viernes, mayo 05, 2006

¿ CAMBIO EN LA POLITICA NORTEAMERICANA ?

¿Cambio en la política norteamericana?


JAIME SUCHLICKI

Un grupo de académicos y activistas políticos cubanoamericanos están empezando una campaña de oposición al embargo de Estados Unidos a Cuba y a la prohibición de viajes a la isla.

Sus argumentos son los mismos y gastados slogans proclamados por la izquierda durante más de cuarenta años: si se elimina el embargo y la prohibición de los viajes, el pueblo cubano se beneficiará económicamente; las compañías norteamericanas penetrarán el mercado cubano y lo podrán influenciar; el régimen comunista comenzaría a derrumbarse y se aceleraría la transición a una sociedad democrática.

Sin embargo, un cambio en la política de Estados Unidos al final de la era castrista, y sin cambios significativos en Cuba, tendría resultados diferentes a los que se buscaban:

• Garantizaría la continuidad de las actuales estructuras totalitarias y el fortalecimiento de las empresas estatales, ya que los dólares norteamericanos llegarían a empresas que son propiedad del gobierno cubano. El estado es, en Cuba, el dueño de la mayoría de las empresas, y en todas las inversiones extranjeras el gobierno de Castro retiene un interés como socio.

• Permitiría a Castro obtener préstamos de organizaciones internacionales. Cuba debe billones a la antigua Unión Soviética, a países europeos y latinoamericanos, y a China y Japón, y no está pagando estas deudas. Los nuevos préstamos se desperdiciarían en manos del sistema ineficiente y derrochador de Castro y serían incobrables.

• Contradiría la política de Estados Unidos en América Latina, que hace énfasis en la democracia, los derechos humanos y las economías de mercado.

• Perpetuaría el extenso control que el ejército tiene sobre la economía.

• Enviaría un mensaje equivocado a los enemigos de los Estados Unidos: de que un líder puede apoderarse de propiedades norteamericanas sin compensación; permitir el uso de su territorio para la instalación de misiles nucleares dirigidos contra Estados Unidos; abrazar el terrorismo y las causas antinorteamericanas en todo el mundo; y que eventualmente los Estados Unidos ''olvidarán y perdonarán'' y lo recompensarán con turismo, inversiones y ayuda económica.

• Retrasaría, en lugar de acelerar, la transición a la democracia en Cuba.

Si se permitiera a los turistas visitar Cuba, el gobierno de Castro seguiría las mismas prácticas que fueron seguidas por la Unión Soviética y los países de Europa oriental: los turistas serían controlados y canalizados a lugares vacacionales apartados de los principales centros poblacionales, y se supervisaría cuidadosamente a los turistas, para evitar el ingreso de ''propaganda subversiva'' a la isla. Es probable que Castro restringiera los viajes de los cubanoamericanos, cuyas visitas a parientes y amigos en la isla representarían para él una amenaza.

El impacto económico del turismo sería limitado, mientras que le daría al gobierno castrista los dólares que tanto necesita. Los dólares llegarían en pequeñas cantidades a los pobres de Cuba; las empresas estatales y extranjeras serían las más beneficiadas, y un gran porcentaje de los dólares que los turistas gastan en la isla serían remitidos al exterior por las entidades extranjeras que operan los hoteles y los clubes nocturnos.

Un gran flujo de turistas hacia Cuba tendría un efecto dislocador sobre las economías de islas caribeñas más pequeñas que dependen en gran medida del turismo para su bienestar, tales como Jamaica, República Dominicana, las Bahamas y Puerto Rico. Es necesario planificar cuidadosamente para no crear dificultades y problemas sociales en esos países e incluso en la Florida.

Durante las últimas cuatro décadas, los canadienses, europeos y latinoamericanos han visitado la isla. El resultado no ha sido mayor democracia, sino mayor represión. Si realmente creemos que los turistas norteamericanos pueden democratizar sociedades controladas por dictadores deberíamos enviarlos a Corea del Norte y a Irán.

El turismo norteamericano y los dólares que esto representa son un regalo que Castro no se ha ganado, y no se merece.