LA DINASTÍA CASTRISTA, EL ESCOGIDO Y TELEVISIÓN MARTÍ
La dinastía castrista, el escogido y Televisión Martí
Por Frank Calzón
Después de años de estudios y demoras burocráticas, el presidente George Bush acaba de ordenar a su administración que haga lo que sea necesario para superar las interferencias radiales y televisivas del régimen cubano y lograr que las trasmisiones de Radio y TV Martí lleguen a Cuba.
La reacción del general Raúl Castro, por el momento presidente de Cuba, mientras su hermano lucha por no morir como consecuencia de su reciente operación quirúrgica, no se hizo esperar. El hermanísimo amenazó con castigos draconianos a cualquier cubano que se atreva a instalar antenas parabólicas o platos satélites para recibir televisión.
El régimen sabe que la BBC, Radio Europa Libre y Radio Libertad auparon los deseos de libertad de los centroeuropeos durante la guerra fría. Raúl y sus generales no quieren que la información sin censura llegue a sus compatriotas. Además, lo cierto es que La Habana tiene considerable apoyo internacional de los gobiernos de Corea del Norte, China, Birmania y Bielorrusia, que se solidarizan con el miedo de las autoridades cubanas a las trasmisiones ''subversivas y contrarrevolucionarias''. Son gobiernos, que como los generales raulistas, están decididos a prevenir el contagio de las ideas democráticas entre la población.
¿Y Ted Turner, el fundador de CNN, donde está ahora que lo necesitamos? Hace dos décadas, Turner consiguió convencer a Fidel Castro para que le permitiese abrir un buró de noticias en Cuba. Lamentablemente los únicos cubanos que pueden ver (básicamente de reojo) las transmisiones de CNN son los que limpian las habitaciones en los hoteles para extranjeros en la isla, donde no se permite entrar a los cubanos. Después CNN se convirtió en una subsidiara de Time-Warner; pero si el señor Turner no puede hacerlo, ¿quién convencerá a Raúl Castro de que las antenas parabólicas de construcción casera o las antenas de televisión por satélite que logran recibir las novelas de televisión mexicanas, no son un peligro letal para un gobierno que dice contar con el apoyo mayoritario de su pueblo?
La dinastía de los Castro controla todos los periódicos, revistas y emisoras de radio y televisión en Cuba. Por muchos años, el régimen ha bloqueado las transmisiones de televisión estadounidenses. Ahorra que Washington comienza a emplear las tecnologías necesarias en contra de la interferencia castrista, un creciente número de cubanos han construido (y escondido) sus antenas parabólicas. Raúl y sus generales están furiosos. Según la prensa oficial, están listos para investigar y destruir las antenas y encarcelar a sus dueños.
Claro que si los hermanos Castro no estuvieran tan obsesionados con TV Martí podrían reconocer que si las antenas fueran legales los cubanos podrían recibir las transmisiones de Al-Jazzera, TeleSur y otros canales progresistas que aún aplauden los ''logros y las ventajas'' de vivir bajo gobiernos de corte estalinista. De poder tener las antenas, los cubanos podrían escoger. Ese es el problema de la libertad: ser libre.
Por seguro, los generales raulistas entienden bien la importancia de la prensa electrónica. Al final de los cincuenta, cuando los revolucionarios se escondían en la Sierra Maestra, la Radio Rebelde tenía una gran influencia promoviendo oposición al régimen de Batista dentro y fuera de la isla. Durante la primera etapa del gobierno revolucionario Fidel utilizó magistralmente la televisión, que todavía estaba en manos privadas, para encubrir sus designios dictatoriales.
Fidel Castro ha llamado a las transmisiones americanas ''guerra electrónica''. A pesar de la escasez generalizada que sufre la población, a los helicópteros que el gobierno usa para interferir las transmisiones americanas nunca les han faltado gasolina o piezas de repuesto.
Durante la guerra fría los berlineses orientales y los alemanes de la Alemania comunista podían ver la televisión del otro lado del muro de Berlín. Los húngaros veían la televisión austriaca. Los lituanos recibían las trasmisiones del otro lado del Golfo de Finlandia. Ironía de ironías: mientras el líder máximo continúa en el hospital, su hermano a cargo temporalmente de la isla, se preocupa menos de la tantas veces anunciada invasión americana (que nadie en Washington tiene intención de realizar) que de ''las desestabilizadoras y subversivas'' transmisiones de novelones mexicanos o las noticias de TV Martí.
El resto del mundo sigue sin la menor evidencia de que Raúl Castro, el ''escogido'', vaya a iniciar las reformas económicas o políticas que Cuba tanto necesita, aun después de que muera Fidel y Raúl asuma el control total del país. El régimen parece favorecer el modelo de sucesión represiva de Corea del Norte. Lo que más que una ironía es una tragedia para los cubanos y para el hemisferio occidental.
Director ejecutivo del Centro para Cuba Libre.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home