martes, marzo 25, 2008

NI MI COMANDANTE, NI MI PRESIDENTE

NI MI COMANDANTE, NI MI PRESIDENTE


Por Alejandro Tellería Díaz
MD, Ph.D.
Jena
Alemania
Colaboración
La Nueva Cuba
Marzo 25, 2008

En la edición digital del Granma del Domingo 23 de Marzo, puede verse una artículo muy sui géneris, en el que aparentemente "todos" los participantes del evento "Cubanos Residentes en el Exterior contra el Bloqueo y el Terrorismo", emitían un mensaje a Fidel Castro. El texto comienza con la frase de: "Querido Fidel", y acaba con la expresión de: "Usted siempre será nuestro Comandante".

Según la agencia EFE, en el evento se preveía la participación conjunta de unos 150 cubanos emigrados y residentes en 43 países con representantes del gobierno de la isla. Objetivo fundamental del encuentro sería "recoger las propuestas y el sentir de los compatriotas en el exterior", y tratar otros asuntos como el terrorismo y el bloqueo comercial impuesto por el Gobierno de Estados Unidos a la isla.

A la hora de resumir, Granma no hace referencia alguna a las propuestas recogidas, ni el sentir de los compatriotas de la diáspora (tema fundamental del encuentro), sino que simplemente se decanta por emitir este "mensaje", un mensaje con un tono evidentemente servil.

Me pregunto a quién representan estos cubanos de la diáspora. Cómo se entiende que se sientan profundamente orgullosos (según consta en el mensaje) de la obra -un país que parece bombardeado- que por 50 años han "construido" bajo la "sabia" dirección del máximo líder. Si están orgullosos de su obra, ¿por qué viven entonces en el exterior? Y si viven en exterior (vaya usted a saber desde cuándo) entonces, cómo es que han ayudado a construir la susodicha obra por 50 años, ¿por control remoto? No entiendo nada.

No estoy en contra del diálogo, pero en lo referente al tema cubano soy definitivamente pragmático; a la vieja guardia del castrismo no le interesa dialogar a fondo, ni compartir el poder, sólo quieren afianzarse. Y no les interesa dialogar seriamente porque ello implicaría hacer concesiones, ellos son conscientes de que por ahí comienza la pérdida de los privilegios y del poder; algo extremadamente inconveniente para los que tienen las manos manchadas de sangre, y han cometido un sinnúmero de atropellos.

Es típico de los medios de prensa de regímenes totalitarios emitir este tipo de textos, donde aparentemente todos sus firmantes se comportan con un rebaño dócil, o como un coro de voces sorprendentemente hiperafinado. Es difícil determinar si realmente todos los participantes en esa reunión acordaron suscribir el texto de marras. Lo más posible es que no, y en ese caso, los que realmente deseaban dialogar sobre emigración y no perder su tiempo en alabanzas para con el dictador, deben sentirse ahora manipulados. Los que aún creen que con los Castros se puede dialogar, deberían tomar nota de este episodio.

Soy un cubano que lleva 10 años fuera de su país, y durante todo ese tiempo jamás se me ha ocurrido rebajarme e ir aun consulado cubano a mendigar un permiso de entrada para retornar a la tierra que me vio nacer. No veo ninguna razón de por qué deba ir a suplicar -y para colmo pagar- por algo que me corresponde por derecho. No critico a los que viajan para ver a sus seres queridos o familiares enfermos, pero si rechazo a aquellos que vuelven a la isla, tan pronto como pueden, después de haber entrado en tierras de libertad esgrimiendo el argumento de que eran perseguidos políticos. Desprecio infinitamente aquellos que retornan a Cuba con el cuello lleno de alhajas, y que van dispuestos a empequeñecer a sus compatriotas (con sus supuestos logros) y a aprovecharse de sus carencias y necesidades.

Los cubanos que viven en la diáspora y que -a pesar de vivir en libertad- siguen doblando la cerviz para evitarse problemas, deben comprender que con esa actitud egoísta no ayudan en nada a su patria ni a los que dejaron atrás.

Si desean contribuir, visiten entonces a los disidentes, o al menos a los familiares de los presos políticos cuando estén en la isla, bríndeles soporte moral y material, lleven libros censurados por la dictadura, rompan el bloqueo informativo. Donde quiera que estén, ayuden a estrujarle el traje a esa dictadura, y cuídense mucho de no acabar de peones de las pantomimas del régimen.

Entre el exilio y la diáspora hay millones de cubanos repartidos en muchos países, y convencido estoy de que los "150" participantes de ese evento no son una muestra representativa del sentir de los cubanos de ultramar. En lo que a mi respecta sigo siendo cubano, eso no me lo quita nadie, y declaro, que ni Fidel es mi comandante, ni Raúl es mi presidente; en otras palabra y parafraseando a Martí: sin Patria, pero sin Amo, y como yo, creo que hay miles que piensan del mismo modo.