jueves, noviembre 08, 2007

LA ULTIMA TRAICIÓN DE FIDEL

LA ULTIMA TRAICIÓN DE FIDEL


Por Ernesto F. Betancourt *
Diario Las Américas
Florida
E.U.
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Fidel Nuñez
Jefe de Buró
Latinoamérica
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Noviembre 8, 2007


Las declaraciones de Felipe Pérez Roque en Nueva York de que Cuba estaría dispuesta a renunciar a su soberanía y bandera en aras de sumarse al socialismo del Siglo XXI que promueve Hugo Chávez han causado comprensible sorpresa y repudio. ¿Quién lo autorizó? En Cuba, la prensa oficial ha ignorado estas declaraciones y el consecuente debate, pero Ricardo Alarcón salió a defender lo que planteó Felipe. Es significativo que Alarcón, presidente de la actual Asamblea del Poder Popular, agregara que no estaba nominado como diputado, pero que, si lo fuera, en la próxima Asamblea daría su voto para que Fidel fuera electo presidente. O sea, Alarcón vende su voto.

En estos momentos se está llevando a cabo una consulta a nivel nacional, usando como excusa el discurso de Raúl del 26 de Julio, para reorientar la ideología y estructura del régimen revolucionario. La prensa oficial no ha recogido el debate, pero sí han habido ciertas declaraciones que reflejan la insatisfacción popular con lo que está ocurriendo. El pueblo está harto de la escasez de todo, alimentos, medicinas, servicios de transporte, agua, educación y salud y vivienda, así como lo inadecuado de sus salarios para pagar los precios de los mercados en divisas. Al mismo tiempo, la centralización de la toma de decisiones en agencias estatales dominadas por la nomenclatura y el surgimiento de una nueva clase privilegiada dentro del régimen basada en el Partido y el Estado, son identificados como la causa de esa situación. De ahí que se asocien los cambios propuestos para remediar los males identificados con una democracia en la que se puedan escoger los gobernantes de entre varias alternativas, poniendo fin al monopolio del poder del Partido Comunista y en lo económico con la liberalización de la economía con una apertura a la economía de mercado.

Ahí es donde entra el discurso de George Bush. Los gobernantes de Estados Unidos están en conocimiento de las corrientes que corren dentro de la opinión pública cubana. Como ya comentamos en una columna anterior: la encuesta realizada por el Instituto Republicano Internacional (IRI), por medio de una firma centroamericana, reveló que 76.3 % de los cubanos desean opciones electorales multipartidistas, 83 % desean una apertura a la economía de mercados y solamente un 4.8 % considera el embargo americano impactante sobre su bienestar. Significativamente, fue Pérez Roque el escogido por Fidel para contestar a Bush, mientras que la última vez que un Presidente americano se dirigió al pueblo de Cuba, cuando Clinton, fue Alarcón el escogido para contestarle.

Según mi información, hay pánico entre la nomenclatura por la posible pérdida de sus posiciones y privilegios. Para preservarlas es esencial asegurar el financiamiento de Venezuela. Por eso Pérez Roque, quien junto con Carlos Lage es uno de los líderes de los talibanes dentro del régimen, anuncia que están dispuestos a vender la soberanía nacional y la bandera a cambio de su apoyo financiero. Seamos realistas, ese abandono del nacionalismo no es posible sin la anuencia de Fidel. Es más, estoy seguro de que es la última traición con la que, desde su lecho de muerte, cierra el fracaso de su régimen. Alarcón ofrece su apoyo a esa traición a cambio de que lo incluyan. Bien desesperada está toda esta gentuza.

Es lamentable reconocerlo, pero el tránsito pacífico no puede triunfar en Cuba. La elite del régimen está dispuesta a sacrificar hasta la soberanía nacional a cambio de seguir disfrutando de sus puestos y prebendas. La única opción que le dejan al pueblo es la explosión popular. Por eso es muy oportuno que el Presidente Bush haya incluido en su discurso una apelación a los miembros de las fuerzas armadas y de seguridad de que si apoyan el retorno a la democracia y la economía de mercado, serán tomados en cuenta en la Cuba del futuro. Los miembros de esos cuerpos saben que tal garantía, en el caos que se avecina, requiere el apoyo americano para tener validez. La hora de Cuba está llegando, hay que sumar a todo el que pueda facilitarla.


* Ernesto F. Betancourt es economista y analista de temas cubanos. Fue Director de Radio Martí.