miércoles, mayo 02, 2007

LA DESAPARICI'ON DEL PASADO

La desaparición del pasado


Por Emilio Ichikawa

Un ilustre profesor de Georgetown University contó un día que, una vez reinstalado en Miami, comprendió que muchas de las cosas que había investigado sobre la historia de Cuba había alcanzado a publicarlas por residir durante tanto tiempo en Washington DC. Por muy interesante que sea, la llamada ''verdad histórica'' puede pesar bien poco si se compara con la amistad de un familiar o incluso de un buen vecino.

El profesor había sido invitado a ofrecer una conferencia y escogió lo que le parecía un tema del pasado: un bosquejo biográfico de José Antonio Saco. El enfoque había sido racionalmente favorable, así que, cuando terminó su lectura se encaminó con buen ánimo a uno de los grupos que charlaba en el cóctel; escuchaba con atención cuando un joven se le acercó y le dijo con respeto, pero con visible molestia: ''Maestro, llevó recio al viejo''. Era un descendiente de Saco que salía en su defensa.

La anécdota sirve para demostrar que en lo que respecta a Cuba no existe, en rigor, un ''pasado histórico''; no hay una antigüedad o incluso un medioevo adonde se pueda regresar sosegadamente a idear filosofías atrevidas.

Los cubanos vivimos en un ahora que se dilata preocupantemente, por lo que no se puede hablar de la guerra de independencia, la república, el asalto al Moncada y al Palacio Presidencial, del Escambray, Girón o la UMAP, Camarioca o el Mariel (que ya constituyen eso que Américo Castro llamaba el pasado inmediato) sino de forma subjetiva.

( José Antonio Saco )

Desde hace unos meses, tanto en la televisión oficial de la isla, en este El Nuevo Herald, como en algunos de los medios electrónicos sobre el tema cubano se ha empezado a mover una suerte de muestreo documental de nuestra historia reciente. Se están publicando cartas, notas periodísticas, declaraciones que vuelven a mostrar, reactualizándola, la simpatía casi general que los cubanos, particularmente su clase intelectual, tuvo con el castrismo. Un entusiasmo desbordado, a veces incomprensible, sorprendente, cuando se empieza a verificar en boca de las que un tiempo después serían sus víctimas.

La divulgación sistemática de parte de ese compromiso con el castrismo ha provocado una polémica en el ámbito de la filosofía moral. Personalmente sugiero verlo así, como ''problema'' en marcha, pues creo que lo importante es entender que se trata de un asunto complejo que merece algo más que una respuesta dogmática.

Algunas personas creen que la publicación de esos documentos es dañina al futuro del pueblo de Cuba pues compromete una reconciliación nacional donde la tolerancia debe contener sus dosis de olvido. Es decir, que estas revelaciones no sirven para otra cosa que para incrementar el desagradable olor de ciertas páginas de nuestra historia.

Otras, en cambio, consideran que debe mostrarse todo lo que se encuentre, pues el conocimiento del pasado puede aumentar el grado de control que se tiene sobre el mismo, consiguiéndose así un acercamiento más respetuoso, menos inquisidor.

El asunto es sencillo: ¿debe publicarse todo aquello que se encuentre en la investigación del pasado reciente de los cubanos o debe pasar previamente por un tribunal ético que lo avale? Es sólo una pregunta.

Fonte: El Nuevo Herald
http:www.elherald.com