente sobre mi propia maduración, por lo que añado y sitúo por adelantado sobre la mesa de la nación, mis aciertos y mis errores por pequeños que estos puedan ser, incluso, si fuera necesario, estoy dispuesto a exponer públicamente toda mi vida y trayectoria personal al servicio de Cuba -incluyendo las calumnias que se me han levantado a mi espalda y que hasta hoy he soportado callado por el bien de nuestra causa-, pero sepan no padezco de miedo ya que lo sé dominar perfectamente y no tengo nada que ocultar, no es mi caso, ni es mi pasado y aún no creo necesario romper algún tejado de vidrio en el vecindario para defender mi honra, -porque los hay y se donde están-, con el gran y único deseo de enmendar mis errores que sin querer yo haya podido cometer, porque mi amor por Cuba es el que se concreta en el bienestar adulto dentro de la patria en que deseo vivir y la cual quiero vivan mis tres hijos.Una vez alcanzada individualmente la madurez democrática y ese renacer cultural; entonces estaremos todos preparados para besar y enfrentar esa bella durmiente que es la transición de nuestros sufrimientos. A la convivencia próspera y estable entre cubanos dentro de Cuba, porque estaremos maduros para facilitar el gran parto a la libertad de una ejemplar nación en la que no sea necesaria imitar a los suizos, sino mas bien a los mismos cubanos y esta no es una utopía, mucho y mucho menos una fantasía aventurera, es simplemente una necesidad que urge resolver.
Rigoberto Carceller Ibarra.
Presidente de La Plataforma Internacional
¡Cuba Democracia ¡Ya!

*RIGOBERTO CARCELLER IBARRA es un ex-preso político cubano, uno de los tres miembros del Movimiento Cristiano Liberación encarcelados por el gobierno cubano por sus actividades políticas. Fue deportado a España por las autoridades cubanas. Reside en Madrid, España desde 1993. Es presidente de Cuba, ¡Democracia Ya!, una de las organizaciones más importantes del exilio cubano en España.