domingo, diciembre 09, 2007

LA HABANA AL RESCATE DE CARACAS

La Habana al rescate de Caracas


Por Pablo Alfonso

10 de diciembre de 2007 – PayoLibre

La derrota electoral del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, preocupa a La Habana.

Como nunca antes en la historia del castrismo, su futuro depende del apoyo exterior; de la ayuda económica que se traduce en petrodólares venezolanos.

Apuntalar a la revolución bolivariana de Chávez es la primera prioridad del régimen castrista. En ello le va su permanencia en el poder.

El dictador Fidel Castro lo tiene claro. La cúpula que lo rodea en su lecho de convaleciente comparte también esa certeza.

Ese argumento estratégico de primer orden, explica por qué el aparato político-ideológico del castrismo está funcionando a toda máquina para evaluar la situación venezolana.

Lo hace, con la experiencia acumulada en medio siglo, de práctica política ejercida en medio de la Guerra Fría, la subversión continental y las intrigas y pugnas ideológicas, de una izquierda que ha sido siempre mucho menos homogénea de lo que aparenta.

Venezuela es la primera línea de resistencia de la dictadura castrista. Por eso los expertos del régimen han recibido órdenes precisas: apuntalar a Chávez a toda costa, poner a su servicio todos los recursos de propaganda e inteligencia que necesite.

Otra cosa son las consecuencias que la derrota chavista representa para los gobiernos de Bolivia, Ecuador y Nicaragua.

Esas consecuencias son algo así como “daños colaterales”. Pecata minuta: Los éxitos o fracasos de Evo Morales, Rafael Correa y Daniel Ortega, no inciden en la sobrevivencia del castrismo.

El análisis que se hace en La Habana es frío y contundente, como corresponde a la realidad. No es una evaluación para el público. Son los elementos que se necesitan para implementar con pragmatismo las medidas necesarias.

Ante todo los números hablan: En el resultado electoral del pasado domingo la oposición sólo obtuvo unos 100,000 votantes más, que en las elecciones presidenciales de diciembre de 2006. Sin embargo, el chavismo perdió poco más de 3 millones de votos. Ese importante volumen de votos fue a parar a la abstención.

¿Por qué no acudieron a las urnas los chavistas? El análisis es complejo.

Escarbando en los viejos manuales revolucionarios que explican los mecanismos marxistas-leninistas para la toma del poder se enumeran algunas conclusiones.

* Hay que cuestionar esos supuestos cinco millones de miembros que proclama tener el Partido Unido Socialista Bolivariano.

Su militancia no está interesada en una lucha de clases para defender la revolución bolivariana. Su inscripción en el Partido busca mantener vínculos con el aparato burocrático del Estado, para disfrutar de la corrupción rampante en sus estructuras.

* A ello contribuye el nepotismo y la corrupción que alimentan los millonarios ingresos en petrodólares a los que tiene acceso el gobierno bolivariano.

* El socialismo autoritario, aunque sea del “siglo XXI” no se construye por decreto ni se implanta mediante un texto constitucional. Dicho en otras palabras, ninguna revolución socialista “genuina”, pasa por las urnas. Cuando lo ha intentado hacer, pierde. Allende en Chile y el Sandinismo en Nicaragua, son ejemplos elocuentes.

* Chávez culpa ahora a sus dirigentes de base y algunos de sus colaboradores más cercanos. Sin embargo al Presidente le corresponde una elevada cuota de responsabilidad en su derrota. Se descuidó demasiado de la realidad nacional.

En plena campaña electoral se ausentó del país, por lo menos en cuatro ocasiones. Además, se “compró” conflictos innecesarios en la región; asustó al empresariado nacional y extranjero, provocó tensiones con la Iglesia Católica; complicó las relaciones internacionales con su actitud en la Cumbre Iberoamericana de Santiago de Chile y su disputa con el Rey de España.

Dedicó demasiado tiempo a convertirse en “estrella internacional” en su papel de mediador, en el tema de los secuestrados, con la guerrilla colombiana.

Demasiados días dedicados a un protagonismo regional que todavía no se sustenta en una “revolución consolidada” en su propio país.

La recomendación que la Habana tiene lista para Chávez es simple y tan vieja como el bolchevismo que nació hace casi un siglo en la Rusia imperial.

La revolución bolivariana precisa ganar en profundidad; terminar con la tolerancia; dejar de jugar a la “democracia”, instaurar la dictadura del proletariado, el poder de las masas.

Nada de esto podrá hacerse dentro de las reglas institucionales de la democracia representativa o participativa que propone Chávez.

Los ideólogos del castrismo proponen otras reglas de juego: Todo el poder para la revolución bolivariana, si es preciso, por la violencia. De otra forma, Chávez verá como se apaga su revolución bolivariana, incluso antes de que concluya su actual período presidencial.

Para el castrismo eso sería fatal. Por eso, como le va en este asunto el legado de su propia obra revolucionaria, Castro lo tiene claro. Confía y espera en que Chávez, siga su ejemplo y “escape hacia adelante”.

No es bueno ser portador de malas noticias y mucho menos en tiempos de Navidad; pero no le auguro días pacíficos a mis hermanos venezolanos.


Publicado en el Diario Las Americas el 8 de diciembre de 2007