miércoles, noviembre 01, 2006

EL DILEMA DE RAÚL

El dilema de Raúl


Por Ernesto F. Betancourt

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Con recompensas materiales por hacer actos de repudio, e impunidad al gozar del apoyo de la policía, los matones que participan en ellos se sienten envalentonados para llevar el terror a los disidentes. La sucesión es inestable, Raúl necesita que la gente sepa que Fidel vive. Cuando muera, se suelta el loco. Entonces empezará la transición
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Raúl enfrenta mil problemas. Fidel está obviamente bajo tratamiento y muy débil. Dentro del régimen hay la esperanza de que se va a recuperar lo suficiente para tener vigencia, aunque no dé la cara. Para mí, el plan es que renazca como un Ave Fénix, dramáticamente, con motivo del festejo de su cumpleaños postergado para el 2 de diciembre. La reciente aparición de Fidel en la televisión refleja que algo anda mal.

Los líos surgen a granel, tanto en lo interno como en lo externo y todo se paraliza porque Raúl no se atreve a actuar. Hay dos razones. Una, no se siente seguro de si la gente lo va a obedecer. Otra, si lo que hace desagrada a Fidel, éste puede humillarlo con una declaración desautorizándolo. El grupo dirigente trata de presentar una línea de continuidad y cohesión. Raúl abandonó la fórmula china al denunciar en el Congreso de la CTC como “basura del capitalismo neocolonial” la economía de mercado que demanda EEUU. Se nombra Ministro al más díscolo y difícil, Ramirito, para que no haga olas. Alarcón reitera que todo está en calma, pero insiste en que Raúl tiene que contar también con él. Sobretodo, si el interinato termina por el fallecimiento de Fidel.

El problema interno mayor es la insatisfacción del pueblo ante el fracaso olímpico del sistema económico del régimen. En vez de la solución lógica, que sería una mayor apertura de la economía y la expansión de la iniciativa privada, como se hiciera en 1994 cuando el desplome de la ayuda soviética, la única opción para Raúl es la represión. Eso es lo que significa la Resolución 188/2006, del Ministerio del Trabajo y Seguridad Social (MTSS), revisando los reglamentos disciplinarios de los centros de trabajo.

Efectivo el 2 de enero del 2007, el objetivo de los nuevos reglamentos es que la gente sea puntual, que no se ausenten indebidamente y que pongan fin a la corrupción masiva que agobia a todas las empresas estatales. O sea, dejar de “resolver”. Los cubanos sólo tratan de reconciliar los altos precios de los productos con los bajos salarios que reciben en términos de poder adquisitivo real. En el antiguo Bloque Soviético, los trabajadores decían “el sistema pretende que nos paga y nosotros pretendemos trabajar.” La solución en Cuba ha sido mucho más compleja y las medidas autoritarias bajo el interinato de Raúl fracasarán. Es más, pueden resultar en la temida explosión social.

Al mismo tiempo, la disidencia ha iniciado una campaña de resistencia civil bajo el lema de ¨Yo no coopero¨. Esto está dirigido primariamente a los actos de repudio. Esta denigrante práctica es una manifestación del matonismo que ha servido de base para la conducta de Fidel toda su vida. Con recompensas materiales por hacer actos de repudio, e impunidad al gozar del apoyo de la policía, los matones que participan en ellos se sienten envalentonados para llevar el terror a los disidentes.

El “yo no coopero” es una respuesta muy apropiada al momento actual. Máxime si se le vincula con el registro de esbirros que está recopilando el Departamento de Estado de EEUU. El régimen no puede garantizar la impunidad a largo plazo. Está llegando a su fin y, en su momento, tendrán que rendir cuentas por lo que hacen. Me consta que, solamente el temor a que les nieguen la visa para visitar a su familia en EEUU ha sido suficiente para que algunos rehusen participar en esos actos.