BARACUTEY CUBANO

Por Pablo Alfonso
El Nuevo Herald


Por lo menos 20 muertos y decenas de personas hospitalizadas es el saldo provisional de un brote epidémico de dengue que las autoridades cubanas mantienen en secreto y que tiene abarrotados varios hospitales de Ciudad Habana y seriamente preocupados a los residentes de la capital.

''Llevamos tres semanas tratando de controlar el brote pero los recursos disponibles son mínimos, porque se está trabajando con mucha discreción ya que el gobierno no ha querido decretar una emergencia por epidemia de dengue'', aseguró desde La Habana a El Nuevo Herald una fuente de los servicios sanitarios cubanos.

Las salas de emergencia de los hospitales Miguel Enriquez, Covadonga y 10 de Octubre estaban el sábado llenas de pacientes con fiebre alta y claros síntomas de la enfermedad que es transmitida por el mosquito Aedes Aegipty.

Por las salas de estos hospitales han pasado en los últimos días decenas de pacientes, que son enviadados a sus casas tan pronto se les puede controlar la fiebre.

Los casos más graves del dengue, conocidos como tipo cuatro o dengue hemorrágico están siento atendidos en el Hospital Pedro Kouri, del Instituto de Medicina Tropical donde hay internadas unas cincuenta personas.

Ni la prensa oficial ni los medios internacionales de prensa acreditados en La Habana han dado cuenta de este brote epidémico, que se ha desarrollado en el marco de un gran despliegue informativo y publicitario en torno a la enfermedad del dictador Fidel Castro.

''Creo que el gobierno no ha decretado la epidemia porque teme empañar su imagen y evitar preocupaciones a los futuros visitantes, ya que estamos en vísperas de la Cumbre del Movimiento de los No Alineados'', argumentó la fuente.

El brote epidémico más intenso se localiza en el Reparto de Santo Suárez, del Municipio 10 de octubre y en Alamar, según pudo conocer El Nuevo Herald.

Hasta ahora no hay informes de que el brote epidémico de dengue se haya extendido a otras provincias del país.

La última epidemia se reportó oficialmente en Cuba en el 2001 y afectó el municipio habanero de Arroyo Naranjo, desde donde se extendió a otras zonas.