REVISTA CAMBIO: ESPIONAJE CUBANO-VENEZOLANO EN COLOMBIA
Revista CAMBIO: Espionaje cubano-venezolano en Colombia
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Espionaje en los Juegos
A espaldas del Gobierno colombiano, agentes de Venezuela y Cuba convirtieron los recientes Juegos Centroamericanos en Cartagena, en escenario de espionaje y propaganda política.
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LOS HABITANTES del barrio Olaya Herrera, en el suroriente de Cartagena, saludaron con vítores las promesas que les hizo el viceministro del Deporte y la Cultura de Venezuela, Eduardo Esteban Álvarez. "En mi país la universidad es gratuita, la salud es gratuita y toda la educación también -les dijo-. Para eso es el petróleo, para distribuirlo entre la gente pobre de mi país, y como mi país también es Colombia, estamos aquí para establecer los lazos que nos permitan mejorar la vida de los cartageneros".
Como si se tratara de un político en campaña, Álvarez saludó con la diestra en alto, repartió balones y otros implementos deportivos, y además ofreció becas para formar líderes en la Universidad del Deporte, un proyecto que definió como vanguardista en el escenario de la Revolución Bolivariana. Ese mismo día, lunes 17 de julio de 2006, visitó los barrios República de Venezuela y República de Chile, donde viven en la miseria descendientes de los viejos asentamientos de Chambacú.
En el República de Venezuela, el Viceministro fue recibido con un abrazo por Gladys Zabaleta Peñalosa, presidenta de la Junta de Acción Comunal, quien recibió una bandera de Venezuela en tela satinada y dos libros con dedicatorias: El fuego sagrado, y Bolívar, Cartagena y Mompox. La comitiva venezolana, encabezada por el cónsul en Cartagena, Octavio Rafael Rangel, y seguida por un grupo de escoltas, visitó las ruinas de una escuela destruida por una guerra de pandillas y allí, en medio de un ambiente de carnaval, desplegó el tricolor venezolano.
Pero Álvarez no estaba ese día de visita oficial en Colombia. Sólo encabezaba la delegación enviada de su país a los Juegos Centroamericanos y del Caribe, que se desarrollaban en Cartagena y otras ciudades del 15 al 30 de julio. Por eso, su presencia en los barrios en busca de afectos a la causa chavista estaba fuera de protocolo y lo situaba en el lugar equivocado.
Álvarez no fue el único emisario venezolano con una agenda extradeportiva. Cuba envió dentro de su representación a algunos agentes de Inteligencia que entregaron informes periódicos al jefe de la delegación y promovieron reuniones políticas y encuentros secretos. Durante varias semanas, CAMBIO siguió la ruta de los agentes de los dos países y encontró que los Juegos les sirvieron de fachada para adelantar actividades más parecidas a labores de espionaje que al acompañamiento de unos deportistas y la participación en un certamen deportivo.
'Misión Milagro'
Los venezolanos establecieron su cuartel general en el hotel Costa del Sol, en Bocagrande, y en la agenda reportada sólo había actividades relacionadas con los Juegos Centroamericanos. Sin embargo, el viceministro Álvarez tenía contactos establecidos y siguió un itinerario de reuniones a las que casi siempre se hizo acompañar por el cartagenero Frank Carrascal Castaño, director de una ONG creada sólo un par de meses atrás con el nombre de Asociación Red de Apoyo Ciudadana.
"LOS VENEZOLANOS USARON LOS JUEGOS PARA HACER PROPAGANDA POLÍTICA PROCHAVISTA Y PARA INTERVENIR EN ASUNTOS INTERNOS DE COLOMBIA".
Médicos de una brigada cívica, que trabajaban en la llamada Misión Milagro -el mismo nombre que Hugo Chávez le dio al programa de salud popular diseñado por Cuba- atendieron a personas de los barrios República de Venezuela y República de Chile, mientras que Carrascal y el Cónsul asumieron la tarea de reclutar y seleccionar a un grupo de jóvenes para viajar a Caracas como beneficiarios de una beca de estudios por tres años. A partir del 17 de julio, un grupo de voluntarios impulsados por el Consulado y coordinados por representantes de la Misión Milagro comenzó a realizar una encuesta en las zonas deprimidas de Cartagena y a llenar fichas de las familias interesadas en que sus hijos adolescentes viajaran becados a Venezuela.
Según puede observarse en varios videos obtenidos por CAMBIO, el viceministro Álvarez , que no asistió a varias de las competencias de los Juegos, sostuvo reuniones reservadas en casas del sector y según lo admitió a la Revista el Cónsul venezolano, el Gobierno colombiano no fue informado sobre las actividades de Álvarez (ver entrevista).
Los habitantes de algunos barrios de Cartagena dicen que se sienten más cerca de Hugo Chávez que de Álvaro Uribe.
