BARACUTEY CUBANO

Denuncian atentado al pudor cometido en Matanzas
Juan Francisco Sigler Amaya

3 de mayo de 2007

Matanzas, Cuba – www.PayoLibre.com – El ciudadano José Rodríguez García, residente en el poblado de Limones, provincia de Matanzas, denuncia que su hijo Osmani Rodríguez Martínez, el cual residía con su esposa y dos hijos menores en Calle 135 #14207 e/ 142 y 144, Reparto Reinold García, en la ciudad de Matanzas, fue desalojado de su casa y privado de su propiedad desde el día 18 de enero del año en curso, fecha desde la cual inició numerosas gestiones ante la Dirección Provincial de la Vivienda e incluso llevó su caso al Consejo de Estado, donde le negaron todo derecho a la propiedad de la vivienda.

Según Rodríguez García, su hijo convivía en la citada casa desde el año 1998 junto a su tía, quien en visita a los Estados Unidos desde el año 2003 no regresó a Cuba. Desde entonces comenzaron las presiones y amenazas por parte de funcionarios de la vivienda para que abandonara la casa, los cuales le manifestaron en varias ocasiones que para tener derecho la convivencia debía extenderse por un periodo mayor a 10 años.

Agrega la fuente que todo el vecindario se encuentra indignado y de manera voluntaria recogieron firmas para demostrar que él, Osmani Rodríguez Martínez, es un buen ciudadano que ha residido en esa casa durante nueve años ininterrumpidos.

Finalmente, el perjudicado expresó: "Yo nunca pensé que estas cosas pudieran suceder, mi derecho a la propiedad ha sido pisoteado, esto es un robo legalizado”.

Juan Francisco Sigler Amaya, Defensor de los Derechos Humanos.

LOS MAGOS DE BELÉN

Jorge Olivera Castillo

3 de mayo de 2007

La Habana – www.PayoLibre.com – Tienen magia, perspicacia, voluntad. No temen a que la miseria insista en lamerle sus vidas. En medio de los lengüetazos, el forcejeo por la victoria, la obstinación en alcanzar una ventaja mínima.

Se graduaron en la universidad del barrio con notas sobresalientes. Son innovadores de punta, expertos en la prestidigitación y sepultureros del pesimismo.

Nada los amilana. Ni el racionamiento con sus eternidades, tampoco los arquitectos de la delación, mucho menos la cara de un fanático que insta a inmolarse por el socialismo.

Sin mucho aspaviento libran combates encarnizados, demuestran que sí se puede encontrar la salida al laberinto. Cantan sus victorias entre la mugre y el bullicio del solar. Hasta bailan una rumba y escuchan las últimas creaciones de Marc Anthony en un equipo Panasonic comprado a alguien que se lo gastó todo en una juerga de altura y ahora subasta a precios de remate su patrimonio.

Aprendieron a vivir en la cuneta, en los flancos de la abundancia donde el sosiego llega por intermitencias y las primaveras distan de ser exuberantes. Es el ámbito que sirve de soporte para aguantar el peso de un sistema que anda a tientas en su andar por las avenidas del paleolítico.

Magos, no fósiles. Eso dicen con sus acciones la gente que sueña, algún día, hospedarse en el Meliá-Habana, sin la obligación de procurarse una ciudadanía extranjera.

Es esa la afirmación de los sujetos a quienes ilustran un mundo mejor con el pincel de la retórica.

Abajo, la realidad del suburbio, el abandono como una descarga de mil voltios, cuatro paredes y un techo parodiando una casa, el agua yéndose de paseo por los salideros, el basural en la esquina y la certeza de que las 11 onzas de calamar per cápita disiparon la niebla del rumor.

Aquí no hay tiempo para la modorra. Siempre se está cociendo en el cerebro, una nueva idea que cruce la valla de la utopía y se convierta en un hecho consumado.

Unos pastelillos logrados con una combinación de harina de trigo extraída de un saco abandonado y rellenos con un producto de sabores imprecisos. Para facilitar la deglución, polvo de fresa, azúcar sin refinar y agua no apta para el consumo humano.

Por allá alguien que pregona unas naranjas marchitas, escobas hechas a machetazos y un par de cubos con signos de haber sido pescados en un basurero.

Más adelante pizzas chorreando grasa y humeantes. Al frente un tumulto de comensales bajo el sol, sudorosos, y ávidos por llenar las expectativas de un almuerzo proletario.

Hay de todo en esos mundos donde terminan las promesas que el orador de turno vende con el frenesí de un comerciante. Yo las veo caer delante de una miseria que exprime los sentidos. Los mendigos, los jubilados que apuntan con una batería de caramelos, las adolescentes lanzando el anzuelo para atrapar hombres con plata y con afanes insatisfechos de la carne.

En Belén pululan los marginados. Mujeres y hombres, negros en su mayoría, que no aceptan la derrota. Unos son asaltantes, otros mercaderes de la droga o proxenetas, damas que se prostituyen porque las ganancias son en moneda dura y la boda para escapar, sin riesgos, es algo factible. Lo mismo da que sea un cacique hutu, un empresario de Milán o un labrador de Galicia. El asunto es irse, y venir a curarse los aguijonazos de la nostalgia, cuando sea necesario.

No me equivoqué con la definición de magos. Es el ingenio que en tales circunstancias suele sobrepasar lo real para adentrarse en los terrenos místicos.

A pesar de la escasez, ningún cubano muere de inanición. Consiguen un espacio entre la supervivencia. Crean, a su manera, una modalidad para subvertir la rigidez de un sistema que oficializa la miseria.

Es cierto que en éste concierto de razones para evitar o aliviar los golpes de las adversidades, emergen situaciones delictivas. Estafadores, lumpens, ladronzuelos, atracadores. Personas que se aprovechan para cosechar los mayores dividendos en el río revuelto.

Aunque disguste a muchos, es la realidad que consta en los arrabales de La Habana. Son las respuestas al ultimátum de las penurias. Las maniobras para sacudirse de encima el terror con sus tentáculos. "Tengo que resolver…….." , así me dice un coterráneo que destila el alcohol industrial con un artilugio propio de una novela de Julio Verne, para posteriormente venderlo a la tropa de borrachos. "Chispa de Tren", es el nombre del alcohol después del proceso de filtrado. No pocos han muerto intoxicados, pero la producción sigue a pies juntillas las reglas de la oferta y la demanda.

La vida en Belén es dura, pero sus moradores la ablandan sin importarle los medios. El barrio pertenece a la Habana Vieja, un municipio de la capital saturado de magos. Gentes que no creen, así lo demuestran a diario, en la fanfarria de una ideología que invita a la inmolación y a otros sacrificios alejados de toda esperanza.

oliverajorge75@yahoo.com

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