jueves, mayo 03, 2007

FIDEL CASTRO: LAS EXPECTATIVAS FRUSTRADAS

FIDEL CASTRO: LAS EXPECTATIVAS FRUSTRADAS


Por Iliana Curra

El vejete moribundo, Fidel Castro, decepcionó a sus admiradores. Imagino cómo están. La vedette no pudo llenar las expectativas de todos aquellos que cantaban loas esperando su salida al escenario.

Otro que hizo el tremendo papelazo fue el presidente de Bolivia, el cocalero Don Evo Morales, quien afirmó y confirmó que el agónico dictador saldría, nada más y nada menos, que el primero de mayo al desfile obligado de los cubanos.

Evo, quien apenas sabe dónde está parado, quiso hacerse el informado para que su patroncito, el golpista Hugo Chávez, se sintiera celoso. Nada, es un triángulo amoroso que no tiene remedio, pero que le quedaría muy poco cuando el viejito tirano se vaya al infierno.

La prensa liberal y, en muchos casos pro castrista, también se quedó con los deseos de ver al vejete con su otrora vestimenta de verde olivo. Las expectativas generadas de la posible salida de Castro fueron tan ridículas como creer que es él quien escribe esos largos artículos que ahora llaman “reflexiones”.

Sus admiradores están desencantados, sus seguidores, tristes. Fidel Castro ya no será el desafiante joven barbudo, fanfarrón y ostentoso que luchaba contra el mundo. Ha quedado reducido a un viejito flaco, tembloroso y débil que apenas puede pronunciar una frase coherente que, con su mirada perdida, sabe Dios dónde, apenas recuerda cómo se llama.

Es lo que ha quedado de quien fuera el guapo de barrio de América Latina y parte del mundo. Ahora otro guapo que gusta dar golpes de estado y cerrar medios de difusión intenta reemplazarlo. Le falta cerebro, pero le sobra dinero, esos dólares que le entra a la nación venezolana y que Hugo Chávez despilfarra hasta más no poder porque Venezuela es su banco privado y Cuba la conexión con su atrofiado cerebro para poder pensar cómo hacer el mal. No importa que hipoteque a la nación, prefiere terminar la obra del viejito moribundo.

Pero Fidel Castro no se dejó ver en el desfile. Esas imágenes de miles y miles de cubanos que, sin alternativas, salen a las calles usando esa doble moral que consume al pueblo cubano fueron, quizás, vistas por él desde la pantalla de un televisor que le pusieron enfrente. Lo más probable que desde el hospital donde debe estar ingresado.

Hoy por hoy, Fidel Castro no es más que el pasado. Ese pasado terrible e ignominioso que ha tenido que vivir Cuba durante casi medio siglo con la anuencia de países que se llaman democráticos y libres.

El dictador, viejito y enclenque, es parte del pasado, pero la dictadura continúa, del mismo modo que los presos políticos siguen recibiendo golpizas y castigos infames, la oposición sigue reprimida y el pueblo continúa careciendo de esa libertad que les fue arrebatada hace tanto tiempo.

La extrema izquierda internacional se quedó esperando por su emblema gastado y arcaico. Todavía muchos se preguntan por qué. No quieren reconocer que el vejete pasó a la historia, del mismo modo que también pasará ese sistema cruel y obsoleto que, a base de represión y castigo, puede lograr que cientos de miles de cubanos tengan que marchar aparentando su apoyo a la dictadura. Ese doble estándar que tanto daño le está haciendo a esas generaciones que no conocen la libertad desde el mismo día en que nacieron.

Hace ya nueve meses que el vejete dejó de existir políticamente. Posiblemente esté de parto en estos momentos pariendo su propia muerte. Sería un buen comienzo del fin.

A fin de cuentas, para Cuba ya es hora.

Fonte: cubalibredigital.com
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