jueves, noviembre 08, 2007

EN TORNO A LA CUMBRE IBEROAMERICANA DE SANTIAGO

N TORNO A LA CUMBRE IBEROAMERICANA DE SANTIAGO


2007-11-08.
Por Elías Amor, Economista, ULC

Ahora que ni Fidel Castro ni tampoco su hermano participan como representantes de Cuba en las Cumbres Iberoamericanas, como la que se celebra en Santiago de Chile estos días, llega el momento de que las democracias de España y Portugal, y América Latina se planteen una reflexión sobre lo que significa la presencia en las cumbres de la última dictadura de la guerra fría, el régimen castrista.

De forma incomprensible para los países que defienden la libertad, los derechos humanos y el pluralismo político, la dictadura comunista cubana ha estado siempre presente en las Cumbres Iberoamericanas y Fidel Castro, a pesar de tener muy poco que aportar a estas plataformas internacionales, se convirtió en el centro de la atención mediática, cultivando esa imagen de “choteo” y crítica que le ha servido para dividir a aquellos que no sólo disienten de sus prácticas dictatoriales, sino que repudian los mecanismos que ha puesto en marcha para someter al pueblo cubano a uno de los regímenes políticos más repugnantes del mundo.

El régimen cubano, anacrónico y carente de cualquier referencia tras la caída del muro de Berlín, ha venido utilizando las cumbres para defender sus posiciones, generalmente contrarias al conjunto de naciones de Iberoamérica, de profundos valores e ideales democráticos. Incluso, peor aun, ha utilizado la plataforma de comunicación de las mismas para instrumentalizar, en beneficio propio, una presunta enemistad entre Estados Unidos y el resto de países, jugando a ocultar su verdadera identidad, que no es otra que la de un sistema dictatorial que no respeta los derechos humanos.

Llegada es la hora de que, en la Cumbre de Santiago de Chile, donde la presidenta Bachelet que ha impulsado un moderno sistema político en su país desde las posiciones de la izquierda, se abra una reflexión entre todos los países sobre el papel que juega en la actualidad la última dictadura comunista de América Latina en un foro de naciones libres que se esfuerzan, día a día, por mejorar las condiciones de vida de sus ciudadanos, por estimular el crecimiento económico a partir de la creación de un nuevo marco estable en el que las empresas puedan generar riqueza, y donde la movilidad social empieza a conformar nuevas sociedades más modernas y abiertas. Un papel que cada día se oscurece más, ante la ausencia de cambios políticos, ante el deseo de perpetuar la dictadura castrista por medio de la sucesión entre los hermanos, y el rechazo a la apertura democrática a la libre empresa y a un marco de derechos de propiedad.

Cierto es que la evolución reciente de la voluntad de los ciudadanos en las urnas hacia regímenes pintorescos, como Venezuela o Bolivia, ofrece algún que otro motivo de preocupación; pero no cabe duda, que se trata de opciones que, incluso los observadores internacionales acreditados en los procesos electorales, han tenido que constatar como válidas. La ley de la democracia es esa: inapelable. O se cree en la democracia y se la respeta, o se atenta contra ella, y ese es el triste papel de la dictadura castrista, por lo que no tiene mucho sentido su reivindicación.

Los países de América Latina y Europa reunidos en Santiago deberían realizar una proclama expresa al régimen cubano para que inicie cuanto antes los cambios políticos hacia la democracia, asegurando una transición pacífica y respetuosa con los derechos humanos. Como mínimo, se debería exigir a las autoridades cubanas desplazadas a la cumbre, que no son ninguno de los dos hermanos Castro, que liberen a los presos políticos, muchos de ellos confinados en prisiones con graves deficiencias sanitarias y con problemas de salud, y dar una muestra de buena voluntad para empezar a tomar en consideración a Cuba. Nada de esto va a suceder, pero en cualquier caso, la demanda debería ir en esa dirección. ¿Se ha planteado alguien qué diferente sería si en lugar de Zapatero acudiera a la cumbre de Santiago Sarkozy?