miércoles, enero 16, 2008

SE ESTRENO EN CUBA EL DOCUMENTAL FUERA DE LIGA DESPUES DE AÑOS DE CENSURA

Nota del Blogguista


La explicación de ese estreno se encuentra fundamentalmente en lo siguiente :

1) ¨ ... realizado en el 2003 por Ian Padrón y censurado hasta ahora; inútilmente por cierto, puesto que las copias piratas en DVD llevaban años circularon con fluidez por toda la isla. ¨

2) La necesidad de la dictadura de influir positivamente en el electorado ante las muy próximas elecciones cuyos resultados pudieran reflejar un creciente deseo de cambio.

Recuerdo que años antes no era raro que el régimen asfaltaran algunas calles de un barrio o algunos baches en las arterias más importantes de una ciudad, así como repartir algunos productos alimenticios, que no habían sido entregados meses antes por la Libreta de ( des ) Abastecimiento.

A un hecho consumado, se le encontró el mejor resultado para el régimen. Después de las elecciones ¿ Harían el extreno delos innumerables materiales fílmicos censurados ?
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El estreno de 'Fuera de Liga' se ve como un gesto esperanzador: muestra a ídolos que huyeron a Estados Unidos

Por Fernando García | 15/01/2008

Es el fin de la pena de muerte social en Cuba; la derogación de la ley no escrita que condenaba al vacío al que se fugara. La televisión pública cubana mostró y dio voz el sábado, en riguroso aunque tardío estreno de transparencia, a algunos de los más célebres jugadores de béisbol o peloteros fugados del país en busca de la fortuna de las Grandes Ligas y mayores bolsas. Fue a través de la transmisión, en Canal Habana, de la película Fuera de Liga: un documental de 70 minutos realizado en el 2003 por Ian Padrón y censurado hasta ahora; inútilmente por cierto, puesto que las copias piratas en DVD llevaban años circularon con fluidez por toda la isla.

"Estoy lejos pero estoy cerca. No soy un traidor". Así habla en el filme el ya mítico lanzador cubano Orlando el Duque Hernández, que ahora juega en el New York Mets por cinco millones de dólares al año. La cifra multiplica por más de mil -quizá por 10.000 y más- lo que un gran deportista podía cobrar en la isla en 1997, cuando él decidió aventurarse en un viaje hacia el norte que pronto lo llevaría hasta el olimpo de los Yankees de Nueva York.

"He tenido la oportunidad de jugar en los dos mejores equipos del mundo: los Yankees y el Industriales", dice precisamente el redivivo pitcher en la película, equiparando el famoso equipo neoyorquino con el mejor conjunto de Cuba, al que está dedicado el documental de Padrón. "Soy y seré del Industriales hasta que la muerte nos separe", añade el Duque, y entonces se atraganta y simula una pausa publicitaria para esquivar la emoción: "Vámonos a los comerciales, brother".

El estreno de Fuera de Liga, recibido en los sectores reformistas de la isla como un nuevo gesto esperanzador en los albores de una transición inevitable, no sólo representa la ruptura del tabú oficial sobre los que desertaron de la Revolución; el filme es también una insistente llamada a la reconciliación. Sin excluir algunas críticas de aficionados defensores del ostracismo total contra los "traidores", lo que prevalece en la película son las ideas de tolerancia y perdón; de comprensión para los que "no por haberse ido a vivir a Miami han perdido el lugar que se ganaron en la historia de un equipo como el Industriales", según lo expone el escritor y forofo Leonardo Padura.

"Si se sienten cubanos, yo creo que hay que contar con ellos", opina el entrenador del equipo, Rey Vicente Anglada. "Ojalá Dios quiera que un día nos podamos reunir todos", desea el que fue gran pitcher Manuel Hurtado. "Sería bueno eso: poder echar un jueguito de exhibición allá en el Latinoamericano (estadio de La Habana) y luego irnos todos a tomar dos cervecitas al hotel Nacional", sueña el ex lanzador René Arocha, primer jugador cubano en entrar en las Grandes Ligas y hoy director de una escuela de béisbol en Miami. "Se debe contar con los de aquí y los de allá", resume Lázaro Vargas, tercera base del Industriales en el momento de rodarse el documental.

La película da cuenta de las enormes privaciones de los deportistas cubanos, ahora no obstante en mejor situación que hace unos años gracias a la política de "estímulos" -casas, coches, dólares...- con que el Gobierno combate a duras penas la tentación de los fichajes millonarios en el exterior. Padrón también pone el micro a las quejas de los aficionados por la ausencia o excesiva carestía, en Cuba, de esos elementos, prendas y fetiches con que los hinchas de todo el mundo expresan su fidelidad a los colores.

Los jugadores relatan entonces cómo muchas veces emplean sus propios equipamientos para "resolver con un médico" o conseguir un buen trato "del mecánico, el carnicero o el bodeguero", que a falta de pesos se conforman con una camiseta o una gorra.

"Yo ya no tengo ni uniformes ni nada", lamenta Lázaro Vargas. El documental finaliza con un plano suyo despidiéndose desde el coche, un machacado Lada pendiente de una reparación improbable. Acaba así la historia de unas miserias y grandezas deportivas y de otro tipo que todo cubano, aficionado al béisbol o no, conoce de sobra desde hace largo tiempo. Lo nuevo, y no poco, es que todo eso salga en la tele.