TIRANIA Y DICTADURA
Por Guillermo Lousteau
Ya a principios del siglo XX, Ludwig Wigestain había enunciado que los problemas filosóficos eran nada más que un problema de lenguaje. Que puestos de acuerdo sobre el significado de las palabras, el conflicto desaparecía.
Hoy ese problema aparece con mayor claridad frente a la ambigüedad y polivalencia de las palabras. Ya nadie puede entender con certeza que quiere decir alguien cuando habla de democracia y suele apelarse a los adjetivos como un cierto aporte a la precisión. Así hablamos de democracia representativa, democracia deliberativa, democracia social, democracia constitucional o democracia republicana, sin advertir que muchas veces sus significados son contrapuestos. Lo mismo ocurre con ''izquierda'' y ``derecha''.
(el tirano Fidel Castro )
Prestarle atención a este aspecto puede ayudar a comprender y diferenciar procesos institucionales. Por ejemplo, estableciendo el contenido de tiranía y de dictadura y señalando las diferencias conceptuales para aplicarlas a casos distintos.
Los escolásticos hablaban de tiranía con dos orígenes distintos: la del usurpador, quien asume sin título legítimo y la de quien, habiendo asumido con legitimidad, se transforma en tirano por abuso del poder.
Los dictadores, por el contrario, eran en Roma una figura legítima de concentración de poder ante circunstancias especiales de peligro, otorgada por decisión del pueblo.
Esta diferencia abre la puerta a considerar un elemento esencial en la calificación de los regímenes politicos autoritarios: el apoyo del pueblo.
Quienes se sienten oprimidos por la prepotencia de ciertos gobernantes, tienden a creer que ese régimen carece de apoyo popular y que oprime a ''todos los ciudadanos'' . Hay claros ejemplos de que esto no es cierto: gran cantidad de gobiernos considerados dictatoriales tienen y han tenido un marcado apoyo popular, en la historia y en la época actual. Este sería el caso de Venezuela, quien mantiene todavía una forma electa por votación, pero que anula lentamente la vida en libertad. Es que debemos reconocer que la dictadura también puede ser ejercida por la ''mayoría'', como bien advirtió Jefferson.
La tiranía es algo distinto. No puede alegar el apoyo mayoritario por sus propias características (falta de expresión popular, carencia de sistema legal y de sujeción del tirano a cualquier limitación moral o legal). Es la tiranía de un individuo o de un grupo sobre la mayoría. Este es el caso de Cuba.
Hay otro aspecto importante de diferenciación: la separación de las esferas públicas y privadas. El dictador comienza respetando la esfera privada y ocupándose sólo del escenario público politico y económico. Pero no interfiere en la esfera privada, la familia, la religión, en la medida en que no colisiona con su proyecto.
( el dictador Hugo Chávez )
No es el caso de la tiranía donde hay sólo una esfera y el régimen se hace cargo de todo, incluyendo la educación. De allí que el tirano sea siempre totalitario y la represión alcance a la expresión individual y a la libertad de tránsito. Los venezolanos todavía pueden abandonar su país. Los cubanos, no.
Así, Cuba aparece como una verdadera tiranía. Venezuela es por ahora, una dictadura. La pregunta es: ¿hasta cuándo?
Profesor de Filosofía Política
en FIU
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