domingo, septiembre 30, 2007

ESPAÑA Y LA COLABORACIÓN CON LA DICTADURA

Tomado del blog El Tono de la Voz, de Jorge Ferrer


España y la colaboración con la dictadura
domingo 30 de septiembre de 2007 3:13:18

Por Jorge Ferrer

Cuando leí hace unos días los chismecitos que traía ABC acerca de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Ángel Moratinos y ciertos entresijos de la relación del gobierno de España con Cuba, ya me esperé lo peor.

Les recuerdo: en nota escrita a cuatro manos entre Madrid y Nueva York, nos contaban que el viaje de Leire Pajín a La Habana se demoraba, porque los cubanos se negaban a discutir la devolución del Centro Cultural Español, el mismo del que Castro se adueñó en 2003, después de que los españoles invirtieran cuatro millones de dólares en rehabilitar la llamada «Casa de las Cariátides» y proveyeran al edificio de la infraestructura necesaria para su funcionamiento.

Pero no fue ese detalle el que alimentó los malos augurios que presentí –la bravuconería cubana es de sobras conocida y la genuflexa postura de Moratinos también, de manera que estaba claro que los primeros se saldrían con la suya, la que fuera.

Lo que me pareció de veras preocupante fue que desde el «entorno» de Zapatero filtraran a los periodistas idea no por hilarante menos singular:

«…según las fuentes consultadas por este periódico, se puede estar entrando en un proceso de enfriamiento de las relaciones bilaterales, después de unos meses de luna de miel propiciada por la apuesta de Moratinos, que ha arrastrado a Zapatero a una política de acercamiento al régimen castrista, por el que el presidente del Gobierno, según fuentes de su entorno, no tiene ninguna simpatía, pese a la imagen que se ha creado en sentido contrario.»

La interesada filtración dirigida a separar a un Zapatero ya en campaña electoral de lo que se iba a firmar en La Habana sólo podía apuntar a otra victoria del castrismo sobre Moratinos y su Pajín (respiro hondo y hago un esfuerzo por no ensañarme con apellido tan propicio). Y era tanto más eficaz, cuanto que consiguieron colársela a periódico «enemigo». Nadie se habría creído tamaña imbecilidad, calcada del esquema del policía bueno y el malo, si la hubiera traído El País o El Periódico de Cataluña, que probablemente rehusaron hacerse eco del bulo. Desde las páginas del ABC y con aire de «exclusiva», la cosa podía confundir. Y tal vez confundió a alguno.

He dicho alguna otra vez que el problema que tienen con Cuba estos Zapatero y Pajín no es de índole política. Es un problema de educación. De su mala educación.

Estos canallas crecieron entre posters de Ernesto Guevara, a quien llaman «Che», y en un odio cerril hacia los Estados Unidos. Sujetos sin más vida que la de las oficinas del partido socialista, tienen a Cuba por símbolo de una revuelta que jamás vivieron. A Fidel Castro por un líder antiimperialista. A Cuba por un laboratorio. A los cubanos por graciosos especimenes de experimento que los obnubila. Figuritas de cartón, soldaditos de plomo, que se pasean por el paisaje de un mundo que ya no existe.

( Leire Pajín y Marta Lomas, ésta última funcionaria cubana )

El problema de esta gente con Cuba no es político, pues. Es un problema personal -algunos le llaman amor. Y conviene que también nosotros lo tomemos como un asunto personal.

Que la tal Leire Pajín y sus jefes, Zapatero y Moratinos, se avengan a firmar un documento que iguala a España con Cuba, a una democracia con una dictadura, constituye una ofensa a todos y cada uno de los cubanos. Como también a todos y cada uno de los españoles.

Que admitan firmar un documento que humilla a cualquiera que tenga a la libertad por un valor irrenunciable, que se feliciten de introducir en él palabrejas ante las que babean, como «equidad de género», y eso les valga para darse por satisfechos en sus manoseos con dictadura que los humilla con altanería, debería bastar para que los Pajín, los Moratinos y los Zapateros reciban la más sonora de las trompetillas.

Que lo hagan apenas pocas horas después de que los sabuesos de los hermanos Castro desataran razzia contra los disidentes es tan y tan grosero, que comienzo un «cambio y corto», antes de que se me salga el lucumí y le diga a la Pajín lo que merece leer.

Hoy, y desde hace tres años y medio, ser cubano y vivir en España es motivo de vergüenza. De vergüenza propia y ajena. La ajena, ya lo he recordado aquí, se llama Spanish shame en inglés.

Uno sabe, ya por último -y vaya mal rollo con el que me voy a dormir en esta noche de sábado para ajetreado domingo-, que todos estos tipejos, con Victor Moro a la cabeza, los aplauden. Y buena parte de sus votantes y los de Izquierda Unida. Y muchos lectores del ABC y de El Tono de la Voz. Y esa Marta Lomas que mendiga desde la bravucona lógica de la limosna con escopeta. Y los cubanos que podrán robar mejor, mientras más dinero entre a la isla. Y hasta la madre (patria) que los parió a ellos y a Valeriano Weyler.

Uno sabe que los miserables son legión. Y como que lo sabe hace tiempo, se relaja con la certeza de que la incorregible desvergüenza de toda esta fauna que nos vence siempre, salvo en el ejercicio de la moral más básica, encontrará un eco siquiera en uno solo de ustedes, los que acaban de leer estas palabras escritas con la rabia y la prisa con las que me prometí no escribiría ninguna en este blog.

1 Comments:

At 7:15 p. m., Blogger María. F. said...

La colaboración es comercial, no política; y relacionan las cuestiones financieras, con los asuntos de personal o, los problemas de conciencia que surgen en el momento de observar y aquilatar una situación dentro de un contexto. Los problemas en Cuba no son graves; pero suman, de tantos, montañas; y los cubanos oficialistas, los que por fin han ¨ llegado ¨ a un estatus de vida, se sacuden las hormiguitas de la Patria aduciendo que son hormiguitas traidoras, hormigas que les recuerda, una y otra vez de qué va el asunto.

 

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