Lo que al comienzo sólo eran sospechas de los funcionarios colombianos responsables de la seguridad de los Juegos, pronto fueron certezas: los venezolanos estaban realizando actividades extradeportivas secretas en Cartagena y sus alrededores. La delegación venezolana era la única que había montado unidades médicas dentro de la concentración deportiva para atender a sus deportistas, los equipos habían sido transportados en vehículos del Sistema Municipal de Salud de Maracaibo, y en los mismos días en que el viceministro Álvarez visitó los barrios marginales, uno de esos vehículos se desplazó hacia los Montes de María, al sur de Bolívar, donde hay presencia de la guerrilla.
Todo olía regular, pero los funcionarios que participaron en la organización de los Juegos le dijeron a CAMBIO que aunque ese viaje les pareció extraño, decidieron guardar silencio para no enrarecer el ambiente festivo que se vivía en el certamen. "Hoy está claro que los venezolanos usaron los Juegos para hacer propaganda política prochavista y para intervenir en asuntos internos de Colombia", afirmó uno de ellos.
La pregunta es qué van a hacer en realidad en Venezuela los jóvenes de las comunas surorientales de Cartagena que fueron reclutados por funcionarios del Gobierno de Hugo Chávez. La semana pasada estaba listo un primer grupo de 12 jóvenes que viajarán apenas empiece a funcionar la Universidad del Deporte. Según el cónsul venezolano Rangel, el programa está articulado por medio de una red de colaboradores llamada Darse, y los jóvenes podrán graduarse de técnicos en actividades deportivas y regresar a Colombia después de cuatro años de estudio.
El modelo es similar al que puso en marcha en Venezuela el Gobierno de Cuba cuando Fidel Castro estableció una alianza de cooperación con el Gobierno de Hugo Chávez. Por la vía de educar instructores deportivos y del envío de misiones médicas, fueron creadas las redes de apoyo chavista y los grupos de resistencia de la llamada Revolución Bolivariana.
En Colombia, el programa en el que los venezolanos engancharon a jóvenes de las barriadas cartageneras no tiene ningún tipo de control por parte de las autoridades ni está sustentado en acuerdos bilaterales. En cuanto a Carrascal, el que organiza los procesos de selección, nadie lo conoce en Cartagena y nadie sabe dar de razón de por qué maneja recursos de cooperación internacional. Interrogado por CAMBIO, Carrascal dijo que espera en breve viajar a Venezuela para apropiarse del modelo bolivariano de trabajo social con las bases juveniles que, según sus palabras, "velarán por la dignidad del hombre".
Fuentes del Gobierno consultadas por CAMBIO reconocieron haber oído rumores sobre las actividades de funcionarios venezolanos que aprovecharon los Juegos para montar en Cartagena lo que en Caracas se llama una "plataforma de acción social bolivariana", pero aclararon que están a la espera de que Venezuela les informe de manera oficial cuál fue el objeto de la visita de sus funcionarios a los barrios de las zonas marginadas de la heroica.
Los cubanos
La comitiva cubana que estuvo en los Juegos montó su base de operaciones en la sede Comfenalco y fue encabezada por José Ramón Fernández Álvarez, vicepresidente del Consejo de Estado de Cuba y presidente del Comité Olímpico cubano. Se trata de un personaje de larga trayectoria y de la entraña de Castro, que fue detenido en 1956 por la dictadura de Fulgencio Batista, acusado de encabezar el movimiento conspirador Los Puros.
Raúl García, izq, director de Inteligencia de Cuba.
Cuando Castro asumió el poder, Fernández ocupó cargos importantes. Fue director de la Escuela de Cadetes del Ejército y jefe de la División de Preparación Combativa de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, FAR, de las cuales fue luego su viceministro.
Durante los Juegos, Fernández promovió encuentros políticos en zonas populares y convirtió a Élida Parraga Laya en los ojos y los oídos de la delegación cubana. A su lado se movió Ramón Ignacio Arneo Cejudo, Viceministro Consejero quien, el 28 de julio, en vísperas del cierre de los Juegos, asistió a la celebración del aniversario 78 del Partido Comunista de Colombia y se reunió en privado con líderes de la Juventud Comunista y representantes sindicales.
Dos días antes, Daniel Baz Pérez, presidente del Departamento de Educación y Deportes de La Habana, organizó un acto conmemorativo de la toma del Cuartel Moncada, al que asistió el Alcalde de Cartagena, Nicolás Curi Vergara, y un día después, el 27 de julio a las 7:00 p.m., visitó sin escolta una vivienda en la carrera 36 No. 79B -20, donde le entregó a una mujer la bandera de Venezuela y se reunió con ella a puerta cerrada y con un hombre no identificado.
