VENDRÁN AÑOS DE NOSTALGIA
Nota del Blogguista
Vendrán años de nostalgia, pero también años de esperanzas y felicidad para Cuba donde nos arrepentiremos millones de veces de los años que perdimos y de los miedos que padecimos por culpa de un régimen cobarde que no era tan león como lo pintan.
Discrepo en ¨... Desde los días en que Jesús andaba por el mundo, no veía la fe nada igual. Pero a Jesús lo seguía un grupito, y estos nuevos galileos llevaban detrás un pueblo dispuesto a morir con (y por) ellos. ¨.
Antiguos jefes del Movimiento 26 de Julio y del Directorio Estudiantil 13 de Marzo a nivel provincial me contaron en Cuba de lo difícil que era para ellos encontrar personas dispuestas a colaborar con ellos en la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista; por otra parte, hasta 3 ó 4 meses antes del 1 de enero de 1959, el Ejército Rebelde comandado por Fidel Castro en la Sierra Maestra tenía solamente a aproximadamente 300 guerrilleros. Después del triunfo ocurrió lo mismo que hizo que el Generalísimo Máximo Gómez le dijera 60 años antes a su compañero de armas que cabalgaba a su lado cuando entró a La Habana por primera vez después de concluida la guerra independentista y una entusiasta multitud los aclamara: Si en la guerra hubiéramos tenido tantos a nuestro lado, hubiéramos sacado a los españoles de Cuba a sombrerazos.
Vendrán años de nostalgia
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Las trampas de Dios: Los gobernantes de ahora estarán muy tristes, se sentirán muy mal.
lunes 24 de diciembre de 2007 6:00:00
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Rafael Alcides, La Habana
Cuando termine el año que está por empezar, la revolución cubana celebrará el aniversario cerrado de sus cincuenta años en el poder. Será un año de grandes nostalgias para los cubanos en general, de manera muy especial para los que estuvieron en la montaña y gobiernan todavía. Eran muy jóvenes entonces. Tanto, que algunos de ellos llevan gobernando tres veces más años que los que entonces tenían. Pero estarán muy tristes, sin embargo. Se sentirán muy mal. Pensarán que Dios o alguien muy importante allá arriba les ha hecho trampas.
Es natural. En aquel día de entonces, que ahora parece un invento para dormirse (o para morir satisfecho) pensando que una vez a uno le sucedieron cosas que sólo ocurren en los cuentos de Sherezada y en la imaginación de los niños que se sueñan compañeros de Jasón, de Odiseo, de Hércules, de Aquiles; en aquel día que tal vez nunca existió y ahora lo estoy imaginando, porque no he acabado de curarme del dulce vicio de envejecer sin dejar de ser niño; en aquel día de entonces (si fue, si existió), estos viejitos actuales parecieron dioses bajados del cielo para arreglar el mundo, y como a tales, se les recibió.
El más dulce de los himnos, la más feliz de las músicas, las que componen los corazones al juntarse por millones para latir con igual denuedo, con igual intensidad, con parejo sentimiento, acompañó entonces el paso de aquellos semidioses. Desde los días en que Jesús andaba por el mundo, no veía la fe nada igual. Pero a Jesús lo seguía un grupito, y estos nuevos galileos llevaban detrás un pueblo dispuesto a morir con (y por) ellos.
Después pasó el tiempo, y hoy los ves pasar con sus barrigas y sus entorchados frente a tu casa, y es como si pasara el viento. La magia los abandonó. Ya no son la poesía. Hace rato, muchos años en verdad, que pasan como el viento, que se volvieron invisibles.
También para nosotros, que los vimos en su día del prodigio bajar del cielo, nada es igual. También hemos envejecido en un mundo que ha seguido muriéndose de tristeza, malbaratamos la juventud, la oportunidad de salvarnos voló, se esfumó, y ya no tenemos galileos, como no fueran los de cartón que con tan poco éxito han estado vendiendo en las últimas ferias.
Habrá nostalgia en los que, además de la juventud, han perdido la patria y hoy la sueñan desde cientos de países del planeta; nostalgia en los nacidos fuera de la patria que vieron morir de nostalgia a sus padres soñando la patria perdida; nostalgia en los que la perdieron ayer mismo y todavía piensan que eso ha sido un sueño, que tiene que haber sido un sueño, que cuándo volverán a ver a sus seres del alma.
Los desaparecidos de un manotazo
Nostalgia será la palabra del año siguiente a este que empezará y la de este mismo año que anuncia al que viene. Nostalgia.
Pero entre todos los nostálgicos de estos dos años y los que están por venir, los más nostálgicos serán los actuales viejitos gobernantes, aquellos semidioses que bajaran (o parecieron bajar) del cielo en el 59 y luego envejecieron gobernando. Es natural, y me apenan. No los compadezco, pero me apenan. Me apenan.
Gobernaron durante tanto tiempo, que ya muchos no podrían recordar, ni aunque lo quisieran, que no siempre fueron gobernantes. Si algún atisbo de algo así les llegara (en un sueño, lo más probable, es decir, en una pesadilla), lo darían por el rafagazo de alguna encarnación anterior. Ideas de esas que llegan a recordar cosas que a las personas importantes no les gustaría recordar, jugarretas del subconsciente, tal vez un alma en pena en busca de un vaso de agua y una flor.
Nosotros, los otros nostálgicos de aquel año histórico, que también hemos envejecido pero no tuvimos participación en la mesa del pollo, al final, fuera de lo de siempre, no habremos de perder nada fundamental. Ni siquiera la fe, porque esa ya la perdimos en el camino.
La nostalgia de ustedes, los cubanos que nacieron después del 59, emigrados o no, todavía tiene remedio. Felicidades. Pero, ¡ojo!: nunca más vuelvan a creer en salvadores bajados del cielo; mucho menos si los ven bajar en paracaídas. Y tomen lección de estos enmedallados viejitos nostálgicos. Mírenlos ahí. Obsérvenlos.
Luego de haber gobernado durante cincuenta años, ahora puestos por la muerte ahí en fila india para hacerlos desaparecer de un manotazo en uno de los efectos-dominó más dramáticos que se recuerdan, perderán tanto, ¡pero tanto, tanto!, que algunos de ellos no han de resignarse. De poder hablar con Dios, protestarían. Inclusive lo tomarían por las solapas.
Nadie quiera estar en el pellejo de esos viejitos, de esos antiguos héroes que conocieron la gloria y la indiferencia después, que fueron amados una vez y obedecidos con miedo más tarde, y que ahora, ¡quién lo diría!, van a perder también el poder. Oh, Señor, si en la muerte existe memoria, qué nostalgia van a sentir.
2 Comments:
De nostalgia? No, ese lujo no lo merece todo el mundo. O es acaso aceptable la "nostalgia" de un ex-miembro de la Gestapo Nazi o de un antiguo torturador de la KGB por su pasado como "gente de arriba"?
A veces me parece increible la falta de repugnancia, de implacable asco, hacia los responsables de la tragedia cubana, sobre todo entre los mismos cubanos.
Cuando entenderan la historia......cuando!?????
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