EL REGIMEN "OFENDIDO" CON ZAPATERO POR COMPARAR LA DICTADURA DE FRANCO CON LA DE FIDEL CASTRO
EL REGIMEN "OFENDIDO" CON ZAPATERO POR COMPARAR LA DICTADURA DE FRANCO CON LA DE FIDEL CASTRO
ABC
España
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José F. Sánchez
Analista
Jefe de Buró
Cuba
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Septiembre 27, 2007
El régimen cubano no aguanta la más mínima crítica. Ni siquiera aunque venga del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien, a instancias de su ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, decidió en abril dar un voto de confianza a las autoridades castristas, involucrando también a la Unión Europea. A los cubanos no les ha gustado que Zapatero hiciera, en la práctica, un símil entre la dictadura que vivió España bajo Franco y la que vive Cuba bajo Fidel Castro, cuando el martes pasado animó a los habitantes de la isla a saber «esperar».
Ayer, según supo ABC de fuentes solventes, el canciller cubano, Felipe Pérez Roque volvió a hablar con Moratinos en Nueva York, donde ambos participan en la Asamblea General de las Naciones Unidas, para expresarle su malestar por las palabras de Zapatero.
En realidad, el jefe del Ejecutivo no hizo una crítica expresa del castrismo, pero estaban muy recientes otras manifestaciones del presidente de Estados Unidos, George Bush, quien había dicho momentos antes en la ONU, refiriéndose a Castro, que «el régimen de un dictador cruel está llegando a su final», frase que provocó que la delegación cubana abandonara la sala. Además, Pérez Roque aprovechó ayer su intervención en la Asamblea General para arremeter contra Bush. Le acusó de mentir y haber llegado a la presidencia «mediante el fraude y el engaño» y dijo: «El presidente Bush no tiene autoridad moral ni credibilidad para juzgar a nadie».
Conversación con Pérez Roque
La reacción de rechazo a las palabras de Zapatero no alcanzó, ni de lejos, este nivel, pero sí obligó a Moratinos a explicar el sentido de las declaraciones a Pérez Roque, con quien mantiene una buena relación personal y con quien se había reunido a cenar en la noche del domingo, para continuar las conversaciones que tuvieron en abril en La Habana. En esa cena, los ministros fijaron para la primera semana de noviembre en Madrid una nueva ronda del mecanismo de diálogo sobre derechos humanos puesto en marcha durante la polémica visita de Moratinos a la isla, en la que no se reunió con disidentes anticastristas.
Además, en el encuentro trataron de acordar una fecha para la celebración de la Comisión Mixta hispano-cubana, que debe fijar las bases de la cooperación para los próximos cuatro años. Esto está resultando más difícil de lo que se esperaba y, desde luego, las declaraciones del presidente del presidente del Gobierno no han contribuido a despejar los obstáculos que pudieran existir.
Inicialmente, la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Leyre Pajín, tenía previsto desplazarse ayer mismo a La Habana para celebrar una reunión que abriría la puerta a la reanudación de la cooperación con la isla, congelada de hecho desde hace cuatro año, tras las sanciones que la Unión Europea impuso al régimen castrista. Sin embargo, la visita se está retrasando, debido a algunas diferencias sobre los asuntos a tratar, entre ellos la reapertura del Centro Cultural español en La Habana, que los cubanos no parecen dispuestos a llevar a cabo.
A pesar de la mano tendida por el Gobierno, las autoridades castristas no están satisfechas. Tal vez, interpretando el acercamiento español como debilidad, ahora exigen más. Hace sólo unos días, en Madrid, el ministro cubano de Cultura, Abel Prieto, advirtió de que las relaciones entre los dos países no están todavía normalizadas y que hay que dar aún «nuevos pasos» para que así sea.
Enfriamiento
En cualquier caso, según las fuentes consultadas por este periódico, se puede estar entrando en un proceso de enfriamiento de las relaciones bilaterales, después de unos meses de luna de miel propiciada por la apuesta de Moratinos, que ha arrastrado a Zapatero a una política de acercamiento al régimen castrista, por el que el presidente del Gobierno, según fuentes de su entorno, no tiene ninguna simpatía, pese a la imagen que se ha creado en sentido contrario.
Pasando por encima de sus reticencias, Zapatero aceptó la iniciativa de Moratinos para intentar conocer lo que piensa Raúl Castro tras haber asumido el poder por la enfermedad de Fidel. Moratinos volvió convencido de que tiene un plan para hacer una transición, con reformas económicas primero y políticas después.
Ayer Moratinos, como el resto de sus colegas europeos, que se reunieron en Nueva York con Condoleezza Rice, pudo escuchar a la secretaria de Estado norteamericana pedir a la UE que no se acepte la idea de que la estabilidad de Cuba se consiga pasando de un dictador a otro, según dijeron fuentes comunitarias a ABC.
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