martes, mayo 16, 2006

SEGREGAR, DESCONFIAR Y RECLAMAR A CUBA

SEGREGAR, desconfiar y reclamar a Cuba


Por Jaime Mario Trobo*(FIRMAS PRESS. Montevideo)

Martha Beatriz Roque Cabello es una mujer que tiene el propósito de vivir en su país en pluralismo, quiere que se respeten sus derechos humanos y desea aportar sus conocimientos para el mejoramiento de la sociedad en la que vive.
Podríamos estar hablando de cualquier mujer, en cualquier país del mundo para quienes tienen un espíritu democrático. Sin embargo, para la dictadura cubana y sus apologistas -que tiene muchos en el exterior-, esta mujer como tantas otras debe someterse a otros designios: debe admitir vivir en un país con partido único e ideología oficial, donde los derechos humanos no se respetan y a quienes contradicen la versión oficial sobre la historia, el presente y el futuro se les descalifica y persigue como conspiradores antinacionales.

<-- Brigada de Respuesta Rápida de los años 90s

La economista Martha Beatriz Roque, que se atrevió a emprender junto a otros una apuesta esperanzadora llamada "Asamblea para la Promoción de la Sociedad Civil en Cuba" padece -como miles de cubanos en su propia tierra- la persecución de la cincuentenaria maquinaria de represión castrista.
En la señora Roque se han ejercitado desde las tradicionales medidas de intimidación de las dictaduras fascistas y comunistas de América Latina y Europa del Este: le han construido sumarios judiciales por su oposición pacífica al régimen y la han acusado de "vende patria" con la misma vehemencia con la cual Pinochet o Videla acosaban y perseguían a sus opositores. La han recluido en prisión, tal como los Ceaucescu o los Stalin lo hicieron con quienes se les enfrentaban.
Hace pocos días a Martha Beatriz Roque -como ha ocurrido y ocurre con cientos de cubanos que deciden expresar sus ideas en Cuba- han introducido una modalidad en la política represiva dirigida por Fidel Castro. Se trata del "escrache" y el ataque directo de una "turba", que recuerda nítidamente las asonadas nazis de la Alemania de Hitler o las fascistas de la Italia de Mussolini.
Con esta "nueva" técnica represiva encargada a brigadas oficiales amparadas en el anonimato, personeros vecinales operan junto al régimen para controlar cada metro del territorio de Cuba mediante el miedo que ejercita la violencia del Estado o por el castigo social inducido a través la propaganda tendenciosa. Esta "turba" se ha convertido en la primera línea de represión. Una jugada retorcida, tanto de la mente de quienes la diseñan y mandan a ejecutar como del propio gobierno que la impulsa.
Martha Beatriz Roque denunció que el pasado 25 de abril, al salir de su casa fue agredida por Brigadas de Respuesta Rápida del Gobierno, cuyos integrantes son miembros retirados y encubiertos de la policía política.
Fue golpeada, insultada y arrastrada por la calle. Golpes en los ojos, el pecho, la espalda fueron propinados a esta mujer a la vista de agentes policiales que no tomaron ninguna medida para impedirlo. ¿La razón? Impedirle que asistiera al lugar donde sostendría una entrevista telefónica con el exterior, para dar su visión sobre la dura vida que se vive en Cuba. Pocas horas después, y sometida aún a la tensión del episodio dijo: "…la comunidad internacional tiene que hacer algo por nosotros porque nosotros no podemos seguir aguantando estas humillaciones, no podemos seguir aguantando esta falta de libertades", y "…yo les ruego, por favor, que tomen nota de esto y hagan algo por los que estamos aquí sufriendo dentro de la Isla".
Me pregunto, qué hacemos cada vez que escuchamos estas noticias, cada vez que escuchamos reclamos así. Qué hacemos quienes disfrutando de las garantías del Estado de derecho en nuestros países tenemos libertad para informar o expresar nuestras ideas, para discutir sobre el presente y el futuro. En fin, quienes podemos participar de la vida cívica con naturalidad.
Brigada de Respuesta Rápida "haciendo su trabajo", Foto de Archivo tomada en 1980 gracias a las cámaras de seguridad de la Oficina de Interes de La Habana --->
Creo que es mucho lo que podemos hacer quienes tomamos decisiones o estamos cerca de ellas para que el régimen cubano se sienta segregado, desconfiado, reclamado, exigido. Digámoslo de otro modo, para que quienes piden libertad en Cuba y pelean por ella, se sientan protegidos, apoyados, esperanzados.

[©FIRMAS PRESS](Miembro del Congreso de Uruguay)