Los enviados de La Habana se reunieron también con Simón Eduardo Ashcook Vélez y Pedro Polo Barrios, miembros del Comité de Solidaridad con Cuba, y en ese encuentro Ashcook resumió, quizá sin proponérselo, las intenciones políticas ocultas detrás de los escenarios deportivos: "Estos juegos hacen parte del proceso de integración cultural que también se va a dar en lo económico con Mercosur -dijo-. Este proceso tiene en estos momentos su vanguardia en la unión de Cuba, Venezuela y Bolivia como la avanzada del Alba en Latinoamérica". A la sombra de Fernández, Arneo y Baz estuvo Raúl García, jefe del Servicio de Inteligencia de Cuba, quien siempre se cuidó de mantener un bajo perfil durante los Juegos.
Conocidas las actividades "extracurriculares" que desarrollaron durante los Juegos Centroamericanos, funcionarios venezolanos y cubanos, queda la sensación de que el evento deportivo fue utilizado para el espionaje y la propaganda política, a espaldas del Gobierno colombiano. Pero esta no es la primera vez que se develan episodios de espionaje en los últimos años en Colombia. En noviembre de 2005, CAMBIO publicó la historia del Cónsul de Venezuela en Bucaramanga, coronel Carlos Hernández, quien durante cinco años hizo seguimientos a militares, políticos y periodistas.
Y en marzo de este año, CAMBIO reveló que Estados Unidos había entregado a la Cancillería colombiana un documento en el que advertía sobre la trayectoria en el mundo del espionaje del embajador de Cuba en Colombia, José Antonio Pérez. En el artículo ¿Embajador o espía?, esta revista relató detalles de una reunión de la cúpula militar en la que salió a relucir el tema y en la que un general aseguró que Cuba había enviado a un espía de conocida trayectoria.
No obstante, en esas dos ocasiones el Gobierno guardó prudente silencio para no deteriorar las relaciones con Venezuela y Cuba. ¿Por qué? Porque considera clave el papel que puedan cumplir los Gobiernos de Castro y Chávez en los diálogos ya iniciados con el Eln y en posibles acercamientos con las Farc. Por eso es previsible que frente a este nuevo episodio, el Gobierno y la Cancillería de Colombia opten también por el silencio sobre la base de la famosa teoría del "mal menor".
"No somos intervencionistas"
CAMBIO: ¿Cuál fue el propósito real de las visitas que el Viceministro de Deportes y Cultura de Venezuela y usted hicieron a barrios deprimidos de Cartagena durante los Juegos Centroamericanos?
OCTAVIO RANGEL: Ninguno distinto al de hacer un diagnóstico social de esas comunidades para ayudarles a buscar fuentes de desarrollo. Venezuela estaría dispuesta a auparlas en proyectos de desarrollo social, dentro de un escenario de cooperación. Sería un trabajo guiado por la premisa de que la solidaridad y sobre todo el amor, como variables del desarrollo, son la fuerza de la dinámica social en el mundo de hoy.
Venezuela aún no tiene resueltos sus graves problemas sociales, ¿por qué quiere solucionar los de Colombia?
No lo crea. Tenemos un modelo de desarrollo digno de ser mostrado en otras latitudes. El presidente Chávez quiere internacionalizar programas tan importantes como la Misión Milagro en el campo de la salud. Y eso no es nuevo en Colombia. En Bucaramanga y en Cúcuta equipos que hacen parte de esa misión han realizado operaciones gratuitas para las cataratas y tratamientos contra el vitiligo.
¿No es esa la misma misión que Venezuela montó con ayuda de Cuba?
Así es.
¿El Gobierno colombiano está enterado?
Aún no.
¿Entonces por qué funcionarios venezolanos visitan comunidades pobres y hacen promesas?
Creímos que lo aconsejable y prudente era hacer primero un diagnóstico social. Por eso aplicamos unas encuestas que aún no nos arrojan resultados suficientes.
Lo han hecho a espaldas del Gobierno colombiano. ¿No cree que puede interpretarse como intervención en los asuntos internos e incluso como espionaje?
¡No, ni soñarlo! No somos intervensionistas. Si la clase dirigente colombiana no ve con buenos ojos nuestra tarea, la suspendemos. Si nos miran con celo y no tenemos la anuencia del Gobierno, no insistiremos. Sólo queremos ayudar a Colombia a superar sus problemas, pero respetamos su libre determinación.
2 Comments:
No entiendo como el gobierno colombianp mantiene relaciones diplomaticas con Cuba , ewste pais encabezado por el dictador Castro ha apoyado abiertamente a los narcoterroristas de las FARC desde el año 1960. Que estamos esperando para romper relacines con los cuba
El Presidente Álvaro Uribe desea que la tiranía cubana, por su ascendencia de décadas sobre las guerrillas colombianas, lo ayude como mediador en el proceso de pacificación de Colombia. La tiranía caribeña ya no tiene tanta incidencia en el movimiento guerrillero latinoamericano, pues al desmoronarse el Socialismo en Europa del Este y en la URSS, la tiranía se quedo casi sin dinero para llevar a cabo su apoyo mientras que las guerrillas incrementaron su actividad en el narcotráfico. No obstante, quedan históricos lazos de solidaridad terrorista y de narcotráfico.
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